A/N: Es mi primer FanFic, asi que espero que al menos se pueda leer, ya que no se me ha dado nunca muy bien esto de escribir, pero no podía dejar de pensar en Draco y Lisbeth y al final he tenido que escribirlo antes de que me explotara la cabeza. Me disculpo de ante mano por cualquier error que encontréis.
Pretendo escribir una serie de One-shots, sin orden cronológico, siguiendo la historia de Draco Malfoy y mi OC, tenía en mente escribir una historia, pero teniendo en cuenta mi poca constancia, me he decidido por esto.
Disclaimer: Harry Potter y sus personajes son propiedad de J. K. Rowling, menos Lisbeth, ella es mia :p
Cuando la conoció nunca se imaginó que pasarían tantas cosas en el transcurso de unos cuantos años, cuando todavia era un pre adolescente entrando en la madurez poco a poco, pero que de repente tuvo que madurar aquel verano justo antes del inicio del curso que lo cambiaria todo, incluso más de lo que su vida habia cambiado desde que Harry Potter apareció aquel primer año en Howarts.
La oscuridad que le asolaba con cada dia que pasaba, las lagrimas, el miedo, el sufrimiento, la depresión, impotencia, y tantos otros sentimientos que jamás reconocería que sufrió porque sentia que era humillante reconocerlo, le hacían debil, patetico, pero ella estuvo alli a lo largo de todos esos momentos dificiles y solitarios, ella fue, como en algunos libros estupidamente romanticos y fantasiosos describian, la luz que iluminaba la oscuridad de su alma, sus palabras un balsamo para su alma herida y rota, y mucho más. Y fue gracias a ella y su amor, ahora capaz de pronunciar esas dos palabras en las que nunca habia creido hasta que la boca se le quedaba seca y ella le llamaba pesado y decia que si seguia asi y no le dejaba concertarse en su trabajo le dejaria, sonrió con el recuerdo de esa misma tarde donde el papeleo acabo en el suelo y terminaron usando la mesa con otras actividades para el mucho más interesantes y placenteras, pues fue ella y solo ella quien le hizo darse cuenta que la vida era maravillosa, si sabias ver las cosas con los ojos adecuados, que aunque no siempre todo fuera perfecto, discutian como los que más, y la vida a veces les daba algun que otro batacazo, pero siempre se podia solucionar, y que incluso cuando parece que no hay solucion ni salida, si estan juntos podia combatir todos sus problemas y fantasmas.
Se acordó de la carta que tenia arrugada en su puño cerrado, ¿que queria ahora despues de tantos años?
No recordaba cuantos años habian pasado desde la ultima vez que habló con él, aunque su madre cuando les visitaba le contaba como le iba a su padre siempre intentando convencerle de que se reuniera y hablara con él, pero sin éxito, en realidad recibia dicha informacion con reticencia. Una parte de él siempre querria a su padre, para eso era el hombre que contribuyó para traerle al mundo y lo crió, pero por otra, recordando todo lo que pasó desde el regreso del Señor Tenebroso hasta su caída, incluso años antes, con la llegada de Potter a Howarts y su reaparición en el mundo mágico, preferia no tener que volver a tener que ver nada con él, tenia miedo de que influenciara negativamente en sus hijos, despues de toda una vida haciendo su voluntad, como si fuera un titere, dejandose llevar hacia esa oscuridad que tanto miedo y odio le habia hecho sentir, sería capaz de matarle si se atrevia hacerle lo mismo a sus pequeños. Pero Beth no paraba de insistir que debería hablar con su padre, dejarle conocer a sus nietos, porque sino un dia se arrepentiria. Y sabía que tenia razón, suspirando soltó la carta sobre la mesa y con un movimiento de la barita la dejo como nueva en la mesa, extrajo un pequeño folio que contenia tan solo tres palabras.
"Lo siento, hijo"
Se le hizo un nudo en la garganta, quizás si que iba siendo hora de ir a visitar a su padre, de volver a la mansión familiar, que tantos recuerdos agridulces le traía, pero si él habia conseguido la felicidad y habia tenido una segunda oportunidad en la vida, a pesar de sus errores. Su padre, también se merecía una.
En ese momento, como si hubiera percibido la decisión que habia tomado, su esposa entró, y como siempre le pasaba una sonrisa se formó en su cara mientras la observaba acercase y apartando el sillón de su escritorio estiró los brazos y ella se sentó en su regazo envolviendo los brazos alrededor de su cuello y apoyando la mejilla en su cabeza.
-¿Te has decidido al final?- le dijo dandole un beso en su pelo y acariciandole la mejilla con una de sus manos.
-Aja, este fin de semana si quieres iremos todos a la mansión Malfoy.- dijo alzando la cabeza quitando una de sus manos de su cadera para cogerle la cara y girarla hacia el para darle un beso lento y suave, casi un roce.
-Es lo correcto Draco, tu padre ha cambiado, se merece poder hablar contigo, la oportunidad de pedirte perdón y de formar parte de nuestra familia.- dijo esto último tocandose el ligero abultamiento que apenas mostraba su embarazo. El posó su mano encima de la suya, y permanecieron unos minutos en silencio disfrutando de esta apacible y perfecta felicidad.
-Espero que tengas razón.-
Ella se irguió le miró con picardía y le respondió.- A caso me he equivocado alguna vez, ¿señor Malfoy?-
Antes de que pudiera responder un jaleo fuera les hizo centrar su atención en el jardín. El joven Severus estaba conjurando a las sillas de jardín para que persiguieran al pequeño Albus mientras que Ninfa estaba sobre la silla, cabalgando.
-Hijos tuyos tenian que ser, son unos diablillos.- dijo levantandose de su regazo y abriendo la cristalera del despacho para salir al jardín. El le siguió de cerca mirando con orgullo a sus pequeños tesoros.
Dejó todo en manos de su capaz esposa, ya que ella sabia como manejarlos, aunque no era bueno reconocerlo, él no tenia nada que hacer con esos bichos hijos suyos. Siempre que le miraban con esos ojitos de cordero, cedía a todo lo que le decían y pedían, y los listillos lo sabían. Habian discutido más de una vez al respecto, pero como siempre acababan en un punto muerto, ya que él no iba a dejar de mimarles (dentro de unos límites, por supuesto) y ella no quería consentir tantos mimos, y su mujer terminaba suspirando y rindiendose a sus besos y abrazos. Enfocando la vista en ellos, de nuevo en el presente, vio a Beth corriendo tras los niños mientras reian sin parar gritandole a su madre que no los pillarian.
Se apoyó en el marco de la ventaba y miró como su familia, toda su vida estaba ante sus ojos, feliz, perfecta, riendo, seguia corriendo por el jardín, disfrutando de algo que para otras personas era tan normal pero que para él, era su más preciado tesoro.
Su mujer le llamó pidiendole ayuda para cazar esos tres dragones, y con una sonrisa que mostraba unos dientes blancos y perfectos, fue corriendo para unirse a la diversión.
TBC
