Capítulo 1: PRESENTIMIENTOS
Se despertó sobresaltada, se levantó de su cama con doseles, estaba toda desecha. Había tenido una pesadilla.
- Una pesadilla horrible para dejar la cama así – Se dijo
Sin saber por qué, presentía que le iba a ocurrir a una persona a la que ella quería mucho, pero que nunca se lo había dicho, tenía que ver con la pesadilla, pero no conseguía acordarse de ella.
Hacía un año que Harry, Ron y Hermione habían terminado su séptimo año en Hogwarts, pero no se habían vuelto a ver, pero ella sentía que seguían siendo, y serían siendo sus mejores amigos para siempre.
Se dirigió hacia la cocina, mientras pensaba en que no iba a poder volver a dormirse, abrió la nevera y cogió el brick de leche y se dispuso a coger una taza, pero abrió el armario equivocado.
-¡Maldita sea! No acabo de acostumbrarme a la organización de esta casa – dijo enfadada.
Cuando se enfadaba tenia la costumbre de hablar en voz alta.
Hacia poco que se había mudado a esa casa, en pleno Callejón Diagon, y todavía estaba acostumbrada a la organización de la casa de sus padres. Abrió un armario que tenia situado un poco más a la derecha y sacó una taza alargada con vaquitas.
-Me la regaló Harry por navidad en 3º - recordó con melancolía, mientras llenaba la taza de leche y la metía al microondas, no sabía por qué pero no le gustaba usar la magia para cosas tan sencillas.
- ¡A todo esto! No les he enseñado la casa, debería invitarles. – dijo con alegría mientras se dirigía al salón y se sentaba en el sofá
Se pregunto cómo teniendo una amistad tan grande se habían distanciado tanto. Sabía que Harry y Ginny vivían juntos en el número 12 de Grimmould Place, pues había ido muchas veces a ver a Ginny, pero siempre coincidía con el horario de Harry de la escuela de aurores. Les invitó un día a ella y a Harry, pero solo pudo venir Ginny pues Harry tenía un examen en la escuela de aurores.
De Ron no sabía nada.
Nunca se había atrevido a preguntarle nada de su hermano a Ginny, y puesto que ella no le contaba nada no sabía dónde vivía, como estaba ni nada, por lo que creía que viviría con sus padres es La Madriguera y no tenía novia, por lo menos oficial.
O al menos eso quería creer.
Llevaba un rato pensando en como estaría, que pasaría por su cabeza en ese momento cuando miró el reloj.
-¡ya son las 8:00! – dijo sobresalta mientras se levantaba de un salto del sofá.
Llevaba horas pensando en Ron, y no se había dado cuenta de la hora que era ni que en media hora tenía que entrar a trabajar. Se vistió apresuradamente y salió por la puerta con un bollo en la boca. Cerró de un portazo y corrió escaleras abajo.
No muy lejos de allí un pelirrojo se desperezaba después del almohadonzazo de uno de sus hermanos.
- ¡George déjame en paz! –dijo pegándole un grito a su hermano y levantándose apresuradamente para salir por la puesta y bajar apresuradamente las escaleras.
Un estruendo se escuchó en la cocina de los Weasley. Ron había bajado tan apresuradamente las escaleras que se tropezó en el segundo escalón y las bajó rodando dándose un fuerte golpe en el culo al llegar al suelo.
Al momento empezó a quejarse de que le dolía el culo y al darse cuenta de que sus hermanos se partían de risa, uno desde la escalera y el otro desde la silla con un trozo de tostada en la boca, decidió que su única opción era pedirles ayuda a ellos, pues su madre no estaba, y no había nadie más en la casa aparte de ellos tres. Fred, apiadado de su hermano, se acercó con su tostada en la mano y le dijo que comiera un poco, pero cuando Ron fue a morderla, Fred la apartó, lo que provocó una sonora carcajada por parte de George el que ya estaba abajo mirando a Ron.
- ¡En serio¡Me duele mucho! – dijo medio llorando - ¡ayudadme por favor!
George se acercó con expresión seria hacia él, le dio la vuelta y le dijo:
- Hermanito, creo que te has roto el culo – dijo con una maliciosa sonrisa en la cara que Ron no pudo ver – Fred, ya sabes que hacer.
-¡Culen Emendo! – chilló Fred apuntando al culo de Ron, este puso una cara de terror al recordar cuál era ese hechizo.
-¡No¡Me habéis dejado sin culo! – Dijo recordando el hechizo que Gilderoy Lockhart le hizo a Harry cuando se rompió el brazo en un partido de quiddich - ¡Veréis cuando llegue mamá!
- ¿El qué veré? – Dijo la señora Weasley que entraba en ese momento por la puerta - ¡Dios mío Ron¿Qué haces tirado en el suelo?
- ¡Fred y George me han dejado sin culo! – dijo Ron mirando a su madre.
- ¡Hay que llevarte a San Mungo! – dijo Molly, poniendo cara de reprimenda a los gemelos – Avisad a Ginny, y haced algo útil.
- De acuerdo mamá – dijeron los dos a la vez mientras su madre desaparecía con Ron.
Se miraron el uno al otro, los dos pensaban lo mismo, lo sabían. Uno avisaría a Harry y Ginny y el otro a Hermione, no se lo habían dicho, pero sabían que a Ron le haría mucha ilusión y le sentaría bien verla.
Y tenían mucha razón.
Se tomaron su tiempo para ir a avisar a Harry, Ginny y Hermione, pues eran las dos del medio día y no habían ido aún.
-¡Fred¡Son las 2! Tenemos que ir a avisar de que Ron esta en San Mungo – dijo George mientras miraba el reloj.
Fred se encaminó a la chimenea, cogió un puñado de polvos flu y grito:
- ¡Grimmould Place! – y desapareció
George se quedó atónito de que su hermano le hubiese hecho caso y que ni siquiera hubiese protestado. Se encaminó él a la chimenea e igual que Fred, desapareció.
En la cocina del número 12 de Grimmould Place, una pelirroja y un ojiverde charlaban entretenidamente mientras en el fuego una olla echaba vapor, con un curioso elfo doméstico controlándola.
Era Kreacher.
La pelirroja estaba poniendo el mantel y el ojiverde sacando los cubiertos de un cajón, cuando de repente, algo estalló en la chimenea y apareció un pelirrojo cubierto de hollín.
- Podíais limpiar la chimenea ¿no? – dijo un gemelo Weasley.
- ¡George! – Saludó Harry mientras Ginny corría a abrazarle.
- No soy George¡soy Fred! Cuando vais a aprender a distinguirnos... – dijo malhumorado.
-¡No tengas morro George! Soy tu hermana y sé perfectamente que eres George, no le tomes el pelo al pobre Harry... – dijo Ginny mientras se reía.
- ¿Te quedas a comer? – dijo Harry, a ver que kreacher estaba sirviendo la comida en los platos.
- Bueno... ¿qué hay? – dijo intentando ver que era lo que servia Kreacher.
- Pollo en salsa, señor – dijo Kreacher con amabilidad.
- ¡Entonces vale! – dijo George relamiéndose.
Comieron tranquilamente, hablaron de que habían admitido a Harry en la escuela de aurores, pero que le iba a ser muy difícil aprobar, pues por lo que ha visto es muy difícil. George contó que la señora Weasley estaba encantadísima con que Harry y Ginny vivieran juntos, "son tal para cual" decía. George les contó que Fleur estaba embarazada, habían llamado Bill y ella hace poco para decírselo a su madre.
- ¿Cómo está Ron? – preguntó Harry, pues hace mucho que no veía a su mejor amigo.
- ¡Cierto! Era a lo que venía, está en San Mungo – dijo George tranquilamente mientras se metía un trozo de pollo en la boca.
- ¡¿Qué?! – dijeron Harry y Ginny a la vez mientras se levantaban de un salto de la silla. – Si, bajó las escaleras perdiendo el culo – respondió George sin preocupación alguna y sin perder de vista el plato de pollo.
- ¡Hay que avisar a Hermione, ella es la directora! – dijo Ginny. Hermione trabajaba en San Mungo, era ni más ni menos que la directora, y eso que sólo llevaba un año trabajando en el hospital.
- ¿A si? – Preguntó George – Es igual, por que Fred ha ido ya a avisarla a su casa.
- Se ha cambiado de casa George... ¿No lo sabías? – dijo Ginny, como si George fuera estúpido.
-No, no lo sabía. Y Fred tampoco... bueno, ya se las apañará – dijo, y acto seguido tiró de Harry y Ginny sentarles de nuevo en la mesa para que terminasen de comer.
Lejos de allí, Fred apareció en la chimenea de una antigua casa.
- ¿Hermione? – Preguntó.
Nadie contestó, Fred pensó que quizás se habría cambiado de casa y que todavía no se lo había dicho ni había cambiado la dirección de la red flu. Pero una señora de la edad de su madre entró en la habitación y le miró como si le conociese.
- ¿Hermione? – Preguntó de nuevo Fred, extrañado.
- ¡No! – Dijo la mujer – yo soy su madre, Jane Granger. Y tú eres...
- Fred Weasley – dijo, y se dio cuenta de que la mujer le había recordado.
- Eres el hermano de Ron¿no? – Dijo la Sra. Granger – ya decía yo que ese tono pelirrojo y las pecas me sonaban. ¿Buscas a Hermione?
- Si – dijo Fred - ¿Sabe dónde puedo encontrarla?
- En su casa del Callejón Diagon, pero no te molestes en ir a buscarla allí, a esta hora ya se habrá ido a trabajar – dijo la Sra. Granger.
- ¿y me podría decir dónde trabaja? – preguntó Fred amablemente.
- ¡Claro que sí! Trabaja en San Mungo, es la directora... – dijo muy orgullosa la Sra. Granger.
- Gracias Sra. Granger – le dijo Fred amablemente y le sonrió. Se acercó a la chimenea y se fue derecho a casa de Harry y Ginny.
Otro pelirrojo apareció en la chimenea de la cocina del número 12 de Grimmould Place.
- ¡Fred¿Has avisado a Hermione? – Preguntó George.
- ¡Ey¿Qué haces tú aquí todavía? – Dijo Fred mirando el plato de comida - ¡Yo también quiero comer!
- Haber venido tú a avisarnos – dijo Ginny, para chinchar a Fred - ¿has avisado a Hermione o no?
- A medias – dijo Fred – su madre m ha dicho que se ha mudado y que trabaja en San Mungo así que ya lo sabrá¿lo sabíais?
- ¡Sí! – dijeron los otros tres a la vez
- ¿Pues entonces que narices hacemos aquí? – Dijo Fred mientras cogía un trozo de pan y lo mojaba en el plato de George - ¡Vámonos!
En ese momento, una castaña entraba en San Mungo, pues al llegar allí esa mañana le habían dicho que no hacia falta que estuviese allí hasta después de comer, por lo que se había ido a limpiar la casa. Al entrar comprobó la lista de internados y sintió un escalofrío al leer un nombre situado casi al final de la lista.
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