DISCLAIMER: Ni bleach ni sus personajes me pertenece

bueno solo ichigo es mio atras XD NI MODO YO PROMETI ASI QUE AQUI ESTA LA TRAMA NO ES MIO ES DE UNA DE LAS PERSONAS MAS GENIALES DE ESTE HERMOSO FORO TATATATATATAN Y ESA PERSONA ES...

ELADE-CHAN ME ENCANTO TU HISTORIA DOMO ARIGATO OTRA VEZ

No digas que fue un sueño

"La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada" - George Duby

Capítulo 1. El sueño

La bruma de una de los bosques del rukongai por el que caminaba se fue disipando lentamente y ante él, bañada por la sombra que siempre brillaba en ese lugar, estaba la la puerta que custodiaba misma muralla blaca con la parte de abajo color cafe y las mismas puertas de madera blanca, tal y como las recordaba, las cuales esperaban abiertas para él a pesar del tiempo que había transcurrido desde que las atravesó por última vez… para marcharse. "no que me temian" penso

Siguió avanzando por el camino de piedra que entraba hacia el sereitei pasando bajo la gran puerta con paso tranquilo. Todo estaba desierto y en silencio, pero no era uno de esos silencios tenebrosos y tensos que pone los pelos de punta y hace que hasta el sonido de tus propios pasos te asuste. Este era un silencio tranquilo que transmitía paz y que combinaba perfectamente con la blanclura y cálida luz de la sombra que lo envolvía todo.

Una sensación de paz envolvía al muchacho mientras se internaba en las trece divisiones del sereitei recorriendo con sus ojos oscuros cada centímetro del escuadrones de su adolecencia, sintiéndose de nuevo perdido después de tantas cosas, olvidando todo el rencor y el odio que le habían poseído. Ahora esos pensamientos se habían quedado atrás, en otra vida, ni siquiera recordaba porqué les había dado tanta importancia.

A unos metros de distancia, sus ojos captaron algo que le hizo detenerse.

Sobre uno de los techos que había en los pasillos de los escuadrones, una chica joven de estrambótico pelo negro azabache como la noche descansaba tranquilamente mirando al suelo y suspirando de vez en cuando como si estuviera esperando algo.

Los ojos marrones del muchacho brillaron enfocándola. Sabía qué era lo que ella esperaba, estaba esperándole a él. Le aguardaba en el mismo lugar que le dijo.

Reanudó su marcha hasta detenerse a unos pasos de ella.

Ya eh llegado —susurró el chico con voz grave con la típica expresión que se usaba al llegar a casa.

La azabache alzó la cabeza revelando unos destellantes ojos violetas-azules y sonrió cálidamente, con esa sonrisa que él hace tiempo había querido olvidar.

Ichigo—ella pronunció su nombre con el sufijo que tanto detestó en el pasado pero que ahora le sonaba a nostalgia y a hogar.

Rukia—contestó el pelinegro con su habitual seriedad—, he vuelto… a casa.

La muchacha se levantó del techo bajando con delicadeza mirándole con algo que podía identificarse como tristeza en sus ojos violetas-azules, le sonrió de nuevo y luego negó con la cabeza.

Este no es tu sitio, Ichigo —dijo con voz suave—, aun no.

Esas palabras sonaron en la cabeza del pelinaranja como si alguien resquebrajara una plancha de hielo. Sus ojos se posaron en los de la azabache tratando de descifrar el por qué de sus palabras. Sin embargo, se distrajo al mirarse a sí mismo y descubrir con sorpresa sus manos cubiertas de sangre, su ropa rasgada y sucia, y algunas heridas que sangraban como si acabara de salir de una dura batalla que no podía recordar.

Levantó la vista hacia Rukia con incomprensión en su mirada.

Debes regresar —explicó ella con ternura dando un paso hacia él.

No —fue todo lo que pudo contestar. No volvería a donde fuera que hubiera venido, lo único que recordaba de ese sitio era la sensación de vacío, el dolor, la angustia y la confusión. No quería regresar, quería quedarse allí, en ese lugar en el que su corazón se sentía por fin en paz con ella, aunque tuviera que quedarse ahi en el sereitei.

Te quedan cosas por hacer allí —siguió Rukia riendo levemente.

Una punzada de dolor atravesó el cerebro de Ichigo obligándole a crispar levemente su expresión.

La otra vez… —el chico apretó los dientes, el maldito dolor no le dejaba pensar con claridad—… la otra vez...

Esta vez sí que pudo ver la tristeza en sus ojos violetas-azules antes de que ella se inclinara levemente sobre su oído sin llegar a tocarle.

Pero igual que entonces, tú no puedes quedarte y tampoco puedes llevarme contigo —dijo suavemente.

Ichigo la taladró con sus ojos marrones pero entonces otra punzada de dolor le hizo encogerse levemente.

La vida te reclama —murmuró la azabache.

La vida duele —replicó el chico apretando la mandíbula.

Rukia rió ante ese comentario.

Sí —concedió—, pero te están esperando… en casa, te echan de menos… despierta y vuelve a casa,… vuelve a casa, Ichigo.

En ese momento, antes de que el Kurosaki pudiera decir nada, la pelirrosa sopló suavemente sobre su rostro al tiempo que el viento se levantaba a su alrededor. Una luz cegó al muchacho a la vez que notaba como algo tiraba de él mientras las últimas palabras de Rukia resonaban en sus oídos "vuelve a casa, Ichigo"

Rukia…

. */*/*/*/* .

Ichigo abrió repentinamente los ojos y respiró a bocanadas como quien se estaba ahogando y sale abruptamente del agua, notó como el aire le quemaba en los pulmones y todo el cuerpo le dolía terriblemente. Tosió haciendo que sus costillas se resistieran por el movimiento y soltó un gemido ahogado.

—¡Kurosaki-kun! —oyó una voz de mujer a su lado gritar su nombre— ¡Está vivo, Shinji!, ¡ha despertado!

—¡Ja! ¡Te lo dije grandullón, nadie puede acabar con este bastardo! —dijo otra voz, esta vez masculina, entre carcajadas con evidente regocijo.

El Kurosaki se llevó una mano a la cabeza que sentía a punto de estallar.

—Hiyori, Shinji, creo que deberíais dejar de gritar, Kurosaki-sama aun está herido —comentó una tercera persona con tono más tranquilo.

—Claro, Muguruma, pero ya no se muere —replicó Sentaro con alegría—, eso es un avance.

—Hmp… —Ichigo se incorporó con esfuerzo ayudado por la mujer, hiyori— ¿Qué ha pasado?

—Estabas gravemente herido, pensábamos que ibas a morir —dijo la chica pelirubio con aprensión.

—Y que lo digas, oxigenada. Ya estaba pensando en lo mucho que me iba a cansar cavando un hoyo suficientemente grande para enterrar tu enorme ego —bromeó el con su típico humor negro.

Ichigo ni siquiera gruñó ante el comentario, aun estaba demasiado aturdido y adolorido. Sentía como si alguien estuviera perforándole el cerebro con un clavo ardiendo después de haberle pasado por encima una manada de elefantes.

—Aizen estuvo cerca de matarte, fue una batalla muy reñida —informó Muguruma.

—¿Aizen? —masculló Ichigo más para sí mismo con voz pastosa.

—¿Qué es lo último que recuerdas Ichigo? —preguntó Hiyori.

A Rukia, estuvo tentado de responder, pero afortunadamente pudo morderse la lengua a tiempo para no revelar ese extraño y estúpido sueño que había tenido. Se esforzó por recordar hasta que pudo rescatar alguna imagen de su adolorida mente.

—La batalla contra Aizen —respondió frunciendo el ceño—, ¿Ese bastardo está muerto?

Shinji esbozó una sonrisa llena de afilados dientes.

—Por supuesto, quedó peor que tú… aún —finalizó enarcando una ceja con aire crítico por el estado de Ichigo.

El Kurosaki se dejó caer tumbándose de nuevo en el suelo con satisfacción, la frescura del suelo de piedra le recibió resultándole agradable ¿acaso estaba en una cueva? Le daba igual. Cerró los ojos, lo único que le importaba es que por fin todo había terminado, había sido un camino duro y largo.

Primero Grimmjov, se obsesionó con matarlo durante años, lo abandonó todo para conseguirlo y cuando al fin lo tuvo muerto a sus pies todo su mundo se volvió del revés tornándose más doloroso y agónico de lo que ya era para él, al conocer la verdad sobre su enemigo.

Luego Ulquiorra, ese asesino disfrazado de digno líder, no lamentaba ni una sola gota de la sangre que derramó al acabar con él. La furia le había poseído en esa batalla hasta el punto de no reconocerse a sí mismo pero había merecido la pena por verlo muerto. Después de eso, Aizen había estado llenándole la cabeza contra todo el mundo (el sereitei, el mundo humano y hueco mundo) y podía decir que había funcionado, su odio se había vuelto contra la pueblo de su niñez y contra todos los que habitaban en ella. Sin embargo, ya entonces, las palabras del líder de Arrancars le sonaban a manipulación, a una verdad tergiversada a conveniencia para que sus objetivos se convirtieran también en los suyos.

Ichigo era consciente de eso, tal vez no al principio ya que el odio desmedido le nublaba la mente, pero pronto, las palabras envenenadas que Aizen le deslizaba por el oído dejaron de parecerle tan convincentes, poco a poco se dio cuenta de que en realidad se estaba convirtiendo en su marioneta, una de la que no tendría reparos en deshacerse cuando hubiera cumplido su función. Además, el muchacho no olvidaba ni por un segundo que él, el hombre que se llenaba la boca hablándole de su venganza, había sido uno de los participes de la muerte de su madre y desde luego no por los motivos de Grimmjov.

De modo que el joven Kurosaki había resuelto usar el mismo método que con Ulquiorra, aprender todo lo posible, conocer sus puntos débiles y cuando ya no le sirviera, matarlo. Completando así la ansiada venganza que le llevaba persiguiendo desde los ocho años. Con él muerto, no quedaba nadie más relacionado con la exterminación de su madre ya que la central 46 había procesado al consejo de ancianos hacía unos meses por alguna razón, Ichigo no conocía los detalles ni le interesaban.

—¿Qué haremos ahora, Ichigo? —preguntó Shinji.

—Hmp —el Kurosaki se limitó a gruñir, lo único que quería era dormir para que dejara de dolerle todo.

—Déjale en paz, solesito —le regañó la pelirubia—. Necesita descansar.

—Siento ser yo quien te de la noticia, oxigenada —replicó el vizard—, pero estamos jodidos. Sin Aizen, Arrancars se va a la mierda y si Arrancars no está adivina a quién perseguirán ahora los visard. ¡Premio! A nosotros, y por si tu diminuto cerebro no es capaz de verlo, no estamos en nuestro mejor momento.

Shinji siempre miraba la parte práctica de las cosas, y que Kami le perdone pero no le veía el punto a matar al tipo que les servía de protección contra las grandes fuerzas shinigamis, vale, Aizen no era especialmente un santo de su devoción, en muchos momentos se había visto tentado a darle un espadazo y separarle la cabeza del cuerpo, pero tenía que admitir que en lo de ser un poder disuasorio de ataques tenía su utilidad. Ahora Ichigo y junto a él, su equipo, se había colocado en el punto de mira, a la cabeza de las listas de organizaciones criminales.

—¡Eres un agonías! —acusó Hiyori crispada.

—Largaos —dijo Ichigo de pronto sin tan siquiera abrir los ojos ni moverse—, Las Noches ya ha cumplido su objetivo así que ya no tenéis nada que hacer aquí. El sereitei me buscarán a mí. Largaos —repitió con calma.

Ichigo estaba tan cansado que en ese momento le daba igual lo que pasara con él, ya había cumplido, ahora ya no le quedaba nada por lo cual vivir.

Te quedan cosas por hacer allí…

Le vino a la cabeza el extraño sueño que había tenido. ¿Qué había sido eso?, había soñado que volvía al Sereitei y realmente se había sentido tan en paz, en ese lugar no existía nada que le produjera angustia o dolor, nunca se había sentido así, ni siquiera en sueños. Y lo más bizarro de todo ¿qué pintaba Rukia?, en su sueño la azabache estaba esperándole en el mismo techo que la vio por ultima vez, pero su aspecto era adulto como cuando la vio en la guarida de Ulquiorra.

Sus compañeros de Las Noches se habían quedado mudos tras sus últimas palabras pero pronto mostraron sus reacciones.

—Qué cosas tienes, Ichigo —dijo Shinji riendo como si el Kurosaki hubiera gastado una buena broma.

Hiyori negaba con la cabeza sonriendo mientras se inclinaba para arreglar uno de los vendajes del brazo del muchacho. Muguruma por su parte rodó los ojos con paciencia y se sentó en el suelo recostando la espalda contra la pared de piedra del refugio. Porque lo que a Ichigo le había parecido una cueva, era en realidad un improvisado refugio de piedra en mitad del bosque que habían tenido la suerte de encontrar.

—Hablando en serio —dijo el Vizard dejando de reír—, no vamos a irnos —el chico esbozó de pronto una sonrisa pícara y maliciosa—. Y menos antes de que nos digas quién es esa tal Rukia.

En esta ocasión, Ichigo sí abrió los ojos de par en par preguntándose si habría oído bien o se había imaginado lo que había dicho, puesto que segundos antes había estado dándole vueltas al sueño.

—¿Qué? —preguntó el pelinaranjo con voz ronca sonando como un gruñido.

—Vamos, no te hagas el tonto —prosiguió Shinji con persuasión mostrando una sonrisa zorruna—. Cuando estuviste inconsciente no parabas de repetir su nombre.

Hiyori le fulminó con la mirada chascando la lengua con molestia.

—No sé de qué me hablas —replicó Ichigo con tono cortante.

Lo único que le faltaba era que Shinji comenzara a hacerse ideas extrañas por culpa del estúpido sueño que seguramente había estado provocado por la masiva pérdida de sangre que había sufrido en la pelea. Era simplemente gracioso pensar que él había soñado con Rukia, su molesta compañera shinigami a quien hace siglos que ni siquiera veía.

—Por supuesto que no —concedió el vizard dejando claro que no se creía una palabra—, pero… su nombre me resulta familiar ¿seguro que no lo recuerdas? —siguió preguntando sólo para molestarle.

Ichigo frunció el ceño y al tratar de incorporarse soltó un siseo de dolor que le obligó a recostarse de nuevo con un gruñido.

—Deberías descansar, Ichigo —intervino Muguruma—. Por mucho que no nos guste, Shinji tiene razón al decir que estamos en peligro. Cuanto antes podamos movernos de aquí, mejor.

—Hmp.

Ichigo se sorprendió a sí mismo al pensar en lo poco que le importaba estar en peligro. Después de acabar con su venganza se sentía vacío, tanto le daba vivir o morir, al fin y al cabo, ¿qué le ofrecía ya la vida? Un camino sin sentido, siempre huyendo, sin lealtad hacia nada ni nadie, siempre solo. Ojalá no hubiera despertado, ojalá hubiera podido quedarse en esa visión de sereitei que había soñado.

Te están esperando… en casa, te echan de menos…

Era extraño pensar las cosas que su propia mente inventaba en forma de delirios. Porque ¿Qué otra cosa a parte de un delirio podía ser imaginar que él volvía al sereitei? Y lo de Rukia, tal vez se explicara porque ella estaba en el último recuerdo que tenía del lugar.

Ajenos a Ichigo, Las Noches continuaba la conversación.

—Tenemos que pensar en un sitio seguro donde estemos protegidos de los ataques… —Hiyori se interrumpió en mitad de la frase girándose bruscamente hacia la puerta y abriendo mucho los ojos.

—Tal vez, nosotros podríamos tener algo que decir respecto a eso —dijo una voz entrando al refugio.

Los tres vizards de Las Noches se tensaron colocándose en posición defensiva ante los dos extraños ataviados con capas color beige. Al retirar sus capuchas, reluciendo en sus brazos pudieron ver que portaban emblemas con el símbolo de tenientes gravado algunos de los escuadrones el Kurosaki ni siquiera presto interes en ver quienes eran.

CONTINUARA...

Bueno hasta aqui el dia de hoy pues que les parecio porfa dejenme su review pra saber si les gusto anda que cuesta siiiiiiiiiii ahhh y si confunde un poco diganme para que yo corrija vale les quiero muchisimo

¿REVIEWS?

Diva-chan

HEIWA TOKOROGA CHI