¡Hola!

Bueno, queridos lectores que tuvieron la gentileza de posar su vista sobre este humilde fic, ¡Bienvenidos sean a mi primer fic de Vocaloid! (Aunque no es mi primer fic, sí el de Vocaloid)

Advertencias: Quizás algo de horror, así que si eres una pequeña niñita inocente, mejor por el bien de tu salud psicológica, retírate.

Miren quién lo dice, la que le teme a... —

¡Tú cállate!

¡Nunca! —

Nadie me respeta -.-'

Disclaimer: Vocaloid no me pertenece, sino que le pertenecen a quién sea que los haya creado

¿No sabes quién creó Vocaloid? — ¿Tú lo sabes?

... —

Eso creí.

Parejas: Leve Taito X Kiku, si quieren otra, no tengan pena de pedirla xD

Personajes: Miku Hatsune, Kaito Shion, Meiko (sabrá Dios cómo se apellida xD), Megurine Luka, Rin y Len Kagamine, Miku Zatsune, Akaito Shion, Rinto y Lenka Kagamine, Rei y Rui Kagene, Taito Shion, Kiku Juon y quizás algunos OC (Por ahí un self-insert, espero saberlo manejar), pero si quieren que aparezca otro me dicen que estos son los únicos que conozco ^^U

Bueno ¡Disfruten de su lectura! ^^


Una Noticia Inesperada.

Miku Hatsune veía caer la lluvia por la ventana, odiaba los días lluviosos. Como detestaba la temporada de lluvias.

— Miku-chan —le llamó una voz infantil, ya sabía de quién se trataba.

— Rin-chan, ¿Qué pasa? —le preguntó amable.

— Un señor te está buscando —le respondió la rubia.

— Oh, iré a ver —la del cabello cian se dirigió a la puerta de la casa. Era una casa grande, ahí vivía junto a otros Vocaloid, desde que el "amo" logró descargar el programa, había creado todo un mundo. Él de vez en cuando los utilizaba, normalmente para canciones dulces y tiernas, pero no faltaba la ocasión en que podía crear canciones que daban miedo.

Abrió la enorme puerta que a pesar de su tamaño no era difícil de abrir.

Y al abrirla, había un hombre con una túnica negra, no pudo ver su rostro gracias a su capucha.

Pero, sabía quién era.

— Kiku Juon y Taito Shion han escapado... —le informó y Miku palideció.

— ¿Escaparon? —preguntó esperando que fuese una broma, una broma de muy mal gusto.

— Sí, ellos escaparon ayer en la noche, vine a informarle lo más rápido que me fue posible. Si logramos obtener información sobre ellos se les informará.

— ¿Y ellos ya lo saben?

— No estoy informado sobre ello, con su permiso, necesito retirarme.

El hombre se retiró, Miku cerró la puerta, su corazón palpitaba más rápido de lo normal. Debía avisarles a los otros.

— ¡Miku-chan! ¿Qué sucede? ¿Por qué has palidecido? —le preguntó Len llegando con su hermana.

— Rin-chan, Len-kun —les dijo — por favor, busquen a Kaito-kun, díganle que es urgente.

Tanto Rin como Len nunca habían visto a Miku tan... asustada.

— ¡De acuerdo, Miku-chan! —exclamó la Kagamine, Len permaneció serio, intentando deducir qué perturbó de esa manera a la Hatsune.

— ¡Ven, onii-chan! ¡No te quedes atrás! —le apuró Rin al ver que su hermano se había quedado atrás.

— Este... ¡Ya voy! —exclamó mientras se apresuraba a alcanzar a su hermana. Aunque la sensación de que había pasado algo, algo terrible, no desaparecía...


— Uno de menta y chocolate, por favor —pidió amablemente el de cabellos azules a un vendedor de helados.

Y después de que el vendedor, que era un señor de edad ya algo avanzada, le entregara su pedido y pagara, se fue disfrutando de su helado aún con la lluvia, él era así. Truene, relampagueé, nieve, llueva o Meiko le lance una botella de sake, él seguirá disfrutando de esa ambrosía congelada ¡Aunque los Kagamine le pasaran la aplanadora encima!

— ¡KAITO-KUN! —bueno, no hagan caso a la última frase, Kaito con helado... no es inmune a la aplanadora de los Kagamine quienes le gritaban esperando respuesta.

— ¿En dónde estará Kaito-kun? —se preguntaba Rin ignorando completamente que le habían pasado encima.

— Aquí abajo... —decía con mucho esfuerzo el de la bufanda, mientras maldecía el día en que los gemelos habían conseguido tan letal arma, bueno, letal para él.

— ¡Oh, lo sentimos, Kaito-kun! —se disculparon los hermanos Kagamine al unísono.

— Yo lo sentí más —agregó poniéndose de pie, sus ropas terminaron llenas de lodo, él todo mojado y sucio y lo peor... ¡Su helado de menta y chocolate terminó en el suelo!

— Lo siento, Kaito-kun, ¡Pero Miku-chan dijo que tenía algo importante que decirte! —exclamó la rubia, ganándose la atención del de ojos azules.

— ¿Qué? ¿Miku-chan está en casa? —preguntó para asegurarse de la ubicación de la chica, los gemelos asintieron al mismo tiempo.

— ¡Pues que su monstruo sirva para algo que no sea dañino para mí! —gritó subiéndose a la aplanadora de los Kagamine, los cuales nunca bajaron del vehículo.

— ¡Sujétate, Kaito-kun, que yo estoy al volante! —exclamó con euforia la rubia.

— No es mentira, ¡Kaito-kun! ¡No te sueltes de mí, onee-chan es salvaje cuando conduce! —le gritó Len a Kaito aferrándose a él.

Y tal como su hermano lo había dicho, la chica aceleró de manera violenta, ganándose el miedo de ambos chicos.

— ¡SÁLVENNOS! —gritaban Shion y Kagamine al unísono.


— Meiko-san, lo que temíamos se ha cumplido... —le anunció con seriedad la de cabellos cian a la castaña.

— ¡¿El sake se terminó? —gritó alarmada, mientras que la de ojos azules sudó la gota gorda.

— No, no se trata de eso —le hizo saber Miku, a lo que la castaña suspiró de alivio.

— Bueno, ¿Qué es eso tan importante? —dijo más calmada mientras abría una nueva botella de sake.

— Kiku y Taito han escapado —soltó finalmente, provocando que la de ojos castaños escupiera el contenido de la botella que estaba bebiendo.

— ¡¿QUÉ? —gritó todavía más alarmada, ¡Que el sake se terminara pero ellos no podían estar libres!

— Me acaban de informar, Meiko-san, ¿Qué podemos hacer? —le preguntó preocupada.

— ¡Debemos encontrarlos y volverlos a encerrar! ¡No vamos a arriesgarnos a que nada malo pase otra vez! —exclamó la castaña levantándose del sillón en dónde se encontraba recostada.

— ¿Deberíamos pedirles ayuda? —preguntó Miku, sabía que ellos no iban a ayudarla, pero nada perdían con intentar aparte de que también tienen motivos de fuerza mayor para volver a encerrar a Kiku y a Taito.

— No tenemos otra opción, Miku-chan, tú sabes perfectamente que no podríamos contra ellos —sentenció Meiko, esperando que eso fuese lo correcto.

— Pero, sabes que ella me odia, nunca querrá colaborar conmigo

— Miku-chan, ni ella es tan egoísta como para dejarlos por ahí en libertad, aparte, esto le afecta directamente —le tranquilizó Meiko.

Y las dos escucharon un grito.

— ¡RIN-CHAN CUIDADO! —se escuchó gritar a Kaito antes de que la pared terminara siendo atravesada por la aplanadora de los Kagamine.

— ¡¿Qué pasó? —preguntó llegando Luka, quién al escuchar el ruido que causó la aplanadora vino a ver de qué se trataba.

— Luka-san —le llamó Miku —, que bueno que has llegado ¡Acaba de ocurrir algo horrible!

— Ni tanto, Miku-san, es realmente común que Rin-chan y Len-kun rompan las paredes con la aplanadora —decía señalando la pared rota.

— No, Luka-san, ha pasado algo realmente terrible, Kaito-kun, Rin-chan, Len-kun, acérquense —les indicó Meiko.

Kaito y los gemelos Kagamine se acercaron a la alcohólica, Len ya lo sospechaba... había pasado algo.

— Kaito-kun, Kiku y Taito escaparon —estas palabras casi le daban un infarto al de cabellos azules.

— ¿Quiénes son Kiku y Taito? —preguntó Rin, ella no sabía de quiénes estaban hablando y no saber algo le molestaba.

— Rin-chan... Len-kun... —habló Miku, poniéndose en cuclillas —Kiku y Taito son...

— Son los reflejos corrompidos de Miku-chan y Kaito-kun —terminó la frase Meiko.

— ¿Qué es eso? —preguntó ahora Len. Tenía un mal presentimiento de esto.

— Niños, hay algo que debemos mostrarles... —decía en un tono algo raro Kaito, los gemelos Kagamine nunca lo habían escuchado así.


Bueno, está algo corto el capítulo pero espero que haya sido bueno n.n

¿Merezco un review? (Carita de perro triste)

¿Por qué usas la cara de perro mojado?

Nadie me respeta ¬¬