LA BRUJA DEL LIBRO

Era algo así como las dos de la tarde de un caluroso día de Julio, del que un larguirucho joven de oscuro cabello no parecía ni inmutarse, todo lo contrario, Harry se encontraba tumbado sobre la cama con la vista a la nada e incluso la proximidad de su cumpleaños parecía no importarle en lo mas mínimo, mas bien se le notaba ciertamente agobiado y lo único que resaltaba en su semblante era el ahora escaso brillo de sus claros ojos verdes. El chico, inmerso en sus extrañas reflexiones no ejercía ningún movimiento, a pesar del constante ulular de su lechuza pidiendo desesperadamente salir de su cautiverio. De pronto su apariencia cambio, su rostro obtuvo un brillo repentino, se levanto de un salto y dio algunas vueltas alrededor de la habitación meditando lo que se le acababa de ocurrir, finalmente se acerco firmemente a su baúl y saco instintivamente un guardapelo y como por costumbre leyó y releyó hasta el cansancio el raído pedazo de pergamino que este contenía, y como ya le había ocurrido anteriormente se borro el fallido intento de sonrisa de su cara, sus facciones expresaron su reciente decepción, volvió con pasos lentos a sentarse sobre el colchón y tras haber pasado por su mente varios pensamientos murmuro para si

- ¿Quién demonios es R.A.B.?

Desesperado, se levanto, pateo algunas de las muchas ediciones de "El Profeta" que se encontraban regados por el piso de la habitación, lleno de frustración salio del cuarto dando zancadas hacia un lugar que no tenia previsto y que no sabia si encontraría, y cuando se acercaba al umbral de la puerta salio a su encuentro la fastidiosa voz del Tío Vernon

- ¿A dónde crees que vas?- Gruño el hombre con un gesto de complacencia al haber podido reñirlo por una buena razón – El vejete ese dijo que debías quedarte aquí

- Es cierto- Dijo Harry, tragando salida ante el recuerdo de su antiguo profesor, y trato de tomar un tono mas firme para contestar a su regordete Tío que lo miraba con ojos autoritarios mientras esbozaba una sonrisa de satisfacción en su redonda cara. Harry pensó y pensó hasta que una idea asomo por su mente

- Tío Vernon¿note pareceria mejor que saliera a dar la vuelta por esas peligrosas calles? Tal vez cuando salga el Conejo de Pascua me devore la cabeza

- Ojala te arrancara la cabeza algo mas que el Conejo de Pascua, pero no tengo tanta suerte; pero si tanto deseas salir, hazlo, a final de cuentas el que lo prohibió fue el barbon, no yo.

Entonces Harry regreso a su habitación refunfuñando y con un nudo en la garganta, avanzo rápidamente y se quedo de pie en medio de la habitación por un momento, se acerco a la mesita, tomo un trozo de pergamino y comenzó a escribir una carta. Esta iba dirigida a Hermione, quien durante todo el verano había recibido todo tipo de correspondencia de el joven, primero por correo muggle y cuando se aseguro de que era seguro utilizar la lechuza utilizo a Hedwing para comunicarse, al principio de las vacaciones también escribió a Ron, pero poco después el Señor Weasley se entero de que sus lechuzas estaban siendo interceptadas y le prohibió terminantemente volver a enviar una carta a La Madriguera, por lo menos de manera temporal. Harry siempre había apreciado y admirado a Hermione, pero la ultima vez que ella había sido su único apoyo las cosas no funcionaron muy bien, en cambio, en esta ocasión quizás por el miedo o por la situación la chica se mostraba mas humana, o como se le llego a ocurrir, tal vez el que había madurado era el.

Hermione:

Se que mis ultimas cartas han tratado siempre de lo mismo, e incluso pienso (y estoy casi seguro) que te estoy hartando, pero es que la verdad ya no soporto mas a los Dursley, solo los soporto por que Dumbledore me lo pidió, solo estoy esperando a que llegue el día en que pueda largarme de aquí. Bueno, también otra razón por la que escribo esta carta es por que necesito pedirte consejo, se aproxima mi cumpleaños y no había pensado ¿A dónde iré?, he pensado en ir al Caldero Chorreante, pero después de repasarlo mucho me he dado cuenta de que no es seguro, y quiero que me aconsejes sobre cual podría ser un lugar seguro, quizás pueda convencer a los Dursley de quedarme unos días mas mientras encuentro otro sitio.

PD. No te preocupes si Hedwing tarda un poco mas o un poco menos en entregarte mis próximas cartas (eso quiere decir que ya no estoy aquí).

Harry

Después de enviar la carta, el joven se sentó en el piso junto al baúl, tomo uno de los libros de cursos anteriores y lo hojeo en busca de algo interesante, y, sin darse cuenta encontró algo que tantas veces había pasado desapercibido. En una pagina de un libro de "Historia de la Magia" se mencionaba a una famosa coleccionista de los objetos de los fundadores de Hogwarts se decía que conocía a todos los herederos de ellos y poco después había salido al extranjero. La bruja se llamaba Rachel Angela Bacus.