Nota: Holaaa! ¿Cómo están? Bueno este es un pequeño (creo) fanfic sobre una pareja que me termino gustando bastante Zed x Kayn, o Kayn x Zed como les guste mirarlo. No he encontrado mucho sobre ellos para mi desgracia. Pero bueno, ¡Espero que les guste!
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Su maestro confiaba en él.
Eso lo supo de inmediato cuando llego a su habitación bañado en sangre. Tenía la ropa desgarrada y caminaba con dificultad.
Zed entro en esta y se dejó caer en el suelo. Haciendo un esfuerzo sobrehumano para arrastrarse dentro y cerrar la puerta, para así nadie pudiera verlo en ese estado. Kayn en un principio lo miro confundido, para luego reaccionar y correr hacia él. La roja sangre de Zed se esparcía con intensidad por el suelo, y este intento levantarse sin mucho éxito.
- ¡Maestro! ¿Qué pasó? - Preguntó Kayn asombrado por la repentina aparición de su maestro en tales condiciones. Lo tomo por los brazos y lo levanto, tenía grandes músculos por lo cual no le costó mucho trabajo acomodarlo sobre la cama. Podía escuchar la respiración agitada de Zed y como éste apretaba su estómago, intentando parar la hemorragia.
- Necesito... Necesito que cures mi herida ahora. - Dijo con mucha dificultad. Unas palabras secas y Kayn noto hasta desesperadas. Respiraba agitado, y soltaba pequeños gemidos de dolor, estaba destruido y Kayn no entendía nada.
- Lo curare de inmediato maestro. Necesito buscar ayu-
- No- interrumpió - Nadie puede enterarse de esto. Por ahora solo limpia mis heridas y átalas con lo que tengas. – No comprendió a que iba su maestro con esto, él no era médico, sabía que dentro de la orden si había algunos acólitos que se encargaban de esas labores, serian de más ayuda que él. Además, no era la primera vez que Zed resultaba herido, sin embargo, esta vez parecía realmente grabe. Él jamás se quejó de sus heridas, siempre se mostró firme por más grabes que fueran, en la orden aprendían a soportar el dolor, ese tipo de cosas eran debilidades y no debían demostrarlas jamás.
- Lo que usted ordene. -
Kayn acomodo como puedo a Zed, le quitó sus ropas para poder ver la herida de manera directa, está era profunda, parecía que alguien le había insertado algo realmente profundo. Notaba algo negra en los bordes y con un leve tono verde, como si estuviera infectada, tenía un color verdaderamente inusual. La respiración de Zed era agitada, por lo que Kayn se tomó la libertad de quitar su máscara para que pueda respirar mejor.
No tuvo mucho tiempo de pensar. Solo podía hacer su mayor esfuerzo por curar la herida de Zed. Limpio toda su sangre y lo vendo con unas telas. Limpio su rostro y coloco un paño con agua fría para bajar la fiebre, su cabeza estaba hirviendo.
Cuando todo estaba más calando Zed se dio el lujo de quedar dormido. Su reparación todavía era irregular. Kayn podía jurar escuchar su corazón latir con fuerza.
Lo miro fijamente. Era la primera vez que veía el rostro de su maestro descubierto, era más joven de lo que pensó, o tal vez solo no envejeció. Su rostro estaba lleno de innumerables cicatrices, medallas que le hacían ver que había luchado y había sobrevivido. Esas cicatrices realmente le gustaron, más aún sobre ese rostro elegante, era alguien atractivo, no comprendió por que el afán de esconder su rostro, muchos decían que tenía el rostro deformado o algo similar. Sus mechones de cabello blanco caían con elegancia, su expresiones serenas y respiración lenta le hacía ver muy indefenso. Jamás creyó ver un lado así de su maestro. Llevo su mano a tocar rostro de Zed, lo acarició suavemente con la yema de los dedos.
- ¿Ahora lo violaras? - Escuchó una voz a sus espaldas. No pudo evitar fruncir el ceño ante tal comentario - Es lo que siempre quisiste mocoso degenerado - Kayn volteo el rostro para ver a Rhaast. - No me mires así. Sé cuánto lo deseas. Piensas en tocar su cuerpo y someterlo a tu voluntad ahora que no puede hacer nada para defenderse – Se hizo un leve silencio - ¿O tal vez prefieras matarlo y quedarte con el lugar de líder? Me agradaría ver como lo traicionas -
- Yo no haría algo así. - Volvió a mirar a Zed, este seguía durmiendo. Había venido especialmente a él. Había confiado en él. No sabía cómo tomar eso.
Era más atractivo de lo que imagino. Para ser sinceros nunca logro imaginar un rostro para él. Ninguno le parecía apto para su maestro. Ahora que lo veía comprendió que no habría un rostro que no sea el propio. Era elegante, frío y perfecto. Bajo su vista a sus labios, estos estaban entreabiertos y respiraban acelerados.
- Ahora mismo estás volviendo a pensar en violarlo. ¿Qué te detiene? Él está indefenso ahora. No podrá hacerte nada. Y me tienes a mi si se rehúsa - Kayn volvió a fruncir el ceño. Rhaast era realmente molesto. Su voz era alta e insoportable, agradecía ser él el único que podía escucharla, sino eso podría despertar a Zed. Y peor aún, podía escuchar las estupideces que su arma le decía. - Te mueres por hacerlo. Vamos libres todas esas frustraciones sexuales. Violarlo hasta cansarte. Luego lo matas y te quedas con todo. Es lo que en verdad deseas. Yo conozco tus más oscuros deseos Kayn. - Comenzó a reír de manera maquiavélica
- Solo hablas estupideces -
Zed comenzó a toser. Kayn volvió la vista a él. Intento golpear un poco su pecho y luego lo frotó. Pretendiendo hacer que ya no le pícara así no hacía fuerza de más, eso podría abrir su herida.
Lentamente los ojos de Zed se abrieron. Eran rojos, de un hermoso color rojo sangre. Fríos y atrayentes, combinaban perfecto con Zed.
Intento decir algo, pero prefirió callar. Nuevamente cerró los ojos, intentando recuperarse del dolor. Kayn se preguntó qué había pasado, quién lo había herido de tal magnitud. Conocía a su maestro y sabía lo fuerte que era, así que era asombroso que alguien hubiera podido herirlo de tal manera. Pero sabía su maestro no moriría. Le había sacado la parte de arriba de la ropa, por lo que veía en su pálido cuerpo una gran cantidad de cicatrices, una más grave que la otra. Y a pesar de eso su maestro seguía viviendo, una herida más no lo mataría.
Tenía una vaga idea de por qué había recurrido a él antes que a los demás acólitos. Sabía que se esparció un rumor sobre que había algunos infiltrados en la orden, querían derrocar a Zed. Habían hecho todo tipo de investigación, pero no había sospechosos. Eran solo rumores, podían ser ciertos o no, pero Zed era precavido y es por eso que en ese momento de debilidad recorrió a él, su mejor estudiante, en quién sintió podía confiar su propia vida. Realmente estaba asombrado por eso, pero en parte también alagado.
La noche transcurría. Kayn no apartó ni un segundo los ojos de Zed. Además de cuidarlo no quería perderse ver ni un momento su estado, ver ese lado de su maestro que nadie más vería, su hermoso rostro sin máscara, su expresión de cansancio y esa muestra de debilidad, estaba indefenso frente a él. Llego a sentirse poderoso frente a Zed, como nunca lo había hecho. Rhaast tenía razón. Ahora mismo él podría hacer lo que quiera con Zed. Golpearlo, violarlo matarlo. Estaba ahí con los ojos cerrados, sin poder hacer nada.
Aunque no quiera admitirlo lo dicho por Rhaast tenía un poco de verdad. Sí deseaba a su maestro, ya desde hace varios años comenzó a pensar en él de otra forma. Se masturbaba pensando en él. Y también quería el poder. Demostrar que era el mejor en todo, quería que todos en el mundo viera su grandeza y poder. Él debía ser el sucesor de Zed. ¿Por qué no serlo antes? Solo debía deshacerse de él.
Ahora mismo podría hacer lo que siempre deseo. Violar a su maestro hasta cansarse. Matarlo y luego quedarse con todo la orden para él. Podría incluso mostrar el cadáver violado y asesinado de Zed para infundir temor y que todos lo obedezcan a él. Sí podía hacer eso, pero entonces ¿Qué lo detenía?
Vio como el color volvía al rostro de Zed. Parecía más calmado, al parecer la peor parte había terminado.
- Debes tra-traerme lo que te pida- Dijo Zed con la voz ronca. Kayn asintió.
Zed como pudo le nombró algunas sustancias extrañas que se encontraban en su habitación, las cuales Kayn busco hábilmente, se metio dentro de los aposentos de su maestro, rápido y sigiloso como su le había pedido. Nadie debía enterarse de nada.
- Ya está todo maestro. - Zed intento levantarse y Kayn lo ayudo. Se sentí sobre la cama y dejó recostar su espalda contra la pared.
- Mezclarlo todo y ponlo en mi herida- Kayn obedeció, junto todos los materiales en un pequeño cuenco y los coloco sobre la herida de Zed - Cierra los ojos. – Ordenó, y como buen súbdito ni siquiera dudo y obedeció. Sintió una ráfaga de viento - Ya puedes abrirlos. - Cuando lo hizo vio como una última sombra entraba dentro del cuerpo de Zed. Estaba seguro de que era alguna especie de arte, Zed la había mencionado una vez. Pero dijo que era muy pronto para todos sus acólitos para aprenderla. Al parecer seguía con ese pensamiento.
- ¿Qué le ocurrió maestro? - Zed trato de respirar con calma. Le dolía todo el cuerpo, pero sentía como su herida iba era contenida por sombras, empero sabía no sería para siempre. La habilidad que había usado necesitaba de una preparación y energía. Solo no hubiera podido hacerla. No estaba seguro de si hubiera muerto o no estando solo, quizá si se ocultaba por un tiempo nadie podría dañarlo y sus heridas sanarían lentamente. Por otro lado, quizá lo atrapen y asesinen. Era tirar una moneda y saber.
Pero confío en Kayn. No sabía lo que pasaba por la cabeza del chico realmente, pero en ese momento de debilidad fue la única persona en quien pensó, y supo Kayn igual lo sabía.
- Es una larga historia... Pero estoy bien ahora gracias a ti - Su rostro estaba rojo y su reputación todavía no se regularizaba. Su pecho subía y bajaba. Kayn podía ver cómo pequeñas gotas de sudor de deslizaban por su semi desnudo cuerpo.
- Ya perdiste tu oportunidad, muchacho. Te será más difícil ahora violarlo y matarlo. - Escuchó a Rhaast hablarle. Nuevamente agradecido que Zed no pueda oírlo. Prefirió no responderle.
- Necesito que me lleves a buscar a alguien. - Trataba de hablar calmado, pero Kayn noto que estaba haciendo un sobre esfuerzo por hacerlo.
- ¿Quién? -
- Soraka. Un ser celestial. Ella podrá curarme - Kayn pensó por un momento que todo ya había terminado.
- Pero-
- No ha sanado aún. Pensaba reponerme un poco y buscarla yo mismo. Pero ahora siento que la herida está más corrompida de lo que creí. -
- No es una herida normal -
- No, me la hicieron con una daga mágica corrompida. No tengo idea como sucedió. Me tendieron una trampa. - Zed apretó su estómago haciendo una mueca de dolor. - Sabían quién era, y estaba más que claro que querían eliminarme. Era un grupo de por lo menos 10 me rodearon. Todo pasó tan rápido. Logré matarlos a todos y huir. Pero me lastimaron en el transcurso. Necesito que me lleves con ella. - Tosió nuevamente - Cuanto antes. Ahora les diré a mis acólitos que saldremos de misión. Tú me seguirás la corriente. No pueden saber lo que pasó. - Zed estaba siendo precavido. Los rumores de derrocarlo lo tenían inquieto.
Zed decidió cerrar los ojos por un momento y tratar de aguantar el dolor. Debía fingir muy bien para que sus acólitos no sospechen nada. Quiera o no estaba indefenso, es por eso que recurro a Kayn. Él lo protegería. Fue una decisión arriesgada, el chico podría fácilmente traicionarlo, tal y como él lo había hecho una vez.
Kayn comprendió la situación, Zed le estaba mostrando su debilidad.
- Hoy a la noche saldremos. Será más fácil así. - Los asesinos se mueven entre las sombras, les sería más fácil así evitar encuentros con otras personas - Dormiré un rato cubre la puerta.
- Si maestro. -
Zed volvió a recostarse. Su respiración parecía calmarse un poco, aún perspiraba, pero no con tanta intensidad.
En la mente de Zed ocurrían imágenes. Eran horribles pesadillas. Se veía a el mismo y a Shen de niños. Atrapados en un oscuro lugar y se escuchaba esa maquiavélica risa que por años lo traumatizo. Escuchaba sus pasos y sus recitados, era ese enfermo artista. A su alrededor aparecían los cuerpos sin vida de sientas de personas. Despedazadas y torturadas en vida. Sus rostros deformados le producían una sensación de terror. Intento buscar un arma, pero estaba desarmado, ni siquiera podía invocar sus sombras. Shen lo miraba paralizado sus expresiones no le producía nada de confianza. Vio su máscara acercarse entre las sombras. Ese maldito trauma lo seguía atormentado.
- No... - Susurró entre sueños. Kayn lo miro fijamente - Por favor... - Zed se sentía un niño otra vez, el dolor y las pesadillas eran fuertes, podía jurar que casi eran alucinaciones. Kayn no pudo evitar sentir un nudo en la garganta al ver como Zed temblaba de terror por la pesadilla que de seguro estaba teniendo. Dijo un par de cosas más que no logro comprender. - K-Kayn...- Susurró ahora, este sintió una punzada y se acercó a él. Mirando fijamente ese pálido rostro ahora un poco más vivo.
- Nuevamente está indefenso y te está llamando. Él igual sabe lo que va a pasar Kayn. Vamos viólalo y matarlo. Déjame ver su agonía y sentir su sangre en mi filo. La sangre de esa persona que tanto admiras y quieres destruir. Déjame ver su rostro lleno de terror al ver como es traicionado por su mejor seguidor. Ver a alguien tan fuerte humillado, sería una delicia. - Kayn volvió a ignorar a su Darkin. Se inclinó y tomo la mano de Zed. Tratando así de calmarlo un poco. Este se aferró a ella, y Kayn no pudo evitar una pequeña sonrisa. Estaba viendo ese lado de su maestro que no creyó existir, él y solo él.
Quiso besarlo. Al ver sus labios entreabiertos y sus ojos cerrados, sabía que no lo notaría, pero hacerlo sería darle la razón a Rhaast. Y él no le daría ese gusto.
Se sentó en el suelo y no soltó la mano de su maestro. Con la otra limpio su sudor y vio como sus expresiones se relajaban un poco. ¿Qué estará soñando? ¿Qué cosa tan terrible para que alguien como él se asustara? Si le preguntaba estaba seguro no le respondería.
Cuando anocheció Zed despertó. Se veía mejor, ahora podía decir palabras sin trabarse. Pero un seguía pálido y con expresiones de dolor, pero con la máscara nadie lo notaría. Ambos se acercaron a un par de acólitos y Zed les dijo de una misión a la que iría junto a Kayn y que debían cuidar el templo. Le dijo a los más fuertes y en quienes en parte confiaba. Ellos asintieron orgullosos sabiendo que el maestro los había elegido. Ninguno sospecho nada.
Zed trato de salir y caminar entre el bosque lo más firme posible y cuando notó que nadie lo seguía y estaba lo suficientemente lejos se apoyó contra un árbol intentando respirar. Le dolía demasiado. Presionó su herida, estaba bien vendada, pero sentía como su herida no cerraba. Necesitaba llegar con Soraka.
Decidieron dormir un rato antes de continuar. Zed llamo a Kayn para que se acostara a su lado. Este no pudo evitar que una leve sonrisa se escapara de sus labios, agradeció Zed estuviera con los ojos cerrados. Se recostó a su lado y Zed apoyo su cabeza contra el hombro de Kayn. Era más cómodo y por extraño que parezca se sentía más seguro. Ahora mismo Zed estaba indefenso. Se sentía como un niño débil otra vez. No sabía si era lo correcto, pero ahora mismo no le quedaba otra que confiar en Kayn. El calor reconfortante del pelinegro le produjo a Zed una sensación de bienestar, no era nada malo que por un segundo necesite reconfortarse en brazos ajenos. Crío a Kayn como su propio hijo, fue su mejor estudiante y el más fiel, por un lado, temía ser traicionado, así como el traicionó a su maestro en su momento, pero por otro no tenía más opción. Podía pasar, pero decidió confiar en él. Cerró sus ojos y quedó dormido. Kayn quito su máscara para que pudiera dormir mejor, así no le costaba respirar. Su rostro varonil se veía tan frío como siempre lo imagino.
- Nuevamente lo sientes. Se lo que estás pensando. Quieres besarlo y quieres que él te toque como tú lo has hecho tantas veces pensando en él. No lo hará, no te tocará. Tú debes hacerlo. Viólalo y matarlo. Es lo que en verdad deseas. - Rhaast seguía insistiendo. No iba a escucharlo, era un demonio que le susurraba al oído. Por otro lado, pensó, él lo era ningún ángel, era el arma perfecta, el arma que Zed creo. Pero algunas armas tienen doble filo. No, no quería pensar en eso, no quería que esos pensamientos lo dominarán. Traicionar a Zed no era parte de su plan. Por más que Raaast insistiera.
- Kayn...- Susurro nuevamente Zed, intentando decirle algo más pero no pudiendo. Kayn de manera dudosa decidió atraerlo más hacia él. Deleitándose del tacto ajeno, ese que siempre deseo. - Él sigue afuera - Susurró Zed - Shen y yo lo buscamos. - La palabra "Shen" no le gusto para nada a Kayn. Él era el ex mejor amigo de Zed. Como todos sabía que había tenido un lazo especial, muchos incluso susurraban que era amoroso. Esa clase de comentarios le hacían hervir la sangre, varias veces se contuvo de matar a golpes a sus compañeros, pero sabía eso lo delataría, delataría esa terrible obsesión que sabía tenia por su maestro. Pero luego Zed traicionó a Shen y mató a su padre. Shen lo odiaba, pero no sabía que sentía su maestro por él. Jamás hablo de Shen con rencor, sabía que las cosas no habían terminado bien, pero no pudo evitar sentirse molesto.
Rhaast seguía susurrando en su oído, pero no iba a escucharlo. Sabía que sus palabras era una tentación, cumplir una de sus fantasías y quedarse con todo. Mataría a cualquiera que se opusiera a su dominio y se expandiría por todo Runaterra. Y su blanco seria claro, Noxus. Destruiría ese reino, les haría pagar por todo lo que le hicieron.
Su fuerte y gran maestro ahora estaba débil, ahora sí podría contra él. Estaba seguro que no podría hacer nada. Miró más de cerca su rostro, estaba profundamente dormido, quizá un poco no estaría mal. Llevo sus labios a los de Zed lentamente, y los toco, eran suaves para alguien tan desalmado. Comenzó a mover sus labios lentamente, Zed no reaccionaba, estaba inconsciente. Su mano acaricio el rostro y se entrelazo con sus cabellos, estos igual eran suaves, se tomó el atrevimiento de atraerlo aún más, moviendo con más intensidad sus labios. Zed no reaccionaba, parecía muerto, y de no sentir su respiración hubiera jurado lo estaba. Sus manos ansiosas ahora bajaron a su pecho y lo tocaron, firme y bien marcado, podía sentir sus músculos debajo del traje. Le hubiera gustado su ropa fuera más fácil de quitar. Solo un poco más, pensó. Dejo los labios y comenzó a darle besos por el rostro, bajando a su cuello, inhalando su aroma.
- Lo deseas…- Volvió a hablar Rhaast. Si, pensó Kayn, era su oportunidad. Sus manos no podían dejar de tocar el cuerpo de Zed inconsciente y su boca dejar de besar su expuesta piel. Podía jurar verlo ahí, indefenso y destruido, y ver como luego su guadaña cortaba su garganta, dejando que la roja sangre fluyera. Podía hacer lo que en sus más retorcidos sueños deseo.
Zed no reaccionaba, por lo que Kayn se dio el lujo de tomar la mano de su maestro y ponerla en su pene, haciendo presión sobre este. Muchas veces había deseado que lo tocara de ese modo, y ahora podía hacerlo. Lamio con gula su cuello, y comenzó a mover la mano de Zed sobre su pene, el cual comenzaba a despertar.
En su mente veía cada cosa que le haría a su maestro, y por un segundo deseo despertara, así podría gozar de ver esos rojos ojos llenos terror, suplicándole. Podía desgarrar su ropa con su guadaña. Y cuando se canse de cumplir sus retorcidas fantasías cortar su cuello, arrancar su cabeza y llevarla como trofeo a la orden.
El color rojo le sentaba bien a Zed, sus ojos y sus heridas resaltaban sobre ese pálido cuerpo. Podría cortarlo un poco, y deleitarse de verlo lleno de ese hermoso color. ¿Por qué no? ¿Quién lo detendría ahora?
Movió mas la mano de Zed, con más intensidad, pero ahora quiso el tacto fuera sin la ropa de por medio. Comenzó a abrir sus pantalones, sin dejar de mirar el rostro indefenso de Zed, ahora mismo, con esas grandes heridas estaba a su merced.
Escuchó un quejido salir de los labios de Zed y se apartó automáticamente, reaccionando a lo que estaba a punto de hacer, dejarse guiar por la voz de ese maldito Darkin. Saco la mano de su maestro de su miembro y trato de tranquilizarse. No haría algo así, lo respetaba.
Escuchó la risa de Rhaast, estaba divertido por la situación, casi cumplía el pedido de esa molesta arma. Que lo único que quería era ver dolor y sufrimiento.
Sería mejor dormir un rato.
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Nota: ¿Y bien que les pareció? ¿Les gustaría que continuara la historia? Iba a hacer un One-shot pero me estaba quedando muy largo así que decidí que sea un pequeño fic. Bueno si quieren que lo siga háganmelo saber. Más adelante tengo ganas de hacer un fic con puros fics se uno o dos capítulos como mucho de diversas parejas, para ser sincera me gustan todas creo, ya sean hetero, yuri y yaoi.
¡Bueno espero que les haya gustado! ¡Gracias por leer saludos!
