Capítulo 1: Un Extraño Cumpleaños
Era el año 2084 cuando una niña cumplía sus tiernos 14 años, entrando en una nueva etapa de su vida. Sin embargo, este cumpleaños iba a ser muy distinto y peculiar de lo que ella esperaba.
Mizore es una chica divertida e inteligente, de tez clara con pecas, ojos verdes y cabello castaño claro. Le gusta ayudar a los demás, es bastante amistosa pero tímida y además le gusta aprender de distintas disciplinas, ya sea matemáticas, historia e incluso deportes. Tiene padres de distintas nacionalidades; su madre Kaho, quien es comprensiva pero estricta, vivió en Japón durante toda su infancia y parte de su juventud, hasta que conoció a Raúl, de nacionalidad Mexicana, quien hoy en día es el padre de Mizore. Él es alegre y divertido, siempre juega junto a su hija y trata de hacerla feliz.
Como hoy era el cumpleaños de nuestra protagonista, ésta se despertó alegremente, dio un brinco fuera de la cama y se dirigió a la cocina dando saltitos para desayunar. Cuando llegó a este lugar, se encontró con que sus padres ya estaban desayunando…
Mizore: (Alegre) Buenos días, ¿qué hay de desayuno?
Kaho: (Sonriendo) oh, sólo hay…¡pancakes!, tus favoritos.
Mizore: (Emocionada) ¡Siiiii!
Kaho y Raúl: (Felices) Feliz cumpleaños Mizore.
Mizore se sirvió una gran cantidad de pancakes y tomó la salsa de chocolate para bañar en ésta su añorado desayuno, pero antes de que pudiera hacerlo su madre la detuvo…
Kaho: (Sonriendo) ¿Por qué no utilizas miel?, es más sana.
Mizore: (Haciendo pucheros) Porque es más delicioso el chocolate.
Raúl: (Sonriendo) Vamos Kaho, es su cumpleaños, démosle ese pequeño capricho por esta vez.
Kaho: (Comprensiva) Está bien, (sonriendo) pero ponle frutas a tu desayuno, una dieta balanceada incluye entre tres a cuatro porciones de frutas diarias.
Mizore: (Feliz) Está bien mamá.
Mizore comió feliz su desayuno para luego prepararse para ir a la escuela…
Mizore: Adiós, me voy a la escuela.
Raúl: (Preocupado) ¿No quieres que te vaya a dejar yo?
Mizore: (Decidida) No papá, muchas gracias, ya soy mayor.
Raúl: (Suspirando) Está bien, pero cuídate y no hables con extraños.
Mizore: (Sonriendo) Sí papá.
Kaho: (Desde la cocina) Y fíjate por dónde caminas, algunas calles están muy peligrosas en los últimos días.
Mizore: Sí mamá, adiós, los quiero mucho.
Dicho ésto, Mizore partió con rumbo a la escuela…
Raúl: (Sonriendo nostálgicamente) está hecha toda una mujercita, ¿verdad Kaho?
Kaho: (Apareciendo por detrás) Muy cierto, creo que ya está preparada para el regalo de mi padre.
Raúl: (Sorprendido) ¡¿Lo dices en serio?!
Kaho: (Seria) Muy en serio, ya es lo suficientemente madura para adquirir esa responsabilidad.
Raúl: (Emocionado) Vivirá muchas aventuras.
Kaho: (Sonriendo) y aprenderá mucho.
Mizore no vivía en Japón ni en México, vivía en en un pequeño pueblito montañoso de Suiza, puesto que su abuelo Erik, quien es el padre de Raúl y nativo de este lugar, había enfermado hace 8 años de manera crónica, por lo cual Raúl decidió mudarse con su familia a este lugar y cuidar de Él. Debido a ésto, y a la exposición cultural desde su más tierna infancia, Mizore hablaba tres idiomas; español, japonés y alemán suizo, aunque en su escuela le están enseñando también inglés y alemán estándar…
Escritora: (Rompiendo la 4° pared) Pero para beneficio de los lectores traduciremos todo al español (guiño, guiño).
La escuela de Mizore quedaba a los pies de una montaña nevada, por lo que siempre iba bien abrigada. En este lugar no tenía muchos amigos, puesto que nuestra protagonista era una chica bastante tímida, teniendo sólo dos; Gottfrid, oriundo de Suiza, quien es un chico de su misma clase, simpático y rellenito, le encanta la comida y se dedica a cuidar a Mizore y a Lía, siendo ésta última una alumna de intercambio de España, a quién le gusta aprender cosas nuevas y es muy amiga de Mizore, siempre le cuenta de todo y se divierte junto a ella.
Cuando Mizore llegó a la escuela se encontró con sus dos amigos en la entrada, a quienes saludó alegremente…
Mizore: (Alegre) Hola Gottfrid, hola Lía, ¿Cómo amanecieron el día de hoy?
Gottfrid: (Feliz) Muy bien querida Mizore…por cierto, feliz cumpleaños, que este día sea muy divertido.
Dicho ésto, Gottfrid le entregó una versión pequeña de un Bündner Nusstorte, la cual es una tarta típica de en Suiza…
Mizore: (Sonriendo) Muchas gracias Gottfrid.
Lía: (Abrazando a Mizore) ¡Hey!, no te olvides de mí linda, feliz cumpleaños.
Mizore: (Riendo) Gracias Lía.
Lía: (Expectante) ¿Celebrarás tu cumpleaños este año?
Mizore: (Meditativa) No lo sé Lía, quizás…
Gottfrid: (Animado) Vamos Mizore, si lo celebras le pediré a mi madre que haga muchos dulces.
Mizore: (Sonriendo) dejémoslo en un puede ser.
Lía: (Mirando la hora) Chicos, creo que deberíamos entrar a clases, sólo quedan dos minutos para que comiencen.
Mizore: (Competitiva) El último que llegue va a tener que comprarle el postre del almuerzo a los demás.
Gottfrid y Lía: (Sorprendidos) ¡Hey!, no es justo.
Y así fue como Mizore se pasó las clases; divirtiéndose y aprendiendo con sus amigos.
Acabadas las clases, Mizore se dirigió a su hogar en compañía de Gottfrid y Lía, quienes se fueron bromeando y jugando durante todo el camino. Cuando llegaron a la casa de Mizore ésta comenzó a despedirse de sus amigos…
Mizore: (Sonriendo) Bueno chicos, muchas gracias por acompañarme hasta mi casa.
Gottfrid: (Alegre) De nada querida Mizore.
Lía: Bueno Mizore, nos vemos durante las vacaciones.
Mizore: (Recordando) Cierto que hoy comienzan las vacaciones.
Lía: (Sonriendo Burlonamente) ¿Cómo puedes ser tan distraída?
Mizore: (Rascándose la nuca) Bueno es que….(cambiando de tema) Oigan chicos, por qué no pasan a mi casa, creo que hoy habrá pastel por mi cumpleaños.
Gottfrid: (Emocionado) Yo encantado.
Lía y Mizore rieron, mientras ésta última abría la puerta de su hogar y al abrirla…
Grupo de gente: ¡Sorpresa, feliz cumpleaños Mizore!
Mizore: (Sonrojada) ¡¿Pero qué es ésto?!
Kaho: (Sonriendo) Te organizamos una fiesta sorpresa con algunos de los vecinos.
Madre de Gottfrid: (Contenta) Y con muchos dulces y pasteles.
Gottfrid: (Sorprendido) Así que por eso estabas preparando tantos pasteles y dulces en la mañana.
Mizore miró a cada uno de los presentes, acción que hizo que todos se voltearan a devolverle la mirada…
Mizore: (Sonriendo sinceramente) Muchas gracias a todos, por favor disfruten de la celebración.
A Mizore no le gustaba celebrar sus cumpleaños, no porque no le gustarán estas fiestas en sí, sino que al ser una niña muy comprensiva y atingente, no le agradaba que sus padres gastaran dinero en cosas que no eran muy necesarias, y en este tipo de celebraciones se solía gastar más dinero del que se gastaba en un día común. Por esta razón, Mizore había decidido no celebrar sus cumpleaños en los últimos 3 años…
Raúl: (Acercándose a Mizore) Vamos hija anímate, (susurrándole al oído) todo lo que utilizamos para organizar tu cumpleaños lo aportaron tus vecinos; la decoración, la comida e incluso el pastel lo proveyeron todos y cada uno de los invitados, así que no gastamos casi nada de dinero.
Mizore: (Feliz) ¿En serio?, (sonriendo) que bueno.
Fue en ese instante que Mizore se relajó y comenzó a disfrutar de la fiesta; rio, bailó y comió durante toda la celebración, hasta que llegó el momento más añorado por todos, la hora de cantar el cumpleaños feliz y, por supuesto, de comer pastel…
Kaho: (Trayendo el pastel) Aquí viene el pastel, cumpleañera.
Gottfrid: (Emocionado) Se ve delicioso.
Lía: (Bromeando) Espero que le dejes un poco a Mizore.
Mizore: (Riendo) Cada uno puede comer lo que quiera.
Todos los presentes comenzaron a cantarle el cumpleaños a Mizore y cuando terminaron llegó el momento de pedir los deseos...
Raúl: (Sonriendo) Muy bien Mizore pide tres deseos.
Mizore: (Mentalmente) A ver…uno para mis papás, deseo que mis padres siempre tengan salud…otro…mmm, ¡Oh, ya se!, deseo que a mis amigos nunca les pase nada malo…y el último….
Lía: (Bromeando y riendo) ¡Ese no!
Padre de la familia de intercambio de Lía: (Serio) Vamos Lía, no molestes a tu amiga y deja que pida sus deseos.
Lía: (Avergonzada) Perdón.
Éste evento hizo que Mizore riera…
Mizore: (Mentalmente) Creo que el último deseo debería dárselo a todos los que vinieron a mi cumpleaños, cada uno de los presentes se esforzó para que esta fiesta fuera posible, así que deseo…
Kaho: (Sonriendo) Recuerda dejar un deseo para ti.
Mizore: (Mentalmente y sonriendo) Como me conoce mi mamá…está bien, deseo vivir una gran aventura.
Acto seguido Mizore apagó las velas y todos los presentes aplaudieron…
Raúl: (Contento) Felicidades hijita, cada vez estás un paso más adelante de ser toda una mujer.
Kaho: (Sonriendo) Espero que siempre mantengas el espíritu feliz, compasivo y comprensivo que posees mi niña, ese es el tesoro más grande que tienes, nunca lo pierdas.
Mizore: (Sonrojada) Gracias papá y mamá, los amo.
Momentos más tarde Mizore abrió sus regalos, los cuales consistían en suéteres muy lindos, libros electrónicos de divertidas aventuras y juegos de mesa que podía compartir con sus amigos. Mizore se encontraba encantada con toda la situación, la estaba pasando bien, recibió hermosos presentes y estaba con sus seres queridos, ¿Qué más podía pedir?
Cuando la fiesta terminó todos se despidieron de Mizore, dándole sus buenos deseos. Así fue como en la casa sólo quedaron Mizore, Kaho y Raúl…
Mizore: (Contenta) Lo pasé muy bien, muchas gracias por la celebración, en verdad lo aprecio…(bostezando) pero ya estoy cansada, me iré a dormir, buenas noches.
Kaho: (Seria) Necesitamos hablar contigo antes de que te vayas a acostar.
Mizore: (Asustada) ¡¿Hice algo malo?!
Raúl: (Riendo) No hija, con tu madre queremos darte un último regalo de cumpleaños.
Kaho, quien había ido a buscar algo a su habitación, regresó con una caja de madera muy antigua…
Kaho: (Sonriendo) Mi padre me dio ésto cuando fui lo suficiente mayor y me dijo que te lo diera a ti cuando creyera que estuvieras lista, (dándole la caja a Mizore) y yo creo que ya estás lista.
Mizore: (Anonadada) El abuelo Yaichi dejó ésto para mí, wow…(insegura) no sé si esté lista para esta gran responsabilidad.
Kaho: (Sonriendo) Yo sé que lo estás, estoy segura de que mi padre le hubiera gustado dártelo el mismo.
Mizore: (Feliz) Gracias mamá, (Mirando al cielo) gracias abuelo Yaichi.
Mizore iba a abrir la caja pero su madre la detuvo en el momento…
Kaho: Es mejor que la abras en tu habitación.
Raúl: (Contento) Ojalá te diviertas hija.
Y así fue como Mizore subió a su habitación para abrir la misteriosa caja…
Mizore: (Mentalmente) Muy bien…veamos que tiene esta caja.
Vaya sorpresa de llevó al ver que la caja contenía una especie de consola antigua…
Mizore: (Confundida) ¿Qué es ésto?, parece un tipo de consola de videojuegos…mmm…¿Por qué el abuelo Yaichi querría que yo tuviera ésto?...ni siquiera sé cómo usarla.
Mizore sacó la consola de la caja, de la cual se desprendió y cayó suavemente al suelo una nota…
Mizore: (Tomando la nota) Parece ser Japonés. (Leyendo mentalmente) Si estás leyendo ésto es porque has obtenido la mayor aventura de tu vida, sé sabia, ten valentía y ritmo para superar los desafíos que te esperan…firma Yaichi.
Mizore hizo una mueca de extrañeza, y es que ella no jugaba muchos videojuegos, no porque no le gustaran, sino que no era fanática y sólo jugaba en compañía de sus amigos…
Mizore: (Mentalmente) ¿Cómo se encenderá ésto?...a ver…¡oh!, aquí hay un switch de encendido y apagado…(encendiendo la consola) ¿a qué se habrá referido el abuelo Yaichi con que debía tener ritmo?
Lo primero que apareció en la pantalla fue el nombre de la consola…
Mizore: (Mentalmente) Así que es una Game Boy Advance, había oído hablar de ellas, fueron muy populares en los '90 e inicios del siglo.
Luego la pantalla se fue a negro seguido del título del juego que estaba puesto…
Mizore: (Leyendo mentalmente) Rhythm Tengoku…(alarmada) ¡oh no!, es un juego de ritmo.
Si había una cosa en la que Mizore era un cero a la izquierda era todo lo relacionado con el mundo musical, variadas veces intentó tocar distintos instrumentos, pero falló. Trató con el piano a los cinco años, pero los dedos se le enredaron, intentó tocar la flauta traversa a los siete, pero no logró aprender si quiera una canción, y que hablar del canto, a los diez lo intentó, pero desafinaba en cada canción, incluso trató con el triángulo y ni siquiera el ritmo podía seguir…
Mizore: (Triste) No sé si tenga las habilidades para jugar este juego…perdón abuelo Yaichi…mejor lo guardo.
Pero apenas dijo eso, de la consola emanó una luz enceguecedora, la cual envolvió a Mizore haciéndola sentir extraña. Sintió como una gran fuerza la jaló hacia delante, seguida de una gran caída, aterrizando sobre una superficie suave y acolchada.
Mizore no sabía dónde estaba, ya que desde que sintió que la jalaban mantenía los ojos fuertemente cerrados y no los quería abrir, tenía miedo. Comenzó a sentirse cansada y mareada, perdiendo el conocimiento en un lugar que ni siquiera había visto.
