K.

KarenGriselBC

Había sido un largo día en la Madriguera, el verano estaba a mitad de curso, aun faltaba para regresar a Hogwarts, pero como excelente estudiante que ella era, se encontraba en la cocina con varios libros en la mesa abiertos, su pergamino y una pluma, muy concentrada, al fin, todo el día trata y trata de hacer los deberes, de leer un poco, pero la verdad le parece casi imposible con los Weasley rondando alrededor todo el día, siempre intentando que ella ceda, y en más de una ocasión lográndolo. Pero ahí, ahora, en la tranquilidad de la noche, nada la interrumpiría.

Pasaba ya de la media noche, y por fin dejó la pluma aun lado y esperó que la tinta se secara, a punto de guardar sus libros mordió su labio inferior, y dio un pequeño suspiro, decidió tomarse un momento para descansar antes de poner orden a todo eso y subir a dormir, se recargó en el respaldo de la silla y cerró los ojos, un momento, recordando…

Primero se le vino a la cabeza Harry y Ron, siempre preocupándose por ellos, eran buenos chicos, y buenos amigos, pero eran demasiados los problemas que enfrentaban cada año junto a ellos, y necesitaba relajarse, cambió el de pensamiento; ahora eran momentos en la madriguera, con Ginny, pero hablaba mucho de Harry, era darle vuelta a la situación; en tercer lugar aparecieron momentos que entre todos hacían más felices, estaban todos jugando en el patio de la Madriguera, era genial recordarlos, pero de pronto un pensamiento recurrente, las últimas noches había terminado pensando en ello.

"Es tan… guapo… me gusta su cuerpo, la otra vez en el lago al que fuimos, fue perfecto, verlo sin camisa, su abdomen…"

En ese momento mordió su labio, sintió un calor recorrer su cuerpo, toco su cuello y acarició con la yema de sus dedos hasta llegar al poco generoso escote que tenía la blusita que portaba, lo jaló un poco asía abajo, quería acariciar un poco más, pero la blusa se deshizo de su agarre y continuó bajando, acarició un poco su abdomen.

"Me encantó cuando salió del agua, como se pegó su short a su… cuerpo…"

Un leve sonrojo apareció en su rostro tras el pensamiento, mientras que daba paso libre a su mano dentro de su pantalón.

La castaña estaba comenzando a disfrutar esto, se había vuelto una costumbre después de los últimos tres días. Tenía un motivo más para quedarse despierta hasta tarde, y un motivo más para acceder a los juegos de los Weasley, siempre podía ver más de él.

Pero también se había vuelto costumbre, sin que ella se diera cuenta que su intimidad fuera invadida por uno de los pelirrojos que habitaba en la casa. La primera vez fue un error, solo iba por un vaso de agua, no sabía si realmente estaba viendo lo que estaba viendo, una Hermione ruborizada con respiración agitada y que daba pequeños y débiles gemidos, así que para la segunda vez tuvo que cerciorarse y efectivamente eso era lo que había visto.

Todo el día siguiente estuvo dándole vueltas a la situación, verla hacer ese tipo de cosas, no era normal en ella, pero lo más importante, era si él quería verla, después de todo era su amiga, y merece su privacidad, pero también estaba el hecho de que él es hombre y tiene necesidades, de las cuales no se ha encargado durante las vacaciones, y ver esto le hacía sentir más lejos la llegada de Hogwarts en donde había chicas indicadas para hacer ese tipo de cosas.

Estuvo un poco absorto durante el día, pero no pudo llegar a otra conclusión que satisfacerse a medias, la vería, pero no diría nada, después de todo es su culpa por hacer esas cosas en la cocina, y él no haría nada, ni hablaría de ello, tampoco con su hermano, o le haría ningún comentario al respecto a ella. Solo la vería.

Y eso hacía. Miraba a Hermione sentada a la mesa con sus libros enfrente, los ojos cerrados y sus manos, una alrededor de uno de sus pechos, y la otra dentro del pantalón que ya tenía un botón abierto y el cierre abajo para dar un mejor movimiento.

El también logró sentir ese calor por su cuerpo, le encantaba verla hacer ese tipo de cosas, ahora lo sabía, una persona tan seria y con tanto temple como lo era ella, debía y tenía sus necesidades aunque nunca lo demostrara, era perfecta, mordía más su labio y su sonrojo era más evidente, él estaba absorto en sus pensamientos, hasta que la voz de la castaña, en susurro perfectamente audible, por el silencio de la noche, lo saco de sus pensamientos.

Fred… -

La miró con los ojos tan abiertos, y pasó saliva, Hermione Granger se estaba masturbando en su cocina, pensando en Fred Weasley. No podía creerlo, pero así era. Ahora que sabía que era así, tenía que hacer algo al respecto, no es de un caballero dejar a una dama esperando.

Con un sumo cuidado bajó por las escaleras que le restaban, Hermione estaba tan concentrada que no se dio cuenta, se puso detrás de ella, podía escucharla con mayor claridad, estaba bastante sorprendido.

Por favor Fred, tócame, mírame… -

Eran casi susurros, entre cortados por su respiración y gemidos, tal vez las otras noches también los tuvo pero por la impresión no los escuchó, pero ahora, decidido a ponerle atención, los escuchó y estaba seguro de lo que escuchaba pero no de porque lo escuchaba.

La calentura ganó, con la seguridad que carga y todas las ganas que traía puso su mano en el cuello de Hermione y al mismo tiempo otra en sus ojos, alterada ella no veía nada, y su respiración fue más acelerada, intentaba hablar, pero se trababa, era demasiado el nervio y la vergüenza. Lo escuchó, ahora el que susurraba era él.

Tranquila, solo jugaremos un poco, voy a satisfacerte Herms… -

Ciertamente esto no la dejó tranquila, pero como dije, la calentura ganó, ya estaba la mano del joven en uno de sus pechos, lo masajeaba con cuidado, la castaña relamió sus labios, lo volvió a escuchar.

Cierra los ojos… -

Pidió, obedientemente ella lo hizo, él retiró su mano del rostro de la joven chica, y supo que era suya, al menos por ese momento, acarició su cuerpo hasta alcanzar la mano de la castaña y acompañar el movimiento que ella llevaba antes.

Te mostraré como hacerlo mejor… -

Lamió el lóbulo de la oreja de la chica y sonrió al ver la reacción que ocasionó en ella, se había estirado un poquito más y soltó un gemido, era muy sensible, las ventajas de tener una chica poco experimentada…