Como os tengo muy abandonados, he decidido dejar caer por aquí una nueva mini-colección de drabbles basada, parcialmente, en la Tabla 50 Besos. Como actualmente estoy subiendo en Tumblr Placeres prohibidos, aprovecharé para colgar aquí estos seis besos que se encajan en la trama de este fanfic. El que nos ocupa, El intervalo entre los sueños y la realidad, se desarrolla entre los drabbles 4 (Medicina) y 5 (Dolor). Es cortito, pero espero que os guste.

Disclaimer: Thor, sus personajes y ubicaciones no me pertenecen a mí, sino a Marvel y a Disney.


4.5. El intervalo entre los sueños y la realidad

Tal y como el doctor Skellar había anunciado, la medicina asgardiana resultó demasiado fuerte para ella. Incluso habiéndola recibido de labios de Loki, Darcy sufrió sus efectos bajo la forma de una opresiva somnolencia que la dejó pegada a la cama durante un número de horas que no lograba determinar. Despertaba a veces sólo para comprobar que tenía el cuerpo bañado en sudor y que los miembros le pesaban demasiado como para moverlos. Sin embargo, esos cortos instantes de vigilia eran demasiado confusos como para percibir nada más allá de su propia piel. Sus párpados no duraban abiertos demasiado tiempo, y al cerrarlos volvía a dormirse y a caer en el pozo de sus extraños sueños.

Soñaba con muchas cosas diferentes. En una ocasión vio en sus sueños la Universidad Culver. Todo parecía normal… salvo por los atuendos asgardianos que lucía todo el mundo. Otra vez, soñó con que estaba ayudando a Jane en sus investigaciones, realizando aquellas anodinas tareas que le encargaba la astrofísica, cuando de repente ella abría la puerta del laboratorio, se asomaba al exterior y salía volando. Tuvo otros sueños más convencionales, como que se le caían los dientes o que tenía que huir de un perseguidor al que no lograba ver, aunque en aquella ocasión despertó resollando, con la boca seca y un terror visceral a aquel opresivo enemigo invisible. En aquella ocasión casi le alivió hallarse en el dormitorio en el que la había encerrado Loki.

Volvió a quedarse dormida enseguida, pero se despertó enseguida al notar el roce de una amorosa caricia en el rostro. Sus ojos enfocaron a Thor, que le dedicó una sonrisa casi irresistible, y ella se la devolvió sin pensar. Iba a preguntarle qué hacía allí, en su prisión, cuando Thor se inclinó sobre ella, que aún estaba tumbada boca arriba en la cama, y la besó en la boca. Darcy arqueó el cuello y ahogó en sus labios un leve jadeo de sorpresa antes de alzar la mano –que aún le pesaba como su fuese de plomo- y sostener el rostro del asgardiano para ahondar en el beso. Cerró los ojos y se dejó llevar. Notaba la calidez de Thor tan cerca como le había deseado, por fin. Cuando al fin se separaron, Darcy abrió lentamente los ojos mientras preparaba una frase ingeniosa con la que coronar ese beso. Pero las palabras murieron en sus labios sin haberlas pronunciado, pues el hombre que se hallaba a escasos centímetros de su rostro no era Thor, sino Loki.

La joven separó los labios, estupefacta. Todo empezó a darle vueltas, y entonces, ante sus ojos, él se transformó en agua, derramándose de golpe sobre la cama, y ella se despertó.

El corazón le latía a toda velocidad en el pecho, pero no sabía si se debía a lo repentino de su despertar por la manera en que su propio sueño le había expulsado, o por la impresión de haber besado a Loki pensando que era Thor. Pero sólo había sido un sueño, se recordó Darcy. Trató de calmarse: sólo era otro sueño más.

En aquella ocasión, la incómoda sensación que experimentaba tras recordar que había besado a Thor con entusiasmo, aunque fuera en un sueño, impidió que volviera a dormirse enseguida.

Al otro lado de la puerta, Loki empleó un sencillo conjuro para volver a cerrar a cal y canto, aunque en el estado en que se encontraba Darcy, dudaba mucho que fuese capaz de levantarse de la cama, y no digamos tratar de escapar. Eso sí, esperaba que una segunda dosis de la medicina acelerase el proceso de curación. Tenía grandes planes para ella.


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