Closer…

Una carta.

Tan sólo una carta le había dejado, para variar 123 palabras que lo único que hacían era romperle el corazón sin tener alguna compasión.

Sus amigos se apartaron durante el tiempo en que ellos fortalecieron su amistad, no querían volverla a ver para ellos que andara con el era una infracción al código de amistad que se habían impuesto.

Al saber que no tenía a nadie en aquel momento (ni lo tendría la verdad) tomó el primer vehículo que fuese capaz de llevarla desde Iowa hasta Seattle, dejando atrás ese amargo verano y a el…

Nadie nunca supo su dolor, para todos los que conocían la situación fue apenas un amor de verano, un amor que con el tiempo olvidaría, y si lo olvidó. Con el.

Ya nunca pensaba en él, el mundo le ofrecía una nueva ilusión para seguir y ella no la desaprovecharía..

Para su nueva ilusión, nunca fue así. Para el solo era un juguete con el que jugaría tantas veces como quisiera, ella sin saberlo se había metido en la boca del lobo.

- Yo te amo, es que ¿acaso no puedes entenderlo? - El tan sólo la miraba con una sonrisa en su rostro, nada de lo que le dijera lo haría cambiar.

- Fuiste un buen juguete ¿lo sabías? - Le quitó todo y tan sólo la dejó con lo que había llegado a la ciudad..

Dormía muy poco, su vida estaba pendiendo de un hilo, un hilo que nadie quería acoger. Sólo dormía en un viejo colchón robado, en un apartamento mal aseado, no tenía cómo salir pero lo intentaba.

Había sacado sus estudios adelante pero ahora no le servían de nada, a nadie le gustaría una chica mugrienta en su empresa buscando trabajo.

Mientras él gozaba la vida desenfrenada que había elegido, no tenía reglas pero algo en su interior le decía que ya era hora de cambiar de ser alguien mejor.

Nunca perdía la oportunidad de escuchar esa canción de Blink 182 que los representaba, siempre pensaba que había sido de ella. Se arrepentía de haberla dejado pero sabía que no era sano estar con ella.

Fue creciendo en el ámbito laboral en la parte que más amaba los libros. Que extraño le parecería a cualquiera que un rebelde amara los libros, pero nadie podría hacer nada en contra de esto porque realmente a nadie le hacía daño.

….

Aquel día era un día nublado, para nadie ese día significaba algo a excepción de Anastasia. Aquel día sería en que su vida cambiaría.

Jack sólo sonrió y llegó a su lugar de trabajo pensando en todos los pendientes que tenía, algo en su mente le decía que aquella entrevista que iba a realizar le iba a cambiar todos los planes que tenía ya estipulados.

Al llegar la hora de la entrevista, vio entrar por la puerta de su despacho a una mujer menudita, sólo llevaba un vestido floreado que parecía desgastado por el uso que se le había dado, unas balerinas negras que más que negras parecían haber sido embetunadas por cualquiera. Para cualquier hombre, aquella mujer sólo les habría causado asco y compasión mucho antes que atracción que no era nada menos que lo que Jack sentía por aquella señorita, pero Grande fue su sorpresa al saber el nombre de ella.

- Mi nombre es Anastasia Steele, vengo por el empleo de becaria en esta editorial…

Sólo con saber su nombre, todas sus emociones y expectativas del pasado habían vuelto dándole cabida a acercarse y darle un gran abrazo sin pensárselo siquiera.

Ella sólo se sentía bien, se sentía completa como nunca lo había sentido antes de estar con él y en ese momento supo quien era el..

- ¿Jack? Te extrañé!

El no dijo nada y la siguió abrazando…

Ana fue aceptada en la editorial, y Jack al saber todo lo que le había pasado le compensó el dolor que le causó al irse, ninguno de los dos sabía de aquel sentimiento que estaba aflorando en sus pechos…

- ¿Estás lista para la aventura de tu vida?

- Claro que si!

Nadie a excepción de jack sabia cual era la sorpresa para su Ana, el ya estaba totalmente enamorado de ella al igual que ella y aquel 10 de septiembre iba a ser su mejor momento y el de su gatita…

Al llegar Ana no se esperaba el ambiente en el que estaban, habían vuelto al pasado. A aquel día en que se conocieron, donde vieron la esperanza en el otro….

- Quería que hoy fuera un día especial para ti y para mi…

- No era necesario esto Jack… sabes que soy feliz tan sólo al estar contigo..

Sin dejarle decir otra palabra se arrodilló y con una cajita en la mano le declaró su amor. Ella no pudo evitar lanzarse a sus brazos y besarlo con toda su alma, tan sólo con aquel acto quedó sellado su amor de años atrás…

Años después se casaron y tuvieron una linda familia, Ana y Jack cumplieron su sueño; el crear una verdadera editorial donde los verdaderos talentos se dieron a conocer…

Los hijos de esta linda pareja son: Anne Rose, Emma, Gabriel, Félix y Marinette…

Para cada cuento de hadas hay una historia diferente, no todos los finales sin felices pero de aquellos finales no tan felices siempre nacen nuevas cosas como ha ocurrido en este caso, los amores de verano jamás se olvidan...