Los personajes de este fic no me pertenecen a mí, sino a JK Rowling, lo único que me llevo yo es la satisfacción de escribir y vuestros comentarios & apoyo :D

¡Hola a todos! Bueno, ya sé que esto de empezar fics cuando tengo ya empezados es de mala educación pero este es cortito y lo he escrito un poco en un arrebato, así que en realidad no os preocupéis que creo que gustará en general. De nuevo vuelvo con mi pareja favorita solo que esta vez en un UA que me lleva rondando la cabeza desde hace unos días. Hacía tiempo que quería escribir sobre médicos y aunque la medimagia me inspira mucho porque me encanta, no conozco tanto sobre ella -y hay que decir también que hay demasiadas lagunas - ni sabría decir qué enfermedades y/o medicinas escribir. Así que por no cagarla, he decidido hacerlos muggles y hablar de la medicina que todos conocemos. Así que sin más que decir...espero que os guste y...

¡A LEER!


PRÓLOGO

Lily dejó su bata en el taquillero y seguidamente lo cerró, cansada. Se arqueó un poco para dejar crujir sus huesos intentando que esto aliviara un poco sus contracturas. Después de todo, había estado de guardia toda la noche y ahora que eran aproximadamente las seis de la mañana, había visto por fin la oportunidad de irse a casa y descansar.

Lily Luna Potter era médico de oncología en el Royal Marsden Hospital de Londres. Hija de uno de los políticos más importantes y queridos de Inglaterra, Harry Potter y de una de las jugadoras de la liga de béisbol femenino más famosa ahora retirada y escritora en Sports Today, Ginevra Potter, prefirió alejarse un poco de la fama de sus padres y hacer algo que le gustaba desde siempre: ayudar personas. Era la más pequeña de tres hermanos y por todo lo nombrado el mundo la miraba con ojos críticos, esperando a que se comportara como la muchacha mimada y caprichosa que suponían que era. Aunque bueno, cierto era que tenía un temperamento de los mil demonios, pero cualquiera que la conociera un poco la podría describir como divertida, amable y trabajadora.

Había luchado muchísimo por estar donde estaba y había estudiado mucho a lo largo de su carrera para tener unas de las mejores notas gracias a las cuales consiguió una beca de excelencia en el Royal, directamente, para hacer las prácticas de su doctorado. Estuvo un año allí como médico interina y al doctorarse, le ofrecieron una plaza fija debido a lo buena que era. Finalmente la pusieron bajo el mando de un jóven médico llamado Scorpius Malfoy. Era un hombre ciertamente atractivo y guapo que robaba el aliento a más de una muchacha, ya fuera enfermera, médico o paciente. ¡E incluso a hombres, dependiendo de gustos!

Aunque todo el mundo sabía -y sino, ya se encargaban los cotilleos de hacerlo saber -que el chico tenía novia y además una bien guapa e importante: la enfermera de la segunda planta de oncología infantil, Halle Parkinson, hija de médicos importantes también. Lily no la conocía en persona pero Violetta, que trabajaba con ella le decía que era una persona ciertamente horrible y se preguntaba cómo alguien podría tener una relación "amorosa" con ella. Aunque la pelirroja pensó que no era tan extraño, ninguno de los dos parecía especialmente una persona gentil y maravillosa. De cualquier manera, no era nadie para opinar, así que trató de hacer caso omiso -aunque a veces su curiosidad era demasiado asquerosamente tentadora -.

Malfoy, además, resultaba ser también el hijo del director del hospital. Lily no había tenido mucha interacción con él pero por lo que había visto, le pareció que era un tipo bastante mujeriego y también algo descerebrado. Estaba segura de que estaba en ese cargo porque su padre le había puesto allí, pues tampoco le había visto ejercer como médico para demostrarle lo bueno que era.

De cualquier manera, prefirió no decir nada y seguir a lo suyo, haciéndolo siempre lo mejor posible. Se llevaba muy bien con sus compañeras, aunque con ninguna tenía una relación tan bonita y especial como con Violetta.

En cuanto a su aspecto físico, era una chica que llamaba muchísimo la atención y no por ser una sexy boom, sino porque tenía un encanto especial; pelirroja, piel clara y llena de pecas marrones, ojos pardos, alta y ciertamente, algo plana de pecho, no se lucía principalmente por tener demasiadas curvas o un cuerpo de escándalo, pero los hoyuelos que se le marcaban en cada mejilla al sonreír la hacían ciertamente guapa.

Se miró al espejito que tenía en la parte de fuera de la taquilla y suspiró. Tenía unas ojeras de oso panda que no le cabían en la cara, había estado 24 horas sin dormir y a veces esas cosas, por muy acostumbrada que estuviera a sus veinte y siete años, le pasaban factura.

-¡Lils! - exclamó una voz justo en el momento en el que se iba a quitar la coleta y soltarse la melena. Una chica bastante más bajita que ella, de pelo azabache y liso, ojos azules y un bonito cuerpo curvilíneo se acercó a ella con una sonrisa.

-Me has asustado, por dios -murmuró la chica con una mano en el pecho, por lo que la otra rió con suavidad -Te voy a poner laxante en la leche la próxima vez que lo hagas, Violetta, que lo sepas.

-Tus amenazas son música para mis oídos, guapa, que ladras mucho y muerdes poco -respondió ella con diversión mientras que Lily enarcaba una ceja. Abrió otra de las taquillas y dejó el bolso dentro -¿Te vas ya para casa?

-Sí, hija, sí, como me quede un poco más me llevarán al zoológico por confundirme con un oso panda que se dio a la fuga-dijo.

-Exagerada.

-Nada, no exagero nada -respondió con rapidez - voy a comerme la cama con patatas fritas. ¿Tú has visto esto? -se señaló las ojeras - Llevo veinte y cuatro horas sin dormir casi y nada.

Violetta rodó los ojos.

-Bueno, oye, me he dejado la ventana abierta -le dijo, cambiando de tema -ciérramela porfa, que tiene pinta de que va a llover hoy y no quiero que me entre agua en la habitación.

Lily asintió y se despidió de ella. Ambas chicas eran compañeras de piso desde prácticamente principios de carrera y ahora que trabajaban en Londres vivían en Candem Town, muy cerquita de la estación de metro Mornington Crescent. Era una casita modesta pero acogedora que ambas pagaban sin la ayuda de sus padres ya, por lo que podían considerarse felizmente independientes.

Dejó las llaves en el pequeño cestito que tenían en el mueble de la entrada y tras cerrar la ventana de su amiga fue a su cuarto, se quitó la falda, los zapatos, medias y el sujetador, dejándose solamente la camiseta y bragas. No le importó no ponerse un pijama, estaba demasiado cansada para eso, así que simplemente se tiró encima de la cama y durmió como si no hubiera mañana.

De hecho, el "mañana" que le esperaría sería bastante intenso, pero eso ella aún no lo sabía.

Continuará


Bueno, ¡espero que os haya gustado esta dramática introducción a la historia! Nos vemos en el siguiente capítulo ~

Sin mucho más que decir, sigue la línea de puntos y...¡Comenta!

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With love,

K