Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, por desgracia…

Hola. Este es mi primer fanfic de Ai no Kusabi. Me encantaron los OVAs, aunque no el final, fue de lo más triste :(… por eso he decidido hacer mi propia versión. He trabajado en esta historia desde el 2007, pero no logré terminarla sino hasta ahora.

Espero que sea de su agrado. ¡Disfruten y besitos!

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Roto

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Una vez más, Iason estaba cansado de tener que castigar a su adorado pet, Riki. No podía entenderlo. Ya habían pasado 2 años desde que lo había rescatado del ataque de una pandilla, pero seguía sin poder doblegarlo. Y lo peor de todo, era que la rebeldía de Riki se debía siempre a la misma razón.

Su libertad.

Su pet seguía insistiendo en que él era libre y que no le pertenecía a nadie, mucho menos a él. Y eso dolía. Tal vez nunca lo demostrara, pero si que dolía.

¿Quién lo diría? El gran Iason Mink sufriendo interiormente. Y todo gracias a un simple pet. Que ni siquiera merecía el nombre de pet. Para muchos, o casi todos, no era más que una simple basura que Iason, el Blondie más importante de Tanagura y el niño dorado de Júpiter, había rescatado.

Por eso ahora se encontraba con un látigo en su mano, y con Riki postrado en el suelo, resistiendo de manera estoica los latigazos que cruzaban su espalda.

- ¿Cuándo vas a comprender que eres mío, Riki? – preguntó con voz un tanto cansada Iason Mink.

- ¡Nunca! ¡Jamás aceptare que te pertenezco! Antes… muerto. – respondió con esfuerzo Riki.

Esta era una escena que se repetía constantemente en el departamento del rubio. Aunque mucho a estas alturas se preguntarían el por qué de tanta rebeldía por parte de Riki, cuando muchos ya se habrían roto en mucho menos de la mitad del tiempo.

La respuesta era muy simple, pero que a la vez complicaba todo. Era amor. Riki se había enamorado, no sabía ni siquiera muy bien el cómo, de Iason. Tal vez fuera por su forma de ser, cuando no lo estaba castigando, claro está. Pero el hecho era que los sentimientos de amor estaban ahí. Y ese era el problema. Riki podía haber aceptado que amaba a Iason, pero eso no quería decir que se volvería más dócil solo para complacer al rubio. Por el contrario, ese amor hacía que se rebelara aún más, puesto que solo así podría callar sus sentimientos, porque el aceptarlos y darlos a conocer al rubio, sería como terminar de doblegarse ante él de una vez por todas.

Algo que Riki no tenía planeado hacer.

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Ya habían pasado dos meses más, en los que Riki se seguía resistiendo a Iason, a pesar que dormían juntos, algo que Riki adoraba, puesto que era una certeza de que el rubio solo se acostaba con él.

Por otra parte, Iason cada día llegaba más al límite de su paciencia. No podía entender porque su adorado Riki seguía resistiéndose a él. Era de noche, y el rubio se encontraba bebiendo su tan acostumbrada copa de vino, mientras su vista se paseaba por el departamento, hasta posarse en uno de los grandes ventanales del departamento, quedándose viendo hacia el cielo y las estrellas.

De pronto dejó de ver hacia la ventana y llamó a Riki.

- ¡Riki!

A los pocos segundos apareció su pet, bastante molesto como de costumbre.

- ¿Qué quieres, Iason? – le preguntó con aire de fastidio.

- Muestra respeto, pet. No te lo voy a volver a repetir.

- ¿Sí? ¿Y qué es lo que me vas a hacer? ¿Castigarme como de costumbre? Cualquier cosa es mil veces mejor que tener que obedecerte a ti… Inclusive la muerte es mucho mejor que tener que seguir a tu lado. – Continuó diciendo Riki. Sabía que no era inteligente seguir retando de tal manera al Blondie, pero estaba en su naturaleza y muchas veces no podía evitarlo. Pero esta vez terminaría lamentando tener aquel carácter.

Al escuchar lo que su tan amado Riki dijo sobre lo que ambos tenían, Iason no logró contenerse más y levantándose de su sillón favorito, fue directamente hacia donde se encontraba el otro. Y antes que ninguno de los dos supiera lo que había sucedido, Iason había abofeteado a su pet con mucha fuerza, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo, golpeándose la cabeza y cayendo inconsciente.

Pero Iason ya se encontraba fuera de si, por lo que no le importó el estado actual en que estaba su "pareja" y cogiéndolo por los brazos, lo levantó y se lo llevó a su antigua habitación, ese que asemejaba a todas las pocilgas en donde los pets dormían. Una vez dentro, no se amilanó y muy pronto, Riki se encontraba encadenado a la pared, a merced de Iason.

El mayor lo abofeteó nuevamente y poco a poco el jovencito empezó a despertar. Al principio no sabía muy bien en donde estaba, pero cuando se dio cuenta que estaba encadenado, trató de luchar contra sus cadenas. Sin embargo, fue inútil y lo único que consiguió fue incurrir aún más en la furia del rubio, quien justo en ese momento regresaba a la habitación con un látigo grueso y pesado. Al ver aquello, Riki se estremeció de miedo y rogó en su interior para que Iason no le hiciera nada.

El primer latigazo le llegó de sorpresa, tanto que hizo que gritara por el dolor que le había causado. Y la cosa no terminó ahí. Iason siguió golpeándolo con el látigo, sin darse cuenta que los gritos habían cesado, dejando solo al pobre joven gimiendo lastimeramente y pidiendo perdón en susurros.

Iason lo había quebrado.

Ya nada seria igual entre ellos.

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