Jelous people! Aquí Akari con otra de sus subnormalidades xD. La verdad, tenía ganas de escribir esto :D porq es una parte importante de mi vida el cambiar la historia de los animes -aire solemne- NO PARARÉ NUNCA NYAJAJJAA ok no -.- En realidad es que amo One Piece, es mi infancia, y siempre he querido cambiar cosas (cofcofcoflamuertedeacecofcofcof). Aparte sin esto no se entiende mucho el pasado de algunas de mis oc's... (si, casi todas son chicas... digo ''casi'' porq me he dignado a crear un barón (UNO! xD) alabado sea el señor que me a dicho que haga uno .-.). En fin que me desvio, este fic va sobre el pasado de tres de las Rainbow (si no teneis ni pu** idea de quienes son (que es lo normal claro xD) lean mi perfil ^_^). Su pasado está relacionado con muuuuuchas personas (que no voy a decir -por ahora- por no hacer spoiler pero bien que me gusta hacer spoiler :'() Joder, me enrollo mas que las persianas xDDD
Disclamer: One Piece no me pertenece, solo lo cojo para escribir tonterias como esta xD (me gusta el xD)
En fin os dejo leer:
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Fuego. Eso era lo que veían con horror las tres pequeñas niñas; un fuego devastador que abrasaba su hogar. La más mayor de todas, de pelo rojo, se interpuso entre sus perseguidores y sus hermanas, apremiándoles a escapar del lugar lo más rápido que pudieran.
-¡No! -gritó una de las pequeñas, de pelo castaño. -¡No pienso dejarte aquí, Annie!
-¡He dicho que os vayáis! -ordenó la pelirroja. -¡Llévate a Saya y corred todo lo que podáis! ¡Yo retendré a los marines aquí!
-¡Akannie-nee! -llamó entre lágrimas la más pequeña, de pelo rubio, mientras tiraba de la manga de la nombrada. -¡No quiero que te quedes aquí!
-¡Ahí están! -gritó la voz de un hombre detrás de la barrera de llamas. Tenía una escopeta bien cogida y en su gorra se podía leer ''MARINE'', dando a entender a las pequeñas que era uno de sus enemigos. Su madre siempre les había dicho que no se acercaran a aquella gente... pero ya no estaba allí para recordárselo. Una horda de Marines comenzó a correr hacia ellas a gran velocidad, tardarían poco en cogerlas y arrestarlas. Con lo tranquilo que había comenzado el día antes de la llegada de aquellos hombres...
FLASHBACK
-¡Annie, Saya, Haruka! ¡A desayunar! -llamó una mujer mientras colocaba los platos en la mesa con el desayuno. Dos niñas bajaron precipitadamente las escaleras entre risas, y corrieron a sentarse en la mesa alegremente.
-¡Mamá, mamá! -llamó riéndose Saya. -¿Sabes lo que le ha hecho Daiiru-nee? -preguntó tomando su taza de leche y acercándosela a los labios para beberla.
-¿Qué ha hecho mi amor? -le preguntó, acercándose a ella para acariciarle su pelo rubio. La pequeña dejó de beber y miró a su madre sonriendo.
-Cuándo Akannie-nee a ido a despertarla... -la otra niña comenzó a reírse mientras mordía su tostada. -...¡se ha levantado de un salto y le ha pegado una patada! -tras contar esto Saya estalló en risas acompañando a Haruka, mientras que una malhumorada Annie bajaba las escaleras frotándose la mejilla, refunfuñando.
-No tiene ninguna gracia... -bufó Annie cruzándose de brazos y sentándose en una silla. Su madre corrió hacia ella y le miró la mejilla.
-Es que sois unas brutas... -suspiró la mujer inspeccionando la cara de su hija. -¿No habrás usado haki sin querer no?
-No, tan fuerte no ha sido -explicó la pelirroja intentando quitarse a su madre de encima.
-Je,je... Ha sido instintivo... -se excusó Haruka limpiándose las lágrimas con un dedo.
-¿Qué voy a hacer con vosotras? -suspiró de nuevo Nadeshiko mientras se alejaba de su hija mayor. -No tenéis remedio...
-¡Eso no es cierto! -contradijo Saya señalándola con el dedo. -¡Rayleigh-san dijo que hay remedios para casi todo! -su madre la miró con una gotita resbalando por su sien.
-Primero... Rayleigh no se refería a eso, y segundo, no le hagáis mucho caso a ese viejo...
-¿Por? -preguntó Haruka ladeando la cabeza.
-Porque me mandaba a fregar la cubierta de sol a sol, así que no creo que este muy bien de la cabeza... aunque el barco siempre estaba limpio, eso sí, gracias a mí -finalizó la castaña comenzando a limpiar la hornilla con nostalgia. Como echaba de menos a su banda... Las niñas siguieron comiendo, sabían que cuando su madre miraba por la ventana y se ponía a recordar, poco había que la sacara de su ensimismamiento.
-Nee, oka-san -llamó Annie tirándole de la manga de su camiseta de lana beige, haciéndola reaccionar. -Toma -dijo mientras le tendía su plato sucio para que lo pusiera en el fregadero, puesto que ella aún no llegaba.
-Arigatou, Annie -cogió el plato y comenzó a lavarlo. Al poco rato, sus hermanas la imitaron. -¡Recordad que ahora tenemos clases de lucha! -dijo mientras ponía a secar el último plato. Las niñas asintieron con un enérgico ''¡Hai!'' y cogieron sus katanas de madera, que descansaban en el paragüero que había al lado de la puerta de entrada.
-Jo.. ¡yo quiero dos! -dijo Haruka mirando con frustración su bokken. -¿Por qué no puedo aprender el Nitoryu?
-Porque el Ittoryu sale más económico -explicó su madre con media sonrisa, descolgando una de sus katanas de la pared. Ella usaba la suya, una de dos katanas gemelas llamadas ''Tsuinshi'' de la familia de las Saijo O Wazamono, pero nunca la sacaba de su vaina.
-¿Y por eso tienes dos, oka-san? -pregunto Annie entrecerrando los ojos, con una mirada acusadora.
-Pues... ¡Ya os dije que el Nitouryu es muy complicado! -le contestó irritada por la impertinencia de sus hijas. -¡Además, solo uso una! -las pequeñas rieron ante la reacción de su madre. De pronto, unos violentos golpes aporrearon la puerta de la casa, tensando a las residentes. Nadeshiko tenía el semblante serio, nunca nadie las visitaba y menos pegaban a la puerta de esa manera, se temía lo peor. Se acercó sigilosamente a la puerta y le indicó silencio a sus hijas. Los golpes volvieron a repetirse.
-¡Sabemos que estas ahí, Nadeshiko Obies! ¡Desde este momento estas arrestada...! -ordenó la voz de un hombre mientras golpeaba la puerta de nuevo. La mujer suspiró, por lo menos ignoraban la existencia de sus hijas... -¡...junto con el resto de tu familia! -Nadeshiko abrió los ojos desmesuradamente. Mierda.
-Ma-mamá... -susurró lo más bajo que pudo Saya, temblando de miedo. No le gustaba ni una pizca lo que estaba pasando. Su madre volvió a indicarle silencio, llevándose un dedo a los labios, las niñas asintieron y obedecieron. Les hizo una seña para que la siguieran, caminó de puntillas hasta su otra katana, la desenganchó y la ató al cinturón junto con su gemela. Volvieron a aporrear la puerta.
-¡Abra inmediatamente!- ordenó el hombre. -¡Si no lo hace nos veremos obligados a abrir fuego!
Eso era lo que intentaba evitar... pero la mujer no iba a abrirle a todo un regimiento de marines y a saber que más e invitarles a un té con pastitas para charlar tranquilamente... no, definitivamente no. Caminó de puntillas en silencio, seguida de sus hijas, hasta una habitación vacía. Se agachó con una pequeña sonrisa en una de las esquinas del sucio suelo de madera. El por qué había elegido aquella casa... era por las múltiples vías de escape que le ofrecía. Por lo menos ella misma se había ocupado de mantener los pasadizos en buen estado... o eso pensaba. Palpó con la mano en el suelo, buscando frenéticamente algo ante las miradas curiosas de sus hijas. Sí, definitivamente aquellas niñas eran algo bipolares. Nadeshiko las miró de reojo mientras una gotita le resbalaba por la nuca. Por lo menos no estaban llorando a mares... De repente, su mano encontró un saliente en el suelo.
-Bingo... -murmuró para sí misma, con aires de victoria. Con esfuerzo y la ayuda de una navaja, consiguió abrir una trampilla del ancho de una ventana. Su interior estaba más oscuro que la noche misma, y lo único que le daba un poco de luz anteriormente mientras estaba abierta eran las ventanas de la habitación, que ahora estaban cerradas herméticamente para evitar ser invadidas.
-Vamos... adentro... -les susurró a sus hijas. Haruka contemplo el agujero con curiosidad. Ella siempre había sentido predilección por las cosas peligrosas y ahora mismo en su mente dos carteles de luces de neón se habían encendido. Uno estaba en azul y ponía PELIGRO y a su alrededor su personalidad prudente gritaba algo y el otro brillaba en un tono rojo y ponía AVENTIURA y a su alrededor su personalidad aventurera le gritaba al del cartel rojo.
-¡HAY QUE ENTRAR AHÍ DEBE SER DE LO MÁS INTERENSANTE! -dijo su personalidad aventurera
-¡NO! ¡Estoy con Adventure con lo de entrar ahí, pero tienes que salir pitando o te matarán, so inútil! -contradijo el pequeñin vestido de azul.
-¡Oh, vamos Prudence! ¡Hay que explorar eso! ¡A lo mejor hay tesoros!
-¡Estoy con Adventure! -dijo Haruka apareciendo con aires de superioridad.
-Un momento ¿Cómo has entrado aquí? -preguntó Prudence con una gotita en la cabeza
-¡¿Y eso que importa ahora!?
-Es mi mente, retrasado, puedo entrar cuando quiera -dijo la niña cruzándose de brazos.
-Hay que estar loco como para hablarse consigo mismo... -susurró su personalidad prudente y Haruka lo fulminó con la mirada.
-¿¡Hah?! ¡Encima que te he creado, desagradecido! ¡Pues ahora te borro! -se llevó las manos a la cabeza y Prudence se desvaneció con un PLOP. El cartel azul brilló más que el otro y el rojo se apagó. La niña miró de nuevo la trampilla con estrellas en los ojos.
''¡SUGOIIII! ¡ESTA CASA ES LO MÁS EMOCIONANTE QUE HABÍA VISTO EN MI VIDA''' pensó la niña emocionada. Saltó dentro del agujero seguida de sus dos hermanas, que la miraban raro.
-Has estado en las nubes como dos minutos... ¿ya estas con tus anormalidades otra vez? -preguntó en voz baja Annie alzando una ceja.
-¡No son anormalidades, Annie! -protestó la niña inflando los mofletes. -Tan solo decidía si explorar esto o no
-Si no nos damos prisa no quedará nada que explorar -contestó su madre bajando de un salto y cerrando la trampilla a la vez, sumiendo en la oscuridad el pasadizo. Saya se agarró a los pantalones de su madre, odiaba la oscuridad... no sabía como su a hermana mayor le apetecía explorar aquello. Una chispa iluminó por unos momentos el pasadizo e hizo que la tenue luz de una cerilla apareciera, iluminando la cara de su madre.
-Seguidme, no hay tiempo -ordenó mientras echaba a caminar. -¿Lo hemos practicado varias veces esto no? Recordad, calma, paciencia y sobre todo no os asustéis, saldremos de esta -les indicó la mujer mientras caminaban detrás suya, como si siguieran la luz.
-Mamá... son la marina ¿cierto? -preguntó Annie seriamente y su madre asintió. La pequeña apretó los puños. Odiaba a esa gente que no las dejaban vivir en paz solo porque sus padres fueran nakamas de Gold Roger... Sí, sus dos padres, su madre, Nadeshiko Obies, y su padre, Dylan Rainbow, fueron nakamas del rey de los piratas y Annie se sentía totalmente orgullosa de ellos. Aunque su padre hubiera muerto en uno de los ataques de la marina... no le dolía. Haruka y ella eran muy pequeñas cuando ocurrió y su hermana aún no habían nacido, así que no lo recordaba demasiado.
-Te-tengo miedo... -tartamudeó Saya abrazándose a si misma para parar el temblor de su cuerpecito. Haruka le cogió de la mano y le sonrió.
-No te preocupes Saiiro-nee -la tranquilizó la castaña. -No nos pasará nada -la pequeña asintió y se relajó un tanto. Hasta que comenzaron los disparos. Dos, tres y cuatro cañonazos impactaron en la casa, haciendo que el suelo temblara y creara grietas en el techo del pasadizo.
-¡Vamos, rápido! -les apremió su madre comenzando a correr. Corrían desesperadamente, intentando ver el maldito final del pasadizo, mientras oían más cañonazos y les caía polvo en el pelo y cara, asustandolas un poco.
''Mierda, luego tendré que bañarme... con lo que odio el agua'' pensó molesta Haruka mientras intentaba quitarse el polvo de la cara. Llegaron al final del túnel y su madre abrió un poco la trampilla que había encima de su cabeza, cegándose un poco. Parpadeó hasta ver con nitidez la escena. Su casa estaba ardiendo hasta los cimientos, se podía ver perfectamente desde allí, y eso que estaban lejos. Los marines estaban concentrados buscándolas entre las llamas, no las verían si iban con sigilo. Los árboles contribuirían a su escape, aunque si el fuego se propagaba, ardería absolutamente todo el bosque. Se disponía a cerrar para hablar con sus hijas sobre el plan cuando le vió.
''Oh mierda''
Delante de la casa, un hombre contemplaba el espectáculo cruzado de brazos, impasible. Era de piel bronceada, llevaba un traje rojo oscuro junto con la gorra en la ponía MARINE y una chaqueta blanca con las mangas rojas colgaba de sus hombros. En su espalda podía leerse ''Justicia''. Un puto Vicealmirante. Y no uno cualquiera (N/A: ninguno son un cualquiera ¬¬U), sino Akainu (Sakazuki), el hombre que mató a su marido (N/A: ahhh eso lo explica todo). La cara de Nadeshiko reflejaba odio puro hacia aquel hombre, pero, si querían salir vivas del lugar no podían llamar la atención. Cerró lentamente la trampilla y se giró para hablar con sus hijas.
-Bien, nada más que abra la trampilla salid lo más silenciosas que podáis y ocultaos detrás de un árbol. Cuándo todas estemos fuera, pasaremos de árbol en árbol sin que nos vean bajando la colina hasta la playa. Atado al embarcadero que tenemos oculto hay un pequeño velero. Annie, si usamos tus poderes podremos salir rápidamente de aquí. -la pequeña asintió. -Bien, vamos a salir. Pero tened cuidado... si nos ven no creo que sobrevivamos... hay un almirante -Annie y Saya se pusieron pálidas como el papel, mientras Haruka cambiaba su cara de emoción por una de puro odio. Odiaba a los almirantes con todo su ser... porque ellos podrían impedir que ella cumpliera su sueño de ser reconocida mundialmente como la mejor mujer pirata de todos los tiempos y podrían matar a sus seres queridos solo por ser la familia de una gran pirata.
-¿Preparadas? -sus hijas asintieron, no muy seguras. -Vamos... -abrió la trampilla sin hacer ruido y ayudó a Saya a salir primero. La pequeña corrió silenciosamente hacia un árbol y se ocultó detrás, sin ser vista. La siguiente fue Haruka, que fue lentamente hacia otro árbol cerca de su hermana pequeña y se ocultó detrás del tronco. Annie salió sin la ayuda de su madre y se ocultó también sin ser vista.
''Bien...'' Su madre salió y se ocultó sin problemas detrás de otro árbol. Suspiró, aliviada. Les hizo señas a sus hijas para que retrocedieran lentamente, empezando ella. Al principio fue todo bien, pero una ramita crujió debajo del pie de Saya, que tembló ante lo que iba a pasar. Un soldado se dió la vuelta, extrañado por el ruido y vió a la pequeña, pálida como el papel mirándolo aterrorizada.
-¡Ahí están! -gritó el hombre señalándolas.
-¡CORRED! -ordenó su madre mientras se interponía entre ellas y los marines.
-¡MAMÁ! -gritó Haruka pero su hermana mayor tiró de ella haciéndola correr. -¡ANNIE SUELTAME!
-¡Ya le has oído! -le dijo mientras tiraba de ella y de Saya que tenía lágrimas en los ojos. Después de aquello todo fue un caos. Nadeshiko bloqueaba cualquier tiro o ataque que fuera dirigido a sus hijas, que corrían como si su vida dependiera de ello (y así era). Todo iba bien para ellas hasta que su madre luchó contra el almirante. Lo retuvo todo lo que su vida pudo, hasta que fue atravesada por el puño de magma de Akainu. Con sus últimas fuerzas, le lanzó sus katanas a Haruka que la miraba horrorizada. Les dedicó su última sonrisa, una sonrisa maternal.
-Os quiero... -susurró y cerró los ojos, sucumbiendo al eterno sueño que era la muerte.
FIN DE FLASHBACK
Haruka hizo caso omiso a las ordenes de su hermana mayor y tiró de ella llevándosela consigo. Corrieron colina abajo todo lo que pudieron mientras Annie protestaba y pataleaba en el hombro de su hermana.
-¡Que me sueltes!
-¡No lo pienso hacer! ¡Mamá se ha sacrificado para que vivamos y eso vamos a hacer! -le dijo la castaña seriamente y su hermana se congeló.
-... de acuerdo correré sola, te lo prometo -dijo poniendo fin a sus pataletas. Haruka la soltó y corrieron de nuevo, mientras que una ola de magma las seguía.
-No creáis que tes mocosas se me van a escapar -les dijo a lo lejos Akainu, mirándolas mientras intentaban escapar del magma, que derretía todo el bosque. Sin previo aviso, comenzaron a acribillarlas con balas de cañon, y ellas intentaban esquivarlas a toda costa.
-¡HIJOS DE PUTA, CABRONEEES! -les gritó Annie con furia, enseñándoles todo lo mejor de su vocabulario mientras corrían. Una de las balas estalló a sus espaldas, mandándolas a volar. Saya salió despedida hasta la playa, se levantó y escupió arena. Buscó con la mirada a sus hermanas. Annie tenía la cabeza enterrada en la arena y pataleaba para salir. Mientras que su otra hermana... Saya abrió los ojos desmesuradamente cuando la vió.
-¡HARUKA! -gritó mientras corría hacia ella. Se había estrellado en una de las rocas que había por allí de cabeza, partiéndola en dos (N/A: la roca no la niña eh). De su cabeza manaba mucha sangre y Saya se horrorizó aún más al verla de cerca. Annie consiguió salir del agujero y corrió hacia sus dos hermanas.
-¡Annie! ¡Haruka se va a... se va a...! -tartamudeó la pequeña entre sollozos. La rubia casi nunca llamaba a sus hermanas por su nombre y cuando lo hacía era porque no podía seguir bromeando.
-No -la pelirroja le sonrió, aunque temía por la vida de su hermana. La cogió por un brazo. -Saya, ayúdame a llevarla, no hay tiempo -la pequeña asintió, se limpió las lágrimas y cogió a la inerte Haruka por un brazo. La arrastraron por la arena mientras esquivaban como podían las balas de cañón y los meteoritos que les lanzaba Akainu. Uno estalló muy cerca y las separó de nuevo. Annie se frotó la espalda, había chocado con algo realmente duro. Miró el tamaño de la sombra que tenía delante y se dió la vuelta lentamente. Oh, dios... Detrás suya se alzaba Bartholomew Kuma, del ejercito revolucionario.
-Ku-ku-kuma... -la niña retrocedió a trompicones, sabía quien era y no le gustaba demasiado. El hombre se quitó uno de sus guantes y se acercó de nuevo a la niña.
-¿Si quisieras viajar a cualquier lugar... -empezó Kuma. -...dónde sería?
-¿¡Y ESO QUE MIERDA IMPORTA AHORA?! -gritó furibunda la niña blandiendo su katana de madera delante suya, con la intención de defenderse. El hombre se acercó a ella con la palma de la mano y ella intentó retroceder. No le dió tiempo. Kuma le dió con la palma de su mano y... desapareció.
-¡ANNIEEE! -gritó Saya llorando, sin comprender. Cuándo el hombre miró hacia donde Haruka había caído, la niña corrió hacia allí y se interpuso entre los dos. -¡Déjala! ¡N-n-no te a-acerques! -le dijo con los brazos extendidos intentando proteger a su hermana, que estaba inconsciente. Kuma la miró impasible y acercó la palma de su mano a la cabeza de la niña. La pequeña cerró los ojos con fuerza y se preparó para lo peor.
''Mamá... gomen...n-no vamos a sobrevivir...'' Las lágrimas rodaron por las mejillas de Saya mientras el hombre posaba su mano en la cabeza de ella y desparecía. Kuma miró a la pequeña que quedaba, se desangraba por momentos... Se arrodilló junto a Haruka y, posando su mano en la cabeza de la pequeña, la envió lejos de allí.
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Porq me gusta tanto la tragedia...? Quien sabe xD ¿Os gusta? ¿Se merece un review? (decid que shi *^*) Si es un si dejadlo ;D que me vengo arriba cuando veo la notificación de TIENE UN CORREO y veo que es un review... SHORO O_Q bueno, os dejo...
Ah si, espero poder actualizar pronto los demás fics, no es que no quiera, es que no puedo subir a causa de... muchas cosas T.T
SAYONARA!
