Con una taza de café, me siento en una de las mesas del bar del hotel, con los ojos entrecerrados y resoplando al sentarme. Me acomodo la corbata sobre el pecho, y tomo un sorbo de café tibio que acaban de servirme en la barra del bar. Lo remuevo con una cucharilla, y alzo la vista a un lado, para encontrarme algo mucho peor que un café mal calentado.

Rachel le sonríe al musculado, rubio de ojos azules y perfecto Brody. Él simplemente mira al frente, bebe de su botella de agua y se limita a respirar, simplemente a eso. Mi odio hacia Brody aumenta cada vez que Rachel lo toca, y él ni se inmuta en responder. ¿Tienes a Rachel Berry a tus pies, y no le haces ni caso? Su cerebro está hecho de serrín, de testosterona que aún no se ha asentado en su cuerpo desde la adolescencia y de imbecilidad hasta llegar a topes insospechados.

Kurt se sienta a mi lado, cruzado de piernas y con un café igual que el mío en la mano.

-¿Y esa cara de seta, Finn?-Dice tomando un sorbo del café.

-Buenas tardes a ti también, hermanito.-Digo sonriendo levemente. Arquea una ceja, esperando mi respuesta a su pregunta. Suspiro y levanto la cabeza mirando a Rachel.

-Maldito mono de feria hormonado…-Susurra con odio mirando a Brody.

-¿Por qué lo odias, Kurt?-Pregunto dejando el café en la mesa.

-Rachel lo metió en mi casa, se levantó desnudo e incitó a Rachel a hacer una escena… Desnuda.-Concluye. Tuerzo el gesto, y la mandíbula, y todos los músculos de la cara que pueda retorcer para que sienta el asco que le tengo. –Lo peor, es que Rachel casi lo hace.-Dice volviéndose hacia adelante. Coge un trozo de su magdalena y se lo lleva a la boca, masticándolo.

-No le hace ni caso a Rachel, Kurt. Míralos… Me duele, me duele saber que no la quiere como yo la quiero aún. –Digo levantándome de la mesa.-Kurt, tengo que irme. Nos vemos esta noche. –Digo saliendo hacia el ascensor.

Meto las manos en los bolsillos, entrando y pulsando el número siete para subir a mi habitación. Una mano aparece de repente antes de que se cierre la puerta, es Rachel. Entra y se pone a mi lado.

Lleva el pelo liso, un vestido corto y escotado de color negro. Pone sus manos en su cintura, y mira hacia arriba, buscando mi mirada.

-Hola, Finn. –Dice. Sonrío levemente ante su saludo y la miro.

-Rachel.

-Estás más… Guapo.-Dice sonriendo. Esbozo media sonrisa y miro de nuevo hacia adelante.

-Gracias, tú sigues como siempre, preciosa.-Digo sin bajar la mirada hacia ella. El ascensor para, y los dos salimos en la misma planta.

Ella se para en su habitación, y yo sigo mi camino hasta la mía.

-Nos vemos esta noche, Finn. –Le sonrío, pero con él no quiero verla esta noche.

En frente del espejo del ascensor y antes de entrar a la cena, intento ponerme bien la pajarita, sin éxito. Desisto, me apoyo en la pared mientras baja. Suspiro, miro el reloj, las diez de la noche. Al salir del ascensor, Kurt me agarra por la camisa, poniéndome bien la pajarita antes de entrar al salón para cenar.

-Gracias, Kurt.-Digo mirándolo a los ojos.

-Finn, tienes que dejar esa cara de pasta de boniato.-Dice soltando la pajarita y dejándola totalmente bien colocada en mi cuello.

-Kurt, no es fácil ver como la chica de la que estás enamorado se pasea por ahí con un tío de proporciones perfectas casi esculpido por Miguel Ángel.-Digo torciendo el gesto.

-Vamos Finn, que es una boda.-Dice entrando en el salón donde están todos sentados.

Mi vista se desvía hacia Brody, que está sólo sentado en la mesa, sin Rachel. Pero él ríe y come, sin importarle donde está ella.

Vuelvo a subir a su habitación y pego varias veces en la puerta, esperándola.

-Rachel, ábreme la puerta.-Digo apoyado en ella.

Unos pasos se escuchan dentro de la habitación, y la puerta se abre lentamente. El rímel de sus ojos está totalmente derramado por ellos, mezclado con las lágrimas que acaba de derramar.

-¿Qué te ha pasado, Rach?-Pregunto limpiándole los ojos. Ella niega y entro en la habitación, agarrándola de la mano y sentándola en la cama. La agarro de la mano, y veo cómo en su brazo, están marcados los que supongo son los dedos de Brody.-Quién te ha hecho esto.-Le digo serio. Ella me mira, sin saber qué decir.-Rachel, si no me lo dices iré a matarlo de todas formas.

-Quería acostarse conmigo antes de bajar, pero le he dicho que no, que llegaríamos tarde a la cena y… Me cogió del brazo, pero me solté.-Dice sollozando. Se tapa la cara con las manos, y la abrazo contra mí.

-Rachel, no sabes lo difícil que se me hacía no ir a pegarle un puñetazo por cómo te trataba, pero ahora… -Le doy un beso en la cabeza, haciendo que se tranquilice.

Sus lágrimas cesan, y vuelve a levantar la cabeza para mirarme.

-¿Me quieres?-Le pregunto.

-Sí..-Susurra.

-No, no pregunto como amigo. Si sigues enamorada de mí.-Le aclaro. No le da tiempo a responder, cuando la puerta de la habitación se abre y Brody aparece detrás de ella. Mi puño va directo a su cara, partiéndole el labio y pegándolo contra la pared. Lo agarro por la camiseta, dándole un fuerte guantazo en la cara.

-Gilipollas.-Le digo zarandeándolo contra la pared.-¡GILIPOLLAS!-Le endoso otro puñetazo.-Tienes a la mujer más preciosa e increíble del mundo, y lo único que se te ocurre es obligarla a que se acueste contigo.-Digo dándole una patada en el estómago, dejándolo en tirado en el suelo. Ahora mismo, la rabia es aún más fuerte que todos esos músculos de gimnasio. Cuando me doy cuenta, Rachel me tiene agarrado por la espalda, alejándome de él. Brody se levanta como puede, mirándome, y sale tal y como ha entrado de la habitación. Está inclinado, con una mano en el estómago y la otra en el labio. Me miro la camisa, llena de sangre, y una vez que Brody se ha ido me doy la vuelta hacia Rachel, cogiéndola de la cintura y besándola.

-Yo sigo enamorado de ti.