Declaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, solo las situaciones son mías.

I

Estaba esperando a mi novio Jake, sino llegaba pronto estaríamos tarde para el instituto y si llego otro día más atrasada iban a llamar a Charlie y no quería tener conflictos con mi padre.

Mi celular sonó. Era un mensaje de Jake

"No te podré pasar a buscar bebé, nos vemos. Te quiero"

-Jacob B.

Genial, ahora iba tarde y además como mi auto aun no me lo entregaban me tendría que ir caminando, no iba a llegar a la primera hora, me ganaría un pase a detención. y Charlie me castigaría Iba a matar a mi novio ¿tan difícil era avisarme con tiempo?

Tomé mis llaves y me apresuré a la calle, ya estaba vacía, los porche sin rastros de autos, las cortinas cerradas y un aire de vecindario fantasma que calaba. En eso estaban mis pensamientos cuando una sonora bocina los interrumpió.

Edward Cullen y su flamante volvo. Bajó la ventana del conductor y me habló.

-¿Te llevo Swan?

-No, gracias Cullen.- Él iba avanzando en el auto al mismo ritmo con el que yo caminaba.

-No llegarás nunca si te vas caminando ¿a qué no quieres tener que ir a detención?

-No es tu problema Edward.

Yo no tenía una mala relación con él, de hecho muchas veces nos habíamos apoyado como mejores amigos, como cuando mis padres se divorciaron o cuando su abuela falleció, pero Edward siempre me molestaba haciéndome sentir incómoda por sus insinuaciones sexuales, y yo siempre buscaba la oportunidad para vengarme... aún así en el fondo lo consideraba un amigo, además de que su hermana era una de mis mejores amigas junto con Rosalie.

-¡Bella!- Me llamó la atención.

-¿Ah?

-Te quedaste pensando, ahora sube al auto o ninguno de los dos llegará a tiempo.

-No Edward.

-¿Por qué todo tiene que ser difícil contigo?

Detuvo el auto, se bajó y me dio alcancé tomándome como saco de papas y arrastrándome hacía su carro.

-¡Edward!

-Si fueras más complaciente, esto no pasaría.

Me sentó y me puso el cinturón de seguridad antes de dar la vuela a trote, para tomar el lugar del copiloto nuevamente y llevarnos al instituto en menos de cinco minutos, normalmente su alocada conducción me aterraba, sin embargo hoy se lo agradecía... habíamos llegado a tiempo.

-Gracias Edward.- Dije cuando este me abrió la puerta del copiloto. Era un idiota, pero el idiota se había educado como un perfecto caballero.

-De nada, tengo una idea de como me lo puedes pagar.- Se acercó peligrosamente a mi, pegando su anatomía a la mía.

-Nada de eso Edward, te compraré un dulce en forma de agradecimiento.- Dije tratando de mantenerme cuerda.

-Pero yo no quiero un dulce.- Susurró aún más cerca de mis labios.

-Bueno entonces te regalaré una hamburguesa.- Me traté de alejar de él, pero no tenía suficiente fuerza y quede dónde mismo.

-No me interesa mucho una hamburguesa Isabela.- Pronunció roncamente con esa maldita risa burlona que me hace pensar que solo se está burlando de mi.

Por suerte alguien tuco la brillante idea de carraspear, por lo que al idiota no le quedo otra de devolverme mi espacio personal.

-Hola, chicos- Dijo una emocionada Alice, que era una de mis mejores amigas y la hermana de Edward.

-Hola.- Saludé con una sonrisa.

-Ed, ¿no será muy temprano para acosar a la pobre Bella?- Dijo Jasper, que es el novio de Al y venía justo detrás de ella.

-Nunca es mal momento- hablo con tono de como quién no quiere la cosa.

-¡Hermanita!- Ahora llego el gigante de Emmett que me quitaba el oxigeno de los pulmones con su abrazo, él era el hermano de de Edward y Alice, salía con Rosalie que además era la hermana de Jasper.

Nuestro grupo se componía solo por nosotros seis: Alice, Emmett Y Edward cullen, Rosalie y Jasper Hale y yo Isabella Swan.

-N-no respiro.- Traté de decir.

-Idiota, no la dejas respirar.- Edward me sacó del abrazo de Emm y me puso a su lado abrazándome por la cintura.

Antes no me gustaban estos gestos, pero después de dos años de acoso excesivo por parte de Edward ya estaba acostumbrada y mientras Jake no me viera y le diera uno de sus ataques de celos todo estaba bien.

Mi primera clase era Matemáticas y me tocaba con Edward así que los seis nos fuimos juntos hasta que no separamos cada uno para ir a nuestras salas. Tomé mi asiento, el último en la fila de la ventana con Cullen a mi lado. No había visto a Jacob en el estacionamiento o en los pasillos, me preocupé un poco, así que le mandé un mensaje preguntando si vendría.

"No puedo ir no me siento del todo bien, nos veremos mañana supongo. Te quiero"

-Jacob B.

Me sentí un poco mal, yo reclamándole mentalmente por no ir a buscarme cuando el pobre estaba enfermo, le preguntaría a Alice si me acompañaba a dejarle los apuntes y a ver si se encontraba bien luego de clases, le preguntaría a ella, porque era la única que no aborrecía completamente a mi novio, ni hablar de los otros, ni siquiera lo aceptaban el el grupo... Nunca supe por qué, pero no le di mucha importancia, llevaba un poco más de diez meses con Jacob y había aprendido a repartir mis tiempos.

Llego el profesor y comenzó a decir algo de un TRABAJO que valía el treinta por ciento de la evaluación final.

-Puede ser individual o en parejas no más. Son los ejercicios de la página 65 a las 85, en total son cien. Es para la próxima semana- Luego siguió hablando sobre cosas como el tamaño de la hoja, el color de los lápices que no estaban admitidos y más, pero me quede pegada en eso de cien ejercicios para la próxima semana, no pasaría nunca este ramo. Yo y los números éramos enemigos mortales.

-¿Serás mi compañera en el trabajo?- Me preguntó Edward.

-¿Ah?

-Sé que esto no es lo tuyo y no quiero que repruebes, sé que soy brillante, pero hacer cien ejercicios por mi cuenta suena agotador.- Dijo con una amable sonrisa.

-¿Lo dices enserio?

-Si, lo digo de verdad... Además así podré tener más ventaja para que al fin caigas en mis encantos.

Le di un golpe en su hombro.

-Eres un cerdo Edward... Pero sí, acepto ser tu compañera- Le dije, mientras me reía… la verdad es que no me ofendió la sinceridad de Cullen, ya estaba más que acostumbrada, además con la experiencia había aprendido que si más me importaba más me insistía. Lo mejor era dejarlo correr.

-De nada.- Luego de eso cada uno siguió en lo suyo hasta que tocaron el timbre para cambiar de asignatura.

Estaba con Alice sentada en clase de español, cuando me miró con una cara muy extraña.

-¿Qué sucede?

-Tuve un presentimiento- Me dijo normalmente- ¿Quieres que te acompañe a alguna parte hoy?

Mi amiga era una especie de psíquica, al principio daba miedo, pero ya me acostumbré.

-Sí, quiero ir a dejarle los apuntes de Jake y ver si se encuentra bien, serán solo unos minutos.

-De acuerdo, vamos luego de clases. Tienes suerte de que hoy he venido en mi coche y no con Jasper.

La clase paso rápida y sin darme cuenta ya estaba el la cafetería comprando mi almuerzo... Como mi novio no había venido, me fui a sentar con mis amigos, normalmente a esta hora me sentaba con Jacob y el resto de los recesos los pasaba con ellos.

-¿A qué se debe el milagro de que nos acompañes?- Dijo Rose molestándome.

La miré con cara de pocos amigos.

-Jake esta enfermo, pero si quieren me puedo ir...

-No seas tonta, era una broma- Dijo Rose con la boca llena.

El tiempo se paso muy rápido, con ellos la conversación era demasiado fluida, por lo que el almuerzo paso volando al igual que mis últimas dos clases. En un dos por tres estaba caminando por los atestados pasillos escolares con una grácil Alice andando a mi lado en busca de tan ansiada salida.

-Bella, tengo un mal presentimiento.

-Tranquila Alice, no pasará nada, vamos a dejar a Jasper y vamos donde Jake, te aseguró que no tomará ni media hora.

Y no lo hizo.

Apenas pisé la casa de mi ahora ex-novio salí corriendo por las nauseas.

Me había engañado.

Él imbécil estaba con una zorra teniendo sexo en el sillón de su sala, ni siquiera se habían podido ir a su habitación, ni siquiera se inmuto cuando me vio la tipa esa, sólo se corrió para que Jacob me viera y ahí quedó la grande, empujó a la mujer y me empezó a dar estúpidas explicaciones.

"No es lo que crees" "No fue mi culpa, ella me sedujo. Yo no quería" Me había dicho.

Ni siquiera lloré en frente de él, ni titubeé, no perdí mi dignidad… al menos puedo estar orgullosa de eso.

"No te quiero cerca mío. Terminamos" Respondí con la cabeza en alto sin siquiera alzar la voz. Mi tomó fue frío y cortante.

Salí del lugar con unas ganas horribles de vomitar, Alice me vio desde el coche y salió en mi ayuda. No pude evitarlo y solté mi almuerzo y desayunó al suelo, mi mejor amiga tomó mi cabello para no mancharme y me sobó la espalda.

-Vayámonos antes de que el imbécil ese salga.- Me apuró, tenía la sensación de que ella ya sabía lo que había pasado.

Me guío hasta el asiento del copiloto, para luego dar le vuelta rápidamente, cuando Alice arrancaba del auto, Jacob salía con la cara desfigurada y las ropas desarregladas. No me fijé en la camino ni en lo que decía mi amiga, de lo único que fui consiente fue cuando sentí que alguien me sentaba en algo esponjoso, me di cuenta de que era mi cama.

-¿Bella? Bella por favor reacciona, me estás asustando.

No iba a quedar como zoombie por un estúpido que me había engañado, puede que haya estado en vías de enamorarme, pero mi corazón no se había visto involucrado del todo, por lo que podía mantener la entereza, no me tenía por qué desmoronar ni morir, no era un amor glorioso el que me acaba de traicionar, no era ninguna Julieta y Jacob estaba muy lejos de ser un romeo. Estaba decepcionada. Y si hay algo que debes saber de una mujer es que cuando su orgullo está herido, puede superar las cosas a una velocidad impresionante y peor que ello, es que los estados emocionales que una persona debe atravesar para poder decir que su corazón roto está completamente sano otra vez pueden avanzar en cuestión de minutos con tal de obtener lo que se desea y yo siendo una mujer iba a mantener la tradición.

Luego de la decepción vino la pena, de la pena al enojo, del enojo a la furia y de la furia a la venganza.

Créanme que nunca. Nunca. Nunca deberías ocasionar esto en una fémina, si lo llegas a hacer, teme por tu vida.

Jacob debería tener miedo.

Una sonrisa como la del Cheshire cat* se extendió por mi rostro.

-Alice, deseo venganza.