Regresen con vida
La explosión fue demasiado fuerte, ninguna consiguió evitarla. Las tres mujeres salieron despedidas a distintas direcciones, Tenryuu no pudo mantener su espada sostenida y, al volar dos metros en el aire, se perdió en el agua. Kiso desapareció en medio de la explosión, mientras que Furutaka había caído a tres metros de distancia de la flota. Su equipamiento resultó gravemente herido, sus cañones habían sido inutilizados, pero lo peor fue el hecho de que, al intentar levantarse, sus piernas dejaron de responder. Todo el daño había conseguido neutralizar sus movimientos, y en cuestión de segundos fue rodeada por un grupo de abisales, entre destructores clase I, cruceros ligeros clase He y cruceros pesados clase Ri.
Uno de los enemigos se adelantó a Tenryuu, una mujer con piel pálida, cabello largo y peinadoe n forma de coletas que caían a los lados de su cuerpo y se alargaban hasta sus muslos. Los mechones al frente cubrían la mitad derecha de su rostro, pero no alcanzaban a esconder el ojo izquierdo, de color rojo que miraba con gran ira y sadismo el cuerpo de la abatida mujer que nada más podía mantenerse arrodillada, con la mano izquierda sobre su hombro derecho por el dolor que el daño le provocó.
Una mueca de satisfacción invadió el rostro de la abisal, estaba disfrutando de la victoria y de tener en sus filas, en unas horas, a tres compañeras nuevas.
Sin más preámbulo, pues había torturado lo suficiente a la mujer, alzó su brazo derecho que terminaba en la forma de una garra con filos muy pronunciados y se preparó para clavar sus inhumanas armas en la carne de la contraria y abrir fuego con sus cañones de 20cm, ya había desperdiciado tiempo, y no iba a perder más.
Los cañones de Tenryuu seguían funcionales, pero el problema que la mantenía en esa posición era su visión. En medio de las explosiones enemigas, una alcanzó su ojo y entorpeció por un rato su visión, estaba a oscuras, pero sus instintos le decían que su hora había llegado, que todo lo que hizo antes de salir del puerto es por lo que sería recordada.
Para la abatida mujer, el tiempo se alargó, pudo ver en su memoria los recuerdos de las misiones que había terminado, satisfactoriamente, con las otras dos compañeras que, seguramente, sufrirían el mismo destino. Por alguna razón, una sonrisa apareció en el rostro de Tenryuu, había aceptado su destino, peleó hasta el final, el enemigo fue mucho más listo que ella y consiguió tenerla en ese estado muy grave.
La abisal no esperó más, adelantó su garra contra el crucero. Lo último que se pudo escuchar fue una violenta explosión y una columna de agua alzándose, después de eso, el silencio volvió a reinar en las aguas.
–Las he llamado aquí hoy porque son en las que más confianza tengo dentro del puerto –El almirante habló.
– ¡Sí, señor! –Tres voces respondieron al unísono.
Tres mujeres permanecían de pie, en la posición fundamental de firmes para recibir la información del encargo al que irían en las siguientes horas.
Hasta la derecha, cerca de las ventanas, una mujer se mantenía firme, con una mirada bondadosa e inocente. Uno de sus ojos era de color café claro, el otro poseía un muy curioso tono más claro, casi parecía como si, en cualquier momento, fuera a desprender una luz para buscar en la oscuridad. Vestía un uniforme tradicional de marinero y un traje de licra sobre su torso, estómago, cadera, muslos y brazo derecho. Su cabello café lo había arreglado con dos horquillas, la primera clase del crucero pesado Furutaka, Furutaka.
La segunda, en medio, se mantenía inmóvil, una mirada confiada y una sonrisa a medio labio que delataba cuán emocionada le hacía sentir la información que recibirían. De cabello corto con mechones que cubren su ojo izquierdo, que resguarda con un parche, mejillas y orejas de una coloración morada. El único ojo que se veía, de color amarillo brillante, husmeaba los objetos de la oficina, aunque cada cierto tiempo llegaba a mirar al almirante para escuchar atentamente. Portaba un suéter negro encima de una camisa blanca con el cuello abierto, falda negra, guantes y medias del mismo color junto con una corbata a medio anudar.
La tercera, de pie hasta el lado izquierdo, era una mujer que, a diferencia de las otras dos, poseía una mirada seria y decidida, aunque nada más se alcanzara a ver su ojo izquierdo, pues el otro estaba cubierto con un parche, de color verde azulado, similar al del cabello medio que cubría su nuca, mejillas y orejas, sin viento se podía ver que la longitud total le llegaba hasta los hombros. Vestía un uniforme de marinero, igual que Furutaka, pero el diseño era más parecido a la clase Kuma, un sombrero tipo boina, de color blanco y negro, descansaba sobre su cabeza, y una capa abrochada en su cuello, de color negro en el exterior y vino en el interior, que cubría la parte derecha de su cuerpo y completaba su atuendo.
La oficina en donde se encontraban tenía paredes de color crema, piso de madera, sobre el cual descansaba una alfombra verde circular. Al lado derecho de la entrada había un librero con una gran variedad de libros, la mayor parte de tácticas de guerra y combate cuerpo a cuerpo y armado, pero si se veía de cerca, uno podría encontrar unas novelas. Al frente del librero, justo delante de las ventanas grandes de marco de madera, desde las cuales se podía ver el campo de entrenamiento de las instalaciones, había una silla con un escritorio pequeño, reservado para la secretaria del almirante. Al frente de la entrada, a unos cinco metros de distancia, se podía encontrar un escritorio grande con varios papeles encima, unas plumas y planos, justo atrás había una silla que mantenía una buena proporción con el mueble. Justo detrás, en la pared, se veían colgadas un par de espadas, cruzadas, a modo de trofeo, y al lado derecho, una ventana más, desde la cual se podía ver el océano.
La última persona presente en la habitación era el almirante, un hombre maduro, con ojos que desbordaban seguridad, confianza y decisión. Si alguien los miraba de frente, podían saber cuándo iba en serio su discurso, y es que sus ojos siempre fueron honestos. Su cabello era corto, como lo pedía el reglamento, de color negro y cubierto con una gorra militar en la cual se marcaba con una insignia su rango. Vestía un uniforme blanco con botones amarillos, el cual, en el lado izquierdo, marcaba también su rango, así como en sus hombros, su calzado tenía un color similar, pero no usaba guantes, de otro modo no podría sostener bien una pluma.
–Hace unas horas recibimos una señal de emergencia en el sector 2-4 de nuestra jurisdicción, no tenemos claro de qué se trata, pero es posible que se trate de un paquete de provisiones que desapareció hace unos días –El almirante llevó sus manos a la espalda y tomó con su mano izquierda su muñeca derecha para mantenerla ahí.
–No sabemos cómo se activó esa señal, es posible que haya sido el trabajo de las abisales y que esto sea una trampa…pero no podemos descartar la necesidad de recursos, así como también la importancia de tener bajo control todo el sector. Lo que nos indica esa señal es que alguna abisal se atrevió a violar el perímetro e ingresó a nuestra área, no podemos permitir que se sienta muy cómoda, podría haber consecuencias más adelante –El hombre extendió un mapa sobre el escritorio e indicó con su mano un círculo rojo.
–Aquí está el área al que irán, su misión será buscar alguna señal de abisales y eliminarlas, confío en que lo lograrán, pero, si el enemigo es muy peligroso, no duden en retirarse, en dicho caso se enviará más adelante una mayor flota a terminar con esto. Los recursos, por esta ocasión, serán secundarios, pueden regresar sin ellos, lo más importante es evitar que las abisales intenten recuperar esta zona –Habiendo terminado la información, el almirante dirigió a las tres mujeres que, por unos segundos, miraron la dirección en el mapa y luego le devolvieron la mirada.
– ¿Alguna duda?
– ¡Ninguna! –Las tres mujeres volvieron a responder al unísono.
–Bien, en ese caso, saldrán a las 1500 horas, por favor, hagan todos los preparativos necesarios antes de salir.
– ¡Sí, señor!
–Pueden retirarse entonces.
Las tres mujeres dieron media vuelta y se dirigieron a la puerta, primero salió Kiso, luego Tenryuu y al final Furutaka, mas ella fue detenida por una última orden:
–Furutaka, te encargo el objetivo más importante…que todas regresen con vida.
–Entendido, me aseguraré de que así sea, almirante, puede confiar en mí –Sin más que decir, se retiró. Esas palabras fueron suficientes como para hacer que una suave sonrisa apareciera en el rostro del hombre.
El resto de la mañana y el mediodía pasaron rápido, pero cada una tuvo un modo distinto de hacer sus preparativos: Furutaka pasó tiempo con su hermana Kako y, en otro momento, regresó a la oficina del almirante para repasar la misión y memorizar los planos. Kiso permaneció revisando su equipamiento, se quería asegurar de que todo estuviera en orden, por lo que fue común verla en la fábrica, mientras que Tenryuu estuvo practicando con su espada en uno de los campos de entrenamiento, la simple idea de salir a una misión así de importante hacía que su sangre hirviera con emoción, para ella fue más difícil esperar.
Eventualmente, la hora llegó, las tres mujeres se encontraron en la salida, donde se colocaron todo su equipamiento para salir: Furutaka llevó su par de cañones dobles de 20.3cm, un radar y un montaje cuádruple de torpedos de 61cm. Tenryuu cargó con su arma naval de 14cm, cañones anti-aéreos de 12.7cm y torpedos de oxígeno de 61cm junto con su espada larga, enfundada del lado derecho de su cadera. Kiso fue equipada con torpedos de oxígeno de 61cm, un radar aéreo tipo 13, un cañón automático triple de 25mm y su espada enfundada al lado izquierdo de su cadera.
Las compuertas pesadas de la salida comenzaron a abrirse, el sol fue lo primero que ingresó, la brisa marina lo siguió y, entonces, por los altavoces del recinto se escuchó la voz del almirante.
–Recuerden sus objetivos, eliminar al enemigo y, de ser posible, recuperar los recursos, si son demasiados, o el enemigo es muy fuerte no duden en regresar.
– ¡Entendido! –Las tres respondieron.
–Confío en ustedes, ¡avancen!
–Crucero pesado, Furutaka, ¡saliendo! –Con esas palabras, la primera de las tres comenzó a deslizarse por el agua hasta salir por las compuertas.
–De esto estaba hablando, ¡vamos! –La segunda salió apenas un segundo después, tanta fue la emoción de comenzar a deslizarse que no resistió la tentación de desenvainar su espada y sostenerla con la mano izquierda.
– ¡Les enseñaré lo que significa pelear de verdad! –A los pocos segundos, la tercera salió por las compuertas y siguió a las otras dos.
La formación fue sencilla, Furutaka al centro, Kiso a su lado derecho y Tenryuu a su lado izquierdo, de ese modo podrían moverse rápidamente y defender al centro con ayuda de sus torpedos.
El sol brillaba con gran intensidad, el agua estaba tranquila y el viento tarareaba, las tres mujeres se dieron la oportunidad de sonreír y respirar hondo para disfrutar del ambiente. Tras de ellas las pesadas compuertas se cerraron, entonces ellas dirigieron su rumbo a la zona designada. Todo apuntaba a que sería una misión sencilla, pero ninguna esperó lo que sucedería después.
Mensaje del autor:
Bien, esto es el inicio de una gran historia, créanme, ya la tengo bien planeada, aunque tengo problemas con el final, espero no joda todo lo que sucederá mientras este trío pelea por regresar a casa.
Siempre se me hizo muy interesante cómo es que Tenryuu y Kiso son geniales, adoro los personajes con parches en el ojo. (No todos, obviamente)
No fue sino hasta que vi una imagen de Furutaka con Tenryuu y otra de Furutaka, Tenryuu y Kiso viéndose geniales, que decidí escribir algo sobre ellas.
Mi contribución al fandom será esta historia, muy basada en el juego, aquellos que lo hayan probado podrán entender unas referencias, los demás, por favor, disfruten de la historia.
Espero me dejen sus comentarios, opiniones y críticas constructivas para poder mejorar mi redacción y la calidad de la historia.
Como siempre, los personajes no me pertenecen, todo es propiedad de sus respectivos dueños, yo nada más pensé en la historia.
Por lo mientras, es todo de mi parte.
Iré actualizando cada dos o tres días, dependiendo de cuánto le interese a la gente la historia y de cuánto quiera terminar de escribir esto, muchas gracias, nos veremos en otro capítulo, espero yo.
Se despide el escritor.
TitanThetys.
