Hola hermosuras! Hoy les traigo una historia no tan nueva pero que decidí rescribirla con mis propias palabras e ideas, la temática original no es mía, es de DragonJuvia15 y su fic se llama Gotas de hielo dulce. Ella no termino su fic nunca y por lo que me dijo no planea hacerlo, le pedí permiso para hacer de su idea algo super estructurado y con nuevas ideas porque la temática es linda y puede ser muy dulce, interesante y algo super gruvioso como las cosas que me encantan escribir.

Cambie muchas cosas así que no se sorprendan y planeo cambiar más pero se que les gustará, bueno pero todo esto no sería posible si a ustedes no les gusta así que les imploro que me lo hagan saber. Bueno esto lo público hoy celebrando el día gruvia, disfrútenlo y pues a leer mis preciosos.

Este fic va dedicado a Miki que está cumpliendo años este mes y le debo el regalo pasado, entonces esto es para ti. :D

Aclaración: Juvia no hablara en tercera persona, todos los personajes le pertenecen a Hiro Mashima y yo soy muy linda y sexy, ok no pero los quiero con todo el kokoro y eso me hace serlo.


JUVIA

Hace frio, ¡Demasiado! Se nota claramente que ya estamos en invierno y aunque no quiero levantarme de mi cama e ir al único trabajo que puedo conseguir con mis conocimientos y estado actual, tengo que hacerlo. ¡Demonios! es un dolor de cabeza pero tengo que ser agradecida con lo que me ha dado el destino, me miro en el espejo de mi tocador y noto que estoy más blanca de lo normal, ¡joder! Me veo terrible y aunque el mundo es un lugar cruel e injusto agregándole que probablemente me encuentro sola en este universo, nada de eso importa. Nada de eso se compara a ese hermoso astro saliendo cada día pintando el cielo de diferentes colores. Nada.

Tachó en mi calendario el día veintiuno, un día más para disfrutar. Tiendo mi cama rápidamente o bueno a toda la velocidad que mi cuerpo da, doy un paso hacía las cortinas y las abro, mi cuarto, el único en todo el apartamento es pequeño, como si fuera uno de esas casas de muñecas pero no tan bonito. Mi apartamento es diminuto, sin decir que la salida, el comedor y la cocina están en un mismo lugar acompañado al lado por un sofá cama, mi cama antes de que quedará sola. Pero no me quejo, es muy pequeño lo sé. Sin embargo, es perfecto para mí pues es mi techo propio. Alisto mi abrigo, vestido, medias de lana, botas hasta la rodilla y mi gorro de colores.

Me encuentro nuevamente con mi reflejo en el espejo, acaricio mi largó cabello y muerdo mi labio inferior, me obligo a ser fuerte, a ver hacia el futuro exactamente como mi padre hubiera querido que lo hiciera.

Me pegó una ducha rápida, ya es algo tarde y aunque quisiera estar debajo del agua caliente toda la vida ya voy retrasada por cinco minutos. Tomó la crema en mis manos y la esparzo por mi piel sumamente blanca, me visto y salgo en tiempo récord.

Mi nevera no tiene elementos muy variados y ya no quedan muchas existencias, debo ir al supermercado pero primero necesito dinero. Opto por tomar un poco de cereal con algo de fruta. Escojo la silla rosa, me siento en el comedor de plástico que queda a un pasó de la cocina y trato de disfrutar mi pequeño desayuno. Revisó la correspondencia que recogí la noche anterior: cuentas y facturas. Las dejo a un lado y tomó el periódico que me traen diariamente gracias a una suscripción ganga que pude obtener.

El encabezado es de nuevo el mismo, vuelven a hablar sobre esa familia multimillonaria que lo perdió todo. El suicidio de ese hombre debido a que no podía costear todas sus deudas dejando a su único hijo sólo y prácticamente en la calle ¿A quién le importa? Llevan más de cuatro días con esto, supérenlo. Los medios de comunicación definitivamente son unos hipócritas, ¿Qué hay de los niños con hambre que se mueren todos los días? ¿La violencia? ¿La corrupción? ¿La pobreza? ¿Los elevados costos en la salud que yo no puedo costear? Sólo muestran lo que les conviene y nos llenan la cabeza con idioteces, reinados, celebridades y gente rica. ¡Imbéciles! Volteo rápidamente la hoja antes de seguirme amargando por lo indolente que es la sociedad y la semejante importancia que le dan a cosas sin sentido.

Mi sudoku, río de la felicidad e instantáneamente recuerdo que debo tomar la dosis de nitolonib, la doctora me recomendó asociar una actividad con la dosis para no olvidarla ya que es esencial que siga las indicaciones.

Me levantó por un vaso de agua y un esfero, mientras resuelvo el ahora muy fácil juego matemático me tomó la pastilla. Verificó la hora en el reloj de pared y el tiempo que gane con la ducha rápida definitivamente lo perdí leyendo el periódico. Camino por el pasillo, llego a mi habitación y me pongo el abrigo y la bufanda. No puedo descuidarme o el cambio de clima me hará enfermar y ahora no puedo darme esos lujos, me miro en el espejo del tocador y mi aspecto no ha mejorado pero no me veo tan mal con el rubor que me aplique para cubrir mi piel tan blanquecina.

Reviso el registro del gas asegurándome que esté cerrado y desconecto todos los aparatos para ahorrar energía y evitar un incendio, tomo mi bolso, salgo de mi apartamento, el 2-B y bajo las escaleras hasta el pasillo para luego salir y respirar aire puro, aprieto la bufanda, cubro mi cuello y voy en marcha no sin antes olfatear ya el olor de pizza de champiñones y queso en "La Nostra".

Camino por toda la 110 y veo la pastelería "El Chevre" tengo que comprar pan pero mejor cuando llegue del trabajo, saludo al vigilante del "Farm Country" y en mi cabeza hago una anotación especial "Llevar frutas, leche, jugo y algunos granos". Respiro por la boca y logro ver mi aliento debido a la baja temperatura, aún no ha nevado pero es cuestión de tiempo para que todo se vea blanco. Llegó finalmente a la Lexington y cruzo la calle para ir por el Downtown.

Bajando las escaleras para entrar al subterráneo siento que el piso vibra y que el metro se aproxima por el ruido, corro porque si espero los cinco minutos aproximadamente hasta que llegue el otro se me hará mucho más tarde y el señor Porla odia la impuntualidad. Choco con alguien accidentalmente ya que está bajando muy lento y le pido disculpas, ni siquiera veo su rostro pero estoy consciente de que su ropa está sucia. No escucho ninguna palabra de su parte y en ese momento no me importa, sólo lo roce, no debió haberse molestado.

Veo las registradoras y afortunadamente el número 4 sigue ahí mientras abordan las personas. Deslizo la tarjeta por la ranura y veo que la máquina no la reconoce, lo intento de nuevo, más rápido esta vez pero obtengo el mismo resultado.

Doy un paso hacia atrás e intento en la otra registradora, la máquina está a punto de ponerse en marcha.

— ¡Dios ayúdame! -Exclamo antes de gritar cualquier improperio. Aparece la señal que indica que debo pasar y empujo fuertemente el tubo, corro y sonrío al ver las puertas abiertas y yo a unos cuantos metros, el destino me sonríe el día de hoy. Desacelero el pasó, estoy sumamente cansada y odio esto, sólo baje uno cuantos escalones. A punto de llegar, faltando unos cuantos centímetros se me cierran las puertas en la cara e inmediatamente llevo mi mirada al frente para que el conductor me vea, se compadezca de mí y abra las puertas. Sé que se ríe de mí y se va sin mí.

¡Diablos! Ahora se me hará tarde y el negrero de mi jefe me molestara por esto, escucho un golpe y veo que es la persona con la que me tropecé, el hombre saltó la registradora para meterse en la estación. Lo ignoro, no lo delatare ya que no debe tener para un viaje y yo no lo puedo ayudar porque tengo el dinero contado de esta quincena.

Me resigno y camino hacia el fondo de la estación, me gusta hacerme en el vagón de atrás porque la mayoría de las veces está desocupado ya que la gente no camina hasta allí porque les da flojera. Me siento en la banca situada en la pared no sin antes ver el tablero para conocer en cuantos minutos llega el siguiente tren, ¡Cinco minutos! Ya que carajos.

Veo al hombre con el que me tropecé hace poco caminando a mi dirección y aprieto las mangas de mi abrigo algo nerviosa. Esa chaqueta que trae puesta estoy segura de haberla visto en algún lado y en ese instante lo recuerdo. Hace dos días mi vecino del 2-C botó a la basura esa prenda porque se le había roto la manga y ya no podía ponerle más parches. El hombre pasa en frente mío y me doy cuenta que si es la misma chaqueta, que muy probablemente es alguien que vive en la calle y que la tomo porque está haciendo mucho frio.

Su cabello es negro y aunque su ropa y cara están sucias me doy cuenta que es un joven. Rápidamente desvió la mirada, va a pensar que soy una imprudente y una metida. ¿Cómo alguien así puede llegar a la calle? ¿Será adicto a las drogas? Siento algo de lástima por él y trato de ver mis manos, los guantes de cuero negro con peluche para que no se me congelen las manos es lo único que veo. ¿Él tendrá frío? La temperatura es algo baja y no tiene la suficiente ropa para protegerse. Trato de no pensar en eso porque no es la primera vez que veo un habitante de calle y no conozco su pasado, puede estar ahí por los errores de su pasado y uno no puede intervenir en eso.

Levantó la mirada y quedan cuatro minutos para el próximo tren, la bajo otra vez y veo que está caminando de un lado a otro, ¡Cielos! Este nervioso y su rostro está lleno de desesperación. ¿Qué hago? Nadie le presta atención, todos están concentrados en conversaciones o en su defecto en sus aparatos electrónicos. Debe tener problemas, pero hay personas que están locas, me puede hacer daño. "No puedo hablar con él, tengo que trabajar" trato de convencerme con esa frase ya que me da miedo hablar con él, nunca me considere una persona valiente y no creo tener las palabras adecuadas para darle ánimo cuando soy consciente que a veces no puedo consolarme ni a mí misma.

Ese chico se inclina muy cerca del final de la plataforma y mira en ambas direcciones. Se da cuenta que aún no llega ningún tren y noto que sus manos empiezan a temblar. Se devuelve y camina muy cerca mío hasta golpear la pared con su puño, no se sí es consciente de mi presencia pero parece que estuviera perdido en sus pensamientos y que yo fuera lo menos importante. Vuelvo a echarle una ojeada a la estación y nadie ve lo que yo veo.

Seguramente han sido los minutos más largos de mi vida, pienso en todas las posibles frases alentadoras que puedo decirle pero no me decido por ninguna. Lo sé, el está desesperado, ansioso y desesperanzado. Conozco los gestos, expresiones y actos porque yo también he estado así en los momentos más duros de mi vida.

"Oye" trato de hablarle pero no puedo pronunciar ni una sola palabra, mi voz despareció y trato de ver a otro lugar para no sentirme tan mal conmigo. La voz mecánica del hombre del metro suena por los parlantes de la estación y dice que se está aproximando el tren a la estación. Me levantó y me acercó respetando la línea mientras me maldigo por cobarde y no poderle decir nada. Me inclino un poco y logro ver las luces del tren, retrocedo y llevo mi mirada a él...entonces lo veo, mi mente rápidamente procesa su intención y por instinto corro detrás de él, tengo miedo, no lo voy a lograr y antes de que salte lo tomo de la manga de la chaqueta empujándolo con todas las fuerzas que tengo hacia mí. Mi esfuerzo es grande y mis piernas flaquean haciéndome caer al tiempo que el aterriza sobre mí y aplasta todo el cuerpo. Todo pasa tan rápido que estoy confundida pero mi cuerpo me ordena lo que debo hacer. Lo agarro con mis brazos y piernas como si fuera una garrapata. Siento en mi frente dolor, no puedo respirar y el joven no se mueve ni un sólo milímetro, estoy anonadada y veo que el tren se ha detenido y que todas las personas dentro de él están viéndonos al igual que los de la estación.

Él joven se levanta y trata de apartarme pero yo no lo dejo.

— ¡Suélteme, déjeme en paz! - me empuja violentamente mientras me regala una mirada de odio, no dudo en levantarme y aunque intenta correr lo atrapo abrazándolo por la espalda.

— Está bien, déjame entenderte, no hagas esto por favor -tan pronto como término la frase el deja de forcejar, está débil y cae de rodillas al suelo. Se cubre la cara y empieza a llorar como un niño perdido, mi corazón se aflige y no puedo controlar las lágrimas que empiezan a salir de mis ojos y lo más profundo de mis sentimientos, lo rodeo para quedar frente a frente y me arrodillo para abrazarlo, es lo único que puedo hacer, es la mejor palabra que le puedo dar de ánimos. Mi abrazo significa que todo en la vida tiene solución, que no puede darse por vencido y que es de cobardes el suicidio.

La gente se acerca y en este momento se aferra a mi cadera y me presiona suavemente con su cuerpo, muevo mis labios sin pronunciar algún sonido "Llamen a un oficial" mientras dejo que me abrace y se tranquilice un poco. ¿Ahora que voy a hacer? No puedo irme y dejarlo sólo pero si no voy a trabajar mi jefe va a matarme. Es la primera vez en la vida que me ha pasado esto y sé perfectamente que es algo del destino, es imposible que la máquina no me haya leído la tarjeta y me hubiera hecho perder el tren. Si me hubiera ido en ese tren ahora el encabezado en el periódico no sería el de la quiebra de una familia rica, hubiera sido la trágica muerte de un joven en la estación de la calle 110 del metro.

— ¿Los dos están bien? -La voz dura y algo compasiva de un policía me alivia un poco, él va a recibir la ayuda que necesita y la vida de ese chico ya no será mi responsabilidad.

— Necesito que los dos me acompañen.

— ¿Los dos? -pensé que ya había cumplido mi parte pero ahora el oficial quiere que lo acompañe, ¿En qué me he metido? Suspiro profundo y su cabeza se posiciona en la curvatura que forma mi cuello con la clavícula. Está asustado y no quiere que lo lleven a ninguna parte.

— ¿Sabe cuál es su nombre, señorita? -Me señala al joven que no se aparta de mí y que parece estar en shock. Niego con mi cabeza y le pregunto suavecito cuál es su nombre, no me responde, lo intento de nuevo y ahí se aparta para verme el rostro, ahora que lo veo de cerca es muy guapo, algo sucio pero nada que no pueda arreglar algo de jabón, agua y una máquina de afeitar. Sus ojos son hermosos pero están repletos de tristeza, si los ojos son la puerta del alma, su interior debe estarse destruyendo pedazo por pedazo.

Su mirada se posa en mi frente para luego abrir los ojos grandemente, siento dolor y llevo mi mano a la cien, hay algo pegajoso, bajo rápidamente la mano para confirmar que es sangre y que me he golpeado.

Cubro la herida con mi cabello y le sonrío para preguntarle de nuevo como se llama, se queda callado, como si un ratón se le hubiera comido la lengua. Lo tomo de las manos para ayudarlo a levantarse y esta helado. Nunca había tocado a alguien tan frío en mi vida y veo sus manos para confirmar que están amoratadas, apresuradamente tomo mi bufanda y se la pongo en el cuello suavemente mientras claramente se ha perdido ya en sus pensamientos. Busco en mi bolso el par de guantes de repuesto que siempre cargo y aunque le quedan pequeños se los acomodo para que le cubra las manos, me quito mi colorido gorro y se lo acomodo en su cabeza controlando que cubra también sus orejas.

— Es hora de irnos –Dice el policía, el joven aprieta sus puños y me asiente.

— Soy Gray Fullbuster -Me susurra en el oído y trato de identificar donde había escuchado ese apellido antes, estoy segura de haberlo visto en algún lado porque mi cerebro me indica que tengo información sobre esto en él. Como un clic vienen a mí todos los artículos que había leído en el periódico sobre una familia que quedó en la bancarrota, un padre que se suicidó y su joven hijo que quedo en la calle.

GRAY

¿Qué mierdas estoy haciendo acá? Odio a esa tonta azulita que está sentada a mi lado, ¿Cómo demonios acepte venir con ella? ¿Cómo putas la abrace y deje que me consolará como si ella lo mereciera? Me odio tanto ¿Hasta qué maldito punto he llegado? ¿Qué paso con mi orgullo, mi dignidad, mi hombría? Los hombres que lloran son unos maricas, puto, soy un maldito imbécil que ni siquiera puede acabar con su vida. No fui consiente de mis actos en esos segundos, ahora que lo pienso mejor me debí haber visto simplemente patético y débil.

Tal vez si huyo pueda que nadie sepa sobre esto, puede que los medios aún no se enteren y no sigan pisoteando mi nombre como lo han hecho todos estos días. No quería que quedará ninguna prueba del que iba a morir era Gray Fullbuster, me siento más fracasado y estúpido de lo que ya me sentía hace cuatro días. Debí haberme lanzado desde el puente de Manhattan a las aguas heladas, si no moría por el golpe se me iba a congelar el culo de todos modos.

— ¿Está escuchando señor Fullbuster? ¿Se va a dignar si quiera a contestar? –Nunca había conocido a alguien tan fastidioso y sin clase como la ridícula mujer de cabello rosado que está enfrente y trata de dárselas de la perfecta psicóloga. No debe tener más de treinta años y no debe saber nada de lo que me pasa porque se nota que no ha tenido nunca en su vida un Lamborghini último modelo. Claro que no te voy a contestar perra, quiero gritarle en su maldita cara esa simple frase pero no quiero desgastarme y perder energías.

La azulita acaba de sentarse en esa fea silla que tiene material de pobres, le estaban curando la herida que se hizo al intentar salvarme, es tan tonta. Solo una maldita retrasada mental hace que alguien que tomo una decisión tan importante no pueda lograr su cometido. ¿Cómo no me di cuenta que esa ordinaria mujer estaba observándome y sabía lo que haría? Desgraciada, definitivamente me molesta que crea que tenga el derecho de meterse en mi vida sabiendo que yo soy dueño de ella y que puedo terminarla cuando a mí se me dé la gana.

No quiero tener nada que ver con ninguno de estos estúpidos. Mi nombre, mi autoestima y la imagen que trabaje duramente todos estos años con mi dinero y las brillantes cosas que hice fueron destruidas porque no pude morir y librarme de este maldito mundo que es una mierda.

Es una simple plebeya, es una entrometida que se interpuso en mi camino, en terminar con esta vida miserable y sin sentido que de un momento por un maldito karma me llegó, la odio tanto que quiero que se vaya al demonio en este mismo instante. Juega con el borde de su abrigó como si fuera una niñita mientras a mí me ahogan con preguntas obvias, ¿Cuándo se va a ir? Ella no tiene por qué estar más en este lugar, sus minutos de santa ya se cumplieron y si se encuentra acá para salir en los medios de comunicación y dárselas de la heroína juro que la mato con mis propias manos.

— ¿Está consiente que usted es considerado como una persona no competente debido a que representa un peligro para su vida y puede serlo para los que le rodean? ¿Se ha puesto a pensar que hubiera sucedido si la señorita Loxar no tiene la suficiente fuerza y cae con usted?

— Nadie le pidió que se metiera, hubiera sido enteramente su responsabilidad –Y rápidamente su mirada azul océano cae sobre mí y se aparta para jugar con su abrigo, como si tuviera una pelusa imaginaria en él, no tiene el suficiente valor para callarme y decirme que "me hizo un favor salvándome la vida". Es una tonta que estuvo en el lugar y la hora equivocada, apuesto que solo está esperando que esta mierda se acabe y poder salir huyendo como una cobarde. Solo tengo tres palabras para describir a esta chica: Insegura, estúpida y fastidiosa.

— ¿Por qué lo hizo? Hay que empezar por reconocer las cosas que le hacen daño y lo obligan a tomar malas decisiones. -¿Por qué lo hice? ¿No es muy obvio? Parece que esta Chelia Blendy no supera la inteligencia de un protozoo.

— ¿Si sale de este lugar volverá a intentarlo? –Obviamente, ¿Cree que me resignare a una vida de pobreza y miseria? Yo nací para vivir en la grandeza, no para ser un pobre diablo que no vale nada y que es humillado por no poseer todo lo que le pertenece por derecho. Definitivamente estas personas no saben todo lo que perdí porque nunca lo tuvieron. ¿Cómo se los explico para que entiendan? Mejor cierro la boca y no le digo nada, nadie me puede entender, nadie sabe por lo que estoy pasando y ella no lo entenderá en estas tres horas que llevamos aquí sentados.

— Señorita el ya no quiere contestar más preguntas, lo mejor es que lo deje descansar –Y abrió la boca la mayor de las entrometidas, no he contestado más de tres preguntas. Debe tener en su ADN el gen de la intromisión.

— ¿A dónde ira a descansar? ¿Señor Fullbuster, tiene un familiar que se pueda hacer cargo de usted? –Mis ojos se ponen en blanco instantáneamente — ¿Cree que si tuviera a alguien que me ayudará me lanzaría a un tren en movimiento? Muy sagaz de su parte doctorcita -Otra pregunta estúpida que solo demuestra un bajo coeficiente intelectual.

— ¿Sabe, señor Fullbuster? El dinero no lo es todo en la vida, esa mujer que está sentada al lado suyo le dio una nueva oportunidad de vida y está en sus manos aprovecharla o no, a esta oficina me llegan muchos casos y aunque usted no lo crea son mucho peores de lo que le paso a usted.

— ¿Mucho peores? Mi hermoso mundo se fue en un cohete directo a la mismísima mierda, el maldito cobarde de mi padre se suicidó para no afrontar a los bancos, me lo envergaron todo, ¡TODO! y cuando le pedí ayuda a mis amigos fingieron no conocerme. El dinero puede no ser muy importante para usted pero a mí un poco me hubiera evitado dormir en la calle con una temperatura de dos grados centígrados, me hubiera dado de comer y no permitiría que en este momento estuviera hablando con una mujer imbécil que cree saber todo de todos y estar sentado al lado de una patética mujer que ni se porque carajos se encuentra acá. Tal vez quiere que le agradezca ¿Eso es lo que quieres azulita? ¿Qué te arme un altar agradeciéndote por tu estúpida obra?

— Creo que él tiene razón, yo me voy. No espero un altar, tampoco que me lo agradezca. –se enojó, eso es lo que quiero, nunca en la vida volverla a ver, es cuestión de segundos para que se vaya y eso me da satisfacción, en mi vida nadie debe meterse.

— ¡Que alivio! Porque pensé verdaderamente que iba a quedar en deuda con usted por algo que yo no requerí.

— No se preocupe, no hago una acción esperando algo a cambio, no creo en el karma o dharma. Nada en este mundo es justo y te devuelve lo que hiciste. Ahora estoy en un terrible predicamento y aunque no lo quiero aceptar, sé que el destino es injusto, le da vida a los que no quieren vivir, le da recursos a los que no saben aprovechar, le brinda ayuda a los que creen que por su propia autonomía y prepotencia pueden salir solos y no la obtienen. Le da palabras sabias y dulces a los que no son escuchados y le da veneno a los que creen que pueden pasar por encima de muchas personas. –Se levanta después de sermonearme, que tonta y yo pensé que era una retraída, salió toda una mosca muerta.

— Fue un placer conocerla doctora Blendy.

— Lo mismo digo señorita Loxar. –Toma sus cosas y rápidamente me quito su bufanda con olor a florecitas, su gorro que me hace ver sumamente ridículo y los diminutos guantes que traigo puestos, los lanzo por la mesa y se van tan fuerte que se resbalan y caen al suelo. Lo ignora y se va hacía la puerta — El procedimiento a seguir es hacerle una serie de exámenes, la política del país es muy seria en estos casos e ira un albergue donde le prestaran la ayuda psiquiátrica que necesita.

— ¿Un albergue? ¿Dónde van todos esos pulgosos, malolientes y degenerados que viven en la calle?

— Algo así pero mucho peor porque no tiene dinero para pagarlo señor –Rompo el vaso de vidrio en el que la azulita estaba tomando agua y lo apuntó a mis venas, entró en pánico nuevamente y recuerdo el frío, el hambre y lo que tuve que vivir estos cuatro días fuera de mi casa.

— Ni crea que voy a ese lugar, jamás me revolvería con toda esa plebe, primero muerto. –Veo en mi rango de visión a la oji azul, volvió, el oficial de policía se pone alerta y Chelia se levanta enseguida de su silla poniendo las manos al frente para tratar de convencerme de no hacerlo. — No iré a ese lugar, prefiero morir ahora mismo. –Quiero enterrarme el vidrio ahora mismo, dañarme la vena a tal estado que no me puedan salvar pero no puedo hacerlo, estaba tan convencido y decidido hace poco en el tren que ahora no entiendo porque mi mano no se mueve y hace lo que le ordeno, sus ojos azules están repletos de lágrimas, no comprendo por qué. Ella no me conoce, yo no le importo a nadie, ni siquiera a mi propio padre. Lentamente camina hacia mí y mi mano pierde la poca fuerza que le queda, estira su palma para que le pase el vidrio e inseguro niego con mi cabeza.

— Yo puedo tenerlo en mi apartamento temporalmente, puedo hacerme cargo de él y aunque mi hogar no es muy grande tendrá mejores condiciones que en un albergue. –Mi estúpido corazón o lo que sea que tenga hace que se encienda una pequeña chispa de esperanza y entiendo porque no puedo suicidarme, tengo esperanza.

— No podemos hacer eso señorita, el señor Fullbuster ya no sería responsabilidad del estado si usted se lo lleva y por lo tanto tiene que pagar sus terapias y los programas a los que obligatoriamente tiene que asistir –Los ojos azules miran directamente a Chelia y enseguida baja la mirada para pensarlo ¿Ya no te parece tan buena idea no es así mujer? Toda la maldita gente es igual, me dejaron cuando más los necesitaba, ni siquiera se dedicaron a pensar que soy una persona y que no merezco ese trato, estoy seguro que se echará para atrás con su propuesta. Es cuestión de tres segundos, uno….dos…. — Me haré cargo de él, podrá vivir en mi casa, recibir alimento y atención psicológica -¿Estaba hablando enserio esa mujer? Ni siquiera me conocía, podía ser un psicópata violador y aprovecharme de ella mientras duerme. Acabe de dejarle en claro que la detesto por interferir en mis planes pero parece que es más tonta de lo que imagine.

La muerte cada segundo desde que me entere que habíamos quebrado me pareció la mejor opción pero ahora no estoy tan seguro de que tan buena sea esa solución, si decido vivir es ella o el albergue maloliente con comida de prisión y que bajaría mi persona a lo peor de la sociedad, después de un albergue no podría recuperar mi nombre nunca y sería el hazme reír de la sociedad.

Solo tendría que aprovecharme de esa plebeya, hacerla pagar por lo que me hizo, soy muy inteligente, puedo hacer un nuevo negocio y después de que me haya recuperado desecharla como un trapo sucio.

— Solo tengo dos condiciones, primero que prometa jamás hacerse daño, pensar o decir cosas suicidas y segundo debe asistir a cada una de las terapias y lo que le programen en este lugar, si incumple una o ambas condiciones será todo suyo doctora. –Ahora se puso de exigente la peli azul, cumplir esas condiciones será sencillo pero no sé si pueda soportar vivir en la pobreza, ella se ve que no se encuentra en un alto estrato social, su modo de vestir no es el más elegante, ni siquiera debe usar marca de diseñador, toda su ropa debe ser de Walmart y si no tiene para eso mucho menos tendrá para suplir todos los lujos que necesito.

— ¿Entonces acepta o no?


Hasta aquí capitulo, espero sus comentarios, sugerencias, quejas o simplemente palabras de motivación y amor.

Los quiero demasiado, lindo casi fin de semana y feliz día gruvia.

WaterJuvia.