LA APUESTA

Las razones no las había perdido, ahora solo podía escuchar las ramas de los árboles moverse suavemente a su alrededor, la tibia brisa jugaba con su cabello, aquella tarde era perfecta, los rallos de luz se colaban por las ramas.

¿Qué más podía pedir?...

Él prefería claramente aquel lugar a la bulla de Konoha, la música, el baile, las risas, los juegos, ¿motivo?... había llegado la primavera.

Habían muchos invitados, pero la nota que había llegado el día anterior lo había hecho desistir de acudir al festival en el que todos sus amigos estaban disfrutando.

Los invitados de la villa de Sunagakure no podrían asistir, el Kazekage tenía mucho trabajo, su hermano estaba de misión y la embajadora estaba en un importante tratado con una villa y no alcanzaría a asistir.

Razón por la cual él no tenía ni un motivo que lo hiciera bajar del árbol en el que estaba descansando.

Sentimientos contradictorios moraban en su corazón, por un lado la extrañaba, le habría encantado poder compartir con ella aquel alegre festival, pero por otra parte…

Le había prometido a su gran amiga y compañera de equipo aclarar las cosas de una buena vez con la princesa de Suna, él había prometido que la próxima vez que se vieran, le diría lo que sentía, y el hecho que no fuese a ir a ese festival le daba más tiempo para armarse de valor y enfrentar a su querida flor del desierto.

Levantó su mano y tomó una flor del árbol en el que reposaba.

Si hablar con ella era arriesgarse a perderla, prefería mil veces quedarse callado y no decir nada, no dudaba en tenerla a su lado como una de las mejores amigas que había tenido nunca a no verla nunca más.

-Shika… Shikamaru… baja ya que alguien te espera en la entrada- le gritaba su amiga con una sonrisa en su rostro.

-No molestes Ino, Tsunade Sama me ha dado el día libre.

-¡Qué bajes de una vez! Tienes que venir conmigo.

Ante los gritos, pataletas y una que otra piedra que interrumpió su lugar de descanso, el ninja decidió bajar y acompañó a su amiga hasta la entrada.

Al llegar al gran portón de entrada se sorprendió, las risitas de Ino a su lado, las miradas de Genma en la entrada esperando algo de acción, y sobre todo la sonrisa de superioridad de la rubia que lo esperaba en el portón.

-¿Pe… pero qué haces aquí? La nota decía que no podrías venir.

-Genio, la nota decía que tal vez… no que no vendría, ¿crees que me perdería una oportunidad de arruinar tu descanso? Puedo apostar que estabas de vago en algún lugar, déjame ver… seguro que durmiendo en algún árbol- le dijo al tiempo que sacaba una hoja de su pelo.

El festival de pronto cobró importancia para Shikamaru, no le importó ser arrastrado a cada lugar por la rubia, y menos le importó cuando el encargado de uno de los juegos le dijo:

-Toma, para tu novia- entregándole un lindo muñeco de felpa.

Cuando el cielo comenzó a teñirse de rosa, Shikamaru se dirigió al mismo lugar en donde se encontraba al principio, era un lugar privilegiado. Perfecto para ver la hermosa puesta de sol.

Shikamaru permaneció con su espalda recargada en el tronco, mientras Temari recargaba su cabeza en el hombro de él y sujetaba su muñeco de felpa entre sus brazos.

Las estrellas comenzaron a salir, Shikamaru se animó a tomarla por la cintura; cosa que a Temari no le molestó.

-Sabes mujer, tengo que decirte algo- le dijo al tiempo que comenzaron a estallar los juegos artificiales.

-¡¿Qué dijo?! ¡¿Que dijo?! No escucho nada…- replicaba Naruto mientras trataba de afinar el oído.

-Afróntalo Naruto, he ganado, me debes una parrillada- le decía Ino con una sonrisa en su rostro.

-No, la apuesta era que entre Shikamaru y Temari había algo y yo no he escuchado nada.

-Pues mira allá arriba, baka.

Naruto miro la escena, metió las manos a sus bolsillos, patio una piedra, y luego dijo…

-Esta bien, pero Chouji pagara su parte-