Disclaimer; Obviamente, InuYasha no me pertenece, es propiedad de Rumiko Takahashi.

-¡No me mientas!

-¡No te estoy mintiendo nadie me ha tocado!

-¡Se que mientes mujer traicionera!

-¡OSUW!

-¡No te atrevas!-se le adelanto el mediodemonio, que dominado por su rabia e instinto le propino una cachetada a su mujer. ¡Nadie! ¡nadie tenia derecho a hablarle así!

Kagome fue lanzada unos 3 metros adelante, agradeciendo no haberse estrellado contra un árbol.

Sintió el ardor de las marcas de las garras y el dolor de un moretón en su mejilla derecha. Se llevo la mano al rostro. La cual quedo manchada con su sangre. Miro su mano horrorizada y luego los ojos rojizos de Inuyasha. El terror la invadió y la hizo correr movida por la supervivencia de su hijo y la propia.

Inuyasha miraba satisfecho como la humana lo miraba con terror y echaba a correr. Luego percibió el olor de su sangre, que lo descoloco, y luego miro su mano ligeramente manchada con sangre. La rabia lo dejo de dominar, recupero la conciencia y comprendió, como si hubiera salido de un trance, la atrocidad que había hecho. Recordó el rostro golpeado y lleno de dolor de Kagome antes de echarse a correr. Era un bastardo.

Kagome llego a una cascada de los alrededores, ya conocía bastante bien los bosques que rodeaban la aldea de la anciana Kaede. Miro su cara reflejada en el agua, y el reflejo la espantó.

"He terminado como mi madre" Miles de horribles recuerdos regresaron a su mente. No, no podía ser que InuYasha se pareciera a su padre. A su abusivo y sobreprotector padre. Al hombre que casi mataba a su madre. Por el que ella decía que su padre estaba muerto. No, no lo estaba. Estaba en la cárcel por intentar asesinar a su madre.

Las lágrimas corrieron por su rostro, escociéndole las heridas. Rápidamente las lavo, con agua tratando de que no se infectaran. No, era cierto que últimamente peleaban mucho, pero

InuYasha nunca, pero nunca le había alzado la mano. ¿Porque lo había hecho? ¿Porque lo había hecho justo cuando iba a confesar que estaba embarazada de su primogénito? ¿y que era eso de "que hueles a otro macho"?¿Esta loco o que? ningún hombre la abrazaba ni la tocaba, primero porque era una miko, segundo porque todo el mundo sabia como era de celoso el hanyou...No recordaba haberle siquiera dado la mano a los monjes del templo ese día...

La chispa del sentido común se encendió en su cabeza y comenzó a entrelazar los hilos

Umm...con que eso era...es de que olía a otro "macho"...entonces era un niño...sonrió para sí misma…estúpido idiota...claro que olía a otro macho...su hijo...

Se echo a llorar...¿a caso no quería a su hijo? Ella si lo quería.

Se sentó a orillas de la cascada. No quería encontrarse con Inuyasha. No quería regresar a la aldea,

aún no se le ocurría nada con que tapar la herida...oh, como deseaba llevar consigo maquillaje...pero de su época...aquí solo tenían polvos de arroz….No había tonalidades de color de donde escoger...la herida serian aun mas evidente maquillada...

El sonido del agua cayendo era relajante, al menos eso la tranquilizaba. Pero no le quitaba el apretón que tenía en el pecho. Esa cachetada la había descolocado mucho. No quería terminar como su madre. NO quería que su hijo viera eso.

Comenzó a llorar. Si era necesario, se separaría de él para proteger a su hijo, aunque le

partiera el alma.

-Tranquilo inu-chan...-dijo acariciando su vientre, que aún no se había abultado-

nosotros saldremos adelante solos...aunque tu padre no te quiera, yo me quedare contigo,

te protegere de todo, así me cueste la vida-era verdad, No sabia si eran las hormonas, o el instinto maternal que se le acababa de manifestar, pero había hablado con el corazón.

Ella quería a ese niño.

InuYasha la había ido a buscar, desesperado, angustiado, y culpable. Sintiéndose como un maldito.

No se tocaba a una mujer ni con el pétalo de una flor. El lo sabía y creía en eso.

Recordaba a los hombres que maltrataban a su madre, y le hervía la sangre.

Desapreciándola por ser madre de un "hibrido" un "sangre sucia". El se había prometido nunca ser como esos malditos humanos.

Ahora lo era.

Había golpeado a una mujer, y no a cualquiera, había lastimado a Kagome, a su mujer.

Pero es que se había enfurecido. Otro macho Inu Youkai había esta cerca de ella, muy cerca.

Podía oler sus hormonas en su cuerpo. Pero aún así eso no era justificación. Maldita sea.

Y ahora no la encontraba. Se estaba angustiando.

Llego hasta una de la cascada de los alrededores, y distinguió una figura femenina de cabello azabache, vestida de sacerdotisa.

Era Kagome. No había podido olerla por la maldita agua y el vapor. Tenía los pies metidos en el agua, sentada a la orilla.

Estaba llorando.

-Tranquilo Inu-chan...-vio como acariciaba su vientre, con cariño-nosotros saldremos adelante solos...aunque tu padre no te quiera, yo me quedare contigo, te protegeré de todo, así me cueste la vida.

La verdad le golpeo en la cara, como si fuera agua helada.

Claro que olía a otro macho inu Youkai...SU cachorro...Ahora no podía olerla,

pero recordando el aroma...se parecía un poco al de él...pero no había caído en cuenta,

por los celos y la rabia.

-Te quiero inu-chan...-la escucho decir bajito, acostándose de lado, mirando la cascada,

con una voz triste y dulce.

No pudo evitar ver a su madre en Kagome. Allí estaba ella profesándole su amor

Incondicional a ese cachorro no nacido de sangre no-pura.

Tan buena, tan generosa, tan maternal, tan hermosa.

Las lágrimas traicioneras bajaron por su rostro. Si, se había convertido en los malditos

que golpeaban a su querida madre.

-Kagome?

Vio como ella de golpe se incorporo. Se volteo cautelosamente, como si fuera un animal asustado. El olor de su miedo le dolió. Y le dolió más ver el amoratado que se había formando en su mejilla derecha, así como la marca de sus garras.

-Inu...Yasha?-le dijo ella acongojada, mientras se ponía de pie...noto sus ojos rojos

por el llanto...y la mano que se había llevado instintivamente a su vientre...seguramente con miedo a que le golpeara y por consiguiente lastimara al cachorro...

"Te quiero inu-chan"-resonó en su mente...ya no sabia si era la voz de su madre, o la de Kagome.

Arrepentido y dolido, se acercó hacia ella. Noto como los latidos de su corazón se aceleraban…y vio su mirada entre confusa, expectante y temerosa.

Se arrodillo ante ella.

-Kagome...perdóname...lo siento...lo siento...-no quiso mirarla, tuvo miedo a ser rechazado... que pasaría si ella no le perdonaba? no le dejaría ver a su cachorro? las lagrimas corrieron por su rostro, pero no las oculto.

-InuYasha...-ella se había arrodillado, para poder mirarle. El olor de su miedo había desaparecido.

-Kagome...puedo abrazarte?-le pregunto...no quería que se sintiera agredida...

-Claro que si bobo...no soy tu esposa pues?-le dijo ella, sonriente

El la abrazo suavemente.

-No se porque lo hice Kagome...perdóname...yo no quiero lastimarte...no te lastimaría...jamás hare algo así otra vez...y si lo hago...mándame al suelo hasta quede inconsciente...tienes mi permiso...

-InuYasha...

-Soy un maldito...es mi maldita sangre youkai que me hace tener esos celos enfermizos...perdóname...

-Ya esta bien Inu...

-No no esta bien...menos ahora...que me acabo de dar cuenta... que estas preñada...

Ella se tenso, se separo de él, y lo miro a los ojos.

-Esta bien Kagome...yo si quiero a ese cachorro, créeme que si, yo siempre quise...

Ella le sonrió con ganas, secando sus lágrimas...

-¿Quieres una familia?-le dijo posando sus brazos en sus hombros

-Si-le dijo él mientras asentía levemente

Ella le beso. El respondió gustoso.

-Gracias Kagome...

Ella solo le sonrió de nuevo...

-Te quiero Inuyasha...y también a inu-chan….

Ella sonrió llena de alegría...ahora tendría dos InuYashas...