Prólogo

"Gracias, Directora Celestia."

Dije saliendo de su oficina. Pensaba en que la peor parte de cambiarse de escuela, hablo de los trámites, ya había pasado, pero bien sabía que me esperaba algo mucho peor: conocer gente nueva. O eso pensaba, considerando mi ineptitud y ansiedad social, pero apenas salí de esa oficina me sorprendió el saludo de una niña.

"¡Hola, soy Pinkie Pie!" dijo la chica, estrechando su mano en saludo.

Al principio dude de si me hablaba a mí, pero al no ver a nadie más alrededor, finalmente hice lo que una persona normal haría; le respondí.

"Hola, soy Pink Nacho." Claramente entre increíbles cantidades de tartamudeos, pero a ella no parecía molestarle mi incapacidad para hilar oraciones simples sin tropezarme con mi lengua.

"¿Pink Nacho? ¿Cómo la comida mexicana, pero en rosado? ¡Me encanta el rosado!" Dijo ella, empezando así un palabrerío que pensé jamás terminaría. Pero con cada palabra que salía de su boca, menos me concentraba en lo que decía y más me enamoraba de ella.

Era como si en una vida pasada hubiese salvado a un orfanato de cachorros de un incendio provocado por ninjas, y la aparición de esta mujer fuese el karma pagándome por mis buenas acciones. Todo en ella era encantador; su sonrisa, su cabello de algodón de azúcar, su capacidad para hablar y hablar sin parar.

Al verla fijamente solo podía escuchar esa vieja canción "Fooled around and fell in love" en mi cabeza, mientras luchaba desesperadamente por no verme como un neandertal frente a ella.

Finalmente, luego de quien sabe cuánto, deje de alucinar con corazoncitos y canciones románticas y, sin siquiera darme cuenta de si la interrumpí, le pregunte si acaso recibían así a todos los alumnos nuevos en CHS, a lo que respondió:

"La verdad no, es solo que conozco a todos aquí y te vi ahí tan solo y pensé Hey, ese chico de ahí es nuevo y necesita mi ayuda para no sentirse tan solo." Boom, cada cosa que hacía y decía solo me hacía amarla más y más. "Así que supongo que solo tienes suerte de que te encontrara aquí."

Si no me sonroje cuando dijo eso es porque he estado sonrojado desde el momento en que me estrecho la mano para saludarme.

"Si, supongo que soy muy afortunado." Y supongo que dije eso de corrido; los nervios me estaban matando.

Probablemente ignorando mi sudor y rubor, dijo:

"Tengo una idea súper increíble, voy a presentarte a mis amigas, estoy segura de que les caerás muy bien, a pesar de que seas tan callado." Se rio mucho mientras decía esa última parte.

Repentinamente y en un acto que casi me infarta de la emoción, me tomo del brazo y me arrastro por el pasillo hacia una sala donde se encontraban las que serían mis mejores amigas de toda la vida.

Capítulo 1, Las Chicas

Finalmente llegamos a la puerta de una sala que se veía mucho más grande que una sala de clases normal. Es muy probable que Pinkie Pie haya intentado explicarme el porqué de su tamaño, pero desde que me tomo del brazo hasta que llegamos ahí perdí la noción de literalmente todo lo que no fuese su cara. No pude dejar de mirarla como, bueno, como alguien que está muy enamorado.

Sin decir una palabra, para variar un poco, abrió la puerta y dentro de lo que parecía una sala de música se encontraban otras cinco chicas, de las cuales una inmediatamente le dirigió la palabra.

"¿Por qué tardaste tanto Pinkie? Ya casi va a terminar el receso y no hemos podido ensayar ni una canción." Esas palabras me hicieron recordar que creo haber oído a Pinkie Pie decir que tocaba en una banda en alguno de mis escasos momentos de lucidez de lo que va del día.

En un tono un poco más amable que el de la primera, otra de las chicas se dirigió a Pinkie Pie: "¿Y quién es ese chico que viene contigo?"

"Oh, nada, yo solo…" Dije tratando una vez más de no tartamudear, pero Pinkie Pie me interrumpió: "Es mi nuevo amigo, Pink Nacho, es nuevo aquí en CHS y pensé que se sentiría muy solo, así que lo traje aquí para que lo conocieran. A decir verdad, yo tampoco lo conozco muy bien, no ha dicho mucho desde que lo conocí." Y aun así me llamo su amigo, como si hubiese hecho algo más que balbucear y mirarla fijamente desde que me saludo fuera de la oficina de la directora.

"¿Estás segura de que no es porque no le has dejado hablar?" Dijo la misma chica que fue la primera en hablar cuando llegamos, y aunque no lo dije en voz alta, le encontré la razón hasta cierto punto. Pinkie Pie solo se rio, como si también le hubiese encontrado razón a la chica de la guitarra.

Mientras trataba de disimular, la chica del teclado se acercó a mí diciendo: "Bueno, lo que importa es que cualquier amigo de Pinkie Pie es amigo nuestro, ¿No es cierto chicas?" Me saludo besándome en la mejilla. "Soy Rarity, encantada de conocerte." Ante tan educado y cordial saludo, solo pude responder con un hola.

"Bueno, supongo que no puede hablar menos que Fluttershy" Dijo la chica de la guitarra. "Soy Rainbow Dash, si quieres entrar en algún club deportivo solo habla conmigo, soy la capitana de prácticamente cada equipo aquí. Claro, si es que puedes hablar." Terminó su saludo dándome la mano y, a pesar de sus reiteradas menciones a mi falta de habla, no me pareció una persona desagradable. Quiero decir, tiene razones para creer que soy mudo o retrasado.

"No le hagas caso, estoy segura de que te sentirás lo suficientemente cómodo como para hablar en cualquier momento, terroncito." Dijo la chica rubia, mientras acomodaba su bajo para darme un abrazo. "Soy Applejack, y debo decir que si hay algo que nos gusta hacer en CHS es hacer nuevos amigos, así que te doy la bienvenida. Aunque creo que Pinkie Pie aquí ya se hizo cargo de eso." Ambos miramos a Pinkie Pie mientras asentía, pero creo que la chica del teclado me estaba mirando a mí. Digo chica del teclado porque no soy muy bueno con los nombres. Ni con las interacciones sociales.

Desde un extremo de la sala, la chica pelirroja se acercó a saludarme, también de la mano. "Hola, soy Sunset Shimmer. Yo tampoco tenía muchos amigos cuando llegue aquí, pero créeme, si hay un grupo de chicas que puede hacerte sentir como en casa, son ellas." Yo estoy hecho prácticamente de tics nerviosos, así que no soy quien para juzgar, pero puedo jurar que vi cómo se reía nerviosamente cuando menciono que no tenía muchos amigos. Será mi imaginación.

Creí que finalmente me decidiría a decir algo, pero me detuve por un momento. Había saludado a cuatro chicas, pero estoy seguro de que cuando entre había cinco. Me demore un poco en ver a la última chica, pues estaba tan cabizbaja que parecía que se escondía de mí. Fue entonces cuando me invadió una extraña sensación, como si me estuviese viendo a mí mismo en ella. Esa chica era yo llegando a esta escuela, tratando de evitar el contacto visual con cualquiera. Sin darme cuenta y sin decir nada me acerqué a ella y levantando la mano en su dirección hice lo que esa persona tan especial había hecho conmigo esta misma mañana: "Hola, soy Pink Nacho."

La chica levanto la cabeza de detrás de su pandero y estrechando devuelta mi mano, respondió a mi saludo: "Hola, soy Fluttershy." Aunque lo dijo en un tono bastante bajo, pude entenderla perfectamente. Ambos sonreímos un poco y luego Pinkie Pie vino dando saltitos mientras decía: "¡Mira Nacho, acabas de hacer cinco nuevas amigas! Digo cinco porque nosotros ya éramos amigos ¿Puedo llamarte Nacho verdad? ¿O prefieres Pink?" Dándome vuelta para poder mirar esos hermosos ojos celestes, le respondí: "Puedes llamarme como quieras, Pinkie Pie." Viendo en retrospectiva, mirarla a los ojos solo hizo que tartamudeara una vez más, pero valió totalmente la pena. Escuché a un par de ellas murmurar algo, y como toda persona socialmente ansiosa, pensé que hablaban de mí. "Aunque no recuerdo haberles preguntado si querían ser mis amigas."

Las seis chicas rieron un poco, y luego Pinkie Pie dijo unas palabras que me hicieron pensar bastante. "Por favor, ¿Cuándo fue la última vez que le preguntaste a alguien si quería ser tu amigo?" La verdad es que no lo recordaba, pero supongo que era una pregunta retórica. "Por cierto Nacho, puedes llamarme Pinkie si quieres. Todas mis amigas lo hacen" Dijo dándome una de las sonrisas más hermosas que me había dado hasta ahora, y la barra estaba bastante alta.

Luego de un rato de estar mirando fijamente esas blancas perlas de dientes, escuché como Rarity, cuyo nombre al fin pude recordar, le pidió un favor a Pinkie.

"Pinkie Pie, querida, ¿Podrías ir buscarle una silla a nuestro nuevo amigo? Debe estar muy cansado."

"Claro." respondió. "Iré a ver si hay alguna en el gimnasio."

"Oh no, no, no, no Pinkie Pie, solo míralo." Dijo apuntándome, como si no estuviese ahí. "Va a necesitar una silla mucho más cómoda."

En eso, Rainbow Dash dijo: "Creo que las de la cafetería son las más cómodas de toda la escuela."

"¿La cafetería?" Dijo Pinkie Pie algo confundida. "Eso queda literalmente al otro lado de la escuela." Se detuvo un poco y luego dijo: "Esta bien, una silla de cafetería a la orden." La seguí con la mirada mientras salía por la puerta, y fue cuando sentí el peso de las miradas de las otras cinco chicas sobre mí.

"¿Estás segura, Rarity?" Dijo un poco preocupada la vaquerita. "Tengo un ojo para esto querida, estoy 100% segura." Respondió Rarity sin dejar de mirarme.

Comencé a sudar frío. Como veía las cosas, era el inicio de una película porno o iban a sacrificarme al dios antiguo de un culto que ellas cinco formaban, una de dos. De cualquier manera, me esperaba una montaña rusa de emociones fuertes.

"Voy a preguntártelo una sola vez Nacho." Dijo al fin Rarity, rompiendo el incómodo silencio. "¿Te gusta Pinkie Pie?" Supongo que con Tengo un ojo para esto se refería a que se dio cuenta de que en ni un momento retiré mi mirada de Pinkie, pero tampoco estaba dispuesto a dejar que lo supieran. Primero, acababa de conocerlas, no tenía motivos para contarles y segundo, incluso si quisiera, los nervios se encargarían de que no dijera nada. "No, acabo de conocerla, ¿Cómo podría?"

Rarity se mostraba escéptica, pero el resto no parecía estar de su lado en esto. "Te dije que estabas exagerando Rarity." Dijo Applejack, un poco enojada. "Siento que tengamos que hacerte pasar por esto, pero ella de verdad cree que te gusta Pinkie Pie." Rarity le respondió. "No lo creo, estoy absolutamente segura de eso."

"Chicas…"

"Déjalo en paz ¿Quieres? No creerá nunca que somos sus amigas si lo agobias así." Applejack se veía muy molesta con Rarity. "No lo estoy agobiando…" Pero antes de terminar, Rainbow Dash la interrumpió. "Claro que no, solo le estas preguntando a alguien que acabas de conocer si le gusta una chica que acaba de conocer."

"Chicas…"

"No hay que ponerse tan pasiva-agresiva, Rainbow." Sunset Shimmer intervino entre la discusión de las chicas. "Creo que todas le debemos una disculpa a Nacho por ponerlo en esta situación tan incómoda." Un poco tarde para eso pelirroja, incómodo es mi segundo nombre. Pink Incómodo Nacho. "Me disculparé cuando admita que le gusta Pinkie Pie." Rarity de verdad estaba detrás de mí, pero tampoco se necesitan más neuronas que dientes para sospechar que amo a Pinkie Pie. "¿Acaso quieres que se vaya de aquí? No pienso ser yo la que le diga a Pinkie que espantamos a su nuevo amigo en 10 segundos exactos."

"¡Chicas!"

Todas se quedaron calladas. No tenía idea de que Fluttershy pudiese gritar, pero este día ha estado lleno de sorpresas desde que salí de esa oficina. Se acercó a mi tal cual yo me acerque a ella para saludarla. "De verdad lamento todo esto y no quiero insistir, pero Pinkie se preocupa mucho por hacernos muy felices a todas, y de verdad lo apreciamos mucho." Suspiré, pues de inmediato me di cuenta a donde iban los tiros.

"Quieren a alguien que la haga tan feliz a ella como ella las hace a ustedes, ¿Verdad?" Fluttershy asintió. "Y quieren que ese alguien sea yo, ¿Verdad?" Volvió a asentir. Las otras chicas solo observaban, como si confiasen totalmente en ella. Me miró fijamente y repitió la pregunta que Rarity había hecho en un principio. "Está bien si no quieres responder, pero ¿Te gusta Pinkie Pie?"

Luego de meditarlo un momento, me armé de valor y finalmente respondí. "No…" Las otras cuatro se veían muy decepcionadas por mi respuesta. Menos Rarity, ella aún estaba escéptica. "Es más que eso, yo… de verdad estoy enamorado de ella."

No pude evitar sonar cursi, pero tampoco iba a desaprovechar esa oportunidad. Además, note de inmediato el cambio en sus expresiones, así que tenía que seguir ese camino.

"Todo en ella me parece maravilloso." En este punto estaba conversando solo con Fluttershy; su amabilidad me hacía sentir cómodo por primera vez en lo que llevo aquí. "Su simpatía, su interminable alegría, su pelo, su sonrisa, sus ojos, su capacidad para hablar y hablar sin parar…" Rainbow Dash no pudo evitar reírse con eso último. "¿En serio?" Applejack le dio un codazo luego de que lo preguntara. Fluttershy, que aparentemente ya escucho lo que quería y quería evitar que siga desvariando, me abrazó. "Gracias, Nacho."

Todas se acercaron a abrazarme, y no pude evitar lagrimear un poco, conmovido por la situación. "Muy bien Rarity, sabes que quieres decirlo." Dijo Applejack, con lo que todos reímos un poco. "Por favor querida, somos todas lo suficientemente maduras como para ¡Se los dije!" Entre los abrazos y las risas empezaba a sentirme cada vez más aliviado y sentí que podía hablar un poco más con todas ellas. "Bueno, tampoco te lo deje tan difícil." Rarity se rio un poco. "Creo que me merezco un poco de crédito de todas maneras."

"Entonces…" Dije luego de que nuestro abrazo grupal se disipara, tratando de darle pies y cabezas a todo esto. "Apenas nos conocemos y quieren ayudarme a que Pinkie y yo seamos… ¿Novios?" "No te emociones, lo estamos haciendo por ella." Dijo Rainbow Dash, para luego poner su brazo sobre mis hombros. "Por supuesto que vamos a ayudarte, es lo que hacemos con nuestros amigos aquí en CHS." No pude evitar sonreír mucho. Lo que Sunset Shimmer dijo cuándo me saludo era cierto, este grupo de chicas de verdad saben hacer sentir en casa a uno.

Justo en eso, Pinkie entro a la sala con una silla que, me imagino, salió de la cafetería y la verdad es que no se veía particularmente cómoda. "Ni se imaginan por lo que tuve que pasar para conseguir esta cosa, pero aquí esta. La silla más cómoda de toda la escuela para mi buen amigo…" Antes de terminar, Sunset Shimmer la interrumpió. "Pinkie, que bueno que llegaste, Nacho nos estaba diciendo lo mucho que quería un tour por la escuela." Pinkie Pie miró la silla, luego a las chicas y finalmente dejo la silla al lado de la pared, luciendo un poco derrotada.

"¡Muy bien, vamos a darle un tour por la escuela chicas!" Dijo muy entusiasmada, pero de inmediato Rainbow Dash la detuvo.

"Nos encantaría, pero tenemos que… jugar un partido de voleibol ahora mismo. Tendrán que ir los dos solos." Pinkie Pie, confundida, preguntó.

"¿Las cinco? Pero cinco no es un número par." Parecía que Rainbow ya no sabía que decir, así que Applejack intervino. "Si, Fluttershy va a ser la árbitra. Ha estado practicando mucho."

"Ah bueno, igual podemos esperarlas, ¿Verdad Nacho? Un partido de voleibol no puede durar mucho." Pinkie Pie no perdía la esperanza. También amo eso de ella.

"¿Dije voleibol? Quise decir voleibol playa, y en CHS no tenemos una playa así que claramente no podemos jugar aquí." Rainbow Dash se sacaba escusas de debajo de la manga como una verdadera profesional. "De hecho vamos a cambiarnos de ropa justo aquí así que voy a pedirles que se retiren, muchas gracias." Dijo Rarity empujándonos a Pinkie y a mí fuera de la sala. Justo antes de salir, me voltee un poco y les susurre a las chicas. "Gracias."

Capítulo 2, El chico y la chica con un sueño

"¿Dijiste algo Nacho?" Preguntó Pinkie luego de que nos echaran de la sala de música. Suponiendo que debe haberme escuchado agradecerle por todo a las chicas, le respondí que no. "Ah, qué raro. Digo que en verdad es raro porque juraría que escuche algo, no porque no hables mucho." Reí un poco y pensé en algo que decir para iniciar una conversación, pero como de costumbre, ella se me adelanto.

"Entonces, ¿Por dónde empezaremos nuestro mágico y misterioso tour? ¿Qué tal…?" Pero, y para su total sorpresa, esta vez decidí ser yo quien la interrumpiera, esperando quitarme este estigma de que hablo poco. "¿Qué tal si aprovechamos de devolver esa silla que me trajiste?" Dije apuntando a la silla que alcanzó a recuperar antes de que Rarity nos corriera. "Oh, ya veo, quieres que vayamos al otro lado de la escuela para aprovechar de dar un paseo por todo el lugar, bien pensado." Si, bien pensado, porque no apunte a la silla por ser la primera cosa que vi. Totalmente. Aunque eso significa pasar más tiempo con ella, así que lo más probable es que haya sido algo inconsciente. "Muy bien, a mover esas piernas Nacho, CHS no es una escuela famosa por ser pequeña." No sé qué se apoderó de mí, pero de repente podía hablar de corrido con ella, como si no sintiese nervios, ansiedad ni ninguna de las cosas que suelo sentir al hablar con gente.

"Bueno, la escuela de dónde vengo tampoco era un lugar pequeño." Dije casi sin darme cuenta, porque, sin querer verme como el tipo cool con un pasado oscuro, tampoco quería responder a la pregunta que se venía. "Nunca me contaste de que escuela te transferiste. Hay muchas otras cosas que tampoco me has contado, pero podrías empezar por ahí." Preguntó mientras empezamos a caminar por los pasillos de Canterlot High.

"Bueno, nunca preguntaste. Tampoco es algo que pueda decir así como así aquí, si sabes a lo que me refiero." Pinkie me miró un poco confundida. "No, no tengo idea." "Es que vengo de…" Antes de que terminara, Pinkie Pie dio un tremendo grito de sorpresa. "¿¡Vienes de Crymph…!?" Le tape la boca de inmediato, pues con su grito todos en el pasillo nos estaban mirando. Susurrándole y aun tapándole la boca, le dije. "Si, vengo de Crystal Prep. ¿Podrías no decirle a nadie?" "Mmphmp…" Me respondió mientras aun le tapaba la boca, así que le quite la mano, me disculpe y me volvió a responder. "¿Por qué? No tiene nada de malo." "Es solo que, ya sabes, con los Juegos de la Amistad que se vienen este año y toda nuestra rivalidad…" Ella sonrió un poco y trató de calmarme. "Oh, por favor, estoy segura de que a las chicas no les importará que vengas de la escuela que siempre nos aplasta en los juegos." Puso una mano sobre mi hombro, me sonrojé de inmediato, y aun sonriendo me dijo: "Pero si no quieres que les diga, no lo haré. Es una Pinkie Promesa." Pase de súper sonrojado a súper confundido. "¿Pinkie Promesa?" Pero como si ignorase mi pregunta, recito un pequeño juramento. "Con cerrojo y sin arrojo, pastelito en mi ojo." Y de súper confundido a súper conmovido.

Seguimos caminando por el pasillo y entre sus avisos turísticos me hizo otra pregunta. "Dejando de lado que vienes de tu-ya-sabes-donde, ¿Qué más podrías contarme de ti?" Cambiarse de escuela significa muchas cosas, como que nadie sabe quién eres. Puedes ser quien quieras, y aun así no cabía en mí la idea de mentirle o inventarle nada. No a ella.

"Pues, no sé, no se me ocurre nada." "Oh, vamos, cualquier cosa." Se detuvo por un momento, y con los ojos llenos de brillo, me preguntó. "¿Tienes algún sueño?"

"¿Sueño?" Pregunté como si tuviese problemas auditivos. Los cuales tengo, en cierto grado, pero no va al caso. "Claro, algo que siempre has querido hacer con toda tu alma." Además de casarme contigo, claro que tengo sueños. Es solo que jamás me lo había planteado de esa manera. "Sueño… pues siempre quise ser un súper héroe. Como Billy." Ese como Billy se me salió sin querer, pero una vez más esta mujer me sorprendió. "¿El Billy de Hora de Aventura? ¿Quieres luchar contra monstruos y rescatar princesas?" De verdad entendió mi referencia, pero la descripción de Billy no era como el tipo de héroe que yo pensaba. "Más o menos. Quizás no como Billy, pero quiero ayudar a la gente. Y tener súper poderes, eso también es genial. Pero principalmente ayudar a la gente." Los ojos se le llenaron de brillo, parecía que le gustaba mi sueño. "¡Eso suena tan súper genial! Estoy segura de que podrás ser un súper héroe algún día." Ahora a mí se me llenaron los ojos de brillo. No solo no pensó que mi sueño era ridículo o infantil, sino que también lo apoyo totalmente. Y si ella cree que puedo serlo, ¿Qué más puedo pedir? "¿Qué hay de ti Pinkie? ¿Cuál es tu sueño?" De verdad estaba conversando con ella. Nada de tartamudeos o balbuceos de cavernícola; reales frases con sentido y todo.

"Mi sueño es poder hacer feliz a todo el mundo. Cuando puedo hacer sonreír a alguien siento que toda mi vida vale la pena. Sobre todo si son mis amigas." Debe ser la cosa más noble y hermosa que he escuchado en mi vida, y es precisamente lo que dijo Fluttershy sobre ella. "Si, las chicas me hablaron un poco sobre eso, que te esfuerzas mucho en hacerlas muy felices." Le dije sonriendo y muy sonrojado, y ella también estaba sonriendo mucho. "De verdad las adoro mucho. Y ellas también me hacen muy feliz de vuelta así que, ¿Qué más podría pedir? Ellas realmente lo son todo para mí." Yo seguía escuchándola; estaba demasiado conmovido por sus palabras. Lo único que le interesa es que sus amigas sean felices.

"Ahora que lo pienso, nuestros sueños no son tan diferentes." Dijo ella, quizás esperando que yo vuelva a hablar. "Tu sueñas con ayudar a la gente y yo con hacerlos felices. Supongo que un súper héroe debe hacer eso, hacer felices a las personas. Uh, podríamos ser súper héroes juntos algún día, ¿No crees que sería súper divertido? ¡Podríamos salvar al mundo con una gran sonrisa!" Hace apenas una hora y aproximadamente 7 páginas que conozco a esta chica y ya no me interesa nada más que hacerla feliz. Siento que podría dar hasta mi vida por verla sonreír. Y sé que ella siente lo mismo por cada una de sus amigas, yo incluido. Tanto pensar en lo mucho que la amo y admiro, no me di cuenta de que me estaba mirando fijamente, esperando que respondiera a su pregunta. "¡Si, me encantaría! Aunque no sé cómo, pero en verdad me encantaría." "Ya se nos ocurrirá algo, solo tenemos que seguir soñando. Oh mira, ya llegamos a la cafetería." Aparentemente hablar de nuestros sueños hizo el camino mucho más corto, pero aún no estaba listo para terminar este tour. No sin hacer eso también. "Pinkie Pie." Le dije en un tono mucho más severo de lo que pretendí que sonara. "Guau, suenas súper serio Nacho. ¿Estás bien?" "Lo siento, es solo que…" Los nervios me mataban, pero si no lo hacía ahora me sentiría mal por el resto de mi vida. "Yo también quiero hacer una Pinkie Promesa. Te prometo que algún día seremos súper héroes juntos y salvaremos al mundo con una gran sonrisa." De verdad lo sentía; no era por quedar bien o sonar cursi, de verdad quería hacerle esa promesa. Después de toda la fe que puso en mí, tenía que hacerlo. Me miro con una enorme sonrisa.

"Repite después de mi Nacho. Con cerrojo…" "Con cerrojo…" "Y sin arrojo…" "Y sin arrojo…" Recordaba el final, así que lo dijimos juntos, "Pastelito en mi ojo. Prometo que algún día seremos súper héroes y salvaremos al mundo juntos con una gran sonrisa."

Nos miramos un momento, y luego ambos reímos mucho. "Por cierto, me enojo demasiado cuando alguien que no cumple una Pinkie Promesa. Pero algo me dice que puedo confiar en ti." Solo quería llorar de la emoción, pero si lo hiciera tendría que explicarle muchas cosas. Como que la amo. Mucho.

"Yo… también tengo otro sueño Pinkie. Algún otro día te lo contaré."

Capítulo 3, La fiesta de una chica

"Sabes que tienes que decírselo algún día, ¿Verdad?" Ha pasado un mes aproximadamente desde que las conocí y ya me dejaban sentarme con ellas al almuerzo. Es lo más cercano a sentarme con las chicas populares que experimentaré en mi vida y definitivamente mucho más de lo que puedo decir de mis tiempos en Crystal Prep. "Lo sé Rainbow, pero no es fácil. ¿Qué pasa sí…?" "Ya empezó…" Escuche suspirar a Applejack antes de que comenzara a hablarles de mis preocupaciones totalmente fundadas. "¿…solo quiere que seamos amigos? ¿O si piensa que soy raro?" Rarity me interrumpió antes de que me volviera loco. "Pinkie no piensa eso de ti, querido." "No aún, pero ¿Qué pasaría si…?" Todas miraron a otra parte, probablemente porque sabían que no me detendría. Pero antes de que pudiera seguir, la escuche a ella.

"¿Pueden creer que Granny Smith no me quería dejar tomar dos postres?" Se veía bastante indignada, a pesar de que si tenía los dichos dos postres en su bandeja. "Por supuesto que lo creo, no se supone que tomes dos postres, Pinkie Pie." Dijo Applejack, honesta como siempre. Rarity también se veía extrañada por la osadía de Pinkie. "No entiendo cómo puedes comer tantos postres sin engordar." "Oh, el segundo no es para mí. Es para el cumpleañero." Dijo dándome el segundo pastelillo, un gorro de fiesta y arrojando cantidades preocupantes de confeti que cayeron sobre la comida del resto de las chicas. "No nos dijiste que estabas de cumpleaños, Nacho." Dijo Sunset levantándose para darme un abrazo y las respectivas felicidades.

"No, de hecho, no le dije a nadie. ¿Cómo…?" Rainbow Dash iba a decir algo, pero creo que se atoro con un poco de confeti de lo que cayó en su plato, así que Fluttershy habló en su lugar. "Pinkie sabe qué día estamos de cumpleaños cada una." "Los cumpleaños son el día más importante para cualquier persona Nacho." Decía Pinkie con los ojos llenos de orgullo, a punto de pararse sobre la mesa como si fuese a dar un discurso. "Por eso me súper esfuerzo para que tengas un día súper especial." No llegó a pararse sobre la mesa, quien sabe por qué, pero si me dio un gran abrazo. El mejor abrazo que he recibido en mi vida, nada menos. "Muchas gracias Pinkie." "No me agradezcas todavía niño grande, tengo preparada una gran fiesta para ti cuando acaben las clases." Sé que es porque estoy de cumpleaños, pero que tenga cosas preparadas para mí con tanto cariño me hacía demasiado feliz, casi hasta el punto de olvidarme de mis miedos infundados hacia el rechazo. Casi.

Dicho y hecho, al acabar las clases me guio junto a las chicas a un local de Canterlot al que jamás había ido, probablemente porque no vivo cerca de ahí. Se llamaba Sugarcube Corner, y Pinkie parecía conocer muy bien a los dueños, por como los saludo con tanto afecto. Para ser justos, ella hace todo con afecto, así que no es un buen argumento. En el curso del pasado mes, muchas veces me dije a mi mismo como Pinkie nunca deja de sorprenderme, y esta vez no fue la excepción.

El lugar estaba decorado como uno esperaría de una fiesta de cumpleaños, pero ella lo había reservado para nosotras siete, así que era todo para nosotros, incluida la atención de los dueños. Yendo directo al grano, Pinkie Pie les hizo una seña a los dependientes del local y ellos apagaron las luces y trajeron un pastel con la cantidad de velas exacta. Para mi sorpresa, una vez más, era mi sabor de pastel favorito. Ni yo sé cuál es mi favorito y aun así ella consiguió ponerle fin a la eterna lucha entre Selva Negra y Tres Leches.

"Esto es..." Dije luego de soplar las velas, tratando de aguantar las lágrimas de la emoción. Fallé, por cierto. "Es el mejor cumpleaños que he tenido en mi vida. Es realmente maravilloso." "No sabes lo feliz que me hace escuchar eso." Dijo abrazándome una vez más con los ojos un poco menos llorosos que los míos.

Las copas de milkshakes iban y venían, así como las risas y mis canciones favoritas de Shakira, otro detallito de mi amada aun no correspondida. No tengo idea de cómo Pinkie averiguó tanto sobre mi como para hacerme la fiesta perfecta, pero ¿A quién le importa? Agradezco cada detalle que incluyó porque sé que se esforzó un montón en que todo esto saliera bien. Y vaya que así fue.

Una tras una, las chicas se fueron a sus respectivas casas hasta que solo quedamos, tanto como para mi fortuna como para mi sudorosa ansiedad, ella y yo. Si bien ya hemos construido una gran amistad juntos, aun me es un poco raro y a la vez genial estar solo con ella; normalmente nos acompañan al menos una de las chicas. Pero por primera vez desde ese tour que me dio cuando llegué a CHS, estábamos los dos solos. "Aun no me creo que hayas hecho todo esto por mi Pinkie. No sé qué hice para merecer una amiga como tú." "Los amigos no se merecen ni se ganan, Nacho." Dijo en un tono un poco serio, como si la hubiese ofendido. "Pero si quieres ponerlo así, tú también has sido un gran amigo." "Yo no te he hecho una fiesta de cumpleaños así." Dije pensando en que yo soy un amigo regular, ella es una gran amiga. "No, pero eres un gran amigo a tu manera. Además, mi cumpleaños es en un mes, así que tampoco has tenido la oportunidad de hacerlo." "¿Un mes exacto? Qué bonita coincidencia."

En ese momento lo decidí. Le daría a ella una fiesta tan genial como la que ella me hizo, dentro de lo que me es posible claramente. Quiero ser yo el que la sorprenda, aunque sea una vez. "Aunque la coincidencia más bonita fue encontrarte apenas llegue a CHS." Fue como decirle que la amo sin decírselo en verdad, así que se sintió muy bien. Lo que vino después, para nada. "Ay, gracias Nacho. Por cierto, ¿Por qué fue que te cambiaste de escuela? Creo que nunca… ¿Estás bien?" Me preguntó porque notó de inmediato como mi sonrisa se dio vuelta. Aunque siempre pienso en eso, sobre todo en un día como hoy, hablarlo con alguien es mucho más complicado. ¿Por qué me cambié de escuela? Pero tampoco podía quedarme sin responderle, su sonrisa se fue tan rápido como la mía. Así fue como, por primera vez, le conté a alguien como fue que murieron mis padres.

Por primera vez también, Pinkie estaba como una tumba. Jamás la había visto callada; en verdad no dijo nada mientras le contaba sobre el accidente. Esa noche antes de navidad, la última que pasamos en familia, se despidieron de mí antes de ir al aeropuerto. Mi padre viajaba mucho por su trabajo y esta vez decidió llevar a mi madre con él. Pero jamás llegaron y jamás volvieron. "¿Estás llorando?" No quería interrumpir mi propia narrativa, pero es la primera vez que la veo con alguna emoción si quiera cercana a la tristeza. Me abrazó muy fuerte y entre llantos dijo. "Perdóname Nacho. No quería que tuvieses que recordar todo eso." "No, no te preocupes Pinkie." Le dije también llorando un poco.

Dicen que la tragedia es peor cuando no puedes hacer nada al respecto, pero este cumpleaños, a las chicas y a ella diciendo que soy un gran amigo me hicieron ver las cosas de otra manera. Yo sí podía hacer algo al respecto. Tomaría esta maldición y la convertiría en ventaja, empezando por ti Pinkie querida. "Si no fuese por eso, jamás te habría conocido." Me miró callada, aun llorando, pero comenzando a sonreír. "Además, los súper héroes suelen tener historias así."

Aun rodaban lágrimas en sus mejillas, pero comenzó a reírse un poco. Se sonó los mocos con una servilleta y volvió a ser la sonriente mujer de la que me enamoré. "Tú me enseñaste a reírme de mis problemas Pinkie. Muchas gracias. Por todo. En serio." Le dije abrazándola y secándole las lágrimas. Luego del abrazo, me ofreció una servilleta a mí también. "Parece que también te enseñe a hablar un poco. Mírate, no me has dejado decir nada en todo este tiempo." Ambos nos reímos, mientras los señores Cake, los dueños del lugar, nos lanzaban miradas indirectas de por favor váyanse, queremos cerrar el local.

Luego de miles de agradecimientos y de despedirnos del señor y la señora Cake, Pinkie y yo nos encontrábamos fuera de Sugarcube Corner, listos para irnos. "Muchas gracias por todo de nuevo Pinkie." Le dije, pero ella se veía preocupada. "¿Te vas a ir a tu casa ahora?" "Si, ya es bastante tarde y…" Pero antes de que terminara, me interrumpió con otra pregunta que me puso tan nervioso como sonrojado. "¿No quieres ir a dormir a mi casa?" Pinkie se detuvo un rato y se dio cuenta de lo mal que sonaba eso, considerando que nos conocemos hace apenas un mes. "Es que no quiero que pases solo esta noche tan especial para ti, es todo." Se rio muy nerviosamente, casi tanto como yo. Casi.

"Pinkie Pie, por favor, no puedo ni quiero seguir abusando de tu hospitalidad y amabilidad." La verdad es que me moría de ganas por decirle que sí, pero preferí no sonar como un pervertido. Además, en verdad había sido demasiado amable durante todo el día, ir a dormir a su casa sería un exceso. "No estas abusando, sabes que soy así. ¿De verdad estás seguro?" Por supuesto que no estoy seguro, menos si me insistes con esos hermosos ojos capaces de ver mi alma.

"He pasado todas las noches solo desde principio de año Pinkie, una más no me hará daño." Solo ahí le tome el peso a ese hecho. Pinkie era muy buena para hacer que me dé cuenta de cosas. Todo tipo de cosas. En este caso, me di cuenta de que llevaba tanto tiempo solo en mi casa que había olvidado lo bueno que es vivir con alguien, así que decidí aceptar la invitación de Pinkie. "Pero te advierto que me demoro mucho en la ducha." Probablemente no me escuchó, porque se veía muy feliz cuando le dije que iría con ella.

Así caminamos unos minutos hasta llegar a su casa, hablando de mis razones para cambiarme a CHS. Le dije que mis padres murieron, pero jamás le dije que era lo que tenía que ver eso con que me transfiriera. No me sentía mal hablando de ellos con ella. No me siento mal con ella del todo. "Entonces no podías pagar tu estadía en Crystal Prep. y por eso viniste a CHS." "Si, básicamente. Aun no recibo la totalidad de la herencia." Y Crystal no es precisamente la escuela más económica de la ciudad. Ahora, ¿Por qué fue que elegí CHS entre todas las opciones? Si tuviese que señalar una razón en particular, quizás fue por que escuche sobre esta escuela por la obsesión que tenía una amiga con algunos sucesos extraños que tenían lugar ahí. Ahora que lo pienso, podría preguntarle a Pinkie si sabe algo sobre eso algún día de estos.

Pinkie abrió la puerta y me dejó entrar primero; de inmediato analice los sofás, pues supuse que ahí es donde dormiría. Era un hogar bastante bonito y acogedor, muy diferente a lo que esperaba de Pinkie. Como me extrañó que nadie respondiera cuando Pinkie anunció su llegada, le pregunte con quienes vivía aquí. "Vivo con mi hermana mayor, Maud." Pero claro, yo soy el que vive solo. Justo al cabo de mencionarla, apareció. Creo que era ella; después de todo, era la mujer menos parecida a Pinkie Pie que he visto. No es que yo sea un experto en Pinkie Pies, pero ella era… bueno, no era Pinkie, en lo más mínimo.

"¡Hola Maud! Él es Nacho, esta de cumpleaños y como vive solo pensé que se podría a quedar a dormir aquí, ¿No es genial?" Pinkie se veía eufórica, como si estuviese compensando la falta de ánimo que exudaba su hermana. "Si. Hola." Yo no hablo mucho, es cierto; pero la hermana de Pinkie era como dos yos en ese aspecto. Negativo más negativo es más negativo. Supongo que en la repartición de cualidades en la familia Pie, Pinkie se llevó todo el carisma, el habla y la extraordinariamente hermosa sonrisa que Maud no consiguió. "¿Viste eso Nacho? ¡A Maud le encanta que estés aquí!" No, no lo vi Pinkie, pero, si tú lo dices supongo que te creeré.

"Voy a suponer que no tienes pijamas para hombre aquí." "Correcto, nada de pijamas para hombres aquí." Me dijo sonriendo mucho, como todo lo que hace. "No importa, de todas maneras, no uso un pijama hace años." "¿Duermes en…? Diu, mejor no quiero saberlo." Nos reímos los dos y si bien me hubiese encantado seguir hablando, tanto festejo me tenía agotado. En lo que me dirigí al sofá, Pinkie una vez más me sorprendió. Debería tener un contador de veces que hace eso. "No tendré pijamas para ti, pero si tengo una cama por ahí." Me ilusioné bastante, pero estaba jugando conmigo. Eso son dos sorpresas en una. Convirtió el sofá en una cama y me trajo tantas sábanas, cojines y peluches de animales como pudo encontrar. "Debería tener una cama extra para casos así." "No te preocupes Pinkie, esto es perfecto." Le dije muy feliz. "Buenas noches y muchas gracias por todo, de nuevo." Subiendo la escalera y antes de apagar la luz del salón, se despidió. "Buenas noches, chico del cumpleaños."

Capítulo 4, El chico y sus decisiones

"Me encantaría ayudarte, pero…" Dijo Fluttershy, viéndose tan nerviosa como siempre. "…no creo ser la indicada para eso." "Lo sé, por eso quería pedirte la distraigas durante todo el día." Durante los dos meses que llevo en CHS, Fluttershy y yo nos hicimos muy buenos amigos. Principalmente por nuestra ineptitud social, aunque ella es mucho más tímida que yo. El punto es que, por tal amistad que tenemos, le confié esa tarea mientras yo me encargaba de lo otro. "Supongo que eso sí lo puedo hacer." "Muchas gracias Fluttershy, eres un cielo."

"Aquí están, ¡Mis dos personas favoritas en todo CHS!" Era Pinkie, quien venía saliendo de algún lugar, probablemente la cafetería. "¿De verdad somos tus favoritas?" Le preguntó Fluttershy, porque yo no cabía dentro de tanta emoción con ese comentario. Pero claro, lo disimule como un profesional. Si, es exactamente lo que hice. "Por supuesto, junto al resto de las chicas. Saben que las adoro a todas." Mi corazón iba a explotar si seguía así, por lo que le hice una seña a Fluttershy para que se pusiera en acción.

"Pinkie Pie, ¿Te gustaría acompañarme al refugio hoy? Hay unos…" No pudo terminar su pregunta cuando Pinkie le respondió, como siempre, llena de entusiasmo. "¡Me encantaría Fluttershy! ¡Quiero adoptar un cocodrilo! Uno sin dientes, para que no muerda mis peluches. ¿No quieres acompañarnos Nacho?" Quiero acompañarte a donde sea por el resto de mi vida Pinkie. Pero justamente hoy no puedo. "Claro que quiero, pero tengo que… jugar un partido de voleibol ahora mismo." Fluttershy se rio un poco. "¿Y no tienes que ser la réferi, Fluttershy?" "No, consiguieron un reemplazo con, ejem, una voz más fuerte." Como podrán imaginar, son excusas. Aunque yo sí que jugué algo de voleibol en Crytsal, pero nada muy profesional. "Entonces buena suerte Nacho. ¡Barre el piso con tus oponentes! A menos que sea voleibol playa, sería súper raro barrer una playa." "Lo tendré en mente, Pinkie." Le respondí riendo, mientras las dos se retiraban al refugio donde Fluttershy trabaja como voluntaria.

Se estarán preguntando de que va este plan tan complicado. La verdad es que no tendría ni una gracia decirles ahora; eso arruinaría la sorpresa. En cualquier caso, una vez que Pinkie Pie se fue a villa distracción, tenía el camino libre para prepararlo todo para mañana.

"¿Estás seguro de esto? Sabes que Pinkie Pie es…" Rainbow fue la primera en dudar de mi plan, pero tenía un punto. Pinkie es bastante emotiva, lo que me podía jugar tanto a favor como en contra; pero ¿Qué clase de tarado hace planes pensando en que fracasarán? "Lo sé Rainbow, pero se los estoy pidiendo por favor." Me hubiese puesto de rodillas, pero creo que entendieron el mensaje. "Tenle un poco de fe, querida." Gracias por tanto Rarity. "Además, prometimos ayudarlo cuando lo conocimos. No sería educado darle la espalda ahora." Al final, todas ellas aceptaron, pero esta apenas era la parte fácil de mi elaborado plan.

"¿Cómo crees que le esté yendo a Nacho?" Le pregunté a Fluttershy mientras caminábamos al refugio de animales. De lo mucho que nos conocemos, no sé si se el voleibol playa sea uno de sus dotes naturales.

"Espero que bien." Esa es Fluttershy, habla solo lo que es justo, necesario y conveniente. ¡Como yo! Solo que nuestras definiciones de justo y necesario son muy diferentes.

En fin, llegamos al refugio y no había señales de cocodrilos en adopción, lo que para mí fue una total súper decepción.

Pensaba en alguna mascota que acompañe a Maud y sé que un lagarto sin dientes le habría gustado un montón.

No había muchos otros voluntarios, así que Fluttershy me preguntó si podía quedarme a ayudarla todo el día. "¡Por supuesto que lo haré Fluttershy! Lo que sea por verte llena de alegría."

No me di cuenta de que se había hecho tan tarde, rodeada de tantos lindos animales. Fluttershy y yo nos despedimos y cada una se dirigió a su casa, que los caminos no eran iguales.

No me podía atrasar, tenía que llegar a dormir temprano, mañana me esperaba un día muy especial. Al llegar a la escuela, todos me saludarán. ¡Es tu cumpleaños, Pinkie Pie!

"Muy bien Nacho, hoy es tu día. Más bien su día, pero tú me entiendes." Pensaba para mí mismo, nervioso como nunca lo había estado. "¡Buenos días Nacho!" Ahí estaba, el motivo de mis nervios y de un 90% de mis emociones. Me saludó con una enorme sonrisa que duró por mucho tiempo, como si esperase algo. "Temprano como siempre, Pinkie. Buenos días." Siguió sonriendo, algo bastante normal en ella, así que no le di mayor importancia.

Caminamos los dos por los pasillos de la escuela, directo a la primera clase del día. Daba la casualidad de que Pinkie y yo teníamos muchas clases juntas. Créanlo o no, es efectivamente una casualidad; hice mi horario antes de conocerla. Cómo siempre, Pinkie saludaba a cada persona que veía camino a clases y todos la saludaban de vuelta, nada fuera de lo común.

Sin embargo, Pinkie se veía diferente. Estoy seguro de que había algo diferente en ella, pero no podía señalarlo con el dedo. Se hacía un poco más notorio con cada persona que saludaba, parecía que algo le molestaba. Pinkie no es de las que se molestan fácil, así que si había algo que la tenía así debía ser bastante serio. O podría ser mi imaginación. De cualquier manera, siguió así por todo lo que duró la jornada escolar.

Debí notarlo antes, pero cuando ocurrió ya fue muy tarde. Al final de clases, nos juntamos cerca de la salida con las chicas, intercambiamos un par de palabras y luego se despidieron. "Nos veremos mañana." Algo en esas palabras alteró a Pinkie Pie, quién se veía muy desanimada. Las chicas salieron por las grandes puertas de la entrada y nos quedamos Pinkie y yo a solas. Muy a solas de hecho, los pasillos y salones estaban vacíos. No se sentía ni un alma. "¿Nos vamos también, Pinkie…?" Le pregunté, pero ella miró a otro lado, y sin una pizca de su característico entusiasmo, me dijo "No, ve tú. Yo iré a la biblioteca un rato."

¿En serio? ¿La biblioteca? ¿Tú? Pero no me dio tiempo de preguntarle, se fue muy rápido. Sólo ahí me di cuenta de qué era lo que le afectaba; y de que era mi culpa. Fui corriendo a la biblioteca, pero no vi a nadie. Solo pude escuchar leves sollozos, y me temía que fuesen de la chica sonrisas. "Pinkie, estás ahí?" Se sentía raro hablar fuerte en una biblioteca, la verdad sea dicha. "¿De verdad te importa?" Al fin la encontré; estaba en el segundo piso, acostada en una cama hecha de libros. Debe de ser bastante incómoda, pero no tenía tiempo para pensar en eso. Se veía devastada, ni si quiera su pelo se veía normal; estaba desinflado como su ánimo. "¿Por qué pensarías…?" Pero no pude terminar cuando se levantó y sin mirarme me dijo. "¿Sabes qué día es hoy?" "Claro, 3 de mayo, un día…" Me interrumpió de nuevo, esta vez mirándome con los ojos llenos de lágrimas.

"¡Es mi cumpleaños Nacho! ¡Y nadie en la escuela lo recordó! Ni las chicas, ni… tú, mi mejor amigo" Ese vino cargado de llantos. Se me rompió el corazón al verla así, sobre todo sabiendo que era mi culpa. Rainbow Dash me lo advirtió. Pero no era hora de lamentarse; solo me quedaba una opción; le arruinaría la sorpresa si eso significaba hacerla feliz. "Lo siento Pinkie…" No me miró, como si no lo hubiese escuchado. Seguía llorando de cara a la pared. "Quería sorprenderte, ¿Sí?" Eso si la hizo reaccionar un poco. "Tú siempre lo haces, quería hacerlo por ti, aunque sea una vez. Le pedí a todos en la escuela que no te desearán feliz cumpleaños para darte una fiesta sorpresa a la salida. Como la que tú me diste en mi cumpleaños." Se dio vuelta, sus ojos aun lagrimeando. "¿Tú hiciste eso por mí?" "Claro, una chica me dijo una vez que los cumpleaños…" Una vez más me interrumpió. "¿Hablaste con todos en la escuela por mí?" No me había dado cuenta, hasta ahora, de la tarea herculina que fue para mí hablar con cientos de desconocidos. Supongo que, pensando en ella, no tuve miedo y pude dejar mi ineptitud social de lado. Pero ese logro, para mí al menos, no se comparaba con lo que haría a continuación. "¿Por qué?"

"Porque puedo ver qué aquí a tu lado, todo es realidad, Pinkie." Lo vi en sus ojos. Ella sabía las dos palabras que seguían a esa canción. "Te amo. ¿Cómo no amar a alguien que se preocupa tanto de hacerme tan feliz?" Me miró a los ojos, y tomándome las manos me dijo. "Podría decir lo mismo de ti." Nuestros ojos se fijaron en los del otro y al fin pude volver a verla sonreír. Quién sabe cuántos minutos pasamos así, pero recordé que las chicas aún estaban esperando que llevase a Pinkie a su fiesta, así que le seque las lágrimas y nos dirigimos a la entrada principal de CHS. "Por cierto Pinkie, ¿Podrías actuar sorprendida cuando salgamos por esa puerta?" Se rio un poco y tomando mi mano, me miró y dijo. "Haría lo que sea por amor, Nacho. Y eso es un hecho."

"¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños!" Prácticamente toda la escuela estaba reunida en la fachada de CHS, deseándole muchas felicidades a Pinkie en su gran día. Pero la sorpresa era para ellas, pues las chicas estaban boquiabiertas al vernos a Pinkie y a mí tomados de la mano y vinieron corriendo a abrazarnos. "Pinkie Pie y tú… están… ay, creo que me va a dar algo." Dijo Rarity justó antes de desmayarse un poco. "De hecho, aún no." Dije mirando a Pinkie, listo para hacerle la pregunta con la que siempre (desde hace dos meses) soñé preguntarle. "Pinkie Pie, tú haces que quiera ser una mejor persona. ¿Te…?" Pero me interrumpió justo antes de que mis propios nervios me interrumpieran. "No es justo, yo quiero preguntarte lo mismo. ¿Quieres que lo hagamos al mismo tiempo?" "Me encantaría." Pude sentir como las chicas trataban de aguantarse gritar de la emoción, incluso Rarity, quién ya se había recuperado.

"Uno, dos, tres."

"Pinkie Pie, ¿No es más fácil que cada uno diga qué sí y ya?"

"Nacho, ¿No crees qué sería mejor que los digamos sí y ya?"

Ambos nos quedamos mirando uno al otro y luego de un rato nos reímos mucho. Ambos dijimos que sí, claramente, y llegamos a la parte más mágica de cada historia de amor: el primer beso. Nunca lo olvidaré; fue como sí por unos segundos nada más importara. Ni el cumpleaños, ni la gente que nos rodeaba. Solo Pinkie y yo existíamos. Luego de que terminara, Pinkie y yo nos miramos a los ojos y ella, un poco molesta, dijo. "Estoy segura de que puedo hacerlo mejor." No alcancé a entender a qué se refería cuando me tomo de la cara con ambas manos y me besó una vez más, por mucho más tiempo.

Quizás sea difícil para alguien que siempre estuvo enamorado de otro alguien sentir qué esa persona especial te ama tanto a ti como tú a ella. Quiero decir, para mí lo es; desde el momento en que la vi he cultivado este amor a cada cosa que hace y he descubierto que en realidad no hay una sola cosa que no ame de ella. Pero después de verla tan feliz, qué me haya tomado de la mano, lo que me dijo en la biblioteca y que tuviese que usar esa excusa para besarme de nuevo, sé qué ella en verdad me ama. Mucho. Pero siendo sinceros, está claro que la amo más.

Las chicas, luego de nuestro minuto amoroso, vinieron a abrazarnos de nuevo y a felicitarnos, porque Nacho y yo somos novios y por mi cumpleaños.

Me trajeron un delicioso pastel y luego de cantarme el feliz cumpleaños, por tanta emoción comencé a llorar sin criterio. "Muchas gracias Nacho. Por todo. En serio."

"¿No fue eso lo que dije cuando…?" Claro que sí nene, no lo olvidaría jamás. Lo recuerdo porque, siendo sinceros, está claro que te amo mucho más.

"¿Ya pediste tu deseo, Pinkie?" Fluttershy tenía razón, con tantas emociones casi se me olvida esa tradición.

"Veamos, ya te tengo a ti, Nacho..." Lo sé, ser súper cursi es parte de mí. "…así que desearía revivir a David Bowie."

Las chicas se extrañaron un poco mientras soplaba las velas, pero vamos, no hagan como que no les gusta la música sesentera.

Sunset se rio un poco. "Sabes que tu deseo no se cumplirá si lo dices en voz alta, ¿verdad?" "Ay, qué mal." Pero, la verdad, no importa, me hacía demasiado feliz estar con todas ellas, sintiendo su hermosa amistad.

"Este es el mejor regalo que me hayan dado en toda mi vida." Dijo Pinkie, abrazándonos a las chicas y a mí. "De hecho, tu verdadero regalo esta por ahí, nena." Dije apuntando a la, modestia aparte, enorme caja parada en la mitad del frontis de la escuela. "Por si lo otro no resultaba." Ambos nos reímos un poco y luego fuimos tomados de la mano a abrir su regalo. Creo que no le he soltado la mano en todo este rato, desde que ella tomo las mías en la biblioteca.

"¿Qué será? ¿Qué será?" Repetía Pinkie súper emocionada mientras luchaba contra el envoltorio, tratando de no romperlo porque ella es una tremenda ternurita. "Es… Nacho, ¿Qué es?" La verdad es que no esperaba que fuese un regalo muy intuitivo, así que le explique tanto a ella como al resto de las chicas de qué se trataba. "Es un cañón de fiestas, Pinkie. Puedes decorar una habitación completa en segundos con esta cosa." Pinkie dio un leve grito de, que estoy diciendo, no fue leve en absoluto; dio un enorme grito de sorpresa. "¡Ay, Nacho, ¡es increíble!" Me dio un gran abrazo y un beso como agradecimiento, mientras las chicas miraban el regalo un poco menos confundidas. "Si que es increíble." Dijo Rainbow Dash en un tono un tanto irónico y luego Applejack preguntó. "¿De dónde conseguiste esta cosa?" "Oh, no lo conseguí, lo diseñé yo mismo. No te dejan quedarte en Crystal Prep solo por poder pagar la estadía, ¿Saben?"

Se que Pinkie prometió no contarles, pero las chicas ya sabían que yo venía de la escuela rival. Al final, yo mismo se los dije. Son mis mejores amigas después de todo; les confiaría lo que sea y, sobre todas las cosas, sé que me aceptarían tal cual soy. Más importante que eso, Pinkie Pie se veía fascinada con su regalo, la fiesta y con que seamos novios; saber que le di al clavo me hizo sentir mucho menos nervioso y muy feliz por nosotros dos.

Así fue como empezó una relación basada en referencias a cualquier cosa y muchas cursilerías.

Capítulo 5, Las promesas que hicimos

"¿De verdad tienes que ir, amor?" Esa hermosa sonrisa podría convencerme de lo que sea, pero la decisión no era mía. Quien sea que se encargue de la repartición de la herencia de mis padres decidió reunirse conmigo justo para los Juegos de la Amistad y Pinkie estaba un poco decepcionada de que no fuésemos a competir juntos. "Lo siento Pinkie, tengo que hacerlo. Sabes cómo es la burocracia y todo eso." "No, de hecho, no tengo idea." Dijo sonriendo como siempre y no insistió más en eso.

No tuve que recurrir a la vieja excusa del voleibol playa con las chicas; con mucha ayuda de Pinkie Pie les conté también sobre la muerte de mis padres. "Vamos a extrañarte Nacho. Contigo de seguro ganaríamos los Juegos este año." "Por favor, ustedes seis son perfectamente capaces de ganarle a los chicos de Crystal." Aunque les hayamos dado una paliza en cada uno de los juegos anteriores, de verdad confiaba en ellas. Más allá de los juegos, me dolía tener que estar unos cuantos días lejos de Pinkie. Bueno, quizás no es dolor la palabra, pero entienden lo que quiero decir. Las chicas se despidieron de mi con un gran abrazo grupal y, luego de despedirme de manera más personal de mi queridísima novia, emprendí mi viaje a una ciudad al sur de Canterlot; un lugar que vio nacer y crecer a mis padres.

En lo que dura el viaje, supongo que puedo hablarles más de ellos dos. Mi madre, Bright Oath, era una artista callejera, bastante famosa en la ciudad. Le apodaban la Dama de la Asunción, porque así se llamaba la plaza donde realizaba sus espectáculos. Pero lo que su apodo dejaba que desear en cuanto a creatividad, lo compensaba con su talento para hacer sentir maravillado a su público en cada acto; por lo que ella me contaba. Luego de tenerme, se retiró y se quedó con toda la extroversión, dejándome con mis ineptitudes sociales.

Brass Beard, mi padre, por otro lado, era dueño de una multimillonaria compañía y la principal razón de que pudiese entrar a Crystal Prep. Como él trabajaba mucho, yo pasaba más tiempo con mi madre y jamás me interesó mucho la compañía.

Ahora que iba a heredarla, tenía que enfrentar una difícil decisión. Difícil porque, primero, no soy ni un hombre de negocios; segundo, que se suponía que haría un joven como yo con una compañía de "¿Tecnología militar?" "Si, ¿Algún problema Señor Beard?" Pues acabo de describir mi problema, señor abogado. Y ahora tenemos dos problemas, el Señor Beard era mi padre. "No, es solo que no sé si sea capaz de mantener el negocio familiar." "No se preocupe señor Beard." Tengo nombre, muchas gracias. "Estoy seguro de que usted debe haber heredado la gran habilidad para los negocios de su padre. Si no, siempre puede vender la compañía. La decisión es suya." Siendo sincero, la idea de vender la compañía sonaba muy tentadora. Y no es que sea un maldito hippie, pero el armamento militar no es precisamente mi taza de té.

"¿Puedo venderla así sin más?" Le pregunté al señor abogado, y me dio una respuesta muy parecida a lo que me acababa de decir. "Yo le sugeriría hablarlo con los otros directivos, pero, como ya le dije, la decisión es suya." Siguió hablando de mi poder total sobre la empresa y acciones y muchos que se yos por un buen rato, pero mi mente estaba fijada en otras tres cosas. La primera era, claramente, lo mucho que extrañaba a Pinkie Pie. Las otras dos formaban el debate entre vender la empresa o hacerme cargo del legado de mi padre. Luego de meditarlo un minuto, accedí a consultarlo con los otros directivos, así que me reuní con mi nueva secretaria, porque, aparentemente, también la heredé a ella.

"Buenas tardes Nach… digo, señor Pink, señor." Tenía vagos recuerdos de ella, pero me acordaba de su nombre y de su, pues, leve torpeza. Tampoco es que yo sea el mejor hablando con personas. "Vivian, tanto tiempo. ¿Ahora soy tu jefe?" Las preguntas tontas son una de mis especialidades. "Si, señor. Lamento mucho la muerte de su padre, señor." "Muchas gracias Vivs. A propósito, ¿Podrías hacerme un favor?" Le pedí que reuniera a los otros directivos, sea lo que signifique ese cargo, y en cuestión de minutos figuraba en una sala con ella y otros cuatro señores ya bastante adultos. No será la secretaria más avispada de todas, pero era bastante diligente.

Vivs me acompañaba porque yo apenas se hacer un nudo de corbata y menos podría dirigir una reunión de este tipo. O de cualquier tipo, ya que estamos en eso. "Caballeros…" Quería sonar importante, profesional y serio, pero estoy seguro de que no resultó ni de casualidad. "…los llamé porque tengo la intención de cerrar la empresa." Como cuando conocí a Pinkie, estaba tartamudeando sin control y dije lo primero que cruzó mi mente. Los cuatro señores mostraron diferentes grados de sorpresa y negatividad y se turnaban para decirme lo mucho que mi padre había logrado con la empresa, como si yo no lo supiera.

Luego de tanta discusión, una idea cruzó mi cabeza. ¿Y si convertía la empresa en algo más? No tenía que deshacerme de todo, solo de las partes que no me agradaban; casi todo, en otras palabras. Pero ¿Qué podría ser? ¿Alguna vez soñé con algo que necesitase tantos recursos y dinero? Entonces lo recordé. La promesa que Pinkie y yo hicimos y el sueño de toda mi vida. Una vez más con los peros, ¿Cómo podría usar la empresa de mi padre para hacernos súper héroes?

"Señor Beard, ¿Todavía está con nosotros en esta reunión?" No me di cuenta de que estaba desvariando con todos ahí mirándome, así que la voz de ese señor me hizo aterrizar un poco avergonzado. Creo haberlo visto antes en algún almuerzo al que mi padre lo debe haber invitado. "Disculpen, tengo que meditar esto mejor." Dije retirándome de la sala. Pero antes de cerrar la puerta, me di la vuelta y les dije a los directores. "Y dejen de llamarme señor Beard."

"¿De verdad quiere cerrar la compañía, señor Pink?" Vivian se veía un tanto preocupada, aunque trató de mostrar algo de apoyo con una sonrisa incómoda. "No lo sé, Vivs. No quiero dejarte sin empleo, pero tampoco me imagino manejando una empresa como esta." Vivs solía cuidarme cuando, por las cosas del destino, mis dos padres estaban ocupados, así que le tenía bastante afecto. "Señor, no se preocupe por mí, señor, estoy segura de que tomara la decisión correcta. Pero sí necesita más tiempo, le puedo organizar otra reunión para mañana y dejar que lo consulte con la almohada, señor." No es que me importe, pero tanto señor me hacía sentir viejo. Lo que si me importaba era no perder más tiempo en esto, pero tampoco quería tomar una decisión apresurada, así que opté por lo sano y tomé el consejo de Vivs. "Muy bien, señor, entonces lo veré mañana, señor." Excepto que no nos veríamos a la hora que teníamos planeada.

Al salir del edificio, que se encontraba muy a las afueras de la ciudad, me esperaba un auto que me llevaría a un hotel donde pasaría la noche, pues ya se había hecho demasiado tarde como para volver a Canterlot en bus. Llamé a Pinkie para saber cómo le había ido hoy y esas cosas que hacen los novios. Los Juegos no comenzarían hasta unos cuantos días, pero de todas formas no podría llegar a tiempo ni para participar ni para apoyarla.

Minutos después de nuestra llamada, sentí un gran ruido. Luego un gran golpe. Luego un gran dolor y por último, un gran silencio.

"Lo siento, Pinkie. No era mi intención…" Pero desperté antes de poder terminar esa oración en mi cabeza. No sé cuánto tiempo había pasado ni donde estaba, pero todo estaba muy oscuro y el pecho me dolía como la mierda. Sólo pude distinguir la tenue luz de una lámpara y la silueta de una persona. "Al fin despertaste. ¿Te sientes bien?" Por supuesto que no me siento bien, pero no se lo dije en voz alta; principalmente porque soy un tremendo tumor cuando acabo de despertar.

"¿Dónde…?" Dije, mientras traté de levantarme, pero inmediatamente noté que mi movimiento estaba parcialmente incapacitado por un montón de cables que conectaban mi pecho con algo más. La silueta se acercó a mí. "No te muevas mucho. No puedo decirte donde estamos, pero…" Antes de terminar fue interrumpido por los inentendibles gritos de un grupo de hombres que veían de detrás de una puerta de acero. La persona que me acompañaba les respondió algo en la misma lengua inentendible y me explicó la situación en la que me encontraba.

En muy pocas palabras, soy rehén de unos terroristas que saben que soy hijo de Brass Beard, así que quieren que fabrique armas para ellos. Por si fuera poco, estoy conectado a una batería de auto que potencia un imán que impide que un trozo de metal me atraviese el corazón. Y yo pensaba que no poder competir en los Juegos de la Amistad era malo.

Pero viendo el lado positivo, como me enseñó Pinkie, podría ser peor. Quiero decir, si no fuese por Shamdan, mi nuevo amigo quien me conectó a esta batería, yo estaría muerto. Fuera de ese pequeño rayo de optimismo, no me quedaba mucha esperanza, pero parecía que Shamdan se hubiese rendido del todo, así que decidí preguntarle que hacía él aquí. Después de todo, me salvó la vida y ya me estaba aburriendo de mirar el techo.

"Yo solía ser un inventor como tu padre, pero ya estoy muy viejo para eso. Solo quiero volver a ver a mi esposa y mi hija." Sus ojos dejaron escapar una lágrima mientras se levantó para ir a buscar algo mucho más sorprendente que todo lo que estaba pasando. "Vamos a salir de aquí, Pink." Me dijo enseñándome los planos de lo que parecía un traje mecánico. "¿Qué es….? Espera, ¿Quieres que construyamos esto?" Puede que haya diseñado el cañón de fiestas que le regalé a Pinkie Pie, pero eso ni se acercaba a lo que Shamdan me estaba mostrando. Estaba mucho más allá de lo que alguna vez siquiera soñé, pero tampoco tenía una mejor idea.

Con mi nueva batería a mi lado, mi amigo, montones de chatarra y los gritos de los terroristas pasamos aparentemente un día completo de trabajo duro, entre el traje mecánico y las armas que los captores nos pedían. Finalmente, la armadura estaba lista; solo había un problema. La verdad es que había miles de problemas, pero me referiré a los más importantes. No teníamos cómo ni dónde probarla antes de saltar a la acción. Como Shamdan ya estaba viejo, tenía que pilotarla yo. La batería que estaba conectada a mi corazón también potenciaba el traje. Pensando únicamente en Pinkie Pie para darme valor, entré al traje mecánico y me preparé para lo peor.

Sin reparar en muchas más cosas, golpeé la puerta de nuestra celda y la mandé a volar junto a los guardias que la resguardaban. Me sentía imparable, excepto porque aún estaba conectado a una batería. No es fácil ignorar el hecho de que estoy tan cerca de la muerte. Los guardias dieron la alarma y comenzaron a disparar, pero el traje resistía como un verdadero campeón al tiempo que los golpeaba para seguir avanzando. Detrás de mí venía Shamdan, cubriéndose de las balas en mí nuevo cuerpo de acero. Nos abrimos paso los dos a través de varios laberintosos pasillos y montones de terroristas, mientras sudaba del esfuerzo y comenzaba a sentirme cada vez peor.

Al cabo de un rato, derrumbé una última puerta y me vi a mí mismo fuera de una cueva a la mitad de un desierto, el cual reconocí, a través de los pequeños agujeros del casco por los que podía ver, que estaba a unas horas de la oficina central de la empresa de mí padre. No puedes probar tecnología militar en zonas urbanas, después de todo. Mire atrás para decirle a mi amigo que ya estábamos casi a salvo, pero elegí el peor momento. Todo ocurrió en cámara lenta. Vi como lo apuñalaban por detrás mientras yo no podía hacer nada desde mi posición. Lo vi desplomarse frente a mí y en un arranque de ira e impotencia, tomé la cabeza de su asesino y la estampé contra el muro más cercano. En el momento no me importó si lo maté o no, solo me preocupaba mi amigo. Hice un enorme esfuerzo para agacharme y tratar de levantarlo del suelo, pero el traje tenía demasiadas limitantes; ni si quiera pude cerrarle los ojos. Sin embargo, el me miró una última vez y dijo. "Gracias. Al fin podré ver a mi esposa y mi hija."

Entendiendo que ya había pasado a mejor vida, seguí con su plan y activé los propulsores del traje, los cuales, como ya saben, nunca tuvimos la oportunidad de probar. Como era de esperar, el traje se elevó por el aire sin control y tuve un aterrizaje forzoso en la mitad de la nada. Estaba a salvo al fin, pero el precio que pagué fue demasiado alto. Sin embargo, ver la muerte a la cada tantas veces en tan poco tiempo me dio una perspectiva diferente de las cosas. Al fin sabía qué hacer con la empresa de papá.

"Señor Pink, señor, ¿Qué pasó? Me contaron que jamás llegó al hotel, señor. ¿Se encuentra bien?" Vivian se veía tan preocupada que tuve que contarle qué había ocurrido, pero no se veía muy convencida. Solo cuando le mostré el imán que tengo clavado en mi pecho le cayó la teja y se puso tan pálida como le era posible. "De hecho, creo que necesito otra batería Vivs. ¿No sabes sí hay una por ahí?" Pero pensándolo mejor, pasar toda la vida conectado a una batería sonaba un tanto demasiado incómodo y a Vivs también le parecía, así que empezó a darme ideas. "¿No creé que es más fácil usar pilas, señor? ¿O algo más portátil que esa cosa, señor?" "Una pila no va a potenciar algo como esto Vivs. Necesito algo más… limpio y renovable." Traté de sonar como un comercial de responsabilidad social, pero parece que eso le dio una idea. Me llevó por el edificio hasta una sala donde se encontraba un gran reactor. "Este es uno de los más grandes inventos de su padre, señor. Literalmente, señor. Él encontró la manera de generar energía de manera limpia y renovable, tal como usted mencionó antes, señor." "Gracias Vivs, pero no veo como…" Pero antes de terminar de decirle que eso en verdad era muy grande, mis células grises comenzaron a funcionar. "Vivs, cancela todas mis reuniones; tengo trabajo que hacer." "No tiene reuniones hoy, señor."

Pasé largas horas pensando y trabajando, pero al final di con la manera de llevar toda la capacidad del reactor a un espacio súper compacto, casi del tamaño del imán en mi pecho. De hecho, este nuevo reactor paso a reemplazar la batería y al imán, ocupando ese espacio entre mis pectorales no tan marcados. Como había vagado unas horas en el desierto, aún era bastante temprano, así que me decidí a, por una vez, ser una persona productiva y comencé a diseñar una nueva versión del traje de Shamdan. Una menos torpe, por sobre todas las cosas. A esto me refería cuando dije que sabía qué hacer con la empresa. Usaría el dinero y los recursos para ser un súper héroe, como Batman o el Tío Rico McPato.

Viendo hacia atrás, me di cuenta de que heredé de mi padre la capacidad innovativa que siempre caracterizó a la empresa, solo que yo no estaba listo para poner mi mente al servicio del armamento. Pero siendo sinceros, tampoco iba a hacer que el traje lanzara flores; eso no sería nada genial y como ya dije, no soy un maldito hippie. Además, alguien tiene que vengar a Shamdan.

Dicho y hecho, pasé el resto del día trabajando, pensando, ensayando y errando hasta que finalmente logré llegar a la versión 2.0 del traje original. Sólo quedaba el más importante de los detalles. "¿Tu qué crees Vivs? Yo digo que el gris es muy poco llamativo." "Señor, si me permite preguntar, señor, ¿Por qué tiene que ser llamativo, señor?" "Pues porque es el traje de un súper héroe Vivs, no puede verse feo o sobrio." Se me escapó un poco de Rarity en esa oración; por poco la traté de querida. Y ya que estaba pensando en mis amigas, se me ocurrió darle los colores del cabello de Sunset Shimmer, porque a ni un villano lo va a intimidar un traje rosado o arco iris y creo que rojo con amarillo se ve bastante bien.

Tal cual la versión número uno del traje, la saque a pasear sin probarla antes, pero aparentemente no fue necesario. Llegué volando al campamento de los terroristas en unos minutos y luego de saludarlos, comenzó mi acción súper heroica. No tardé mucho en derribarlos y destruir todos sus vehículos, armas pesadas y puestos de vigilancia con un poco de mi propio armamento, láseres y todo tipo de cosas geniales. Si la compañía de mi padre me iba a dar limones, mejor usarlos para hacer limonada de terrorista. Unos minutos después, llegaron los policías que yo mismo había llamado a arrestarlos y, como aun soy un súper héroe amateur, no reparé en que me verían como un sospechoso también, así que salí volando de ahí en un instante. Tampoco había reparado en la parte más importante de cualquier súper héroe, pero cuando desperté al día siguiente ya había sido demasiado tarde para mí.

"Entonces, señor, ¿Ya decidió que hará con la empresa, señor Pink, señor? ¿O debería llamarlo señor Iron Man, señor?" "¿Iron Man? ¿De qué estás…?" Pero antes de terminar me entregó un periódico en el cual aparecía mi traje como portada. El titular ponía ¿Quién está detrás de Iron Man?, y eso me daba sentimientos encontrados. Era genial saber que no he sido un súper héroe ni un día completo y ya aparezco en las portadas, pero, por otro lado, era terrible pensar que no pude elegir mi propio nombre. Nombre el cual, por cierto, estaba totalmente equivocado; el traje no es de acero, es una aleación de oro y titanio, por el amor de dios.

Ya hecho todo un súper héroe, tenía que preocuparme de dos cosas fundamentales. La primera, comunicarles a los otros directivos que no venderé la compañía, pero que si iba a cambiar el negocio a tecnología innovadora, cómo el cañón de fiestas de Pinkie, el cual sería producido en masa como el primero de muchos productos similares. La segunda, mi identidad secreta, pero la verdad es que me moría de ganas por contarle a mis amigas. Luego de agradecerle a Vivs por todo y despedirme, usé el traje para llegar volando a CHS, esperando darle una sorpresa a Pinkie y a las chicas. Pero vaya que la sorpresa estuvo del otro lado.

"Twili?"

Capítulo 6, Podemos ser héroes

"¿Qué opinas Rarity? ¿Chimireza o Cerezanga?" Le pregunté mientras salíamos de clases, pero ella miró a otro lado, como si no me escuchase.

Quería distraerme con algo; ahora que se acabaron los Juegos de la Amistad recordé lo mucho que extraño a Nacho.

No me mal interpreten, de verdad pensé mucho en él, pero la emoción de los juegos en verdad me erizaba la piel.

Me reuní a la salida de la escuela con el resto de las chicas, pero todas parecían concentradas en algo que saltaba a la vista.

Era algo que venía del cielo y cayó justo frente a nosotras. Se quedó mirando a una sola entre las todas las otras.
"Twili?" O eso creo que dijo, no escuche muy bien porque llevaba un casco. Pero cuando se lo quitó vi que era mi querido Nacho.

No quiero sonar celosa y tampoco pienso mal de ti, pero ¿Porque saludas a Twilight antes que a mí?
"¿Ustedes se conocen?" Dijo Sunset mientras me salía del traje, que en este contexto parecía menos impactante que saber quién era Twilight, pero no pude responder antes que ella. "Si, éramos amigos en Crystal, hasta que se fue." Dijo terminando la oración un poco molesta. "Sabes por qué me fui, Twili." "No, nunca me dijiste. De hecho, te fuiste sin decirle a nadie." Las chicas se sintieron más mal que yo, probablemente porque ellas si sabían por qué fue que me fui de Crystal. Pinkie Pie se me adelantó y, pensando en que no me acomoda mucho hablar de eso, le contó todo a Twili.

"Yo... lo siento Nacho. No quise sonar molesta contigo." "No, es mi culpa, Twili. Debí haberte dicho que me iba a cambiar de escuela. Por cierto, ¿Qué haces aquí?" Me contó cómo fue que empataron en los Juegos de la Amistad y que las chicas la ayudaron a apreciar la magia de la amistad, haciéndola transferirse a CHS también. Al principio pensé que era una manera súper cursi de decir que le cayeron bien, pero después me contaron con mucho detalle todo lo que pasó en los Juegos.

"¿Sunset viene de otra dimensión?" Todas respondieron que sí, pero solo Pinkie sonrió al decirlo, como es típico de ella y como si fuese algo de todos los días. "¿Y una Twili, también de otra dimensión, les dio poderes mágicos de caballo a todas ustedes?" "Es una forma un poco tosca de decirlo, querido, pero sí." Rarity tenía razón, pero la verdad es que sonaba casi tan increíble como que llevo un imán pegado al pecho. Hablando de eso, "¡Esto es genial! Ahora todos podemos ser súper héroes." Dije lleno de entusiasmo, sin darme cuenta de que aún no les explicaba cómo fue que llegué volando. A Pinkie casi le da un infarto al saber que casi muero, pero al final me abrazó, alegrándose de verme con vida. Y de verme en general, ambos nos extrañábamos mucho.

"Me encantaría ser una súper heroína contigo, pero no controlamos muy bien esto de la magia todavía." Dijo Rainbow en una mezcla de ánimo y decepción y en seguida Fluttershy se mostró contraria a mi idea. "No sé si pueda usar la magia de la amistad para golpear a alguien." Fuera de Rainbow, solo Pinkie parecía estar de mi lado en esto, pero también era consciente de que su magia no bastaba para ser súper héroes. Al final, Pinkie y yo nos fuimos a mi casa, pues ahora vivíamos juntos. A ella no le agrada la idea de que siga viviendo solo y a veces yo también me quedo en su casa para que Maud no se sienta tan sola.

En el camino hablamos del trozo de metal que amenaza atravesarme el corazón y de lo feliz que ella estaba de que hubiese cumplido mi sueño de ser un súper héroe. "No sabes cuánto me alegra que hayas cumplido tu sueño de ser un súper héroe, nene. Pero me preocupa que tengas un imán en la mitad de ti. Es como si fueras un robot." Dijo tocando el imán con un dedo. Puede que esta cosa potencie el traje, pero supongo que no puedo culparla por preocuparse. "Siento preocuparte, Pinkie. Te prometo que me operaré para sacarme esa cosa de metal algún día." Nos dimos un besito y seguimos caminando hasta llegar a mi casa, un gran edificio al centro de Canterlot. Estaba a nombre de mi padre, así que fue lo primero que heredé y he vivido ahí desde entonces. Mientras más lo veía, más pensaba en que podría ser un gran cuartel general para nuestro equipo de súper héroes, incluso si solo dos de las chicas querían sumarse.

Pasaron los días, pero no tuve ni una oportunidad de súper actuar, así que aproveché el tiempo libre para entrenar físicamente; mitad para ser más fuerte, mitad para verme más musculoso para Pinkie. Aunque un héroe se mide por el tamaño de su corazón y no el de sus músculos, tampoco me sobraba poder soportar mejor el peso de mi armadura.

Un día cualquiera, Pinkie, como siempre, me preparaba un milkshake mientras yo trabajaba en mejorar el traje, porque es la mujer más maravillosa que existe. Antes de terminar de prepararlo, me mostró muy emocionada algo que había encontrado mientras buscaba galletas. "Mira Nacho, ¡Encontré un frisbi enorme! ¿Crees que pueda lanzarlo desde el techo hasta nuestra escuela?" Pero antes de que lo lanzara, reconocí de donde había salido. "No es un frisbi, pastelito, es un escudo." Lo vi mejor por dentro, y leí en voz alta una inscripción que tenía grabada. "De Brass Beard para Bright Mac, el Capitán América" "¿Por qué tu papá le regalaría algo al papá de Applejack? Uh, uh, ya lo sé, ¿Acaso eran amigos? Qué pequeño que es nuestro mundo. Y yo pensaba que el hecho de que conocieras a Twilight ya era una gran coincidencia." Me quedé mirando el escudo y le expliqué a Pinkie que Bright Mac era un amigo de mi padre y, aparentemente, también el Capitán América, un súper héroe de la época, quién había desaparecido en circunstancias desconocidas. Nunca lo conocí, pero mi padre no paraba de alardear sobre que conocía al Capitán América y de cómo le diseño su escudo usando el metal más resistente, y a veces era casi desagradable. Sin embargo, puede que de ahí naciera mí sueño de ser un súper héroe.

"Pues sí, Applejack jamás conoció a su padre. Tiene sentido que no sepamos que es hija de un súper héroe." No tenía idea de que Applejack había pasado por algo parecido a lo que yo. Creo que no conocer a tu padre debe ser peor que perderlo, así que le pedí que venga a mi casa para darle el escudo del capitán. "¿Mi viejo era el Capitán América?"

Jackie se veía muy confundida, mientras veía el escudo con cierta nostalgia. Creo que soy el único que le dice Jackie, por cierto. "Nacho dice que este frisbi era de Bright Mac, y no conozco a nadie más con ese nombre." Me dirigí a Applejack, tratando de consolarla. "Creo que él habría querido que te lo quedaras, Applejack." Ella siguió mirando el escudo y respondió algo molesta. "Si de verdad lo hubiese querido, no nos habría abandonado a mí ni a mis hermanos." Supongo que tiene un punto y, en cualquier caso, tampoco sabemos si se lo hubiese dejado a ella en vez de a Big Mac o a Applebloom. Siendo un poco más justos, tampoco sabemos por qué desapareció y, por lo que Applejack les ha contado a las chicas, nadie en su familia lo sabe. A pesar de todo, Jackie tomó el escudo, lo amarró a su espalda y luego de agradecerme se lo llevó a casa.

"¿Crees que hicimos lo correcto, Pinkie Pie?" "Totalmente. Estoy segura de que la familia de Applejack estará muy contenta de ver un recuerdo de su papá. Quizás Applejack hasta quiera usar ese frisbi para volverse súper heroína como él." Hablando de eso, de todos nosotros, nadie tenía poderes reales, ni si quiera yo. Considerando eso, pensé que, para empezar a rellenar el equipo, podría hacer un traje como el mío para Pinkie, pero ella dijo que no era de su estilo. "Iron Man es lo tuyo Nacho, no sería divertido copiarte. Aunque si me gustaría tener un súper traje. Uno que sea lindo." Entonces, luego de darle muchas vueltas, recurrí a pedirle ayuda a quien fue mi mejor amiga en Crystal y la segunda mejor alumna de esa escuela. Está bien, la primera. Pero solo porque yo me fui.

"¿Un súper traje para Pinkie Pie?" "¡Sí! Uno que sea lindo." Pinkie le dio la mirada más adorable que pudo poner, pero Twilight se veía escéptica. "No es que no quiera ayudar, pero no sé si pueda crear algo como lo que llevabas puesto ese día, Nacho." Sabía que solo había una forma de convencerla de, uno, que si era capaz y, dos, de que lo hiciera.

"Oh, no te preocupes Twili. Se que debe ser mucho para la segunda mejor alumna de Crystal Prep." Twilight se detuvo un momento y me encaró, mientras Pinkie se echaba un poco hacia atrás. "No empieces Nacho, sabes que siempre fui la mejor alumna de la preparatoria. Incluso la directora Cinch lo sabía. ¿O acaso tengo que recordarte cada primer lugar en las ferias de ciencias?" "Oye, tranquila Twilight. Solo digo que... ¿Twili? ¿Hola?" Se había quedado callada, como si estuviese tratando de recordar algo.

"La feria de ciencias, ¡Eso es!" Se dio vuelta mientras buscaba algo por todas partes; entre los cajones, debajo de la cama y en el plato de comida de Spike, su perro. "Muy bien, lo admito, eras la mejor. No tienes que restregarme tus premios en la cara." "No, no es eso Nacho. ¿Recuerdas la última feria?" Me preguntó mientras seguía revolviendo su habitación. "Como olvidarla, tus partículas pym no tenían oportunidad contra Genial-o y aun así Cinch te dio el primer lugar." Pinkie Pie, que ya había pasado un rato sin hablar, me preguntó que o quien era Genial-o. "Era un prototipo de robot para contrarrestar el bullying en Crystal, pero jamás di con la inteligencia artificial perfecta." Twilight me miró con una cara burlona. "Y por eso mis partículas ganaron, Nacho." "Qué bueno que no querías restregármelo en la cara." Le dije bastante molesto. "¿Para qué quieres esas particulitas tuyas, entonces?" Twilight, que al fin había encontrado lo que buscaba, me mostró unos planos y dijo. "Es muy arriesgado, pero si trabajamos juntos estoy segura de que podemos hacer un súper traje con ellas."

Pinkie, aun sonriendo mucho, se veía confundida. Supongo que es verdad lo que dicen, la ignorancia es felicidad. "No estoy entendiendo nada de su charla de ñoños." Dijo bastante alegre. "Mis partículas pym pueden reducir la distancia entre las moléculas, manteniendo la densidad." Pinkie seguía igual de alegre y confundida, pero Twili no parecía notar lo segundo. "Son para encoger cosas." Le dije, a lo que respondió con un gran ooooh. "¿Van a hacer que mi súper poder sea encogerme? Suena tan súper genial." Dijo Pinkie abrazándome muy fuerte, y luego Twilight dijo. "Pero no puedo garantizar que el traje sea lindo." "Ah, no puedo ganar siempre."

Twilight y yo nos miramos, ambos asentimos con la cabeza y nos pusimos manos a la obra. Pinkie se fue de la habitación para no distraerme con su radiante alegría, llevándose a Spike para entretenerse. "¿Desde cuándo tu perro habla?" Aprovechamos de ponernos al día con las cosas que pasaron desde que me fui de Crystal. "¿Desde cuando tienes novia?" Me preguntó riendo un poco mientras me golpeaba el codo. "Desde hace unos meses. ¿No crees que es la mujer más maravillosa que existe?" Le dije con los ojos llenos de brillo y suspirando bastante. "No es más maravillosa que mi perro mágico que habla." Por si no lo habían notado, Twili y yo competíamos bastante, pero era una sana competencia que nos hizo buenos amigos. La verdad es que ni uno de los dos tenía muchos otros amigos en Crystal, así que me sentía muy bien por ella ahora que se transfirió a CHS. "Y tampoco es más maravillosa que lo que estamos por hacer aquí."

Pasamos horas combinando mi ingeniería con su química, tratando de volver una realidad lo que teníamos en mente. "Muchas gracias por ayudarme Twili. Significa mucho para mí." "Lo sé Nacho. Pinkie Pie me dijo que prometieron que serían súper héroes juntos." Se qué hice mi propio súper traje en unas cuantas horas, pero pasaron varios días antes de poder terminar con este. La tecnología de Twilight era mucho más inestable y peligrosa y no podíamos darle el visto bueno hasta estar un quinientos porciento seguros de que Pinkie no quedaría encogida para siempre.

Lastimosamente, en un momento nuestro trabajo se vio interrumpido, pues teníamos que prepararnos para el Campamento Everfree. Ellas tenían que prepararse, al menos. La vida tenía otros planes para mí.

Capítulo 7, Un corazón de acero

"Se lo que vas a decir, Pinkie Pie." "Yo también se lo que vas a decir. ¿Quieres que lo digamos al mismo tiempo?" La verdad es que no tenía mucho sentido decirlo al mismo tiempo, pero no hay muchas cosas que hagan sentido cuando se trata de Pinkie. He aprendido a quererla y no entenderla y, sin embargo, mi admiración por ella me hace tratar de saber que pasa por esa cabecita suya. Volviendo al punto, Pinkie tenía clarísimo que no podría acompañarlas al campamento Everfree, pero tenía que explicarle por qué.

"¿De verdad tienes que ir?" Dije, tratando de adivinar lo que Pinkie Pie me quería decir.

"Tengo que hacer cosas de niño grande, pastelito, no podré ir al campamento con ustedes. Lo cual es algo bueno porque probablemente sea alérgico a muchas cosas allí, pero tampoco veré a mi novia en pantalones cortos." Dijo Pinkie al mismo tiempo, yendo un poco lejos en tratar de adivinar qué es lo que yo iba a decir. Además, hizo una terrible imitación de mi voz, pero aun así las chicas se rieron. Yo no hablo así.

Resulta que, una vez más, tengo que atender asuntos empresariales súper aburridos cuando debería estar pasándola bien con mis amigas. Aunque tenía razón con lo de las alergias, prefería estar con ellas que haciendo lo que sea para lo que me llamaron. "Trataré de volver pronto, Pinkie. Siempre puedo llegar volando a Everfree con mi traje. Es casi el único uso que le doy últimamente." No es fácil ser un súper héroe cuando no hay nada que salvar; Canterlot es una ciudad tranquila cuando no hay magia de la dimensión pony saliendo de la estatua de CHS.

De cualquier manera, nos despedimos, las chicas se subieron al bus y yo una vez más salí a ver para qué demonios me estaban llamando de la compañía. Se que soy el dueño y sé que es sumamente normal que me llamen, pero vamos, ¿Tenía que ser justo hoy?

"¿Cómo va todo Nacho?" Pinkie Pie me estaba llamando para saber cómo iba todo, pero la verdad es que recién estaba saliendo para allá. Al menos me dio la oportunidad de probar el sistema de comunicación del traje. Hablamos unos minutos, pero tuvo que cortar en un momento. Aparentemente Twili estaba teniendo una pesadilla en el bus y eso la preocupo un poco.

Al cabo de una hora, llegue a la compañía y sin reparar en que alguien pudiese ver a Iron Man llegando como si nada, aterrice justo frente a la entrada principal. Para mi suerte, parecía vacío, como si fuese domingo por la tarde. Entre para ver si Vivian estaba por ahí pero el vestíbulo también estaba vacío. Me quité el traje y lo dejé en mi oficina, donde iba a llamar a mi secretaria por teléfono para preguntarle por qué demonios me hace perderme el campamento Everfree si no va a estar aquí, pero alguien tocó mi puerta. ¿Recuerdan el señor que fue a un almuerzo al que mi padre lo invitó? Era él, quien aparentemente era la única persona que se encontraba ahí. Escondí el traje detrás de la planta de mi oficina y le abrí.

"Señor Beard, un gusto tenerlo aquí." Jesucristo, si pudiese despedirlo lo haría. Brass Beard era mi padre, maldición. Ni si quiera nos parecemos tanto. Solo en el color de pelo y eso que él se estaba quedando calvo. Por mi parte, yo me estaba dejando crecer el pelo por varias razones; en Crystal tenían reglas contra el pelo largo, sé que me quedare calvo eventualmente así que quiero aprovechar el pelo que me queda y, por último, creo que el pelo de Pinkie es adorable y quiero que el mío se parezca al de ella. De vuelta en la tierra, si él me llama señor Beard, creo que también puedo evitar llamarlo por su propio nombre. "Buenas… tardes. ¿Has visto a Vivs por ahí? Me citó para hoy pero no la vi en la recepción." "Oh, fui yo quién lo llamo, señor Beard." Strike dos, me sigues llamando como a mi padre y además me alejas de pasar un fin de semana al aire libre con mi pastelito.

Antes de que pudiese preguntarle, me explico por qué fue que me llamó cuando no había nadie más en el edificio. "¿No cree que es curioso? Un día usted decide cerrar la empresa, luego desaparece por un día completo, vuelve diciendo que prefiere no hacerlo, detiene la producción de armamento de Industrias Brass y finalmente aparece Iron Man en las noticias." "Siendo sincero, no veo por qué sería algo curioso." A menos que esté tratando de conectar todos esos puntos para acusarme de ser Iron Man. Si ese fuese el caso, vaya que se demoró. Todo esto paso hace unas cuantas semanas y no he usado el traje para mucho más que moverme de un lugar a otro. La peor parte es que aún no doy con un nombre mejor que ese. No es que Iron Man sea bueno, pero no he tenido ni una idea.

"Es solo que el traje de quien sea que sea Iron Man usa una tecnología muy parecida al reactor que diseño su padre. Y también se parece a esa cosa que brilla debajo de su polera." Muy bien, eso sí es una buena conclusión. Se que no me he esforzado mucho por disimular que soy Iron Man, pero entre las personas que no quiero que sepan que lo soy, esta este tipo. "¿Qué? ¿Esto? Es una linterna en la que estoy trabajando. Como esas lámparas que se pegan a las paredes, pero esta se pega a ti." No sé qué tan mala idea sería una linterna así, pero no parecía creérselo del todo. Aproveche de usarlo como una excusa para que me deje en paz. "Si eso fue todo, te agradecería que te vayas. Esta linternita aún necesita unos arreglos." Se vio molesto, pero finalmente se fue a regañadientes.

Como le dije que trabajaría, no podía irme de inmediato, así que busque formas de matar el tiempo, como crucigramas o realmente trabajar en el traje, hacerlo más portátil, por ejemplo. Debería tener un Wii U aquí. Le diré a Vivian que me consiga un televisor para ponerlo frente a mi escritorio. De hecho, a esta oficina le falta mucho de mí, como una foto de Pinkie y yo o cosas así. Me puse a pensar en lo de recién, ¿Por qué tanto interés en saber si soy Iron Man? Quiero decir, a quien no le gustaría conocer a un súper héroe, pero él se veía un poco tenso, y sobre todo rencoroso cuando menciono que cambié el negocio principal de la empresa. No me dio mucho tiempo para pensar, pues escuche un ruido muy fuerte y molesto no tan lejos de mi oficina. Considerando que solo había una sola persona además de mi en el edificio, me preocupé un poco, así que salí al pasillo para ver si todo estaba bien. Strike tres para mí.

Sentí como una pared se derrumbaba a mi lado, mientras un gran objeto de metal me golpeaba hasta el otro lado del edificio. Más específicamente, hacia el lado donde mi oficina y, más importante, mi traje, no estaban. Luego de atravesar muchas paredes y quedar consciente quien sabe cómo, escuche a alguien que me hablaba a lo lejos. "Se lo advertimos señor Beard. Solo tenía que dejar la compañía ser lo que siempre ha sido. Pero no, tuviste que destruir años de trabajo duro. Pero cuando acabe contigo, Brass volverá a fabricar armas, Pink Nacho. ¿O debería decir Iron Man?" Se que todo se veía negro, pero me alegraba de dos cosas. Al fin me llamó por mi nombre y ahora tengo mi propio archi enemigo. Uno que me mataría si no encontraba la forma de llegar a mi traje. Nota para mí mismo, inventar la manera de que el traje venga a mí para momentos así.

Me levanté para ver qué tan lejos de mi traje estaba y fue cuando lo vi. Era el señor cuyo nombre aun no recuerdo, o supongo que era él, pues estaba dentro de un traje muy parecido al primero que diseñe cuando me secuestraron, pero un poco más pulido. Y grande. Y funcional. Podría seguir, pero probablemente me mate si no hago algo.

Siendo sinceros, ¿No era más fácil dispararme y ya? Se está tomando muy en serio el papel de super villano si está tramitando tanto matarme. Parece que me escuchó, pues empezó a correr en mi dirección. Así que ahí me encontraba, pensando en una forma de escapar a un robot gigante a punto de atropellarme tal cual Jimmy Neutron, analizando cada posible salida como si el tiempo fuese más lento. Pero no iba para nada lento, tenía que tomar una decisión rápido. ¿Cómo podía pasar a través de él para llegar hasta mi oficina? Al no tener tiempo para darle más vueltas a la pregunta, hice lo más obvio; pasé a través de él para llegar a mi oficina. Como su traje era muy grande, había espacio para deslizarme entre sus piernas, por arriesgado que fuese. Dicho y hecho, fui corriendo full-Rambo y me deslicé cual estrella de rock por el pasillo y por debajo de mi némesis.

"¿Crees que tu pequeño traje te salvará?" Dijo dándose la vuelta muy incómodamente, el traje era muy grande como para operarlo bien en lugares reducidos. En ese sentido se parecía al primero que hice con Shamdan. De hecho, se parecía bastante como para ser una coincidencia. Estaba a punto de unir dos y dos, pero, como todo buen villano, me reveló la verdad sin que si quiera se lo pregunte y eso me hacía sentir como un real súper héroe. "Tu amigo hizo un buen trabajo diseñando este traje, pero yo lo hice mejor. Es más grande, más resistente y…" Bla, bla, bla, ya pasé por ese proceso comparativo en mi mente, así que no los aburriré con eso. Llegué a mi oficina, entre al traje y pateando la puerta para verme genial, lo miré y le dije. "El tamaño no es todo." Debo trabajar en mis frases de súper héroe. Y no es que tenga un problema de tamaño, pero creo que venía al caso. De ni un tamaño, para que estemos claros.

Cuando comencé a soñar con volverme un súper héroe, había muchas cosas en las que nunca pensé, como en tener que soportar el dolor de que te lancen volando de un golpe o de tener un trozo de fierro atorado en el corazón. Pero algo que ni en años habría pensado es que mi primera pelea sería una pelea de robots al estilo de un anime antiguo. Era casi poético, excepto porque me estaban dando una paliza. Como hemos dicho ambos, su traje era bastante más grande que el mío, pero si estaba usando los planos del primer modelo, había dos cosas en las que yo tenía ventaja. La primera era el consumo de energía del traje; algo que yo resolví de inmediato pues mi vida literalmente dependía de eso. Lo segundo era el material; podrán llamarme Iron Man todo lo que quieran, pero el traje no es de acero y, si el de este sujeto estaba hecho de cualquier cosa menor a oro y titanio, tenía un plan para vencerlo.

Se me daba mejor improvisar que planear y definitivamente mejor que pelear, pero estaba seguro de que esto funcionaría. Salí del edificio por una ventana y comencé a volar hacia lo alto. No pasó mucho hasta que él me siguió, llamándome cobarde para provocarme. Lo que no sabe es que yo lo provoqué a él para seguirme. Seguimos subiendo hasta llegar a un punto donde incluso dentro del traje podía sentir el frío, mucho más alto que donde viajaría avión y con un claro motivo. Verán, a esta altura sucede lo que le sucedió al Titanic en su momento; el frío hace un verdadero desastre con el metal y lo hace tan susceptible como un trozo de papel, por ponerlo en términos fáciles. Justo como pensaba, mi enemigo no reparó en eso al seguirme tan alto y su traje comenzó a pagar el precio. No solo eso, tanto tiempo ascendiendo consumió la totalidad de su reserva energética, dejándolo caer como un saco de papas hacia el suelo. Eso me hizo pensar que, a esta altura, el impacto en el suelo probablemente termine con su vida. ¿Es ese el súper héroe que quiero ser?

Puse toda la potencia del traje en los propulsores para llegar a tierra más rápido que él. Puede que haya intentado matarme, pero no podía hacerle lo mismo, menos de una forma tan terrible. Pero si le iba a dar una paliza de vuelta. Llegué al suelo y, esperando el momento indicado, volví a elevarme y, con el puño en alto, no pude evitar gritarlo.

"¡SHORYUKEN!"

El impacto de mi golpe, sumado a que estaba congelado, destruyó por completo el traje, dejándolo a él completamente al descubierto, pero deteniendo su caída. Al menos la caída que podía matarlo, lo deje caer unos cuantos metros de todas maneras. Me acerqué a él luego de quitarme el casco, le apunté con el puntero láser tipo Buzz Lightyear de mi mano y… no se me ocurrió ni una frase genial. Me quedé un rato pensando en que decir, esperando que aun sea oportuno, pero antes de decidir algo llegó la policía. Aparentemente Vivs había escuchado ruido en el edificio y decidió llamarlos. Me volví a poner el casco y les expliqué la situación empezando por la parte en la que lo hice por defensa personal 200% justificada. Insistí en no quitarme el traje frente a los oficiales, pero todo el asunto me hizo meditar en algo. Algo además de que debo mejorar mis frases heroicas.

Esa meditación me llevó a donde estoy ahora, a punto de dar una conferencia de prensa como nuevo director, presidente o lo que sea de Industrias Brass. Pero no hablaría de mi rol como nuevo gerente, jefe o como me llamen. Sabía que pronto llegaría otro villano con amenazas de violencia si no me quitaba la máscara, por así decirlo. Mi discurso fue corto, pero preciso; no tenía mucho que decir y estaba muy nervioso. "Yo soy Iron… Heart." Pensé que era un nombre mucho mejor que Iron Man, y más corto que Aleación de Titanio y Oro Heart. Me bajé del podio, ignorando a los periodistas y las peticiones de fotos y me fui a casa, donde esperaría a Pinkie para que me cuente como les fue en el campamento Everfree.