¡Hola a tods! Aquí estoy con una nueva historia.
Esta nueva historia está habientada en un UA donde Sasuke es un estudiante de universidad y Hinata... ya se verá lo que es :P Antes de nada debo aclarar en esta historia iba a ser un oneshot que iba a presentar al concu de Halloween del FC SasuHina de NU pero, al ver que haciendo la historia más corta no iba a sacarle todo el jugo a mi idea inicial, he decidido ponerla aquí en 3 partes en principio pues aún no he terminado de escribir toda la historia aunque no le falta mucho (calculo que para el viernes como mucho tardar la tendré terminada). Sin embargo, no sé si colgaré toda la historia porque eso dependerá de si gusta o no.

Y ahora toca aclarar unos cuantos puntos del contenido de la historia:
1º- La personalidad de Hinata es diferente a la de la serie pero este OcC tiene su explicación en la historia, no creais que lo hago por conveniencia. Su cambio de personalidad tiene que ver con el papel que desempeña en esta historia.
2º- En esta historia aparecerán distintas leyendas del pueblo del que provengo, los celtas. El mito que aparece en esta primera parte es el de la Santa Compaña, y también debo hacer unas aclaraciones sobre esto:
a) Este mito celta tiene distintas variaciones según la región en la que se cuente, e incluso dentro de la misma región puede cambiar. Así que no os extrañeis si conocíais otra versión diferente.
b) Yo me voy a ceñir a la versión más extendida que proviene de mi pueblo (en Galicia) donde estuvieron muy asentados los celtas y cuya tradición tiene mucha herencia de los mismos, ya que era la que más me convenía para esta historia.
c) Aunque lo que cuento en la historia sobre este mito es cierto, he creado algunas variaciones para hacer más interesante la historia :P pero, lo que es la base del mito, es verídico.
3º- Aparece otra historia relacionada con los celtas más adelante en la historia, pero como no sé si la pondré entera no lo explicaré ahora ya que aquí no aparece (qué suerte habeis tenido meno chapa que aguantarme xD).

Finalmente solo me queda desear que os guste este pequeño desvarío mío que me ha venido por una inspiración súbita y repentina, que ni siquiera yo misma me explico porque llevaba mese sin escribir algo que me gustara xD ¡En fin! Disfrutad ahora con la lectura n.n

Los personajes de esta historia no me pertenecen, son obra de Kishimoto.

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Iba caminando un joven moreno por un bosque cercano a la casa de campo donde se hospedaba esa semana. Eran las diez de la noche y entre los árboles se podía ver la luna, que estaba casi llena, y las estrellas. Era una noche hermosa y sin una sola nube que estropeara las vistas del luminiscente cielo nocturno. Sin embargo, ese joven de ojos tan oscuros como la misma noche no reparaba en su belleza, estaba ensimismado con sus pensamientos y no reparaba más que en una cosa, alejarse aunque fuera por unas horas de su casa.

Estaba cansado de tanta tontería y no sabía cómo se había dejado convencer para ir a pasar una semana a ese lugar. Su casa de campo estaba cerca de Takamatsu, en la isla de Shikoku, que estaba rodeada de bosques que hacían perfecto la celebración de un evento que estaba próximo, la noche de Halloween. Sasuke Uchiha todavía se maldecía por no haber sabido disuadir a su amigo Naruto de esa estúpida idea.


"Un joven rubio iba corriendo por el campus con la intención de atrapar a su amigo pelinegro que se daba a la fuga. Cuando por fin consiguió alcanzarle, le agarró por el hombro y justo cuando iba a hablar su amigo le interrumpió.

-Ya te lo he dicho dobe, la respuesta es NO.

-¡Venga Sasuke-teme! Será divertido, piensa en que será la mejor fiesta temática que jamás hemos hecho.- le insistió el Uzumaki una vez más.

-¿Acaso tienes cera en los oídos? He dicho que no y punto.- dijo Sasuke con intención de finalizar la discusión.

Intentó volver a caminar pero Naruto no se lo permitió. Se puso delante de él, lo asió por los dos hombros y le miró con fijeza.

-Venga no me seas muermo. Solamente sería perder una semana de clase y no es que seamos de los típicos estudiantes que no aparecen por la universidad ni por equivocación.

-Puede ser,- comentó el joven Uchiha sin querer dar su brazo a torcer- pero luego esa semana deberemos recuperarla y paso de exceso de trabajo por una estúpida fiesta de Halloween.

-¿Cuántas diversiones tenemos a lo largo del año? ¡¡Muy pocas!! Piénsalo Sasuke.- dijo Naruto intentando sonar convincente- Sabes que podemos recuperar fácilmente una semana de trabajo. Basta pedir a un conocido los apuntes.- comentó con una sonrisa satisfecha.

-Eso me hace pensar que lo has hecho a menudo…- el Uzumaki soltó una risilla, Sasuke suspiró asqueado- Pero, si mal no recuerdo, tu plan es que vayamos toda la pandilla para montar una fiesta en mi casa de Takamatsu aprovechando que está rodeada de bosques "tenebrosos". Así que, ¿quién nos va a dar los apuntes? Porque, si mal no recuerdo, quieres que vengan Sakura, Sai, Choji,…

-Sí ya sé que te dije que iríamos todos. Pero algunos ya me han confirmado que no podrán ir por compromisos previos. Sin embargo, quieren saber qué tal sale el experimento este año para ver si se apuntan el año que viene. ¡Ah! Y ellos nos pasarían los apuntes.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Pero qué organizado eres cuando te da la gana dobe. Ya podrías ser así para todo.- le dijo con un deje de impresión por lo calculador que se había mostrado.

-Bueno, ¿qué tal el plan? ¿Suena bien, a que si? Nos lo pasaremos genial. Cada uno se llevará el disfraz escondido y todo llevaremos máscaras para crear más misterio y también se me ha ocurrido…"


Y así siguieron él y sus compañeros hasta que consiguieron convencerlo para pasar la semana de Halloween, que ese año era en fin de semana, para hacer su estúpida fiesta temática. "Aún sigo sin saber cómo conseguí que me convencieran", pensaba el moreno enfadado. Al final había acudido a la fiesta: Sakura, Naruto, Kiba, Sai, Ino, Shikamaru, Gaara (junto con sus dos hermanos), Ten-Ten y él mismo. Diez personas que estaban tan entusiasmadas con la fiesta del sábado que resultaban insoportables. Por eso había salido, para alejarse de tanto griterío.

Mientras seguía caminando por el inmenso bosque que rodeaba la casa, éste se iba haciendo cada vez más denso y no dejaba pasar con la misma facilidad la luz de la luna y las estrellas. Poco a poco la oscuridad se iba cerniendo sobre el bosque. Sin embargo, Sasuke no se sintió asustado y continuó avanzando a pesar de que apenas unos débiles rayos lunares se colaban entre las hojas de los imponentes árboles. Pero de pronto… ¡Crac!

En el profundo silencio del bosque, donde no se había oído hasta el momento nada más que el ulular de los búhos, se oyó el sonido de una ramita rompiéndose bajo unos pies. Pero… ¿Qué clase de pies? ¿Podrían ser acaso los de un lobo hambriento? "Imposible", pensó Sasuke intentando serenarse y agudizando el oído, "En esta zona no hay lobos, ni osos, ni ningún animal que pueda resultar peligroso para los humanos". En tal caso, ¿sería un zorro? o ¿humanos quizás? No era muy probable que fueran humanos, el pueblo más cercano estaba a diez minutos en coche y no había ninguna casa de campo aparte de la suya por esa zona.

¡Crac!

Se oyó de nuevo, cada vez más cerca de donde se encontraba Sasuke. No sabía lo que era pero se acercaba. Sasuke no sabía si quedarse quieto o echar a correr, fuera quien fuera no tenía porque ser peligroso ¿verdad? "Tiene que ser un zorro, hay muchos por la zona" se decía intentando calmar los estruendosos latidos de su corazón.

¡Crac! Cada vez más y más cerca…

Entonces, a su izquierda, vio una débil luz pero no distinguía quién o qué era su portador. Tenía sudor frío, un zorro no podía portar ningún tipo de luz. Solo podía ser un humano ¿O quizás no lo era? ¿Podría ser alguna otra cosa?

"No seas estúpido Sasuke Uchiha", se dijo, "Los fantasmas, los brujos y esas cosas no existen. Debe ser un humano." Sin embargo, el joven sabía que los aldeanos de los pueblos cercanos no solían ir al bosque de noche pues corría el rumor de que estaba encantado. Ya se lo advirtieron los del pueblo a su abuelo cuando quiso hacer su casa en ese lugar. "Son sandeces, estúpidas creencias salidas del miedo de las gentes por sucesos que no saben explicar. Todo eso no es real".

Pero lo que se acercaba a él era muy real. No era el producto de la imaginación de nadie. Se le podía ver y esa luz estaba cada vez más cerca. Ya se podían distinguir varias figuras oscurecidas pues la luz de la luna no les alcanzaba y la luz.

El joven estaba paralizado. Ya no podía correr aunque quería, ya no podía gritar aunque deseaba hacerlo… ya no podía huir porque vio que esas figuras giraban la cabeza hacia donde él se encontraba e iban en pos de su posición.

Esos seres se iban acercando con paso lento pero seguro. Él se quedó petrificado donde estaba, no se podía mover. El terror que le produjo ver esa extraña aparición, cuyo origen desconocía, hizo que se le paralizaran todos los músculos del cuerpo. Tan solo le quedaba esperar que eso fuera solamente el fruto del miedo que producía, aunque fuera de manera inconsciente, la inmensa profundidad y oscuridad reinante en el bosque.

El pelinegro cerró los ojos pensando que, una vez los abriera, todo abría vuelto a la normalidad. Estaría en el bosque, rodeado de animales inofensivos y sin extraños seres habitantes de la imaginación de aldeanos asustados a lo desconocido. Aún y todo, nada desapareció cuando abrió los ojos al cabo de un par de minutos.

Esos humanos, seres, o lo que fueran, estaban frente a él y ahora podía verlos con total claridad. A primera vista parecía una simple procesión. Al inicio de la misma, había una persona que portaba un candil en la mano derecha con una única vela encendida que era de donde provenía la tenue luz que había visto antes Sasuke. Tras ella, había tres largas hileras de personas cubiertas con una capa y tapándoles la cara a todos, al igual que la persona que abría la procesión.

De buenas a primeras nadie habría visto nada raro. Sin embargo, los componentes de esa curiosa procesión, exceptuando al portador del candil, tenía una gran "distinción"… ¡¡¡Eran translúcidos!!!

Sasuke decidió en ese momento que estaba soñando. Sí, tenía lógica. No había ninguna otra explicación razonable para algo así. "Debo de haber tropezado y haberme golpeado la cabeza", se decía en un intento de aclarar lo que sucedía. Pero todo lo que veía, aunque no quisiera admitirlo, era tan real como él mismo. En ese momento el portador del candil le habló.

-Hola joven extraviado, ¿necesitas ayuda?- le preguntó una suave voz femenina.

Sasuke se relajó un poco, pero no demasiado. Esa voz, por extraño que pareciera, era sumamente tranquilizadora y, lo más importante de todo, no parecía que fuera peligrosa. Aunque no estaba muy seguro si debía hablar con esa extraña mujer, al mirar a su alrededor y comprobar que no tenía la menor idea de dónde se encontraba, se decidió.

-La verdad es que sí.- le confesó- Me he extraviado de mi camino sin darme cuenta y, con esta oscuridad, es imposible orientarse.

-Tal vez deberías haberlo pensado mejor antes de tener la brillante idea de adentrarte tú solo en una zona profunda del bosque, de noche y sin una linterna que te permita ver por dónde andan tus narices.- le dijo con voz suave pero con cierto deje de sorna.

-¡Vaya!- replicó con enfado y toda la prepotencia que pudo- Eso lo dice una mujer que anda sola con un simple candil, que dicho sea de paso podría producir un incendio al menor descuido, seguida por una horda de tarados encapuchados y decidida a dar un susto de muerte a quien se encuentre.

-¡OH, claro! ¡La que tiene pocas luces soy yo!- replicó ella con tono enfadado- Pues que sepas, bonito de cara, que no hago esto por gusto. Hay ciertas normas a seguir en estas cuestiones. ¿Por qué será que todos los huma…?- se cayó de repente, como si se hubiera dado cuenta de algo. Algo que no debería haber dicho.

-¿Qué ibas a decir?- la interrogó Sasuke.

-Nada.- replicó ella repentinamente incómoda.

-Sí que ibas a decir algo. "Por qué será que todos los humanos"… ¿qué?

-No iba a decir humanos sino…- comenzó a pensar con rapidez- sino…

-Déjalo, te he calado.- la interrumpió Sasuke con una sonrisa satisfecha. Pero se le borró inmediatamente al darse cuenta lo que ello implicaba.- Si ibas a decir humanos,- pensó en voz alta, sin importarle que esa extraña mujer lo oyera- eso significa… ¡que tú no eres humana! ¡Eres un fantasma!

Ella cayó, lo cual Sasuke tomó como una confirmación a su teoría. Se llevó las manos a la cabeza. Definitivamente se había golpeado en la cabeza y estaba alucinando. Eso era imposible. ¡Los fantasmas no existían! La miró de nuevo y también a la procesión que la seguía. Sí, efectivamente aquellos… seres de la procesión eran translúcidos. Pero esa mujer parecía totalmente corpórea. Nada tenía sentido.

-Pero si eres un fantasma,-caviló- ¿cómo es que pareces real? Los que están tras de ti se nota que son diferentes, porque puedo ver a través de ellos. ¡Por Dios! Esto tiene que ser un sueño. Los fantasmas no existen.

-Me temo,- intervino ella con tono tranquilizador- que esto no es un sueño jovencito. Todo esto que ves antes ti, es tan real como el hecho de que respiras.

-Imposible.- negó enérgicamente con la cabeza- ¿Entonces qué eres tú? ¿Un fantasma?

-No.

-¿Eres humana entonces?- preguntó más tranquilo. Ella se incomodó.

-Sí y no.

-¿Qué quieres decir con eso?

Ella no contestó. Se limitó a mirarlo un momento. Luego, alzó su mano izquierda y tocó el rostro del aturdido joven. Él se sonrojó ligeramente sin saber muy bien por qué. La mano de aquella muchacha era cálida, lo cual era sorprendente dado el frío que hacía esa noche. Entonces, para el completo asombro del Uchiha, ella se bajó la capucha y pudo ver al fin el rostro de esa enigmática mujer.

Resumiendo, era hermosa. Tenía una tez pálida teñida de un ligero rubor en sus mejillas, sus ojos tenían un color y un brillo equiparables al de las perlas; su pelo era de color negro-azulado que tenía recogido con un intrincado peinado al estilo de las antiguas mujeres de familia feudal japonesa, con dos moños a cada lado de la cabeza recogidos con citas de color rojo brillante con dos flores negras cada una, algunos mechones sueltos a cada lado y con un adorno de oro sobre su cabeza justo donde empezaba su flequillo. Pero lo más intrigante era su sonrisa que, aunque se mostrase alegre, parecía ocultar un deje de tristeza. Era extraño. Sasuke la miró embelesado. Jamás había visto a una mujer como aquella, no se parecía en nada a ninguna mujer que conociera. Mientras él la miraba como hipnotizado, ella se fue quitando la capa con sumo cuidado pues no debía dejar caer el candil. Cuando se hubo desprendido de la capa, se la tendió al moreno. Él la miró con desconcierto.

-Ponte la capa, estás helado de frío.- dijo solamente.

Sasuke no había reparado hasta el momento del frío que tenía, así que cogió la capa que le ofrecía esa mujer y se la puso. En seguida se vio envuelto en la calidez de esa suave tela. Al tacto parecía seda, era muy agradable. Pero no era nada comparado con su olor, el olor del perfume de la joven. Lilas, el olor a lilas estaba impreso en la capa. Ahora podía contemplar completamente a la joven. Comprobó que no solo su peinado recordaba al que solían llevar los miembros de la familia de un señor feudal, también su atuendo recordaba a los que habían llevado antiguamente las mejores familias de Japón.

Iba vestida con un kimono, que le llegaba a los tobillos; cuyo color predominante era el rojo (del mismo tono que las cintas de su cabeza). No tenía estampado ningún dibujo, en ese aspecto era simple pero elegante. Sus largas mangas cubrían sus manos por completo, lo cual le llevó a pensar a Sasuke en el motivo por el que llevaría una capa ya que el kimono parecía muy cálido por sí solo. El obi es el que daba un toque de contraste por su color negro éste estaba anudado a su espalda con un intricado lazo que tomaba la forma de la flor de adorno que tenía la joven en los lazos de su cabeza. En sus pies llevaba los típicos tabi (calcetines japoneses con el dedo gordo separado) de color negro y unas geta (sandalias de madera japonesas).

-Gracias.- le dijo tras a ver observado a placer a su acompañante.

-No hay por qué darlas. Bueno, ¿te parece que cumpla contigo mi cometido inicial de ayudarte a salir del bosque?- le preguntó con un ligero rubor en las mejillas.

-Sí por supuesto.- contestó sin pensárselo dos veces. Estaba deseando pasar más tiempo en compañía de esa joven tan peculiar.

Y comenzó la muchacha a caminar, iluminada tanto por la luna como por la vela, seguida por Sasuke y los seres encapuchados. Sasuke se sintió incómodo al ver semejante procesión a sus espaldas, por lo que se puso a la par (a su izquierda) de la joven de ojos perlados para ver si conseguía calmar sus nervios. Ella caminó por un rato ajena a todo, como si supiera exactamente a dónde debía dirigirse.

-¿Sabes?- dijo Sasuke intentando acabar con el malestar que sentía- Creo que este es el sueño más raro que he tenido jamás.- la joven suspiró con un poco de exasperación.

-Ya te he dicho que todo esto es real.

-No, es imposible. Los fantasmas no existen. Y si esto es real, exijo que me des una prueba de que… ¡AY!- gritó después de que ella le pellizcara el brazo derecho- ¿¡Por qué demonios has hecho eso!?

-¿No querías una prueba de que no soñabas?- preguntó con una sonrisa pícara.

-Sí, pero no imaginé que usaría este método.- le espetó con cara de malas pulgas. Ella soltó una carcajada, realmente encantadora pensó Sasuke.

-Eso es lo que se suele hacer para probar que uno está despierto si no me falla la memorias tras tantos si…- cayó de nuevo.

-¿Tantos siglos, quizás?- la joven apartó la mirada.- ¿Qué eres realmente? ¿Y qué es todo esto que te sigue? Por favor, explícame de qué va esto antes de que me de un ataque.- la joven se removió incómoda- Por favor,- insistió- tan solo quiero comprender qué es todo esto. Humm… ¿eres o no eres un fantasma?

-Ya te he dicho antes que no.

-En tal caso tú eres…-comenzó con intención de que ella finalizara la frase.

-Soy humana aunque tampoco lo soy realmente.

-¡Vaya, muchas gracias por la aclaración!- gritó con sorna- Eso deja todo tan claro como el cristal.

-Es un tema complicado de explicar.- le espetó fulminándolo con la mirada- No creas que es fácil explicarle esto a un mortal de modo que lo entienda.

-¿Eres inmortal?- preguntó con los ojos como platos.

-En cierto modo.

-¿Te importaría dejar de ser tan críptica?- dijo malhumorado pero, al ver que ella se giraba con expresión enfadada, optó por añadir- ¿Por favor?

-Eso está mejor. Soy inmortal pero no nací como inmoral sino como humana, al igual que tú en otro tiempo fui mortal.

-¿Qué ocurrió para que te volvieras inmortal? ¿No serás una vampira?- ella le miró con ojos divertidos, negó con la cabeza y alzó el candil señalando después a lo entes que les seguían- ¿Qué tiene que ver un candil con todo este atajo de encapuchados?

-Es lo que me ha hecho inmortal.- ahora fue el pelinegro quien la miró con expresión divertida, pero ella estaba muy seria- No te lo tomes a broma Don "Me voy al bosque a ver si me pierdo". Este candil es lo que hace que los espíritus me sigan, lo que hace que sea inmortal, lo que me convierte en la guía.

-¿La guía? ¿De quién?- preguntó intrigado.

-De la Santa Compaña.

Sasuke se detuvo y su acompañante lo imitó. Ella sabía que era un gran choque y necesitaría unos minutos para pensar y poner en orden sus ideas. Sasuke no era capaz de hilvanar dos pensamientos seguidos. La situación había tomado un giro totalmente ilógico, estaba claro que eso era una gran tomadura de pelo.

La Santa Compaña. Según tenía entendido era un mito celta muy extendido en España, Gales, Irlanda y Escocia. Era una procesión de muertos o ánimas en pena que por la noche (a partir de las doce) recorren errantes los caminos de una parroquia. Su misión es visitar todas aquellas casas en las que en breve habrá una defunción. La procesión va encabezada por un mortal portando un candil que guía a las ánimas. También se decía que aquel que se encontrara con esta procesión, significaba que iba a morir. Entonces se oyó como un chasquido en su cabeza y el pánico se apoderó de él. No podía ser cierto.

-No…- susurró- No puede haber llegado mi hora.- ella le miró sin comprender pero él estaba demasiado asustado como para darse cuenta- ¡No puedo morir ahora! ¡Acabo de cumplir los 21 años, soy demasiado joven!- se le quebró la voz- Por favor,- susurró- no es posible que tenga que morir…

-¿Pero de qué narices me estás hablando?

-¿Acaso no voy a morir?

-¡No!- contestó como si aquello fuera un completo disparate.- ¿De dónde te has sacado esa sandez?- reflexionó unos instantes- ¡Ah! Ya recuerdo. Es una variación cristiana en la que estás pensando. Supongo que estas pensando en la versión que vamos en busca de las almas de aquellos que van a morir ¿no?- el moreno asintió- Pues respira tranquilo, ese no es nuestro cometido. Como puedes comprobar, aunque somos una procesión de muertos guiados por un mortal, no van en dos hileras, ni envueltos en sudarios y con los pies descalzos. Y tampoco cada fantasma lleva una vela encendida y su paso deja un olor a cera en el aire.- él asintió de nuevo, reanudaron entonces la marcha- Y tampoco es que vayamos emitiendo rezos, cánticos fúnebres y tocando una pequeña campanilla; y, lo más importante, se supone según esa versión que el portador es mortal y mortal sigue siendo y, evidentemente, ya te he dejado claro que yo no soy mortal.

-Entonces, ¿qué es la santa Compaña?

-Una procesión fantasmal guiada por un mortal, ya sea hombre o mujer, que porta un candil con una única vela para iluminar el camino.- contestó simplemente.

-Y, ¿ya está?

-Ya está.

-No vais a recoger nada, no hacéis mal o bien alguno. ¿Simplemente es un humano que guía a un grupo de ánimas?

-Exactamente.

-Pues vaya chasco, qué quieres que te diga.- ella soltó una carcajada- Es verdad, pensé que la Santa Compaña implicaría algo.- sus risas cesaron y se tornó especialmente seria.

-Yo no he dicho que no implique nada.

Sasuke iba a hablar justo cuando se dio cuenta de que habían llegado a su casa. ¿Cómo había sabido ella dónde se encontraba la casa? No le había dado ninguna indicación. ¿Tendría algo que ver con ser la guía? La casa estaba a oscuras y no parecía que hubiera actividad alguna en la misma. "Ahora que lo pienso", se dijo Sasuke, "ni siquiera sé qué hora es".

-¡Maldita sea!- se maldijo- No he traído llaves. Ahora tendré que despertarles…

-No las necesitas.- y, como por arte de magia, la puerta se abrió sin emitir ni tan siquiera un leve sonido.

-¿Sabes? Esto da un poco de mal rollo.- ella emitió una suave risa, él entró- ¿No me acompañas?- ella le miró con un deje de diversión.

-¿Quieres que te acompañe un horda de ánimas hasta tu cuarto?

-En realidad, no. Quiero que me acompañes tú pero como esos vienen en el paquete… me aguantaré.- ella volvió a reír pero le siguió.


Bueno espero que hayais disfrutado con la lectura y ya nos veremos... si cuelgo la segunda parte :P

¡Matta ne! :D