Este fic recogerá en varios capítulos la vida de mi OC, César hijo de Hermes en el campamento mestizo. Esto es como parte del los múltiples retos del foro Campamento Greco-Romano. Cada capítulo corresponderá a un reto ( esta idea es original de DarkWolfDontEatSalad pero me ha dado permiso para utilizarla)

Percy Jackson no me pertenece, del mismo modo que no me pertenecen los demás OC de los participantes en el foro.

Este capítulo corresponde al Reto de Inauguración: Tu llegada al campamento

Espero os guste

Querido Diario:

Hoy fui reconocido por Hermes, mi padre.

La verdad es, que de todos los hijos que fueron reconocidos la misma noche que yo, posiblemente fui el que más pasó desapercibido, pero no pasa nada, de hecho es algo que prefiero.

Esa misma noche había escuchado como había llegado al campamento un hijo de Hefesto llamado Pablo que estaba sentando en la mesa de al lado y que aparentemente también era español sin embargo con las voces de mis hermanos no pude escuchar mucho, ya hablaría luego con él. Cenamos y cuando hubimos dado una ofrenda a nuestros padres nos sentamos en torno a una enorme fogata que cambiaba de colores.

La fogata ardió mientras contábamos nuestras respectivas historias, a los nuevos nos contaron como hace algunos años Cronos, rey de los titanes, había poseído a Luke, que al parecer era uno de mis hermanos, había reunido un ejercito y tratado de arrasar el Olimpo que ahora se encontraba en la cima del Empire State Building; también nos hablaron del despertar de Gea y la guerra entre los campamentos griego y romano.

-Oye César ¿Tú cómo llegaste aquí?

-¿Yo? Bueno, yo nací en España, al otro lado del océano, en Europa, es un país con un clima, una gastronomía y una cultura increíbles. Me críe con mi madre en la capital, Madrid hasta los 14 años. Entonces mi madre murió. Yo me quedé solo en el mundo y acabé en un internado.

Era un internado de monjas que nos odiaban, nos trataban mal y cuando hacíamos algo que no les gustaba nos pegaban. Era un auténtico asco así que me escapé. Volví a Madrid y allí sobreviví en las calles robando carteras y bolsos a turistas desprevenidos. Pero los problemas empezaron cuando tropecé unos polis enormes, y empezaron a seguirme y tuve que salir corriendo por entre la gente al pensar que me habrían visto hurgar en algún bolsillo ajeno. Por suerte pude colarme en el metro empujando a una señora y allí los perdí. Desde entonces empecé a llevar una navaja por si acaso y unas bombas lacrimógenas que me había fabricado. Varias veces volví a encontrarme con los polis y también con vagabundos extraños y ancianas que intentando darme caridad al final les salían colmillos. Todas las veces me salvé por los pelos o por mis pequeñas invenciones. Incluso llegué a fabricar un cañón de bolsillo que disparase las chapas de las botellas de cerveza que recogía por la calle.

-Cualquiera diría que eras un hijo de Hefesto

-Si tu lo dices, pero no es así, soy un hijo de Hermes y si robaba carteras con tanta facilidad debía ser gracias a él.

-¿Y donde dormías?

-En un desguace cerca del aeropuerto, me hice una guarida con el capó de un coche y unos colchones. Allí tenía todas mis cosas y en el aeropuerto robaba las carteras. De esta forma pasé un año y medio viviendo en las calles hasta que un día, en el aeropuerto, un monstruo me atrapó final

Flashback

El sol brillaba esa mañana del viernes y el aeropuerto estaba más lleno que nunca pues era Navidad. Ese día había conseguido un buen botín e incluso me planteé ir a la cafetería y pagarme un chocolate caliente para quitarme del cuerpo el frío de la península. Suelen pintarlo como un país con un clima tropical y perfecto pero es pueda mentira, eso en el la costa pero en el interior los inviernos son fríos como en Islandia y los veranos calurosos como en el Congo. Pero no pude tomarme ese chocolate. Cuando iba hacia el bar un señor mayor, con aspecto de hombre pundiente me pregunto si podía ayudarle a llevar las maletas, yo iba a empezar a alejarme cuando se sacó del bolsillo treinta euros y me los dio. El hombre me dedicó una escalofriante sonrisa y me entregó su equipaje. Le seguí hasta un rincón del aeropuerto donde solo había un guardia dormido y un par de azafatas de pasó. Entonces el señor se volteó y lo que vi me aterrorizó. Mostraba una boca llena de unos dientes afilados y gigantescos y una piel rojiza, yo empecé a correr y el ex-caballero se puso a cuatro patas y su cuerpo se convirtió en el de una especie de león con alas de murciélago y cola de escorpión. Me persiguió por todo el aeropuerto y las espinas que me lanzaba alcanzaron a varias personas inocentes que corrían gritaban desesperadas gritando cosas como "¡No dispare, por favor, no dispare!", los guardias vaciaban sus cargadores peros sus balas no parecían hacerle nada. La quimera me acorraló contra la pared, lancé mi bomba lacrimógena y empezaron a llorarme los ojos a mi también en cuanto le golpeó la cara al monstruo pero no tenía tiempo para esperar a que se me pasases el efecto, salí disparado por entre sus patas y me colé rápidamente por la primera puerta que vi entre las lágrimas. Tras correr, pelear, gastar toda la munición de mi cañón de chapas y otra bomba más logré despistarle. Cuando me decidí a salir de mi escondite sentí un temblor y al momento siguiente estábamos en el aire. Me había escondido en el portaequipajes de un avión.

Fin flashback

Un chico rubio con una cicatriz en el labio, el tal Jason que había combatido contra los gigantes alzó la voz

-¿Llegaste aquí entre unas maletas?

-Sí, aproveché todas las horas de vuelo para compensar la perdida de todo mi dinero que se había quedado en Madrid. Solo tenía 300€ y desconocía hacia donde me dirigía así su busqué pistas de mi destino, encontré en varias maletas sobres con dolares que sumados a mis 300€ sumarían unos 1000$, suficiente para comprar ropa, comida y encontrar un nuevo refugio antes de que se me acabase. Llegué a Nueva York y empecé con mi "noble oficio" de nuevo, debo decir que es más fácil robaros que a los europeos, sin embargo había más seguridad que en mi aeropuerto así que salí a las calle. Me busque una nueva guarida que construí lo más rápido posible en un callejón con unos tablones que encontré e hice inventario: mi cañón, dos bombas lacrimógenas y los 1000$.

Inmediatamente salí, me compré ropa, comida, bebida y un cofrecito donde guardarlo todo.

Un chico que se había identificado como Leo, jefe de la cabaña de Hefesto se me acercó.

-¿Podrías dejarme tu pistola de chapas? Me gustaría verla un momento.

-Claro toma, la tengo en la mochila

Se la entregué, la examinó y volvió a su sitió.

-Sigue contando, mientras voy a mirar una cosa

Sacó mágicamente un destornillador enorme de su cinturón de herramientas y se puso a juguetear con mi cañón.

-Estuve actuando por las calles centrales de Nueva York consiguiendo dinero que sumar a lo que ya llevaba. Había pensado que cuando consiguiese dinero suficiente me apuntaría a una academia de conducir y me haría taxista o transportaría mercancías en un camión, después de todo solo necesitaba 16 a los para empezar a conducir aquí cuando en España necesitaba 18. Resulta que cerca de mi escondite había un instituto así que, para saciar mi curiosidad escuchaba las clases desde una ventana y a la salida robaba un par de carteras. Por cierto, dejad de llevar las carteras y el móvil en los bolsillos de atrás del pantalón. Es demasiado fácil robaros así

-¿No será que en el fondo eres un pervertido y quieres tocarnos el culo eh pillín?

-Emm... ¿No?

-Tomaré eso como un sí

-Leo deja al chaval continuar

-Lo que tú digas reina de la belleza

-Gracias ...¿Piper?

-Exacto

-Pues yo seguí con esa rutina hasta que, hace un par de días decidí robarle la cartera a un chico pelinegro que andaba despistado.

Flashback

Hacia un día muy caluroso y aparentemente el profesor de matemáticas había salido antes así que algunos de los alumnos salieron antes por lo que decidí coger lo que pudiese y volver a la guarida pues aunque el calor no era nada con el de mi ciudad de origen hacia mucho calor. Me acerqué a un chico pelinegro con un polo azul marino que iba el solo por una calle poco transitada y metí la mano en su mochila que llevaba convenientemente (para mi) abierta. Pensé que sería fácil y al instante siguiente estaba gritando de dolor con el brazo retorcido y la cara contra la pared.

-¿Qué me has quitado?

-¡Nada, nada, sueltame por favor me estás haciendo daño!

-No te creo

-¡Lo digo en serio!¡AAAH!

-De acuerdo, te soltaré pero no huyas

Me soltó el brazo que de inmediato examiné, ese chico tenía demasiada fuerza, de haber apretado más podría haberme roto la muñeca.

-Me has hecho daño...

-Agradece que no te lleve a la comi...

Pero el chaval no pudo acabar su frase, el suelo empezó a temblar y la gigantesca cabeza de una serpiente salió de una alcantarilla. Empezó a mirarnos y tras nosotros apareció otra cabeza. La gigantesca serpiente de dos cabezas nos había rodeado y no nos habíamos dado ni cuenta.

-Tranquilo, yo me encargo de la...

-Anfisbena...

Nos miramos los dos en el mismo momento y hablamos a la vez.

-¿Tú también la ves?

Pero no tuvimos tiempo para contestar, la primera cabeza nos lanzó un mordisco mientras la otra no observaba desde abajo.

Nos apartamos de la criatura pero la otra cabeza nos cortó el paso. El chico empuñaba una...¿espada? Yo apunté mi cañón con una mano y con la otra sujetaba una bomba lacrimógena.

-En mi mochila hay unas gafas de bucear, saca dos y ponte unas, yo distraigo a este bicho.

-¿Para qué quieres...

-Tú hazlo

Mientras el pelinegro sacaba las gafas yo le di en el entrecejo a una de las cabezas y la otra se alejó extrañada por el arma. En cuanto tuvimos las gafas puestas tiré la bomba delante de las cabezas y grite

-¡CORRE!

Salimos corriendo y pronto habíamos despistado a la serpiente. Entonces el chico me dio la vuelta y me miró a los ojos.

-Tú te vienes conmigo

-¿Qué quieres decir?

-Mi nombre es Percy Jackson y soy un semidiós. Tú también lo eres...

-César. Supongo que eso lo explica

-¿No te sorprendes?

-No, es la única explicación racional a parte de algún tipo de sexto sentido que me permite ver a esos bichos. Además todos son griegos igual que los semidioses y tu te llamas Percy que es abreviatura de Perseo. Es pura lógica

-Wow, eres igualito que Annabeth, eres hijo de Atenea fijo.

-Ese sitio donde me quieres llevar ¿Hay más como vosotros?

-Sí, el Campamento Mestizo.

Fin flashback

Todos se habían callado mientras contaba mi historia, el primero en hablar fue Leo

-cambiar,Se acercó a mi y me entregó el cañón, ahora tenía una mira láser y varios botones

-He aumentado su potencia y lo he preparado para que se convierta en torreta automática, a parte ya no dispara solo chapas, puedes cambiar la munición de chapas a agujas de bronce celestial y a bolas de energía que carbonizarán monstruos al instante pero solo una cada 5 minutos.

Me lo coloqué en la mano, me quedaba perfecto, al parecer había cambiado el mango para que se sujetará a mi mano

-Tío eres un genio

-Lo se

-No te des coba cerillo

-¿Entonces llegaste con Percy?

-Sí, conmigo y parece que me equivoque de padre divino.

-Prueba el cañón

-Sí, pruebalo

-¡Que lo pruebe!¡Que lo pruebe!

Pronto la muchedumbre me presionó a disparar. Lanzaron un plato, apunté y disparé. El objetivo voló en pedazos en un fogonazo de fuego y yo salí volando por el retroceso. Sobra decir que me prohibieron volver a hacer eso dentro del campamento.

Ese día fue el mejor que había tenido en muchos años. Creo que me va a gustar estar aquí.