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Disclaimer: Harry Potter y sus personajes no me pertenecen.
Aviso: AU. Snames y OoC.
Nota: ¡Feliz cumpleaños, cariño! Aunque atrasado – y no como lo quería – pero aquí está tu regalo. Espero te guste. ¡Te quiero amiga!
El maestro
…
A James nunca le ha gustado Severus Snape. Puede que no sea exactamente así, porque ha tenido un pequeño flechazo con Snape durante todo el instituto; quizás todavía lo mantenga, un poco. El punto es que nunca han tenido lo que se puede llamar una relación armoniosa ni mucho menos, y James realmente duda que alguna vez en la vida la tengan.
Entonces, como esta es su suerte, Snape resulta ser el maestro de Harry.
Es un ventoso día de otoño cuando James lo descubre. Su cabello está hecho un lío y tiene la nariz colorada – como si fuera invierno, diablos – y ni siquiera puede hablar del cabello de Harry, porque ha dejado de intentar peinarlo luego del tercer intento. Y es allí cuando Severus Snape aparece en escena. Se encuentra en la entrada del salón de Harry, con el uniforme del equipo docente del jardín y con su oscuro cabello atado en una media cola.
Por supuesto que él se ve perfecto.
Y en lo más mínimo a James se le ha ido el aire de los pulmones. Nope.
Lo importante aquí, es que James no tiene ni la más mínima idea de en qué momento Harry ha soltado su mano para correr hacia Severus, abrazarle por la rodilla y sonreírle alegremente; irradiando ternura por todas partes. Y no, James casi no se desmaya por ver la sonrisa de Severus Snape hacia su hijo, tampoco piensa en que su enamoramiento no existente por su antiguo compañero de instituto ha crecido un poco más, para nada.
A James Potter solo le queda resignarse. Tal vez envidiar un poquito a su hijo.
—Entonces —comienza cuando está a unos pasos de Snape y Harry—. ¿Él es el maestro bonito, Harry?
Oh, jodido cielo, es en todo lo que James piensa en cuanto su dulce bebé y Severus tienen las mejillas coloridas, ¿dónde diablos está su teléfono?
—Sí, papi —dice Harry todo adorable.
Entonces, Severus tiene la sonrisa más linda que James ha visto jamás y las orejas coloradas, mientras manda a Harry al salón para que salude a sus amigos. James simplemente no puede creerse que se ha perdido de esto todo el instituto, y los últimos cinco años luego de eso.
—Harry es un niño muy dulce —dice Severus al cruzarse de brazos, mirando en dirección del pequeño niño.
James copia su ejemplo.
—Lo sé.
Y Severus le mira, con su oscura mirada junto con esa sonrisita que a James le ha encantado tanto como crispado los nervios toda la vida.
—No estoy seguro, pero quizás lo haya sacado de ti —suelta de la nada el maestro, antes de desaparecer dentro del salón.
Y, jodido santo cielo. James debe conseguir una cita con ese hombre, como muy pronto.
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Es que yo no sé de dónde ha salido esto, que se supone que iba a ser un Snames estudiantil en Hogwarts. Quizás porque hoy he visto mucho niño, no sé. Ahora, espero de verdad que te haya gustado y sino, aún me quedan algunos muchos años para compensarlo.
¡Lo que me arrojen! Que sea de a buenas, lalas. ¡Chao!
