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Holi~

Les traigo un KotoUmi dramaticoso (¿?), es que en estos días me he leído muchos de ese género y realmente he quedado inconforme, así que, para suplir, aunque sea un poco mi urgida necesidad de hacer sufrir a mis best girls, he decidido crear esta nueva historia.

Espero que les sea de su agrado, enjoy it~!

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Disclaimer: Ni Love Live! Ni sus personajes me pertenecen. Sólo los he tomado prestados para crear una historia sin fines de lucro (?).

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Froto mi frente con lentitud, un torbellino de pensamientos me inunda la mente, miro todo y a la vez nada, perdida en mi propio mundo.

"¿Por qué? ¿Por qué cuesta alcanzar los sueños?"

Estoy en medio de la última clase del día, escucho la voz de la maestra como un zumbido proveniente de algún mosquito insignificante.

"¿Por qué no puedo tener una determinación inquebrantable? ¿Por qué no soy capaz de depender de mí misma?"

Todos esos pensamientos me agobian todos los días, mi corazón se retuerce en dolor.

¿La raíz de mi frustración? Ella. Porque es inalcanzable, porque a pesar de ser una de mis mejores amigas de la infancia, a pesar de ser mi primer amor… Es imposible entrar en su mundo y conquistarlo. Nunca he sido buena para expresar el cómo me siento en verdad, tampoco lo soy cuando se trata de tomar decisiones importantes para mi propio bienestar.

─ Umi-chan… ─ Su nombre se me escapa en un susurro casi inaudible de los labios.

Cada vez que anochece, es un martirio pensar en mis sentimientos. Lloro, lloro y lloro sin cesar.

"Siempre es lo mismo."

Fingir una sonrisa, decir que todo está bien, hacer esto, hacer aquello… Todo para evitar preguntas incómodas. Asistir a clases, sacar notas que sean satisfactorias hacia los ojos de mi madre, ya que, siendo la hija de la directora, debo dar el ejemplo como tal. Ayudar en el consejo estudiantil, seguir con las actividades del club de idols, crear vestuarios de otros grupos de idols que seguidas veces me solicitan hacer a cambio de dinero… No me quejo de todo eso… Pero me gustaría poder disfrutar de esas cosas en su total libertad, sin tener este molesto enamoramiento provocándome jaqueca todo el tiempo… Al menos por un minuto.

Pienso a cada momento en esa chica. En sus ojos, que son como un mar cuyo reflejo denota la hermosura del firmamento dorado en plenas dos de la tarde. En su pelo, que brilla como el cielo nocturno despejado. Pienso en su voz, grave, profunda, llena de serenidad y paz, cuya estabilidad y templanza te dice que todo va a estar mejor. Su rostro, fino como el de una diosa, esculpido para ser reconocido como la perfección en su mayor expresión ante mis ojos.

Por más que quiero prestar atención a la profesora, sigo sin poder regresar de mi mundo perdido.

He de admitir que desde que Eli-chan, Nozomi-chan y Nico-chan se fueron, todo se ha vuelto mucho más solitario. Ellas ya van a la universidad y son muy pocas las veces en las que todas podemos reunirnos para pasar un buen rato y conversar. A veces recibo algunas llamadas de Nozomi-chan preguntándome cómo van las cosas, probablemente sea ella la única que sospecha lo que realmente siento hacia Umi-chan, ya que no ha habido ni una sola conversación en la que no se haya mencionado su nombre.

Tengo que poner todo mi esfuerzo para verme normal cuando me toca estar a solas con Umi-chan, porque me pongo ansiosa y me dan tantas ganas de confesarle todo, mi mayor miedo es que ella me rechace y la pierda para siempre. No podría vivir con ello. Podría soportarlo todo… Menos eso.

Este caos sentimental empezó a evolucionar después de unos tres o cuatro años de haberle conocido. Primero, pensé que era una simple admiración. Ella, responsable, seria, madura a pesar de tener mi misma edad, atlética, fuerte, determinada, reservada y… Esa aura un tanto fría que siempre ha sabido caracterizarla. Su timidez, la inseguridad que la domina cada vez que piensa de sí misma. Ese contraste en su personalidad era lo que admiraba, no había conocido tal persona con semejantes habilidades y destrezas para manejar su vida como ella lo hacía… Y lo sigue haciendo.

Cuando cumplí los doce, recuerdo que, ella escribió un pequeño poema, el cual me recitó solamente a través de una llamada por la madrugada. Fue la primera persona en felicitarme ese día. Sabía que el motivo de ese amable gesto fue porque el día anterior a ése, unos chicos me habían lanzado refresco para molestarme, y comencé a llorar porque mi vestido favorito se había manchado por completo, me sentía fatal por algo tan insignificante. Pero aun así…

"Pajarito, pajarito,

De tus caídas debes aprender.

Con tus alas debes volar.

Las palabras de un desconocido se las lleva el olvido.

Tu melodía se queda en el recuerdo de todas las mañanas.

No vayas contra el viento.

Sobrevuela junto a las olas del mar.

Algunos intentarán capturar tu belleza dentro de una jaula,

Otros tratarán de hacerte caer,

Y otros, te querrán bajo la manta del firmamento.

Pajarito, pajarito,

Mantén tu vista más lejos de lo que puedas imaginar,

No mires hacia abajo.

Pajarito, pajarito,

Contigo quiero estar,

Para proteger el color de tus plumas,

Para ver el brillo de tus ojos dorados,

Para llevarte a lo más alto del mundo,

Sin tener que verte llorar ni caer.

Para quererte y,

Por sobretodo…

Para darte felicidad."

Todavía tengo esas palabras tan claras en mi cabeza. Es como si hayan tallado profundamente cada palabra para quedar sellada en el fondo de mi corazón. Aunque ahora, me quiebra cada pedazo de alma que aún conservo por haberme ilusionado demasiado.

Ella empezó a actuar como un caballero sobreprotector cada vez que alguien me quería molestar. Su excelente condición física y su fuerza ayudó a que los demás dejaran de meterse en problemas conmigo, ya que ella aparecía como león rugiente -con mirada asesina incluida- cuando lo hacían.

"Grave error, Kotori."

Comencé a pensar que ella actuaba así sólo conmigo, pero realmente era la amable personalidad de su ser la que se encargaba de hacer eso cuando alguien estaba en problemas. Con Honoka-chan es muy estricta, pero también la protege, tal y como lo hace conmigo.

"¿Es muy egoísta de mi parte el querer a Umi-chan sólo para mí?"

De eso no cabe duda alguna. Pero no puedo evitarlo, no puedo hacerlo.

"Cuando menos lo vi venir, ya me había enamorado de ella…"

En estos días, Umi-chan ha dejado de ser una pequeña que pasaba llorando todo el tiempo. Pasó de ser débil a alguien cuyo estado emocional es ejemplo de una roca muy bien cimentada, siendo atormentada por las olas del Atlántico.

Sería más normal que una chica, cuya responsabilidad es mucha, de vez en cuando dejara verse llorar, pero ella ya no es así.

Me atrevo a decir que, desde hace varios años, puedo contar las veces en que la he visto llorar con los dedos de una mano. Con el paso del tiempo, ha ido cerrando su corazón cada vez más con respecto a las personas, incluso con Honoka y conmigo. Al final, siempre me queda esa horrible incertidumbre acerca de lo que esconde ese corazoncito. Me pregunto si alguna vez será capaz de confiar en mí y, si se me permitiera, que nuestra amistad diera un paso más allá que solo un simple cariño.

De vez en cuando, visito el santuario donde trabaja Nozomi-chan para rogarle a los dioses que me concedan ese único deseo, porque me estoy muriendo por ella.

Siento que muero lentamente si no la veo al menos por un minuto al día, me he vuelto tan dependiente, que anhelo escuchar su voz profunda y melodiosa a cada instante.

A veces, pienso que es una excelente hechicera, pues, con sólo sentir su mirada, con sólo sonreírme, ella me tiene a sus pies, cautivada se vuelve mi alma, mi corazón da vuelcos alocadamente.

Sin embargo, por más que lo intente, por más que me empeñe en volver mi ilusión en realidad, me resulta imposible alcanzarla. Ella solamente me ve como una amiga, como su amiga de la infancia, nada más.

"¡Qué no haría por cambiar eso!"

─ Kotori. ─

A veces me pregunto si llegaré a tener alguien a quien amar y, finalmente poder ser correspondida…

─ ¿Kotori? ─

La voz de Umi-chan me saca de entre mis pensamientos. Estaba recostada en mi asiento, con los brazos cruzados y apoyados en la mesa, mi cabeza reposaba en ellos. Alzo mi mirada con pesar, me encuentro con la dueña de todos mis lamentos y alegrías a la par mía. Lleva puesto el uniforme del club de arquería… Esperen, ¿¡Qué?! ¿¡Ya terminaron las clases?!

─ Kotori, ¿Qué haces tan tarde en la escuela? ¿Por qué no te has ido todavía?

Rayos, me quedé tan hundida en mi propio dilema que ni siquiera me di cuenta cuando acabó la clase…

─ Ah… Me quedé dormida, estaba un poco exhausta. Ya sabes, por las evaluaciones y todo eso.

"Mentira, sólo pensaba en ti."

─ ¿Exhausta? Es raro ver que te canses por eso siendo la hija de la directora. Sueles llevar muy buenas calificaciones sin mucho esfuerzo… ¿Estás segura que eso es todo? ─ Me pregunta, y, como siempre, siendo tan perspicaz. A veces siento que mi vida es como un libro abierto ante sus ojos, pero a la vez sé que no es así, porque de lo contrario, supiera lo que en realidad siento y… Eso arruinaría por completo nuestra amistad.

─ S-Sí, recuerda que con los vestuarios que preparo y lo de las actividades del club como las del consejo estudiantil, me canso más de lo normal, no tengo tanta resistencia física como Umi-chan, jeje. ─ Sonrío un poco forzada.

Ella sólo me mira, no muy convencida, pero no insiste. En varias ocasiones no sé si debería querer u odiar esa actitud, pues sé que no lo hace con mala intención, ya que le han enseñado a respetar la vida privada de los demás… Pero realmente me gustaría que descubriera lo mal que me pongo por quererla tanto, por amarla…

─ Está bien. ─ Exhala casi de forma inaudible. ─ Entonces, ¿Quieres que volvamos juntas a casa? ─ Me ofrece, sonriendo serenamente. ─ Sólo tengo que cambiarme y estaré lista para irme en un par de minutos, si no te molesta la espera y no tienes planes para hoy, me gustaría que fuéramos por un pastel de queso… ─

─ … ─ "¿Eh?" … "Umi-chan no suele hacer este tipo de cosas. Además, no hay cumpleaños cerca… ¿Qué está pasando aquí?" No sé qué decir, solamente la miro sorprendida.

Al ver que no respondo, prosigue a hablar.

─ C-Claro, que si no quieres, yo entenderé… ─

─ ¡No! ¡No es eso! ─ La interrumpo de inmediato. ─ E-Es sólo que Umi-chan no suele invitarme a esas cosas. P-Pero de verdad quiero ir. ¿Cómo resistirme al pastel de queso? Jeje… ─ Es obvio que estoy más feliz por ir con ella que por el postre, pero…

─ Oh, está bien. Volveré dentro de unos minutos. ─ Curva sus labios en una amable sonrisa. ─ No tardo. ─ Sale del aula.

─ Uf… ─ "Estuvo cerca".

Cinco minutos pasan y ella vuelve, vestida con el uniforme escolar.

─ ¿Nos vamos? ─

─ ¡S-Sip! ─ Sonrío y engancho mi brazo al de ella, sin mirarla directamente. No sé si es una mala jugada por parte de mi imaginación o qué, pero al verla a través del rabillo de mi ojo puedo ver que está sonrojándose al sentir mi cercanía, aunque no hay queja ni dice nada al respecto.

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Nos dirigimos a una cafetería que queda cerca de nuestras casas. Siempre que se nos antoja y tenemos tiempo libre, solemos ir a ese lugar junto a Honoka-chan, allí platicamos de cualquier cosa que se nos ocurra, las tres juntas, todas las veces. Pero esta tarde ella tuvo que irse temprano, su madre le había dicho que regresara en cuanto antes porque tenía un encargo muy grande y debía echarle la mano.

Es la primera vez que sólo somos las dos. Se siente extraño, el ambiente entre nosotras es muy tranquilo y sin mucha conversación de por medio, aunque agradable. No puedo evitar el sentirme feliz al respecto, es una de las pocas veces en las que puedo dedicarme a mirarla sin distracciones y centrarme en disfrutar el tiempo con ella… Pero no dejaré que esta felicidad momentánea me atrape en una ilusión, la cual estoy perfectamente segura que no se volverá realidad.

Llegamos, entramos y nos sentamos en una de las mesas que están al lado de una ventana. Una camarera se nos acerca y ofrece el menú de postres. Umi-chan ordena por las dos, para ella pide una porción de pastel de fresas y para mí un pastel de queso mediano. La miro con asombro.

─ ¿Umi-chan? ─

─ Es algo que quiero hacer. Déjame pagar el día de hoy. ─ Me dice sonriente. Luego pide las bebidas de siempre, té de tapioca.

"Esto es raro, muy raro…"

Platicamos acerca de las cosas que hicimos durante el día, las quejas de los maestros sobre las siestas en clase que se tomó Honoka-chan, su irresponsabilidad liderando el consejo estudiantil, lo cerca que estaban los exámenes de la universidad… Ella se ríe con total libertad mientras hablamos, yo lucho con todas mis fuerzas para no hacer la cara de idiota ante su linda expresión.

Luego de unos minutos, llega la camarera con el pedido. Pese a que el pastel de queso que habíamos pedido era mediano, al verlo, me da la impresión de ser gigantesco, lo cual, hace que mi estómago emita un gruñido de felicidad y, como si alguien me hubiera programado, tomo el tenedor para empezar a devorarlo a toda velocidad.

Siento que una mirada divertida se posa en mí. Me detengo al percatarme que en cuestión de segundos había acabado con la mitad del pastel mientras la chica frente a mí apenas va por el borde de su porción. Ella me mira aún con esa sonrisa amable suya.

"En serio, ¿Qué es este comportamiento suyo?"

─ Parece que el pastel te levantó los ánimos un poco, ¿Me equivoco? ─ Me dice mientras se introduce un bocado. Mi corazón comienza a latir un poco más rápido.

─ Ah, Shi… Esh güe eshtá jelishiosho… ─ Digo sonrojándome y disimulando al comer afanadamente el maravilloso postre.

Pasan los minutos, cargados de un silencio muy cómodo. Aún puedo sentir sus ojos en mí, mis mejillas arden de vergüenza, me cuesta mucho mantenerme bajo control. Rayos…

Me queda un último pedacito de pastel para darle la muerte definitiva. Umi-chan había terminado su parte desde hace rato.

─ ¿Está delicioso? ─ Pregunta de repente. Iba a dirigir el bocado restante hacia mí, pero al escucharla, cambio de rumbo y lo dirijo hacia su boca, me levanto para alcanzarla. Me mira sorprendida y su rostro se tiñe de rojo abruptamente.

─ ¿Quieres averiguar? ─ Sonrío con la mirada traviesa.

─ ¿E-E-Eh? Pero eso es lo último que te queda… ─ Me responde apenada.

─ Pero tú me compraste el pastel entero, Umi-chan. ─ Inflo los mofletes. ─ No aceptaré un no como respuesta, así que di "Aaaah~" ─ Ella mira hacia todos lados y con mucho nerviosismo abre su boca dejando que el trocito entrara sin ningún problema, parece que lo saborea gustosamente.

─ Está… Rico… ─ Desvía sus ojos al suelo. Adoro ver cuando se avergüenza de esa manera, no hay nadie más linda que ella, de verdad.

Suspiro silenciosamente, una sonrisa de oreja a oreja se marca en mi rostro al salir victoriosa en la batalla.

Luego, tomamos el té y continuamos conversando de cosas triviales. Al paso de una hora, finalmente salimos de la cafetería y nos encaminamos hacia nuestras respectivas casas.

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─ Y… ¿Ahora ya te sientes mejor? ─

─ ¿Eh? ─ Finjo no saber nada.

─ Kotori… Podrás ocultarle a las demás el cómo te sientes, pero sabes que con sólo fijarme en tus ojos puedo denotar si realmente estás bien o no. ─ Me dice con un semblante serio y se detiene de golpe. Yo iba caminando a la par de ella, por lo que cuando dejo de escuchar sus pasos, paro y volteo para verla, sin poder hablar. ─ En estos últimos días te he visto con la mente en las nubes… Bueno, m-más de lo usual. ─ Reitera. ─ P-Pero, verte diferente a la Kotori alegre, feliz y llena de vida que conozco, realmente me preocupa. ─ Se acerca lentamente a mí. ─ No me gusta insistir en estas cosas porque no es mi intención el presionar, ni mucho menos faltarte el respeto pero… ¿Qué es lo que te pasa, Kotori? ─ Su mirada penetra la mía sin vacilar.

─ Umi-chan… ─ Como si activaran un interruptor para llorar, las lágrimas comienzan a caer como agonizantes cascadas que luchan por salir y lucirse.

Mi corazón se detiene al sentir que unos delgados brazos me rodean la espalda y sus manos acarician mi cabeza con una especie de ternura que nunca antes había recibido en mi vida. Sollozo como una niña pequeña, me aferro a ella en el hueco de su cuello, mojando su blusa del uniforme de verano con mis lágrimas. Esta es la primera vez que me desahogo de verdad con alguien.

No sé cómo sentirme a estas alturas de la situación, pues mis emociones están al límite de la felicidad, el dolor y sufrimiento. La dueña de mis desvelos, delirios, angustia y alegría está aquí, abrazándome de la nada y yo llorando a mares sin saber qué decir.

Pasan varios minutos de la misma manera, después de calmarme un poco, fuerzo a mi cuerpo a separarlo de la persona que más adoro en el universo.

Me mira nuevamente a los ojos, aparta las lágrimas que aún salen de ellos. Su dulce sonrisa derrite todos mis sentidos y finalmente habla.

─ Kotori, ¿Qué sucede? ─ Su tono de voz sonaba preocupado.

─ Yo… Umi-chan… Y-Yo… ─ Ugh, me siento una tonta. "¡Vamos Kotori, dí algo, rápido!"

Pero al parecer, el señor destino no tiene intenciones de darme algo de suerte, pues sus ojos están muy clavados en mí, analizándome.

─ Tu mirada… Me es muy familiar. ─ Dice mientras observa mi mirada detenidamente. ─ Es como si… Estuvieras sufriendo por… Alguien… ─ De la nada, su expresión cambia a una melancólica. ─ ¿Alguien ha roto tu corazón, Kotori? ─ Bang. ¿Cómo es que ella sabe eso? ¿Acaso…?

─ ¿Por qué… ─ Trato de escapar de su pregunta, devolviéndole la misma mirada examinadora. Pero, al hacerlo, me doy cuenta de algo mucho más importante que eso. Coloco mis manos en sus mejillas. ─ Hablas como si… ─ "¡¿Esto es en serio?! Esos ojos… ¿Por qué…? Ella…"

─ ¿Eh? ¿D-De qué estás ha-hablando? ─ Al parecer, se percata de mis intenciones. Lucha por ver hacia otra parte, pero no se lo permito.

─ Mírame bien. Conozco esa expresión. ─ Mis palabras salen entrecortadas. ─ Umi-chan… ¿Estás enamorada de alguien que no te corresponde los sentimientos…? ─ Nuevamente trata de volver a ver hacia otro lado, pero inmediatamente la obligo a no apartar su mirada de mí.

─ Yo… ─ Agarra mis manos con las suyas y las acaricia levemente. ─ … Sí. ─ ¡Crrrrack! Puedo sentir a flor de piel el cómo mi corazón se cae en mil pedazos.

─ Oh… Ya veo. ─ Trato de sonreír, aunque las lágrimas comienzan a recorrer mi rostro nuevamente. ─ Entonces estamos en el mismo bote. ─ Y, nuevamente, algo muy, MUY inusual pasa.

Simplemente cierra sus ojos y hace como si recostara su cabeza en mi mano… Para luego abrazarme más fuerte de lo que lo había hecho. Esta vez puedo sentir increíblemente bien los acelerados y fuertes latidos de su corazón.

─ Kotori… Yo… ─ Guarda silencio por unos segundos. ─ D-Déjame…. Sólo déjame protegerte. ─ Lo último logra decirlo en un hilo de voz. Trato de separarme de ella para poder ver su rostro, pero se rehúsa. ─ ¡No! No te sueltes… ─ Comienzo a sentir algo húmedo en el hombro en el que ella está apoyando su quijada. ─ No quiero… que me veas llorar. ─

Lo único que me atrevo a hacer es simplemente acariciar su espalda.

─ Eres una egoísta, Umi-chan. No es justo que me veas en el peor estado y tú no me dejes verte así… ─ Le digo en un susurro, riendo un poco.

─ Lo siento, es que… Quiero ser… Fuerte para ti. ─ Mi corazón da nuevamente un vuelco horrible. Espero que ella no se dé cuenta de que mi corazón late con tanta potencia que casi me explota por su culpa.

─ Umi-chan… ─

─ ¿S-Sí? ─

─ ¿De quién… estás enamorada? ─

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¡CHAN! ¡CHAN! ¡CHAAAN! ¡LECHE CON PAAAN! (?)

Desde hace unos días esta nueva historia andaba rondando por mi cabeza. Realmente me estaba muriendo por empezar a escribirla, pero estoy en semana de pruebas y se me había dificultado un poco el hacerlo -w-

En estas últimas semanas he leído varios fanfics KotoUmi y anduve buscando los que estuvieran más cargados de feels (Sí, soy una masoquista por eso). Y esto fue un impulso para contribuir al sufrimiento de la parejita -w-

No sé cuántos capítulos vaya a tener, pero ya tengo decidido todo el drama y el final.

Les advierto que probablemente traiga temas serios y fuertes. No sé si le pondré lemon pero eso no será la prioridad aquí de todas formas. El rating variará cuando incluya las cosas ya antes mencionadas.

Este capítulo me salió más corto de lo que suelo escribir lel.

Oh, y muchísimas gracias por sus comentarios sobre la adaptación que subí la semana pasada ^^
Espero actualizarla pronto junto a "Enlaces del Olvido".

¡Hasta la próxima!