Hola a todos. Aquí esta mi primer fic, ya lo había subido antes pero como no me gusto decidí rquitarlo todo y subir las versiones más actuales y mejoradas.
Los primeros capítulos tienen escenas subidas de tono con ks.
Supongo que es justo decir que veo el ks, al menos en este fic, como Korra sintiendose culpable por todo y queriendo remediar a Asami con su noviazgo. Supongo que este es Anti-ks y anti-asami.
Lean bajo su propio riesgo.
Un-Siv recuperó la conciencia después de 8000 años, finalmente tenía un cuerpo, uno que no podía sostenerse aún...aun así dentro de poco se vengaria de Raava y sus monstruosos humanos.
Sus ojos dorados calleron frente a la persona frente a él, debía presentarse a su contenedor antes de destruirlo. Apenas se podía mover, incluso en esta realidad que había creado, tenía que ser rápido, acabar con él.
El humano tenía miedo pero aun así avanzo hacia Un-Siv y el espíritu sintió terror de que sería matado. Debió pensarlo mejor, pero hubiera sido injusto no presentarse. Ni siquiera podía mantener sus ojos abiertos de la falta de fuerza. Iba a morir llorando, indefenso y solo.
Unas manos la sujetaron, cargando a Un-Siv con cuidado, el espíritu abrió sus ojos con el resto de su energía, el humano sonreia amablemente.
Un-Siv dejo que su conciencia se fuera. Estaba a salvo.
Capítulo 1: Comienzo
El mundo espiritual era como el agua: en movimiento y capaz de curar o ahogar, un lugar donde tanto la tierra como el cielo se podían convertir en uno solo en un segundo y donde cada vuelta era una aventura o una rápida mirada a la muerte.
En ese lugar tan peligroso dos mujeres entraron y se dejaron acompañar por noches de vientos azules donde intercambiaron besos, caricias, emociones y deseos. Ambas hechizadas por la libertad y el escape de sus preocupaciones alejadas en una ciudad destruida.
Una de ellas era una joven morena de ojos azules y cabello castaño oscuro corto, el Avatar Korra, figura poderosa, tanto en el mundo terrenal como el espiritual, la segunda era una mujer de piel blanca, ojos verdes y cabello negro ondulado largo, llamada Asami, la dueña de Industrias Futuro, sin saberlo ambas buscaban escapar de todo, especialmente el Avatar, tan cansada de un mundo que la odiaba e iba tras su vida todo el tiempo.
En el mundo espiritual Korra era increiblemente poderosa y sabía que nadie la lastimaria, pero eso era durante los cambiantes días, cuando la luz se ocultaba, cadenas de frio metal rodeaban su cuerpo y podía escuchar a lo lejos el sonido de los pasos del Coloso, la voz de Zaaher o el ruido inhumano de los ataques de Vaatu acercandose para llevarla de nuevo al dolor.
Cada noche la despertaba sudando y con mirada frentetica, por eso a los pocos días de su llegada Asami le preguntó cuál era el problema mientras sus manos blanco blancas abrazaron a Korra y sus labios rojos ofrecian un escape de las pesadillas. El Avatar sabía que esto era apresurado, demasiado, pero se le olvidó con las caricias más fuertes que su cuerpo necesitaba devolver y descubrió otra forma de huir aun más de sus responsabilidades en los dedos de Asami.
Fue a partir de ese momento que cada tercer día se entregaban la una a la otra sobre un catre verde. El resto del tiempo convivían con los espiritus, porque no sabían que decirse nunca y ninguna de las dos estaba dispuesta a señalar que algo no funcionaba, prefiriendo el placer efímero de los besos acompañados por el engañoso paisaje del mundo espiritual a la fría realidad que estaba al otro lado.
Por suerte los espíritus eran amigables, especialmente uno redondo con orejas de hojas verdes, Honnu, que las había acompañado desde el principio y servia de guía turistico, llevando a las dos humanas desde la guarida de Koh (sin entrar y a varios metros de distancia) hasta a la peligrosa niebla de las almas perdidas.
Korra miro al abismo donde cientos de almas vagaban sin descanso. No era muy diferente a la que ella conocía en el Polo Sur, aun quedaban muchos lugares por explorar pero Korra decidió que ya era momento de volver, que tenía otras obligaciones además de consolar a la ahora, por su culpa, huérfana Asami.
Esa noche no era tan distinta a las demás, los besos calientes de Asami sobre su cuello aceleraban el pecho de Korra mientras las manos blancas de su novia acariciaban su pierna izquierda lo que la llenaba de deseo ardiente cada parte de su ser. La mujer Sato encima del Avatar dictando el paso.
Korra comenzó a llevar sus dedos al costado de Asami con el plan de quitarle la camisa cuando un ruido fuerte y seco se escuchó fuera de la tienda de campaña.
Los ojos de Korra se abrieron de golpe pero solo pudo mirar el cabello negro de Asami, la cual aun la seguía besando y con su mano derecha intentaba desajustar las telas sobre los pechos de Korra.
A la distancia el ruido de voces comenzó a llamarla, ahogando la lujuria de hace unos segundos. Las palabras llegaban a sus oidos como canticos susurrados en un templo mal construido, volviendo todo un mensaje imposible de descifrar pero que el Avatar entendía era importante.
Asami seguía sin percatarse de que algo estaba mal incluso cuando Korra se había dejado de mover, importando de poco o nada la inmovilidad del Avatar en sus avances.
-¿Escuchas eso?- preguntó la morena con enfado.
La frialdad de su voz no fue registrada por Asami, la cual finalmente había consiguido desajustar la tela y ahora estaba demasiado concentrada en llevar su boca, en el cuello de Korra, hacia el pecho izquierdo de la maestra de todos los elementos.
El Avatar volvió a escuchar las voces ahora más lejanas. Desesperada el Avatar intentó apartar a la otra mujer hacia un lado, primero suavemente, pero eso solo consiguió que Asami la empujara hacia abajo con mas fuerza y llevara su mano derecho mas para arriba de la pierna de Korra.
La primera vez esto había sido suficiente para calmar a Korra, ahogar la culpa de lo que estaban haciendo y de la confusion golpeando su cabeza, pero esta vez la acción de Sato sólo la molesto, por lo que con más de fuerza de la requerida empujó a Asami fuera del catre, después se levantó sin preocuparse mucho de lo que había hecho, demasaido irritada con todo, saliendo de la tienda de campaña con paso firme.
Las voces eran hebras ligeras que envolvian al cuerpo del Avatar y la comenzaban a halar con mayor fuerza conforme se acercaba. Era como si el mismo mundo espiritual intentara comunicarse con ella,, por eso cambió la furia que sentia hace unos momentos por curiosidad del extraño coro de voces intentando llegar al misterioso tejedor con la mente abierta.
Sus pasos la llevaron a un lago que reflejaba el atardecer a pesar del oscuro cielo carente de estrellas, parado en el centro del agua una sombra humanoide delgada y alargada la esperaba, era más una sombra hecha de luz que sin embargo carecía reflejo.
No había más ruido, su propia respiración ajena a su cuerpo. Todo parecía estar congelado.
-Avatar -la voz sonaba en coro de varias voces, algunas familiares otras desconocidas- "Un-Siv" viene en camino.
Korra sintió un escalofrío recorrer su cuerpo tras la mención del nombre y su respiración se detuvo un poco. Antes de poder preguntar que significaba esto la figura comenzó a desvanecerse poco a poco, desilandose ante la vista de la muchacha.
-Busque al bébe...Avatar
Una vez que la voz del espíritu hiciera eco en sus oídos, el tiempo pareció volver a su lugar. El viento volvió a soplar y recorrió la espalda desnuda de Korra y a mover las tranquilas aguas del lago, que ahora reflejaba el firmamento oscuro como si nada hubiera pasado.
Korra se sentía cansada y fria, cargada de una extraña pesadez que le recordaba al tiempo en que estaba postrada en una cama mientras metal circulaba en su sangre, enveneandola mucho tiempo después de haber sido puesto en ella, por lo que se comenzó a abrazar así misma sin apartar la vista del agua.
Estaba aun contemplando el oscuro lago cuando escucho una voz detrás de ella diciendo su nombre con voz queda, al voltear pudo ver a Asami, completamente vestida, dirigirse cautelosamente a ella.
-¿Estas bien, Korra? Saliste corriendo y me preocupaste.
-Lo siento Asami. -Korra lanzo un rápido vistazo al lago- Tenemos que empacar y volver.
-¿No puede esperar?- cuestiono Asami mientras se acercaba a Korra y prosiguió con una sonrisa picara -Hasta que terminemos lo que empezamos.
Los brazos de la mujer Sato se alzaron un poco, esperando abrazar a su novia, pero el Avatar simplemente cruzó por un lado mientras negaba con la cabeza. La respuesta a lo que sea que estaba pasando se encontraba en Ciudad Republica.
-Debemos volver ya.
¿Por qué no estaba para el rescate en el edificio central?;Hay desabasto de agua agua ¿alguna otra vacación en mente, Avatar?; ¿Por qué nos abandono?; ¿Cuando se va a volver a ir?;¿Nos volverá a dejar? Mi hermano esta muerto; ¡El Reino Tierra esta de nuevo en caos!; ¡Es su culpa!
Korra cerró sus ojos con fuerza intentando ahogar los reclamos que la habían recibido al volver, acompañados por el olor a ruina que cubría a toda Ciudad República.
Las colchas de la cama de Asami eran suaves, a traves de la ventana solo se podían ver las montañas, de esta forma Korra no tenía que recordar la destruida ciudad que había abandonado hace tres semanas, lo que los medios no habían dudado en reclamar con vicitud.
Las palabras de Korra para protegerse eran verdades a medias, que a pesar de que habían complacido a varios sonaban huecas para ella misma, la lengua de Asami no podía evitar que sus pensamientos corrieran a la tarde, cuando después de sobrevivir a furiosos periodistas y a un grupo molesto de personas, Korra en virtud de sanadora fue llamada a un hospital destruido, lleno de heridos por los escombros de la desecha ciudad. Personas que ella debió de haber ayudado en lugar de ir a una boda o de huir hacia el mundo espiritual.
Sus manos morenas comenzaron a danzar por la espalda baja de Asami mientras su mente la llevaba a los ojos de cada persona a las que ella había curado con su agua control, algunos esperanzados, otros llenos de amargura contra ella aceptando sus manos curanderas con ojos llenos de rencor.
El Avatat trago saliva e intentó hundir esos pensamientos llevando su boca contra la de Asami, sintiendo su cuerpo quejarse por el esfuerzo al que lo había sometido durante todo el día de trabajo, de usar sus energías para curar, aliviar o ayudar a morir. Pero no podía dejar a Asami esperando. La culpa de la muerte del señor Sato y la noche pasada atravesaban su mente repetidamente.
Debia continuar, se lo debía a Asami por lo ocurrido, algo que su novia le había recordado antes de desvestirse y que Korra no pudo negar, menos tras ver un morete al costado izquierdo de Asami.
Por qué no podía fingir con la misma facilidad que en el mundo espiritual, si pudiera entonces este momento podria hacerla sentir genuinamente bien. Quizás el alivio llegaría más adelante, asi que apretó sus dientes mientras esperaba a Asami, el placer la haría olvidar, ya lo había hecho antes y lo volvería a hacer ahora.
Las dos cayeron rendidas en la cama tras terminar, ambas demasiado cansadas para platicar, algo de lo que Korra estaba secretamente feliz.
Esa noche el Avatar soño que se ahogaba en veneno manchado de sangre y en la mañana despertó con sabor metálico en sus labios y escuchando el nombre quebrado de Un-Siv a la distancia.
Así comenzaria la busqueda, con olor a sangre y sin nada más que un nombre para guiarse, pero esta vez, Korra no huiria.
Notas: creo que esta versión esta mejor. Pero aun así si ven algún detalle que modificar no duden en comentarlo.
En otras noticias. Disfruten una Feliz Navidad (:
