¡El regreso de YOKOSHIMA!

Después de seis meses de ausencia por fin se digno a escribir algo.

¿Habrá valido la pena o mejor que se regrese?

Seis meses después de terminar su antigua historia (a la que apenas subió para darle fin…) ¡HIGHLY DRUG ¿es el titulo correcto para ponerle su nuevo proyecto?!

¡Debo admitirlo soy malísima para los resúmenes como me dicen ja, ja, ja!

.:.+.:.

¡Tengo que escapar, no quiero que me atrape!

Meditaba desesperado al mismo tiempo que sus pies se movían a todo lo que daban sobre el pasto mojado.

El castaño escucho otro estruendo a sus espaldas y a medida que iba corriendo, los oía mas cerca. Entonces salio del oscuro bosque, donde pudo divisar una colina, sin otra opción se lanzo rápidamente, pero al llegar noto que se traba del final del terreno.

¡Te atrape pequeña lagartija!

Le dijo una extraña maquina que lo había acorralado entre el acantilado y su poderosa arma con la que le apuntaba. Obviamente no sabia que hacer, y antes de decidirlo su perseguidor le propina dos disparos.

Parecía el fin del jovencito, sin embargo alguien se interpone en el camino de las balas, desviándolas a otro lugar donde explotan.

Sorprendido de aquel hecho, la maquina le pregunta.

¡¿Cómo pudiste hacer eso, quien eres?!-

El extraño aparta la capa negra aterciopelada para mostrarse ante el.

No tengo por que presentarme con alguien tan insignificante-

La larga cabellera pelirroja del hombre se dejo ondear por el viento, a su lado estaba una mujer no muy joven pero tampoco tan antigua, traía puesto un vestido de noche del mismo color, lo curioso de su persona era que su rostro se encontraba oculto por una mascara de mariposa.

No hay duda, se trataba del mismo.

No lo creo, eres Cross Marian…-

Ja, ja, Buenas noches "akuma"-

Akuma, la primera vez que escuche ese nombre y que sin duda volvería a oírlo.

Capitulo Uno. Escena Uno.

VOL. 1

Apertura.

El carruaje se detuvo frente a una puerta de madera antigua, descendiendo de su interior una mujer que lleva un sombrero exagerado, la cual subió la mirada al cielo.

Es un hermoso día. ¡Vaya que si tendrás un buen inicio de clases!-dijo cuando extendió el paraguas.

Señorita puede entrar-aviso el cochero.

Gracias Luis. Vamos, tenemos una cita con el director hoy mismo…-ordeno.

De inmediato la mujer y su acompañante de no mas de uno veinte de estatura ingresaron adentro del colegio, en el recibidor se encontraba el subdirector de la misma para recibirlos como se debería y darle la bienvenida a un futuro estudiante, aunque no se esperaba quien era su encargada.

El australiano se inclino rápidamente luego de pedirle la mano.

-No esperaba a que fuera usted, señorita… bienvenida al colegio nuevamente-le dijo.

-Ja, ja, ja, gracias Reveer, pero déjate de formalidades por favor-

-Es que de verdad me ha dado una grata sorpresa y más si viene con un jovencito de su mano…-insiste el rubio.

Luego de señalar al pequeño que llevaba de la mano, la cara de ella se torna de mil colores.

-¡N-no es lo que puedes pensar por favor háblame de tu!-contesta colorada.

-Ya veo, ja, ja, ja y por cierto no estoy pensando nada-agrega con una risita al final.

-¿Esta el jefe?-

-Por supuesto pasa, te llevare con él…-dice al señalarle el camino y cederle el paso.

Mientras se caminaban por lo pasillos del colegio podía escucharse risas en el patio, de los estudiantes que estaban sentados en la fuente justo en medio del susodicho, algunos corrían, otros solo descansaban en el pasto y los demás por supuesto están en clase.

El muchachito observaba escondido detrás del enorme vestido de la dama, pensando lo majestuoso que podría ser su nuevo hogar, sin embargo no le agradaba como sonaba eso.

-Bueno ya llegamos, espera un momento voy a anunciarte con él…-

-Bien-asentó la dama.

Reveer se introdujo al despacho del director, dejando a la chica con el niño en un silencio casi sofocante. Ella estaba segura que al chico no le gusto nada la idea de estar en un medio internado mixto, quizá hubiera sido preferible uno exclusivo de varones, pero esas eran las ordenes de su jefe, además tenían razones poderosas para mantenerlo lejos de ellos por un tiempo indefinido.

A pesar de saber todo eso, no podía dejar de sentirse sola en su ausencia, ya que durante un tiempo fue más que su acompañante, era como su propio hijo.

Conciente de que es lo correcto, intento entablar una ultima conversación.

-¿Te gustó? Es un colegio muy bonito, hay jardineras y sala de arte donde podrás tocar el piano que el maestro no te dejaba, además de que conocerás a muchos amigos y…-

-NO… es horrible estar aquí…-interrumpió con una voz seria.

La expresión de la dama se torno melancólica.

-… Se que puede ser difícil para ti estar en un lugar que no conoces, pero como te dije conocerás a muchas personas de tu edad con los cuales relacionarte… Solo inténtalo, no pierdes nada y vas a ganar mucho…-le insiste.

Él esta en descontento con lo que intentan hacer y al sentirse rechazado por las personas que lo recogieron y que ahora van a abandonarlo lo hacen actuar indiferente.

-… Como tú digas…-añade.

-Puedes pasar a ver al jefe, yo me quedo con el niño-interviene Reveer.

-…Sí, gracias-

La mujer se alega de la pareja que queda sola, otra vez el silencio de hace. Pero dura por poco rato ya que otro joven se viene acercando muy aprisa al australiano.

-¡Jefe Reveer tiene una llamada importante en la subdirección!-grita.

-¿Eh…?... Ah ¡Gracias Jhonny!-

Da la vuelta y toca el hombre del niño.

-Ahora regreso, por favor si no lo hago antes de que salga tu tutora no te muevas de aquí, ¿cuento contigo?-

Obviamente lo que menos quiere es que se deshagan de él mas pronto perdiéndose por allí; le da su respuesta de afirmación moviendo la cabeza.

Reveer le sonríe, después le acaricia la melena.

-OK…-termina.

Su mirada lo ve retirarse junto con el otro muchacho que apareció, al asegurarse de hacerlo toca su cabeza recordando el sentimiento extraño que le causo.

Que sensación tan rara, ¿Por qué siento que ya la conocía?

Entre tanto en la oficina del director.

-¿Puedo pasar?-pregunta.

-Obviamente pasa por favor…-

Al entrar lo que ve es un tiradero de papeles por todo el piso, libros de un lado y de otro, mapas colgados como si fuera ropa en un tendedero, y al fondo del caos esta el jefe; un hombre de mediana edad, trae un saco blanco con una boina en la cabeza, unos lentes que lo hacen ver intelectual y un teléfono en la oreja izquierda, en la otra una taza de café.

-¡Hola María ¿Cómo has estado?!-le cuestiona al verla.

-¡Jefe Komui que alegría verlo otra vez!-dice conmovida.

-Ja, ja, ja ¡Toma asiento por favor!-le pide mientras se levanta de la silla.

Ella deja caer las asentaderas en la silla frente al escritorio, al mismo tiempo que Komui también lo hace.

-Reveer me entero a lo que venias, pero explícame tu-

-Bien, antes que todo me alegra ver que te encuentras bien Komui, la verdad los he extrañado mucho…-comenta un poco ruborizada, con algunas lagrimas asomándose por sus ojos.

Lee coloca ambas extremidades superiores en las que deja recargar su cara.

-También te hemos extrañado mucho, no sabes cuanta falta nos hacen tú y el general…-

-Precisamente de su parte he venido hasta aquí. Te explicare rápidamente Komui, mi maestro me ha encargado que inscriba a un niño en tu colegio-

-¿Es el que se encontraron hace dos años?-

-Así es, el mismo-

-… Deben tener una razón, ¿es por que ya los encontraron y quieren mantenerlo lejos del peligro, verdad?-

María baja la mirada.

-Te diré Komui que mi maestro no me dijo la razón para hacer esto. Por lo que se aun no nos encuentran, pero creo que desde un principio tenia planeado hacerlo-

-¿Por qué lo piensas María?-

-No lo se, es demasiado el tiempo que llevo conociendo al maestro y creo asegurar que no encontramos de casualidad al niño y que su ingreso aquí tiene que ver con la guerra contra la familia de Noé-

Komui se arregla los lentes, luego se deja recargar en su reclinable.

-… Pues si que lo conoces mucho, ¿el niño tiene una habilidad extraordinaria o es un niño común?-

-No tengo la menor idea, en el tiempo que lo estado cuidando no ha mostrado signo alguno de una habilidad…-

-(piensa)… Bueno te informare lo que pueda investigar algo de él, ahora por favor llena la forma ¿tu vas a ser su tutor?-

Coge los papeles y una pluma con la que escribe los datos que le piden.

-… ¿Me creerías que va a ser mi maestro?-responde mientras anota.

Indescriptible la cara de Komui.

-¡¿El general Marian va a ser su tutor?!-

Sonríe.

-Sí, ¿tengo que poner su nombre aquí o aquí?-

De nuevo la cara de Komui es imposible de describir.

-… no, no lo pongas, inventare un pretexto para no escribir su nombre y que solo sea asunto confidencial… a esto ¿Cómo se llama el pequeño?-

María deletrea en la hoja y después le muestra el papel. El director se ajusta los anteojos.

-ALLEN WALKER-

Mientras afuera de la oficina, Allen ya se encontraba cansado de esperar parado, por lo que en cuanto noto la presencia de una banca dejo descansar sus pies allí.

Manteniéndose alerta de que en cualquier momento pudiera salir María, observaba cada veinte segundos lado a lado. Deseando en su interior que no fuera temporada de inscripciones o cualquier pretexto tonto para que no lo admitan, sin embargo sabía que no es tan posible.

Aquella idea lo lleno de tristeza, bajo la cara y en un segundo pasaron los recuerdos felices que paso con el maestro Marian y su alumna María desde que lo recogieron; por ahora solo eso, ya que su memoria no recuerda algo mas atrás, no sabe donde vivía, donde estaba o su lugar de origen, solo su propio nombre: "Allen Walker".

Su nombre es lo más preciado que tiene, por que es lo único que le recuerda que alguna vez fue alguien.

-¡Oye regresa!-gritaron a lo lejos.

Ese grito saco de sus pensamientos al joven castaño, que inmediatamente se levanto de la banca. Entonces un joven que se aproxima corriendo no se percata de su presencia e inevitablemente choca contra él.

Ambos chicos caen al suelo, el segundo sobre el primero, después llega otro muchacho que es el que gritó.

-¡James te dije que te detuvieras por que causarías un accidente!-le amonesto.

Algunos alumnos los cuales participaban en la persecución de James empezaron a organizar al publico que presencio el accidente, entre tanto Allen aun en el piso se reponía del golpe.

-¿Te encuentras bien?-pregunto.

Aun aturdido respondió.

-… Creo que sí-

-¡Ya ves James, tienes cuatro castigos el día de hoy, vete al salón ahora te alcanzo!-reprendió severamente.

James se levanto después ayudo al castaño a también hacerlo, luego camino perezoso a la escaleras que lo llevarían al segundo piso, pero antes de que se marchara el jefe de grupo le hace una advertencia.

-¡James pobre de ti si no te vas al salón, eh!-

Una roca golpeo la espalda del chico que no respondió al respecto, para después comenzar a subir las escaleras.

El líder del grupo donde va James es un joven de uno cincuenta de estatura, es pelirrojo y tiene un parche ocultando su ojo derecho, lleva puesto el uniforme del diario pero con calzado deportivo, lo que nos dice que es muy activo, la sonrisa no se desdibuja de su rostro demostrando que es alegre y simpático.

-Perdona a ese cabeza hueca, ¿ya estas mejor?-

Al mirarse através de su ojo descubierto que tiene el color de una esmeralda, el calor sube hasta sus mejillas.

-…S-sí… ya me encuentro bien…-respondió apenado.

-Que bien, bueno ya que estamos aquí, mi nombre es Lavi (Lavi Bookman Junior) y soy el jefe de grupo de 5-1 para lo que quieras-

-¿Lavi Bookman Junior?-

-Je, je, YEAH~ lo dijiste de corrido, ja, ja, ja-

-¡Lavi ¿Qué haces fuera de tu clase?!-reclama interrumpiendo la conversación de los dos.

-¡Jefe ¿Qué tal el día?!-contesta animado.

A quien se estaba dirigiendo era a Komui, quien había salido de su oficina junto con María al oír el tumulto.

-Muy bien Lavi, gracias, ¿pero que haces afuera en hora de clases?-

-Perseguía a James, otra vez le estaba huyendo a las clases…-

Ese James. Piensa.

-Bueno, ahora regresa a tus clases, no quiero que des mal ejemplo al nuevo integrante de nuestra familia…-

¿Integrante de su nueva familia?

-Bien, bien, ya me voy… espero encontrarte otra vez y de nuevo lamento lo ocurrido…-dice Lavi.

Da la vuelta, luego desaparece de la vista de los presentes, entonces Allen comprende que es un adiós y que tiene que despedirse de María.

Ella toma la iniciativa y sin darle tiempo a una respuesta negativa, lo estrecha entre sus brazos. Allen abre los ojos enormes de sorpresa, pero después también le corresponde.

Komui se queda observando en silencio la escena conmovedora, ya que sabe que no tendrán otra oportunidad de abrazarse en un largo tiempo.