Advertencias: Alter-Universe.
Disclaimer:Naruto y todos los personajes de dicho universo le pertenecen a Masashi Kishimoto y demás. Esta historia ha sido creada sin fines egoístas; solo por el placer de escribir.
I.N.M.O.R.T.A.L.S.
PRÓLOGO.
~–O–~
.
Ellos eran la muerte.
La destrucción.
El caos.
Eran seres ancestrales con un poder casi incompresible; eran entidades que hace tiempo perdieron todo rastro de humanidad en sus corazones y lo suplantaron por maldad insensible.
O eso era lo que le gustaba creer a ella.
Resentida con el mundo entero, se encontraba en lo que a menudo llamaba su 'agradable prisión'. Haciendo lo mismo que todos los días, desde que la única sonrisa de felicidad que dio abandonó su rostro: Observar.
Sí, observar. Porque era lo único que podía hacer. Porque al hacerlo, se recordaba a sí misma el dolor que sufría y por el que tomaría venganza. Porque para ella era más que suficiente asegurarse que la única alma que le importara estaba a salvo.
Generalmente, a ellos la inmortalidad les aburría y a escondidas tendían a causar a estragos en el mundo solo por diversión. Pero ella no: ha pasado siglos esperando, y maquinando su escape y… Venganza.
Pronto, muy pronto, todo cambiará.
Algo se avecina. Estaba segura. Presentía un acontecimiento decisivo desde lo más intrínseco de su ser. Y ella sabría aprovechar cualquier oportunidad, por pequeña que fuese. No por nada entregó su emblema, que era el símbolo de la grandeza de su raza con la esperanza de que al llegar el momento adecuado podría llegar a él.
Hizo su primer intento hace años, y falló.
Porque entonces no comprendía, que para lograr su cometido no bastaba con un montón de inservibles sirvientes sin sentimientos ni voluntad. Sino que era necesario algo… o alguien, para la tarea.
Lo que esta vez necesitaba, era valerse de un alma especial. Una que hiciera que él acudiera a ella.
Una sonrisa fría y carente de emoción se formó en su rostro al contemplar un vistazo del futuro en su Fuente de la Clarividencia, donde se sentaba a menudo a contemplar el destino de ciertas personas, y en esos momentos mostraba una vistazo a un posible futuro que le esperaba.
Se veía a sí misma libre, más poderosa y destructiva que nunca.
Todo gracias a las decisiones de él; lo que significa que muy probablemente sus maquinaciones tengan éxito. Y que tal vez ya sea hora de ponerlas en marcha.
A veces el fin justifica los medios, y si para recuperarlo era necesario entrometer a una humana en el asunto, que así fuese.
–¡Alea iacta est!*
.
~–O–~
Un tanto confuso, pero he ahí el prólogo de esta historia que he escrito en mis escasos momentos de ocio. Sé que no devela mucho, y deja más preguntas que respuestas, pero ¡Hey! Es un hecho que todo se aclarará allá por el capítulo cuatro o cinco, si es que no es antes.
Bueno, me tengo que despedir, hay una continuación de la La Primer Kunoichi que me está pidiendo a gritos que la abra y escriba en ella, así que esto es todo. Quizá de el capítulo pendiente a finales de mes, no sé.
*Alea iacta est: La suerte está echada. (Latín)
En el capítulo uno: Invisible.
Una chica con una normal y aburrida vida, pero que al final perece frente a un suceso sorpresivo para ella... Aunque ya estaba predestinado por otros.
De antemano, les agradecería si se tomaran unos minutitos en dejarme su opinión, ¿Sí?
.
Tsuki-chan.
