Creo que ya es tiempo de ir con el psicólogo.
Complejo de Edipo, automutilación, síndrome de Peter Pan, conducta pasivo-agresiva, delirio de grandeza, dependencia emocional…
Shun revisaba sus apuntes después de la clase de psicología a la que había asistido. Estaba tomando algunas clases en la universidad, pues estaba decidido a dejar atrás la vida de luchador. Quería ser médico y curar a las personas, no dañarlas. Al menos eso le dijo a Saori, cuando le explicó su plan.
Saori se emocionó y le dijo que podía seguir adelante, que lo admiraba y que esperaba que fuera un buen médico. Sus hermanos reaccionaron de la misma manera, apoyándolo en todo lo que necesitaba y acomodando los horarios de la mansión para no interrumpir las actividades del joven estudiante.
La clase más interesante que Shun había tomado, hasta ahora, era una de psicología. Lo fascinaba la explicación acerca de las conductas y los pensamientos de las personas. Y como deseaba hacer algo en cambio de los muchos sacrificios que sus hermanos y Saori habían hecho por él, decidió hacerles una terapia psicológica.
Y ese fue el principio de sus problemas. Porque a nadie, a nadie, le gusta que le digan que está loco y que puede ser curado. Y eso es lo que hizo Shun , tan tierno él, convencido de que obtendría excelentes reacciones de sus hermanos y de Saori.
Una mañana, los reunió y, ayudado con una magnífica presentación en power point (magia total, pensó Ikki, que no sabía ni prender un notebook), les demostró que todos estaban locos.
- Muchachos, el problema es terrible. Pero ánimo y valor. Después de tres clases de psicología para principiantes, estoy listo para diagnosticar sus problemas mentales y encontrar soluciones, y espero que esta sea la ocasión de hacerlo. Mientras yo estudie, podré tratarlos y curarlos, y si acaso me reprueban y no puedo seguir tratándolos, tengo un par de amigas que podrán cumplir con su deber.
Después de este magnífico discurso, Shun comenzó nombrar los problemas de cada uno de ellos:
Shiryu, conducta de automutilación.
Seiya, síndrome de Peter Pan.
Ikki, problemas de control de impulsos.
Hyoga, complejo de Edipo.
Saori, delirio de grandeza.
Por supuesto que ninguno de sus hermanos estuvo de acuerdo con estos diagnósticos, menos aún Saori. Shiryu de arrancó un par de pelos de rabia (además de quedarse sin camisa, al haberla roto antes de arrancarse los cabellos), Seiya le sacó la lengua, Ikki le lanzó una llamarada, Hyoga lloró al pensar que si su madre estuviera ahí no lo estarían molestando, y Saori dijo que nadie debería atreverse a decirle eso a una gran diosa como ella.
Así que Shun se dirigió con gran tristeza a su habitación, con el corazón dolorido al pensar que sus hermanos no dejaban que él los ayudara. No bajó a cenar, y al día siguiente salió sin tomar desayuno, asegurándose que todos supieran que tenía hambre pero no iba a comer porque había sido muy mal tratado por los demás.
(Shun se hubiera molestado mucho de haberle sido diagnosticado el síndrome pasivo-agresivo).
La tristeza de Shun hizo que los demás reflexionaran.
-Tú tiendes a reventarte los ojos, Shiryu – dijo Seiya.
-Y Hyoga siempre recuerda a su madre – dijo Ikki.
-Seiya se porta como un niño pequeño – aseguró Saori.
-Ikki golpea antes de preguntar lo que pasa – repuso Hyoga.
-Saori siempre menciona eso de ser una diosa, aunque no venga al caso – dijo Shiryu.
-Entonces, quizás necesitemos un tratamiento psicológico – dijo Seiya.
-Sí, Shun tiene razón. Digámosle que haremos su tratamiento – repuso Hyoga.
-¡Viva! – exclamó Shun, que estaba escondido detrás de la puerta, sabiendo que sus hermanos se arrepentirían de todo al ver cuánto sufría.
(Shun se hubiera molestado mucho de haberle sido diagnosticado intento de manipulación)
Continuará…
Nota de la autora: No sé NADA de psicología, aparte de lo típico que uno agarra de las películas. Así que esta historia será una cosa absurda sin ton ni son.
Shun está un ´poquitín odioso, pero tiene derecho, es siempre tan dulce que una vez cada dos mil años tiene derecho a molestar a los demás.
¡Gracias por leer!
