Disclaimer: Yo sería feliiiiiiiz si Charlie fuera mio, así Renée nunca lo hubiera dejado, pero neh, es de esa Meyer, ¿la conocen?. La frase del principio es de la canción Nine lives de Edguy :D.

Nota: No puedo dejar de escribir de Charlie, no sé por qué. Para mis queridas Tweeties (sí, esas viejas que van a dominar el mundo) y en especial para Eli, Liz y Hizz :3. Gracias, Hizz, por betearlo.


«By the look in your eyes, like diamonds turning to ashes»

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Charlie supo que su matrimonio acabaría mal cuando Renée dejó de levantarse temprano para hacer su almuerzo y despedirse de él con un tierno beso.

Cuando los bellos y entusiastas '¡Ya estás aquí, amor!' se transformaron en secos 'Ya llegaste. Dejé la cena sobre la mesa' y poco después a simples 'Charlie', con dolorosa indiferencia, a modo de saludo.

Así que el día que llegó a su casa y vio las maletas cerca de la puerta y a Renée con Bella en brazos sentada en el pequeño sillón algo en su interior supo qué iba a pasar enseguida.

—Renée… —comenzó a decir, antes de que ella lo cortara diciendo todo lo que había guardado desde que se mudó a ese lugar. Charlie escuchaba atónito, demasiado dolido para articular palabra alguna, sintiendo cada frase como una pedrada, cayendo por un túnel donde lo único que había era tristeza.

Intentó tomar su brazo, retenerla un poco más ahí con él, pero ella lo esquivó.

—Déjame ir, Charlie.

Él siempre había sabido que ella era un espíritu libre y creyó, tontamente, que conseguiría retenerla.