DISCLAIMER: Ninguno de los personajes de Harry Potter me pertenecen, sino a la maravillosa J.K. Rowling. Hago esto sin fines de lucro.

CAPITULO 1 Recuperando el esplendor de Howgarts

Habían pasado ya dos años mientras la lucha contra el Lord Tenebroso se llevaba a cabo, dos años en los que Howgarts no se abrió porque no ofrecía demasiada seguridad para los jóvenes magos y entonces el expreso escarlata no había llegado a su destino cargado de magos y brujas deseosos de aprender magia. Dos años en los que el Trío dorado se dio a la tarea de destruir los horrocruxes con éxito, marcando así una nueva era para la comunidad mágica del mundo, una nueva era para Howgarts.

Pero éste era el gran día en que todo eso se rompería y una vez más el tren rojo dejó oír su alegre silbido, depositando su preciada carga en los umbrales del castillo que se erguía imponente ante el Lago Negro y el Bosque Prohibido, el castillo de la batalla, de la resistencia, el castillo del triunfo que hoy abría sus puertas nuevamente saludando a quienes estaban ahí.

El Gran Comedor lucía soberbio en su totalidad, el escudo de Howgarts ondeaba más brillante que nunca para dar la bienvenida a los nuevos estudiantes y el cálido recibimiento a los miembros de las casas que regresaban a terminar su preparación mágica. Minerva McGonagall y los demás profesores no cabían en sí de emoción al esperar la entrada de los jóvenes que con sus risas inundarían de nuevo el colegio, y en efecto, así era, poco a poco, iban entrando, unos con nostalgia, otros con incertidumbre, pero todos ellos con el corazón encendido por regresar y percatarse que volver a empezar es volver a vivir y Howgarts aún tenía mucho que dar.

Harry Potter regresaba con sus amigos, sí, había decidido ser auror tiempo atrás y de hecho, trabajó en ello un rato, pero decidió que era demasiado joven e inexperto, por lo que decidió hablar con el Ministro de Magia, con quien convino regresar a Howgarts para concluir el año de estudio que le faltaba ahora que el colegio se reinstalaba nuevamente y después de ello, regresar a colaborar con los demás aurores, pero evidentemente más preparado. Ronald Weasley, por su parte, hubiese querido quedarse en Sortilegios Weasley, pero sus padres le instaron a seguir estudiando, pues era sólo un curso el que faltaba y después de meditarlo unos días, decidió preparar nuevamente su baúl y dirigirse al andén para esperar el tren como en años anteriores. Cabe mencionar que lo animó bastante la presencia de Harry y claro, la de Hermione, quienes también volverían éste año.

- ¡Es increíble estar aquí de nuevo, Harry!- Decía un pelirrojo con la alegría pintada en el rostro

- Así es, Ron, aunque Dumbledore ya no esté, aún se siente como un hogar aquí.

- Chicos -terció Hermione- sin tristezas, recuerden todo lo que nos ha enseñado en éstos años, de alguna u otra forma él siempre estará con nosotros.

- Tienes razón, Mione, ¡es hora de dejar atrás todo y ser adolescentes de nuevo!, ¿No lo crees, Harry?

- Creo que sí Ron, ¡Es tiempo de vivir sin presiones y disfrutar la escuela!

- ¿Disfrutar las clases?,- preguntó extrañado Ron- ¡Ya te pareces a Hermione!, ¡Esos horrocruxes te han afectado, amigo!

Harry rió y Hermione le propinó un codazo a Ron, quien se quejó por el golpe, pero no pudo decir nada porque en ese momento McGonagall tomó la palabra.

-Queridos hijos de Howgarts, estamos reunidos en éste memorable día para dar paso a una nueva era en la vida de todos nosotros, una nueva etapa sin miedos ni peligros gracias a la valentía, sacrificio y temple del mundo mágico, pero sobre todo, coincidirán conmigo en que Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger han sido piezas clave en todo esto, así que brindemos un merecido reconocimiento a éstos jóvenes que hoy regresan también a terminar sus estudios mágicos.

Se escucharon algunos aplausos y murmullos- Sin más entonces, recordemos que Howgarts está más vivo que nunca hoy, Bienvenidos sean todos ¡Y que empiece la selección!

Al decir esto, los estandartes de las cuatro casas se desplegaron glamorosos desde las cuatro esquinas inundando de orgullo a todos los presentes y los fantasmas salieron a dar alegremente la bienvenida revoloteando por aquí y por allá, saludando a viejos conocidos y asombrando a los más pequeños que recién se integraban al colegio. Mientras tanto, Argus Filcht se acercó a la profesora con un maltrecho pero emocionado sombrero clasificador quien agradeció a Neville Longbottom por haberlo salvado de una destrucción segura a manos Voldemort.

Después de reverenciar ampliamente al orgulloso Gryffindor, procedió a seleccionar a los nuevos alumnos para acomodarlos en las diferentes casas. Una vez hecho esto, McGonagall tomó la palabra nuevamente:

-Bien, estudiantes, recuerden que ahora su casa será su hogar y no me queda más que decir que este nuevo año aquí seguramente transcurrirá armoniosamente, tal y como debe de ser. Y ahora , como es tradición en nuestro querido Howgarts: ¡Que comience el banquete!- Dicho lo anterior, aparecieron en las mesas un sinnúmero de manjares con los que Ron casi se desmaya de sólo verlos:

-¡Esto se ve delicioso!-exclamó hambriento.

-¡De verdad extrañaba Howgarts!-secundó Harry.

-¡Pues a cenar se ha dicho!-apoyó la castaña y se dispusieron a saborear todo lo que aparecía ante sus ojos.

Mientras tanto, en la mesa de Slytherin se percibía una clara mezcla de sentimientos; de alegría por la paz del mundo mágico y por regresar al colegio, de desconfianza, por la incertidumbre del nuevo año y un poco de temor, oculto, claro está por las reacciones de las demás casas hacia ciertos implicados en el caso de Voldemort, aunque ya todo estaba aclarado y los jóvenes estaban libres de sospechas con el Ministerio de Magia, al verse a actuar obligados por el Lord Tenebroso al amenazar con dañar a sus familias si no lo hacían; finalmente, ninguno de ellos había lanzado ningún Avada Kedavra jamás y eso era un gran punto a su favor.

Blaise Zabini se había caracterizado hasta la derrota de Voldemort por ser un tipo malhumorado y serio, producto de las presiones de ser sangre pura y los múltiples matrimonios de su madre. Una vez que pensó las cosas, decidió que era tiempo de abrirse a nuevas cosas en la vida, situación que al principio le costó mucho trabajo pero ahora canalizaba todo su humor en ironías y agudos puntos de vista que a veces no eran los más adecuandos pero a él le divertía ser así. Sobre todo era Draco qyuen se exasperaba más con el cambio de carácter del moreno, divirtiendo a Nott y a Pansy con sus nuevas ideas que resultaban extrañas por ser él, pero era menjor reírse un momento que vivir con la vida ácida como antes. Todos ellos intentadban dejar todo atrás día con día.

Theodore por su parte, antes era desinteresado en pertenecer a un grupo en particular y acostumbraba a encerrarse en sí mismo, pero esta vez estaba intentando probar acercarse a sus compañeros y llevar otro tipo de relación con ellos, quizá no resultaría nada malo de todo eso, pues esos dos chicos, Parkinson y Zabini parecían amenos y a Malfoy lo conocía un poco mejor. Tal vez podrría acercarse a ellos un poco más.

Pansy Parkinson había quedado huérfana y a cargo de una tía al momento de que los mortífagos liquidaron a sus padres por no ser demasiado leales al Señor Tenebroso, lo que ocasionó una metamorfosis interna en ella. o que antes le parecía divertido, es decir, ver fuera de la jugada a los "sangre sucia", se había convertido en un problema que ella había sufrido en carne propia ya que la guerra la dejó sola y fue entonces cuando miró tras de sí y evaluó la situación. El poder cobraba un alto precio en ella que no estaba dispuesta a pagar. Era tiempo de replantearse las cosas y hacer cambios internos. Cambios que se hacían más y más evidentes en ella.

Un rubio alto, de ojos grises, fríos como el mercurio, recorría todo el entorno con la vista silenciosamente, examinando cada detalle a su alrededor.

-Vamos, Draco, ¿No piensas cenar hoy?

-Blaise, no todo es devorar en la vida.

-No me digas que ya estás viendo a quien cazar éste año- Exclamó divertido el moreno

-¡No seas idiota!, sólo observo todo...

-Parece que nada hubiera pasado- intervino una pelinegra de ojos azul oscuro, suspirando profundamente.

-Pero pasó, Pansy-dijo el rubio.

-Es mejor seguir adelante y empezar de nuevo, -completó un castaño que había parecido silencioso hasta entonces.

-Tienes toda la razón, Theo-interpeló Blaise a la vez que cortaba una rebanada de cheesecake con un brillo voraz en los ojos

-Hay cosas que no pueden obviarse, Theodore, como por ejemplo la muerte de Crabbe y la decisión de Goyle de no regresar a Howgarts.

-Cierto, Draco, pero de las cosas adversas se aprende y mucho, sin embargo no tiene caso vivir en el pasado, no es sano.

-Por favor... -suplicó Pansy -estamos vivos, la pesadilla terminó y tenemos que seguir adelante con todo.

-Yo apoyo a Pansy y a Theo.

-¡Blaise!, no comas tanto -riñó la pelinegra

-¡Es que es imposible contenerme!

-Pues entonces empecemos nosotros antes que Blaise termine con todo!- Rió Theodore Nott discretamente y empezó a dar cuenta de la cena que tenía enfrente.

-Vamos, Draco, no te atrapes en el pasado, pronto tu padre saldrá de Azkaban y todo será como antes, ya lo verás.

-Eso espero, Pansy, aún así, ahora no soporto las miradas de...

-De nada, Draco, nadie te mira porque todos saben las circunstancias en las que se dio todo y fuiste de gran ayuda para ubicar a ese infeliz que casi nos destruye la vida- se escuchó la voz de Nott.

-Incluso me atrevo a pensar que eres tan héroe como Potter- acotó Blaise.

-¡No digas tonterías!-rugió el rubio- ¡Jamás me compares con San Potter!

-Está bien, Draco, tranquilo-sentenció el moreno- Te entiendo mejor que nadie, ¿sabes? yo también cargaré toda mi maldita vida con esto (señaló su brazo izquierdo), pero prefiero volver a vivir y no ser presa de una marca estúpida y te recomiendo que dejes todo eso a un lado y que traigas de regreso a mi amigo el Príncipe de Slytherin.

-¡Bien dicho, Blaise!-rió Pansy- yo también lo quiero de vuelta porque hay mucho por hacer en Slytherin ahora, ¿No?

-Yo que tú haría caso, Draco, si quieres restaurarle a nuestra casa lo que era, debes empezar por ti mismo. -Acotó Nott

El rubio meditó unos instantes antes de decir:

- Tienen razón,... ¡Por Slytherin!, -rugió levantando su copa y todas las demás serpientes de la mesa alzaron las voces al unísono apoyando a su Príncipe.

-¿Pero qué se traen esos?-gruñó un pelirrojo.

-Están empezando de cero, Ron- acotó Hermione, -creo que es lo más justo para todos.

-Sobre todo para ellos que han sido tan señalados-continuó otra pelirroja.

-Sí, Ginny, seguro es muy difícil regresar al colegio así- comentó Harry con un dejo de tristeza.

-¿Quée? -exclamó el sorprendido pelirrojo- ¿Acaso ya olvidaron todas las groserías de ese rubiecito mimado?, ¡Pues yo no!, y tú Hermione...

-No, Ron-le interrumpió la castaña, pero entiende que esos eran caprichos de niño tonto de Malfoy, sin embargo, el trance que acaba de pasar ha sido tan duro para él que dudo que vuelva a comportarse así.

-Pienso lo mismo-secundó el pelinegro de gafas.

-Yo apoyo a Harry y a Hermione -terció la pelirroja.

-¡Ahora resulta que es San Malfoy, mártir de la guerra!, ¿No?

-¡Ay, Ronald Billius Weasley!, ¿Cuándo madurarás?

-Yo que tú perdía la esperanza, Hermione -completó la chica Weasley.

- Cálmate, Ron- concilió Harry-, sólo trata de imaginar que harías al ver amenazada a tu familia por Voldemort si no acatas sus órdenes.

-Bueno, yo...

-Ahí lo tienes- continuó el pelinegro-, creo que todos hubiésemos hecho lo que él, ¿no?

Todos los que escuchaban la conversación callaron al escuchar eso, y asintieron en silencio.

-Entonces no seamos tan injustos al juzgar- habló Hermione- y tratemos de...

-¿Fraternizar con el enemigo?

-¡Ronald!

-Está bien, Mione, está bien, pero les advierto que si ese hurón...

-No cambias Ron -rodó los ojos la castaña.

En ese momento, Draco Malfoy se encaminaba hacia la salida y al pasar por la mesa de Gryffindor, detuvo un poco su paso

-Malfoy- saludó Harry.

El rubio escudriñó a todos con la mirada desafiante y finalmente asintió levemente, saliendo con su distintivo porte aristocrático.

-¡Ahh!, suspiraron algunas chicas- ¡sigue tan guapo!- Ronald hizo arcadas mientras todos reían.

-Creo que finalmente el sueño de Dumbledore de unir a las casas se va a realizar, -repuso Ginny ante el desconcierto de su hermano.

-Señor Weasley-dijo una voz conocida.

-¿Sí Profra. McGonagall?

-He venido a pedirle por favor que retome sus actividades de prefecto este año, si no tiene inconveniente.

-Claro que sí, profesora.

-Bien, no esperaba menos de usted, así que en cuanto termine de cenar lo espero en la dirección.

-Iré de inmediato, señora.

La profesora asintió con una sonrisa y se encaminó a la salida del comedor, mientras Ginny preguntaba:

-¿Quién puede poner a un cabeza hueca como tú de prefecto?

-Por si no lo sabes, niña -respondió el pelirrojo arrogantemente- mis notas fueron muy buenas el último año que estuve aquí y por eso soy prefecto, o era, o volví a ser, ¡Como sea!, ¡Respétame!

Ginny se atacaba de risa al ver el rostro enrojecido de su hermano y no pudo decir más.

-Ron tiene razón, Ginny, ha mejorado bastante- concilió Harry- además se merece el honor del cargo.

-Claro que sí- repuso la leona ojimiel- yo ya casi no le ayudaba en los deberes y...¡Pero Ronald, Mcgonagall te está esperando!

-¡Merlín, es cierto! se me olvidaba, ¡Es que ustedes me distraen!, ¡Me voy!

Y tomando un panecillo de chocolate salió cual saeta rumbo al despacho de la directora, pero al llegar a la gárgola se topó con una figura femenina que lo hizo parar en seco su carrera para no arrollarla y eso provocó que se le cayera el panecillo, sonrojándose de la vergüenza.

-¡Hola!-saludó la muchacha.

-Ho-hola, disculpa que casi te tirara al piso, ¿eres nueva aquí?

-No te preocupes por eso y sí soy nueva en el colegio, por cierto, tu panecillo se veía apetecible.

-Y lo estaba, digo... suele suceder, venía muy apurado porque, verás, -dijo con aire superior- soy prefecto de Gryffindor y vengo a que me asignen labores.

-¡Qué interesante! pues yo también vengo a ver a la directora, pero no logro acceder a su despacho.

-Pues antes "granizado de limón", era la contraseña de Dumbledore, pero ahora no lo sé -pues recordó que MsGonagall no le había dicho la contraseña nueva ni él la había preguntado -por cierto, ¿Lo conociste?

-No personalmente pero quién no sabe del gran Albus Dumbledore, o de Harry Potter, Ron Weasley o Hermione Granger?, hay que vivir bajo una roca para no saberlo.

-Pues creo que sí...-pero el pelirrojo no pudo continuar porque se abrió la puerta y McGonagall apareció con un gesto de impaciencia:

-Pero Sr. Weasley, ¿Por qué demora tanto? aquí tiene sus horarios y rol de rondas nocturnas, haga el favor de entregar esto también.

Le extendió en ese momento varios pergaminos.

-Son para la Srita. Hanna Abbot y al Sr. Terry Boot de Huffepuff y Ravenclaw respectivamente. Puede marcharse.

Ron solamente asentía a todo lo que la directora decía y dijo atropelladamente:

-Con permiso, me retiro.

Mientras la chica ojiverde parada junto a él sonreía divertida y le decía adiós con la mano.

-¡Señorita Greengrass, ya era hora de que apareciera!, ¡Por Merlín, se ha perdido el banquete!, pero vamos, no hay tiempo que perder.

-Lo siento, profesora, tuvimos un retraso en casa, pero...

-Sí, sí, sí, me lo ha explicado ya su padre, pero no perdamos tiempo y asignémosle casa de inmediato, bien, ¿Dónde está el sombrero?, ¡Ah, si, aquí!, Bien, Srita. Greengrass, es hora de decidir su futuro en Howgarts, colóqueselo, por favor.

Astoria Greengrass miró pensativa el sombrero un momento pero inmediatamente obedeció y éste comenzó a disertar:

- Mmhh, bien, muy interesante, percibo una mente con gusto por el coocimiento, esto es difícil, ¡Ah, ya veo!, también tienes algunos puntos débiles como el orgullo, la terquedad, la rápida tendencia a la ira y el esconder tus sentimientos hasta de tí misma; sin embargo, tienes un propósito importante aquí y eres astuta, si, y mucho, lo llevas en la sangre, sí, ¡Lo tengo: Slytherin!.

-¿Qué dijo?, -preguntó Astoria sorprendida-, ¿Propósito?, no entiendo media palabra.

-No siempre se comprende al sombrero, pero hay que confiar en su elección, ahora debes ir a tu sala común, he mandado a traer a tu prefecto para que te conduzca.

Se oyó un crujido en la puerta y se asomó una cabeza rubia, que con un arrastre de palabras característico dijo:

-¿Me mandó a llamar, profesora?

Astoria dio un brinco, recomponiéndose instantáneamente, mientras Draco Malfoy la miraba sorprendido y arrogante a la vez.

-Pase, Sr. Malfoy, creo que ya conoce a la Srita. Greengrass-

Draco sonrió de medio lado. -Llévela a su sala común ya que ha sido enviada a Slytherin.

-No esperaba menos- murmuró el blondo.

-¿Decía, Sr. Malfoy?

-Que la llevo inmediatamente.

-Gracias, Srita Greengrass, creo que es todo, sus pertenencias ya están en su dormitorio y aquí está la insignia de su casa, -se la colocó en el uniforme. Ella asintió , ya que no pudo articular palabra por la turbación que la dominaba.

-¿Vamos, Astoria? - Dijo Draco dándole paso a la chica

-Con permiso, profra.- respondió ella mientras el ojigris hacía una suave reverencia de cabeza a la directora y se encaminaban rumbo a las mazmorras.

-Te esperaba desde hace rato, -por fin espetó el rubio, rompiendo el silencio entre ellos y sin perder detalle de lo ¿nerviosa? que estaba su acompañante.

-¿Eh?, sí, lo siento hubo un problema con el traslador y bueno, nos retrasamos.

-Ya veo- contestó riendo para sí miso al comprobar el color rojo de las mejillas de Astoria. Dentro de la muchacha había un calor interno difícil de controlar y sentía temblar su cuerpo pon la sola presencia de Draco. Se lo recriminó mentalmente:

-"Estás siendo muy obvia, niña, respira, 1, 2, 3,...así, eso es"

-Hemos llegado,- dijo él deteniéndose ante una pared de piedra.

Draco notó el respingo que dio la ojiverde al chocar con él por ir metida en sus pensamientos, sintiendo ella un choque eléctrico al contacto, cosa que no pasó desapercibida para el blondo, quien enarcando una ceja preguntó:

-¿Sucede algo?

-No, no, sólo me distraje admirando el castillo -y llevándose una pequeña mano blanca a la frente, la cual ostentaba un finísimo anillo en el anular derecho, apartó un mechoncillo rebelde, en ese momento, Draco elevó la suya hacia la misma dirección y tomándola de ella, espetó:

-Veo que lo recibiste.

-Sí- dijo ella retirando apenada su mano, porque el contacto con él era una sensación tan..., tan..

-Es precioso, gracias.

-Lo sé, -apuntó el- lo escogí personalmente y no suelo equivocarme. ¿Qué pasa, Astoria, acaso me tienes miedo? -le dijo suavemente cerca de ella, cosa que hizo que la chica experimentara un escalofrío. Si bien Draco no era un seductor ni mucho menos, sí le gustaba dominar todo y al verla ahí, tan vulnerable a él, no resistió jugar un poco con ella. Era algo nuevo para él ese tipo de juegos y comenzaba a divertirle jugar ese papel.

-No Draco, es solo que el viaje...

-Claro, claro, -sonrió de medio lado y acorralándola en la pared se acercó peligrosamente para decir:- Es mejor que entremos ya.

La castaña ojiverde contuvo la respiración y esbozó un débil "sí" que alimentó el ego del ojigris al momento de decir:

-La contraseña es: "Serpiente plateada"- y al decirlo la pared se movió dando paso a una sala elegantemente ataviada con sillones de cuero negro y una imponente chimenea que crepitaba ante un nutrido grupo de jóvenes verde-platino que charlaban mesuradamente y con modales refinados todos ellos entre un perceptible aire aristocrático, quienes al sentir la presencia de su Príncipe, cesaron el suave murmullo, centrándose todas las miradas en Draco y Astoria...