Tejiendo recuerdos...

Los fantasmas del pasado son el eco de nuestros recuerdos.

Cuando era un niño pequeño los fantasmas me aterrorizaban. Siempre los imagine como monstruos terribles, como seres antiguos y peligrosos. Jamás paso por mi mente que podían verse como no nosotros y mucho menos que podían sentir aún después de muertos. Por supuesto, cuando crecí, mi temor hacía ellos disminuyo... y también cambio mi manera de pensar. Debo confesar que aquello no fue por pura casualidad, por que como dice un gran amigo mío las casualidades no existen. Toda mi transformación estructural de pensamiento se debió a un extraño hecho que me envolvió en las costas de mi eterno hogar: el Reino de Sanc.

Mi nombre es Mauricio Noventa, tengo quince años y como todos los estudiantes del colegio de la Fundación Peacecraft, mi linaje es de origen aristócrata, y pertenezco a una de las familias más acaudaladas y famosas del universo. Los Noventa somos muy conocidos en cualquier parte del mundo de la nobleza.

Nunca fui una persona problemática. Mi vida es absolutamente tranquila, demasiado monótona y aburrida, pero no me puedo quejar... mis antepasados dieron hasta su alma para poder conseguir esta paz que todos disfrutamos a pleno.

Para los jóvenes que hemos nacido en esta época, la palabra Guerra o el Proyecto Meteoro no es más que otro aburrido tema para estudiar...

El día que comienza mi aventura, salía justamente de una clase de Historia junto a mi siempre amigo Leiran Raberba Winner. Nos dirigimos a la playa, podridos ya de las largas horas de estudio que nos habían sofocado por semanas. Nos tiramos en la arena. Siempre me gusto el olor a mar. Mi mirada enfoco el horizonte y allí la vi. La chica observaba las lejanías, totalmente hipnotizada pero alerta. Parecía como si estuviera esperando que algo o alguien apareciese en el horizonte. Cuando le advertí a Leiran sobre la prescencia de la muchacha, él solo se rió de mí, se levanto sacudiendo sus pantalones grises y me dejo solo.

La chica continuaba parada frente al mar. Su vestimenta era bastante peculiar, consistiendo esta en el antiguo uniforme del colegio. Lucía de unos dieciocho o diecinueve años, no podría precisarlo...

Me acerque a ella con precaución, sus largos cabellos rubios cenizos no me permitían ver su rostro con claridad.

- Discúlpame... - le dije - ¿ sos nueva?

Sin contestarme se echo a llorar con fuerza y cayo de rodillas sobre la arena. Sus cabellos lacios y brillantes comenzaron a jugar con el viento. Sus lagrimas caían abruptamente mezclándose con la espuma del mar.

- ¡¡¡ Mauricio!! - me llamaron. Gire mi rostro hacia una enfadada Lexa Maxwell - Te estuve buscando por todos lados, ¿ dónde te habías metido?

No le respondí. Cuando voltee nuevamente hacía el horizonte, la chica había desaparecido.

- ¿ Dónde fue? - pensé en voz alta

- ¿ Dónde fue quién? - replico mi pregunta con curiosidad.

- La chica rubia... - conteste entre tartamudeos.

- Mauricio... - balbuceo poniendo su mano derecha sobre mi hombro izquierdo - eso te pasa por estudiar de más. Si continuas haciéndolo, vas a enfermarte.

Decidí no contarle nada más sobre el asunto. Al menos no por ahora. Ella como acostumbraba siguió con su vida rutinaria sin dejar que ningún trastorno ajeno la sofocara; por que como para todo habitante del Reino Sanc, la palabra "tristeza" no se admitía. El orgullo se bañaba en lagrimas hipócritas... es la manera que mi país encontró para sobrellevar la vida. Un Reino que fue abatido por tantas guerras, y perdió tantos héroes no se puede dejar asfixiar por los problemas de un miserable individuo. A mi gente le encanta usar mascaras llenas de mentiras... me pregunto si eso realmente es vivir la vida. Ojala que si, seria muy vergonzoso descubrir que nuevamente el Reino de Sanc esta viviendo en una de sus mentiras.

Pero volveré a mi relato. Esa no fue la última vez que vi a la misteriosa chica rubia de la costa.

Al otro día, me encontraba yo en medio de la clase de Historia. El profesor leía un libro pausadamente, entonando cada parte del mismo con suma precisión y delicadeza.

Lexa que se sentaba a mi lado me miraba preocupada, realmente no podía quitarme de la mente aquella figura fantasmal que mis ojos percibieron.

-Jóvenes - nos llamo el profesor dejando a un lado el libro. Faltaban solo cinco minutos para que la clase acabaran. Todos los estudiantes estaban en sus lugares mirando el reloj con atención. - La tarea que se les encomendara para aprobar este trimestre será el siguiente: una monografia sobre el Proyecto Meteoro. Pueden encarar el trabajo de la manera que más les guste, todo quedará a su juicio. Se entregará una monografía cada cuatro alumnos...

El timbre sonó. Sin detenerse a despedirse del profesor, todos los alumnos corrieron hacía los pasillos del colegio. El día había terminado. Como siempre termine integrando un grupo junto con Leiran, Lexa y Meiling Chang. Lo bueno del asunto era que mis tres compañeros de grupo eran parientes de los protagonistas oficiales del Proyecto Meteoro. Claro que me refería a Quatre Raberba Winner, Duo Maxwell y Wufei Chang, claro que el primer nombrado había fallecido hacía ya mucho tiempo. Lo recuerdo con claridad por las dos semanas de duelo que sobrellevo el Reino, gracias a su muerte tuvimos dos semanas más de vacaciones. Leiran quedo muy afectado por la muerte de su abuelo. Según me había enterado, el señor Raberba Winner tenía muchos nietos, pero le tenía un cariño especial a Leiran, quizás por que era su nieto más pequeño o tal vez por que su única hermana, Charlotte, era la más pequeña de todos, contando tan solo con doce años.

Caminábamos Meiling y yo por los elegantes e iluminados pasillos del colegio, discutiendo acerca de la monografía. Ella era una estudiante formidable, y le encantaba demostrar que era la mejor en el campo intelectual, por lo tanto estaba más que dispuesta a convertir nuestro trabajo en una obra de arte.

-Podríamos encarar el tema de una manera más humana. No basarnos tanto en los hechos históricos, ¿ me explico?. Realizaríamos una entrevista a mi abuelo, y al de Lexa. Ya sabes, que nos cuenten sus experiencias...

-No es mala idea - opine, pero mi mente estaba en otro lugar.

Levante mi viste y al final del corredor nuevamente visualice a la chica rubia con el mismo uniforme color bordo de aquella vez. Esta vez sus ojos claros me avistaron. Su miraba destallaba firmeza, valentía... nobleza y humildad al mismo tiempo. Poseía esa clase de miradas que parecen impenetrables.

Un aire melancólico y triste la rodeaba. Giro su rostro hacía un enorme cuadro que abarcaba la pared completa, levante mi vista hacía el retrato. La mujer matizada en el cuadro era ella misma.

-Relena Peacecraft era una mujer hermosa. Me gusta su mirada... - opino Meiling al notar que mi vista se perdía en la imagen pincelada.

-Sabes, hace unos días vi a una chica similar en la playa... - balbuceé. Ella me miraba asombrada, y confundida. Cuando percibí esto me largue a reír. Lo único que me faltaba es que ella pensará que estaba loco - sé que parezco loco...

-No Mauricio... - negó bajando la mirada - no eres la primera persona que escucho decir que la vio. Mi compañera de cuarto del año pasado también dijo verla, justo en esta semana. Tal vez solo aparece en las semanas de los festivales...

-Estando en épocas de festivales... - repetí pensativo - parece estar esperando a alguien...

-Hace 60 años durante estas semanas se festejaba el final de las guerras universales. Había grandes fiestas, pero había una sumamente especial, en la cual las familias aristócratas se reunían en palacio de Sanc para rendir homenaje a los caídos en la guerra y por supuesto para escuchar los maravillosos discursos de Relena - me informo Meiling - claro que nunca se volvió a festejar dentro del palacio, luego de la muerte de la reina Relena. Creo que murió un mes después de aquella fiesta... es triste. Murió de una enfermedad terminal. No entiendo por que su fantasma continúa aca, si es que realmente lo viste. - Miro su reloj - en fin Mauricio, debo irme, todavía tengo que terminar mi tarea de economía. Recuerda que mañana nos encontramos a la entrada del colegio para ir a la colonia L2.

Asentí y la salude, rápidamente se perdió de mi vista...

Esa noche no pude pegar un ojo. Siempre fui muy curioso, pero esta vez la curiosidad me estaba matando quizás este trabajo me ayudaría a encontrar la respuesta que buscaba desde que vi a Relena Peacecraft en la playa...
¿ a quién esperaba la chica en el mar?...

Viajar a la colonia L2 fue algo complicado. Tuvimos que pedir permisos especiales para abandonar el colegio por una semana. Lexa luego de algunos toques maestros e ilegales logro conseguir permisos para ella y Leiran. Ambos estaban castigados por sus pequeñas aventuritas que consistían en hacer explotar cosas en el baño...

La colonia L2 era preciosa. Anteriormente no había sido más que un desierto, lleno de mobiles suits y restos de robots destruidos. Sin embargo ahora la colonia se vestía de un verde primaveral, que aunque artificial, era sumamente bello.

Cuando llegamos a la casa de los Maxwell nos recibió muy amablemente una mujer de hermosos ojos azules, sus rasgos ahora azotados por los años eran sumamente hermosos. Lexa nos presento ante su abuela Hilde, quien nos hizo pasar tomando nuestras valijas. Era una anciana bastante fuerte, Leiran, aunque poco acostumbrado a cargar cosas, la ayudo.

-¡¡¡¡¡¡ Pero miren a quien tenemos aquí...!!!!! - exclamo una voz desde la cocina de la casa.

Cuando entramos a ella nos encontramos con un anciano de enormes ojos violáceos, lleno de arrugas y con una monumental sonrisa que se extendía de lado a lado en su rostro.

-¡¡ Hola abuelo!! - lo saludo Lexa mientras el viejo la envolvía en un abrazo. - Lamento haber llegado de esta manera, pero si mi padre se entera que me he escapado del colegio...

-Tu padre ya sabe que estas acá... - la interrumpió Hilde mientras apoyaba sobre la mesa una fuente llena de galletitas artesanales - y no estas en problemas, gracias a tu abuelo...

-Lo sabía... - sonrió ella - Gracias abuelo.

-Siempre que te metas en líos estaré yo dispuesto a ayudarte para que te metas en más - río guiñándole el ojo. Tomó una galletita.

-Duo Maxwell, viejo irresponsable... - murmuro Hilde entre dientes, y dirigiéndose a su nieta agrego- Lexa estuvo muy mal lo que hiciste, espero que estés dispuesta a pedirle a las autoridades las disculpas que merecen...

-Si querida, podrías dejarle otra bomba de olor en el hall principal - adiciono Duo sonriente ante la severa mirada de su mujer.

-¡¡ MAXWELL!! - le grito severa

A Lexa le encantaba cuando sus abuelos peleaban, en esos momentos no parecían tener esos ochenta años que cargaban.

-En realidad señora... -interrumpí la disputa - venimos por un trabajo escolar. Tenemos que hacer una monografía sobre el Proyecto Meteoro...

-¡¡¡ Entiendo!!! - exclamo Duo. Sus ojos brillaron emocionados - yo les contaré mis grandes batallas junto a mi querido Gundam. Pobre Deathcythe, pensar que ahora esta postrado en ese museo... debe extrañarme...

-En realidad señor Maxwell - continué - quisiera saber más sobre Relena Peacecraft...

Mis compañeros de grupo se sorprendieron. No había hablado con ninguno de ellos acerca de mi curiosidad sobre ella, salvo por supuesto con Meiling Chang.

-Sobre Relena - balbuceo Duo - pues no hay nada que no sepan ya muchachos. Hay miles de libros sobre su vida, pueden encontrar todas sus hazañas ahí.

-Para serle honesto señor - intervino Meiling en la conversación - debe haber algo que usted sabe que nosotros no. Es decir, nadie sabe sobre su vida sentimental, pocos hablan de la gran fiesta que sucedió luego de la guerra...

-¿ Quieren que les cuente qué paso en aquella fiesta? - les preguntó Duo. Lexa y Leiran no entendieron mi repentina curiosidad sobre Relena, Meiling y yo asentimos.

Duo sonrió, aquella fue una sonrisa nostálgica, cerro sus ojos y las facciones de su rostro adquirieron un aire juvenil.

-Esa fiesta era muy importante para todos nosotros, luego de un largo tiempo seriamos reconocidos delante de una sociedad que muchas veces nos dio la espalda... - comenzó el relato, y entre sonrisas - no recuerdo mucho, me puse muy ebrio esa noche...

Comenzo a reír euforico ante la mirada severa de Hilde.

-¡¡ Ay abuelo!! - le reprocho Lexa - no nos estas ayudando...
-De acuerdo jóvenes les contaré lo que sé - sonrió más calmado.

Los años retrocedieron en la mente del ex piloto, cuando nuevamente abrió sus ojos se encontró frente a unos fríos y azules que se hundían en su mirada penetrándola.

-Oye Heero... - le dijo Duo jugueteando con la punta de su largo pelo trenzado - ¿ vas a ir a la fiesta?. La verdad estoy muy emocionado, la comida seguramente va a estar exquisita... tengo hambre...

-No iré - negó el joven abriendo el placard de la habitación - no tengo intenciones de que nadie me conozca.

-Relena espera que vayas... - suspiro Duo rascándose la cabeza - me dejo esto para ti. - le entrego un sobre blanco en el cual se veía su nombre trazado con una bella y elegante caligrafía - Heero, te aconsejo que vayas a esa fiesta...

-Déjame solo - le pidió - ya me hartaste. O te callas, o te vas...

-Entonces me voy, no tengo ganas de callarme ni hoy ni nunca. Estoy demasiado feliz como para hacerlo. Además tengo que ir a buscar a Hilde. Dicen que tengo que vestirme bien para hoy a la noche y no tengo nada... supongo que le pediré a Quatre, casi somos de la misma medida.

Heero no agrego nada más y continuo guardando sus cosas en una valija. Duo lo observo por unos minutos en silencio, y entre suspiros decidió irse.

-Duo - lo llamo el piloto del Wing. Duo sorprendido se quedo estático en su lugar - discúlpate con Relena por mí...

-Okayyyyyyyy - río Duo - nos vemos amigo...

-No cuentes con ello... - replico.

Duo lo observo confundido, ambos se quedaron mirando por un tiempo hasta que el piloto del Deathcythe rompió el silencio.

-Hablas como si te fueras a ir para siempre - dijo tratando de no mostrar ningún símbolo de preocupación en su voz.

Las imágenes en la mente del anciano comenzaron a distorsionarse, su amigo de la juventud desaparecía ante sus ojos y la figura de su nieta se dibujaba en su lugar.

-Vaya... - suspiro el viejo - tenía un cabello tan largo en esa época...

-¿ Y qué paso con Heero abuelo? - le pregunto su nieta llena de curiosidad.

-Jamás lo volví a ver. Relena se decepciono mucho, pobre muchacha, realmente quería a ese desgraciado - comento mientras su mirada se dirigía hacia la de su esposa. - Heero no sabía lo que le convenía. En cambio yo si, por eso es que tengo a esta hermosa mujer a mi lado...

Hilde sonrió mientras Meiling lo aplaudía maravillada.

-¡¡ AY qué tierno!! - sonrió la china mirando a Lexa de reojo.

Ese fue nuestro primer día en la colonia L2. Ese día encontramos una pista importante en nuestra investigación sobre la vida de Relena Peacecraft: Heero Yuy. El piloto del Wing Zero parecía ser un icono importante en su vida.

-¿ Y si es a él a quién espera tan añoradamente el fantasma de Relena? - pensó en voz alta Meiling