¿Qué son los pretextos si no la razón dicha cuando el sentido ya expiró? Meros eufemismos impuestos por una sociedad, chismosa y muy cortés, a la que le encantan las excusas. Ese perdón que inevitablemente debemos decir cuando nos olvidamos del permiso.
Los pretextos no tendrían cabida en esta vida si nos diera por cambiar los por qué a para qué. Todos sabemos que un día a alguien -seguramente muy ocioso- se le ocurrió que cada cosa habría de tener un porqué, desde entonces se inventaron las excusas, los motivos, las causas y los pretextos ¿Y para qué? Todo para solapar los errores más comprensiblemente humanos; olvidé, perdí, rompí.
¿Para qué decir pretextos? Uno simplemente sabe que se hizo, que no se hizo y la causa del hecho o del deshecho, poco importa ya, no es modificable. Sabrá Dios -o tal vez usted- por qué es necesario, cuando se llega tarde pretextar algo, y además, tal excusa debe de ser usualmente inventada; si ya somos de por sí chismosos. ¿Para qué decir; "había mucho tráfico" y no "jugaba en facebook y me olvidé de la hora"? Lo cierto es que, por más que me molesten, los pretextos son absolutamente necesarios como una prevención a golpes e insultos; escuela y hogar se han encargado de fomentarlos.
Los pretextos adecuados a cada situación deberían de ser señalados en un libro titulado; Las buenas costumbres, el errar y las mentiras piadosas. Así uno se quitaría de permisos, de pensar antes de actuar, y sin equivocarse diría; "él es como mi hermano" a su novio, "estábamos estudiando" a su madre, "el perro se comió mi tarea" a su maestro.
