Mayo es confuso, porque no es primavera, ni verano, ni hay viento, ni hay lluvia. Mayo usualmente no me gusta, porque quisiera ir siempre con menos ropa y no se puede o la moral dice que no se debe.
Mayo no me importa demasiado, es uno de esos meses calurosos en que los parques huelen a mierda de perro derretida por el sol y uno se encuentra con ratas infladas en los camellones.
En mayo no se debe comer pescado y no hay duraznos. No soportó los rayos del sol y los 32° a las doce del mediodía, ni a la gente pestilente a sudor que usa el camión.
Mayo es uno de esos meses en los que casi no hay clases y tengo tiempo de recordar tu perfume que me sabe a noviembre, pero el sol me pone de malas y me borra tu imagen.
Para mayo quisiera la claridad de tus ojos, un agua de lima, una promesa sincera y un aire acondicionado. Sólo me alcanza para lo último.
