Éste fic es un regalo muy, pero muy atrasado para mi queridísima Bau. No tengo palabras para expresar lo grandiosa que eres, querida mía y solamente espero que todo te vaya bien siempre :')
El reto surge con ésta premisa:
Características: Yamato y Mimi son amigos con derecho, no quieren mucho más por el momento, se llevan bien, la pasan bien, pero cada uno está muy metido en sus propias cosas y no tienen tiempo para otro. Pero... ¿qué pasaría si por un pequeñito error Mimi queda embarazada?
Sin otra cosa más por aportar, les dejo la lectura :3
.
Capítulo 1:
«El cómo: De doble filo»
.
Mimi se relamió los labios tras saborear el tequila de ellos. Podría sentir las ganas de reír en esos momentos, junto con la culpabilidad torpe que el alcohol acarreaba. Había demasiadas promesas en su cabeza que parecían niebla en esos momentos, mientras intentaba pensar solamente en los ojos azules mar que tenía frente a ella.
El Yamato ebrio no difería demasiado con el sobrio, salvo por la apertura que permitía; seis meses conociéndolo, pero recién cuando el alcohol los acompañaba, Mimi pudo decir que el joven Ishida era una persona divertida.
Era gracioso como ambos sonreían sin motivo alguno o las palabras salían torpes de sus bocas. La contabilidad de los shots quedó en el recuerdo; solamente eran conscientes que la sala que compartían, era demasiado acogedora.
Yamato le comentaba acerca de cómo terminó ganando el concurso de becas al exterior, agregando la emoción propia de continuar sus estudios en una de las más prestigiosas universidades en Estados Unidos. Mimi recostó su cabeza contra el respaldo, sin apartar sus ojos de su acompañante. Se veía feliz…, desinhibido sería la mejor palabra, pero al fin de cuentas, se lo notaba cómodo, algo que no se lograba comúnmente cuando Yamato Ishida yacía ante la presencia de Mimi Tachikawa.
Por un momento, Yamato se interrumpió en su relato y una mirada profunda acabó cimentándose en Mimi. Ella notó una sonrisa en los labios del joven nipón y eso incentivó a corresponderle.
―¿Te acordaste de algo gracioso? ―Preguntó Mimi, recibiendo un asentimiento del rubio.
―De hecho, sí… ―Yamato miró el diminuto vaso de vidrio donde ya no había ni una gota de tequila―. Cuando Michael me recogió del aeropuerto el día que llegué, me habló de ti… Y de tu poca paciencia con los chicos reservados.
Mimi echó a reír y Yamato no se quedó atrás.
―Tu primo puede ser un idiota a veces ―Respondió ella.
―Supongo que sí… O no se hubiese molestado en advertirme que evitara beber contigo ―Mimi abrió los ojos como platos y el de la risa, fue Yamato―. Tu amigo puede hablar demasiado a veces.
Mimi rodó los ojos, concediendo aquel punto al rubio japonés. Michael, en ocasiones, jugaba al papel de hermano mayor que no le correspondía. Era una extraña casualidad que, en esos momentos, no se encontrara de regreso en el departamento.
―Pero… ―La voz de Yamato apartó sus pensamientos―, supongo que tampoco he sido la mejor compañía estos seis meses.
―Debo de hacerte beber con más continuidad ―Dijo Mimi y tomó la botella de tequila para verter la última dosis a los vasos de cada uno―. Eres más lindo estando ebrio.
―Nunca dejas de ser sincera, ¿o si? ―Ella le guiñó el ojo con coquetería, haciéndolo sonrojar por encima del propio tono de la embriaguez.
Ambos tomaron lo que tenían, ayudando a que su estado etílico se pusiera cada vez peor. Era una suerte que ambos compartieran piso o el regreso a casa sería tortuoso.
Mimi observó a Yamato volcar la cabeza hacia atrás, contra el respaldo, sintiéndose cada vez más pesado. Sonrió para sí misma. Sabía por qué Michael había advertido tanto a su primo sobre ella. Y se debía a la misma razón por la cual, el Borton tanto le había suplicado que no se involucrara, en ningún sentido, con Yamato.
Era una pena, pero como bien lo decía Wallace, el novio de Michael, Mimi podría ser la versión femenina de Charlie Harper muchas veces. Cuando alguien le gustaba, por más promesas hechas, ella no podía simplemente quedarse contemplándolo de lejos.
La música en la stereo continuó sonando y al parecer, fue en ese momento cuando Mimi le prestó atención nuevamente. Una balada de los ochenta que no venía a cuento recordar, pero que sí necesitaba sentirla.
―Warrant… ―Oyó a Yamato susurrar. Miró al rubio y encontró una sonrisa ladina que la hizo morderse el labio inferior―. Heaven…
―¿Bailas? ―Preguntó ella y antes de recibir una respuesta, ella lo tomó de la muñeca para levantarlo. Oposiciones sin sentido, pero Yamato ya se encontraba con sus manos sobre las caderas de Mimi y los ojos puestos en los de ella.
Mecerse en aquel estado era sencillo, como ignorar la poca coordinación que Yamato tenía con los pies. Una sonrisa torpe se escapó de los labios del rubio que cautivó a Mimi. Había descubierto tantas cosas en él en tan sólo una noche y todo lo que encontraba, le gustaba.
―Ya entiendo por qué Michael había insistido tanto en evitarte… ―Mimi entrecerró los ojos―. Eres de doble filo.
―¿Te gusta correr riesgos? ―Inquirió ella acercándose cada vez más a él. Yamato sonrió de costado y con sus manos acarició todo lo que podía en ella, invitándola a compenetrarse en su cuerpo.
―Siempre…
Notas finales:
Lo sé, es muy poco, pero apenas es el inicio. El próximo capítulo planeo subirlo la semana que viene, dependiendo de mis clases y demás D:, mas espero que ésta pequeña probadita les haya dejado con ganas de continuar ;)
Gracias por leer.
Besos~
