No More Pretending
Creadoras:
anxioussquirrel (texto) & headbandxbowties (arte y video)
Sumary:
Secuela de 'Let's Play Pretend' ¿Qué pasa con el pasado de Rachel y Kurt? ¿Qué sucede después de que llamaron a la puerta de Blaine? ¿Qué le depara el futuro a nuestro trío? ¿Tendrán su final feliz? * Es necesario leer primero "Let's Play Pretend" si no lo han hecho.
Disclaimer:
Ni Glee ni sus personajes me pertenecen. Son propiedad de Ryan Murphy, Ian Brennan, Brad Falchuk y Fox. La historia pertenece a anxioussquirrel.
Blaine, Rachel y Kurt
BLAINE
Agosto 31.
Andar por el campus con la misma ropa de ayer después de acostarse con alguien es una frase dolorosamente precisa, decide Blaine cuando se cuela en su dormitorio a las ocho de la mañana. Su ropa está arrugada y manchada de un líquido desconocido, su cabello despeinado, sus ojos rojos y escociendo por el humo y la falta de sueño.
— Amigo, te ves como una mierda, —el compañero de dormitorio de Blaine dice cuando levanta la vista de su laptop.
Demasiado para ser sigiloso. Blaine calladamente cierra la puerta detrás de él.
— Vaya, gracias. —Su voz es áspera esta mañana, afectada, y preferiría no recordar por qué, aparte del karaoke de la noche anterior.
Dejando caer su maleta en la cama, agarra una toalla y sus cosas para la ducha. Tiene que estar presentable para el trabajo, y rápido. Preferiría cancelar la clase de hoy, la sola idea de la pequeña Jessica atacando de manera entusiasta su piano por una hora hace que su dolor de cabeza sea peor, pero ha estado siendo muy irresponsable en las últimas 24 horas. Reportándose enfermo porque tiene una resaca infernal sería lo típico de un estudiante, y Blaine está decidido a construir su reputación como un tutor de piano y guitarra en lugar de arruinarla tan rápido en el ciclo escolar. Puede que realmente necesite el dinero algún día.
El agua caliente es una bendición en sus tensos músculos, incluso si pica en la espalda. Los pequeños cortes en forma de media luna y los largos rasguños superficiales en el costado son lo suficientemente frescos como para arder como fuego. Los lava exhaustivamente, luego desliza su mano jabonosa más abajo, hacia otra fuente de malestar. La suave limpieza de la carne aún tierna, trae un montón de imágenes y recuerdos que sólo sirven para revolverle el estómago ya enfermo.
¿Por qué pensó que era una buena idea?
Claro, fue divertido mientras duró, en el calor del momento. Hizo que la sensación de estar solo aún en compañía de sus nuevos amigos, se desvaneciera un poco, haciéndolo sentir algo realmente por unas cuantas horas. Cercanía momentánea, un poco de cariño, besos frenéticos y caricias alimentadas por el alcohol -estuvo bien. El sexo fue ardiente, aunque ligeramente rudo para el gusto de Blaine. Y dormir con otra persona, saciado y agotado, parecía la cosa más natural del mundo.
Pero en la mañana, todo ello lo dejó sintiéndose peor que nunca.
No era su primer revolcón desde que Blaine llegó a Nueva York; ha habido varios antes. Tampoco era el primero bajo los influjos del alcohol -siempre había alguien que compraba alcohol en los bares frecuentados por los estudiantes.
Ni siquiera era su primer revolcón gay. (Era el segundo, para ser exactos, aunque el primero no había llegado tan lejos.)
Pero este acto en particular...
Hasta ayer por la noche, esto era a causa de Kurt. De nadie más.
¿Pensaba que si dejaba entrar a alguien más, lo haría sentir de la misma manera en que Kurt lo hizo? ¿Que lograría sustituir de alguna manera las caricias de Kurt, o la manera en que Kurt le hacía el amor, reverentemente, como si Blaine fuera el tesoro más preciado en todo el universo?
¿Por qué iba a querer reemplazarlo?
Porque tengo que seguir adelante. Él se ha ido. Nunca va a volver.
La respuesta se arremolina en la cabeza de Blaine, sus pensamientos son ahora más claros, como si el agua disipara la neblina de su cerebro así como el sudor de su cuerpo. Las palabras tienen sentido, racionalmente, familiares para el número de veces que se lo había dicho a sí mismo desde Marzo. Pero por muy ciertas que pueden ser, este no es el camino. Pasar la noche con extraños sólo porque se siente fugazmente atraído a ellos no hará que estar en Nueva York sin Kurt sea menos doloroso. Sólo lo hará amargo e insensible.
No puede obligar a Kurt, y no puede ni siquiera imaginar amar a nadie más, hasta que lo haga. Sin alguna clase de cercanía. ¿Y qué cercanía puede tener? La carta llena de lágrimas de hace un año, sigue siendo la única cosa que tiene de Kurt desde que desapareció junto con Rachel, y después de todo este tiempo, Blaine realmente duda si alguna vez habrá algo más. Por lo que sabe, pueden estar muertos a estas alturas. E incluso si no lo están, Kurt seguramente ya se olvidó de él.
¿Entonces por qué Blaine no puede seguir adelante?
Con un movimiento rápido de la muñeca, cambia el agua de la ducha a helada y rechina los dientes por el grito de sorpresa que trata de escapar de su garganta.
Él va a sobrevivir. Él va a comenzar sus clases en Tisch en unos pocos días. Él va a enfocarse en eso, y en su trabajo, y en sus nuevos amigos, y en usar su tiempo en la universidad al máximo, de formas distintas a beber y dormir por ahí.
Y si el tiempo efectivamente lo cura, un día se encontrará a sí mismo listo para amar otra vez.
Pero ahora...
Ahora en realidad, sólo necesita un café...
...
RACHEL
Agosto 31
Rachel nunca pensó que viviría para tener dieciocho años.
Se suponía que no iba a suceder. Y ahora que ha llegado realmente a este logro, no tiene idea de qué hacer. Ella no debería estar aquí, entera y sin daños y al fin libre de tener una vida, libre de tomar sus propias decisiones sin miedo o limitaciones. No debería ser capaz de caminar por las calles de Nueva York y ver un futuro ante ella -años, probablemente décadas para llenar de sueños y planes... y vida. Nunca había sido preparada para esto.
Le tomó semanas antes de que el sólo pensar en ello dejara de darle ataques de pánico.
Caminando por las calles ocupadas en el calor de finales de verano, se obliga a sí misma a mirar alrededor y ver las oportunidades, y no las amenazas. El anonimato de la multitud en la que se puede ocultar si es necesario. Las docenas de teatros a la espera de su audición. Los hombres que la miran fijamente con interés, con sonrisas, hombres con los que podría salir si ella quisiera.
Sigue siendo abrumador. Ella no tiene idea de por dónde empezar a imaginar su vida, y no hay nadie que haga esto por ella, no hay un adulto que le diga qué hacer y la ayude cuando no lo logre. Da miedo y es confuso, pero es ineludible.
Ella está sola.
No ayuda que Kurt ya no sea de ella tampoco. Oh, él todavía está aquí, viviendo con ella, amándola -probablemente siempre será así, al igual que ella nunca podrá dejar de amarlo- pero él no es suyo. Ellos ya no han estado juntos desde hace más de un año; no hay caricias, nada de besos, nada de la cercanía que se esperaba de ellos durante tanto tiempo, que se había convertido en una segunda naturaleza. Ni siquiera han dormido en la misma cama desde hace meses. No hubo una charla formal, no hubo una ruptura, si es que algo así hubiera existido en su realidad particular, pero ella lo sabe. Ambos lo saben.
Kurt ama a alguien más; lo ha amado paciente y tenazmente desde antes que dejaran Ohio. Kurt ya no la necesita, no necesita la extraña red de seguridad que han tejido sobre ellos mismos desde que tenían nueve y se convirtieran en una familia. Y se siente tan terriblemente sola con todo este vacío a su alrededor, después de todos esos años donde eran las dos mitades de un todo, que no coinciden y que son forzadas a estar juntas, pero que funcionan de cualquier manera.
No morir cambió todo. Irónicamente, mató algo en Rachel aún cuando trajo a Kurt a la vida.
…
KURT
Agosto 31
No deberían afectarle tanto, todas esas pequeñas cosas que hoy lo ponen tan molesto.
La pelea de la mañana con Rachel acerca del dinero. La leche derramada en la cafetería que él tiró, dejando caer la taza de moka caliente que acababa de preparar. El indigente que lo llamó maricón y que escupió sobre él cuando Kurt se acercó a ayudarle a recoger la muleta que se le había caído.
Todos fueron pequeños y estúpidos incidentes. Debió encogerse de hombros. No debió importarle.
Y sin embargo, él está sentado en el metro de camino a casa, desplomado y miserable, sintiendo como si no hubiera más resistencia en él.
Es sólo uno de esos días.
No suceden a menudo. Normalmente, él opera con la pura fuerza del impulso y la determinación, con la cabeza en alto, aceptando cualquier dificultad como parte del trato. No puede permitirse dudar. Y realmente no tiene muchas dudas.
Nunca se ha arrepentido de no haber muerto esa noche en el puente hace más de un año. O de finalmente haber llegado a Nueva York. Él aprecia estar vivo, estar aquí y tener un lugar donde vivir, y trabajos y suficiente dinero para que él y Rachel puedan comer la mayoría de los días. Él puede ver lo lejos que han llegado, lo mucho que han logrado y lo afortunados que son. Él realmente lo ve.
Es sólo que, algunas veces es difícil. Se siente diferente, enajenado por lo que han tenido que pasar, por las experiencias de las que no puede hablar con nadie. Algunas veces levanta la cabeza en la rutina diaria y se da cuenta que se siente solo y agotado y tan alejado de todo lo que se siente seguro y familiar. Algunas veces, como hoy, los pequeños detalles son suficientes para hacer que todo se sienta como si fuera demasiado.
Él sólo quiere tomar un descanso.
Vino aquí siguiendo tanto un sueño como su corazón. Siempre ha habido un rostro ocupando un lugar destacado en sus sueños cuando pensaba en Nueva York. Pero aquí, la vida cotidiana no es como un sueño. Es mucho trabajo y muy poco tiempo para dormir, por no hablar de cualquier otra cosa. No hay la suficiente energía o el valor para hacer lo que se había prometido a sí mismo hacer tan pronto como tuviera la oportunidad.
Algunas veces esos sueños se sienten tan poco realistas, sólo algo brillante y perfecto a donde escapar, no contaminado por la decepción o el rechazo, lejos de la realidad.
Y la vida no es un sueño.
