Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima.
Esta frikiada historia me pertenece, mas bien a mi imaginación pero es lo mismo.
*Si no lees The deal, es posible que no entiendas algunas cosas.
Sinopsis:
Juvia está pasando por un momento difícil y debe trabajar para dar sustento a su familia. Pero todo esto cambiara cuando el amigo de Lucy; Gray Fullbuster, hijo de una de las familias más respetadas del país le ofrezca una propuesta tentadora que no puede rechazar y que realmente necesita, sin saber que Gray guarda un secreto. Un secreto que puede destruirlo y alejarlos a ambos para siempre o unirlos sin que nada ni nadie pueda separarlos.
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Ustedes lo pidieron y aquí lo tengo!
Como leyeron arriba, si no leen The deal es posible que no entiendan algunas cosas.
Recuerden que The bid no es lo mismo que The deal, son historias diferentes pero transcurren en el mismo tiempo.
N/T: Pueden encontrar TD en mi perfil.
Enjoy!
Capitulo 1
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Realmente no quería levantarse. Hubiera querido decir «cinco minutos más» pero en su caso no era así. Ni siquiera era necesario utilizar una alarma, su cuerpo se levantaba por sí solo. Estaba acostumbrada a tener que levantarse temprano. Se puso de pie y se dirigió al baño. La puerta estaba cayéndose a pedazos pero no podía permitirse comprar una o repararla. No era muy costoso pero en ese momento no era una prioridad. Abrió la puerta con dificultad, abrió el grifo y se sintió aliviada al ver caer agua. Se habían retrasado un poco en el pago y temían que por eso el servicio fuera interrumpido pero no fue así. Tomo agua entre sus manos y lavo su rostro. Se miró al espejo, estaba un poco sucio y tenía una pequeña rotura en una esquina pero podía apreciarse bien. El cansancio ya se estaba haciendo notar en su cuerpo, sus ojos se veían cansados ¿Cuándo fue la última vez que se preocupó por ella misma? Ni siquiera lo recordaba.
—¿¡QUÉ HICISTE QUE!?- escucho un grito desde su habitación o si así podría llamarse.
Salió a toda prisa cuando vio a una rubia que corría hacia la puerta.
—Oh no puede ser Juvia lo lamento, los desperté.- decía deprisa mientras colocaba sus zapatos con dificultad.
—No te preocupes ¿sucedió algo?
—Algo, algo… ¡Si maldita sea!- exclamo con los nervios a punto de estallarle.
—Tranquilízate Lucy.- se acercó a ella y toco su hombro para tratar de calmarla.
—Yo no… no puedo. Debo irme.- se puso de pie y saco su celular. Temblaba con intensidad que fue difícil para ella marcar el número. . — Esto no puede estar pasando. No puede ser.
—Estas preocupándome ¿Qué sucede?- se sentía nerviosa al ver a su amiga de esa manera.
—Te lo contare después.- se acercó a su amiga y le dio un abrazo rápido mientras colocaba el teléfono sobre su oreja. — Buenos días, quisiera hablar con Igneel Dragneel…- y vio como salía por la puerta mientras hablaba por teléfono.
Estaba preocupada por Lucy pero sabía que podría solucionarlo. Su amiga era muy inteligente.
—¿Nee-chan?
Juvia volteo y no vio a nadie, bajo la mirada y ahí estaba. Un pequeño angelito de cabellos rizados frotaba sus ojos indicando que acababa de despertar. La peliazul sonrió y la alzo en brazos. Era demasiado linda y sus ojos color azul resaltaban con su blanca piel. De cualquier manera que la viera era perfecta.
—Nee-chan tenemos hambre.
Dos voces hicieron que levantara su rostro. Otros angelitos, pensó. Quiso reír ante el pensamiento. Ni siquiera ella se lo creía, eran unos demonios disfrazados de angelitos. Aunque sus travesuras la volvían loca, los amaba con toda el alma. Se acercó a ellos y acaricio sus pequeñas cabezas.
—¿Qué quieren comer?- sonrió y bajo a la pequeña que tenía en brazos.
—¡Hot cakes!.- gritaron los tres.
Juvia sonrió. — Está bien, hot cakes serán.
Se dirigió a la cocina. No era muy grande y ahí mismo tenían el pequeño comedor. No tenían demasiado espacio pero al menos tenían un lugar en donde vivir. La pequeña Hikari entraría en dos años a la escuela primaria así que por ella no tendría que preocuparse por las colegiaturas, al menos no en dos años. Mei y Rei apenas comenzaban la escuela primaria, cumplirían siete años en unos meses. Si, ambos gemelos eran las pesadillas de todos los vecinos.
—¿Qué desayunaremos?.- un chico entraba a la habitación mientras frotaba sus ojos.
—¡Hot cakes!.- grito alegre la pequeña Hikari.
El chico sonrió. — Excelente.- y acaricio su cabeza.
Haru acababa de cumplir sus quince años. Para Juvia aun era su hermanito pequeño pero cada día que pasaba se daba cuenta que no era así. Era un chico completamente apuesto, todos ellos tenían el cabello azul oscuro igual que sus ojos, era algo que los caracterizaba, no dudaba que las chicas estuvieran tras él.
—¿Lucy se fue?.- pregunto el chico.
—Si.- respondió la peliazul sin dejar de cocinar. — Tenia algo urgente que hacer.
—La próxima vez que venga le daré una patada, nos despertó con sus gritos ¡en sábado!.- exclamo.
—Yo también la golpeare.- dijo Hikari con voz infantil.
—¡Lo ves! Hikari me apoya.
—Nadie golpeara a Lucy.- dijo Juvia divertida. — Y ahora coman que los ayudare con la tarea antes de irme.
Todos asintieron comenzaron a comer cuando el desayuno estuvo listo. Cuando terminaron Haru se ofreció a lavar los platos sucios y Juvia fue con los pequeños a cambiar sus pijamas. Durante la mañana Juvia los ayudo con sus tareas y cuando las terminaron pusieron un poco de música y se dedicaron a bailar mientras limpiaban sus habitaciones. Después de eso tomo una ducha, era hora de irse a su trabajo. Los fines de semana eran más tranquilos porque tenía el tiempo suficiente para organizarse y no sentirse presionada.
—¿Te vas?- pregunto Haru mientras cargaba en brazos a Hikari.
—Si.- respondió y tomo su bolso. — Cualquier cosa no te olvides de llamarme.
—No te preocupes estaremos bien.- la peliazul asintió.
—Lo sé, cuídense.- le dio un beso a Hikari y después a los gemelos.
—Adios Nee-chan.- se despidieron y Juvia salió de la casa.
Así era su vida. Cuidar de sus hermanos, estudiar y trabajar. Para muchos tal vez es tarea fácil pero para ella no era así. Era desgastante. Tenían demasiados problemas financieros pero debía siempre mantener una sonrisa frente a sus hermanos para no preocuparlos aunque Haru ya se daba cuenta de estos.
Para Juvia era difícil sobre llevar esa situación pero no se imaginaba la presión que caía sobre los hombros de su madre, cinco hijos que cuidar era demasiado. Por esa razón Juvia decidió ayudarla, no quería que ella pasara por todo eso sola.
Un sonido salió de su bolsa y saco su celular. Tenía un mensaje.
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De: Lucy
Lo lamento Juvia, hoy no iré al trabajo. Después te lo contare todo, no te preocupes ya avise en la oficina. Te quiero, cuídate y diles a todos que lo lamento por despertarlos.
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Una sonrisa se formó en sus labios. Después de eso dudaba que los chicos la volvieran a aceptar para pasar la noche y si lo hacían antes le darían una golpiza o le harían alguna travesura. Habían tenido demasiados clientes la noche anterior y habían salido tarde de trabajar. Era peligroso volver a esas horas así que Lucy se quedó a dormir en su casa, aunque no era la primera vez que lo hacía. Lucy adoraba pasar el tiempo con ellos.
Guardo su celular y siguió caminando. No tenía tiempo de quejarse ni quería hacerlo, su familia era su todo. No podría imaginar su vida sin ellos. Siguió pensando en sus hermanos y su madre hasta que llego a su trabajo. Tenía que conseguir dinero, lo necesitaban. Su vida era difícil pero no debía quejarse, no debía hacerlo.
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La luz que entraba a través de la ventana le molesto. La fiesta había sido demasiado salvaje. Hace mucho que no se divertía de esa manera. El estado de ebriedad de Natsu era insuperable así que Gajeel se había ofrecido a llevarlo a su departamento y era lo mejor porque Gray ni siquiera había podido mantenerse en pie. Ultear había sido quien lo había traído a casa, al menos podía agradecerle eso aunque sabía que esa bruja le pediría algo cambio por haberlo ayudado. Afortunadamente su madre no se había dado cuenta de que llego a tales horas de la madrugada ni en las condiciones en las que estaba. De la que se había salvado.
Miro el reloj digital que estaba a un lado de su cama. Marcaba las 2:30pm. Sí que había sido una buena fiesta. Fue al baño a darse una ducha cuando su estómago pidió comida. Se colocó la ropa y salió de su habitación. Camino por el pasillo y bajo las escaleras de la mansión para dirigirse a la cocina. Necesitaba algo para quitarse la resaca y ¿que era mejor que un trago? Abrió el refrigerador y tomo una lata de cerveza. Solo rogaba que su madre no se diera cuenta. La abrió y comenzó a beberla mientras caminaba hacia la piscina. Estuvo mirando hacia la nada cuando alguien lo llamo.
—Buenos días joven Fullbuster.
Se sorprendió un poco y alejo la cerveza de su boca. — Buenos días Delia.- le sonrió.
La mujer miro la bebida en su mano y sonrió.—¿Tan temprano y bebiendo?
—En realidad son las 3 así que es una buena hora.- dijo divertido.
—Deberías dejarlo es malo para tu salud.- la forma en que lo dijo le causo ternura.
—Estaré bien Delia. Te prometo que lo dejare, algún día. – la mujer rio.
—Debo llamar a mis hijos, por favor deja eso antes de que te lo quite.- ahora fue Gray quien soltó la carcajada.
Vio como daba la media vuelta e iba a la habitación de empleados. Su cabello brillaba en un color azul, la mujer no se veía tan joven pero los años le acentuaban perfecto a su rostro y cuerpo. Sus hijos debían ser hermosos si se parecían a ella y si tenía hijas definitivamente debían ser hermosas.
—¡Gray!- alguien le grito desde el otro lado de la piscina.
El Fullbuster espero a que el chico llegara hasta él. Cuando estuvieron de frente le quito la cerveza y el comenzó a beberla.
—Aún es muy temprano para que estés bebiendo.- le dijo.
—Y tú eres el menos indicado para decírmelo Lyon.- le quiso arrebatar la bebida pero no se lo permitió. — Debo quitarme esta resaca.
—Toma una pastilla hermanito.- Gray le lanzo una mirada de odio. — Te diré algo que te hará sentir mejor.
—¿Qué es?
Dio un sorbo.— Ur quiere hablar contigo.- negó con la cabeza divertido con la situación. — La que armaste anoche…
—¿¡Se enteró!?.- pregunto alarmado.
—No fue difícil.- Lyon soltó una carcajada al recordar. — Llegaste cantando en quien sabe idioma y medio desnudo. Ur está furiosa.- le dio otro sorbo y le dio la bebida a Gray. — Suerte.- le palmeo el hombro y entro a la mansión.
Gray solo pudo tragar duro. Ur furiosa no era buena señal y con suerte saldría vivo de esa. Y el que había pensado que nadie había notado su llegada, era un maldito estúpido. Se termino su cerveza y entro a la mansión. Necesitaba todas las fuerzas posibles para salir de esa. Fue a la oficina de Ur y toco la puerta.
—Adelante.- escucho una voz del otro lado.
Gray entro y la vio sentada detrás de su escritorio. Tenía el cabello corto color purpura oscuro y a pesar de que estaba a lo lejos pudo notar que estaba furiosa.
Sintió como el sudor escurría por su frente, estaba nervioso. —¿Me llamaste?
Ur levanto la mirada y se quitó los lentes. Ahí fue cuando supo que estaba perdido.
—Supongo que lo sabes muy bien Gray.
—¿Lo siento?.- vio como Ur le mandaba una mirada furiosa y sintió que moriría ahí mismo. — Lo siento, lo siento en verdad lo siento.
—Ultear me llamo contándome lo que tuvo que pasar para traerte.
—Maldita sea.- gruño por lo bajo. Ella era la causante de todo, así se estaba cobrando el haberlo traído.
—Sabes que no debemos tener ningún problema con la familia Milkovich, deberías agradecer que convencí a Ultear de no decirle nada a su padre.
—Es una maldita bruja.- soltó.
Ur asintió.— Si lo es, pero recuerda que la necesitamos. Debes soportarlo.- se colocó los lentes de nuevo para volver a su trabajo. — Bien, puedes irte.
—Recuérdame porque soy yo quien hace esto y no Lyon.- espetó Gray.
—Porque tú eres más atractivo.- dijo divertida con un toque de burla.
El moreno sonrió. — Gracias.- y se dirigió a la puerta.
Cuando salió de la habitación soltó un suspiro de alivio. Estaba vivo, se había salvado. Iba a caminar hacia su habitación cuando sonó celular.
—Gray.- contesto.
—Natsu y yo iremos al billar que está en el centro ¿vienes?.- de inmediato supo que era Gajeel.
—¿Natsu está contigo?
—Se quedó conmigo, si lo dejaba solo en su departamento ni siquiera habría podido subir las escaleras.
Gray rio. — Es un maldito idiota.
—Te escuche maldito.- escucho una voz a lo lejos. Natsu tenía muy buen oído.
—¡Qué bueno!- grito Gray haciendo que Gajeel protestara.
—Recuerda que mis oídos son sensibles idiota ¿vienes o no?.
—Los veo haya.- y colgó.
Iba a ir a la cochera cuando Lyon lo detuvo.
—¿Saldrás?- le pregunto el peliblanco.
—Iré al billar con Natsu y Gajeel.
—¿El que está en el centro?.- Gray asintió. — Dame un aventón, quede con los míos en un puesto de hamburguesas.
Fueron a la cochera y subieron al auto de Gray. Lyon había estrellado el suyo contra un árbol, aunque no sufrió daños, Ur se encargó de quitárselo. No lo utilizaría en tres meses y en esos tres meses era Gray quien lo llevaba a todas partes, cosa que no le agradaba demasiado ni tampoco a Lyon.
En media hora llegaron al centro y lo estacionaron cerca de un parque, era el único lugar disponible. Caminaron entre la multitud hasta que por fin vieron el lugar donde había quedado Lyon.
—Este es el lugar.- dijo Lyon mientras caminaba a la entrada. — Salúdame a los idiotas.
—Espera.- lo detuvo. — Necesito usar el baño.
Entraron y Lyon visualizo a sus amigos con la mirada. — Ahí están.
—Diviértete.- le dijo y camino hacia los baños.
Aún faltaban algunas calles para llegar al billar y no iba alcanzar a llegar. Cuando salió del baño vio como Lyon reía con sus amigos, visualizo la puerta y se dirigió hacia ahí pero algo se interpuso en su camino. Bajo la mirada y se encontró con una chica. Había chocado con ella. Llevaba algunas órdenes y con eso se dio cuenta de que trabajaba ahi, estaba tan distraída que no lo noto.
—Lo siento.- se disculpó y camino al mostrador.
No tuvo tiempo de responder, se alejó rápidamente, ni siquiera lo había mirado pero el si lo había hecho. La había mirado muy bien. Sus labios eran rosados y sus pestañas eran largas, no llevaba mucho maquillaje y era bastante linda. No pudo ver sus ojos pero supuso que serían igual de bellos que su cabello.
Su cabello era de un color azul brillante con algunas curvas que caían sobre su espalda. Ese cabello le era familiar pero no pudo recordar donde lo había visto.
—Mierda llegare tarde.- exclamo mientras caminaba a toda prisa hacia la salida.
Abrió la puerta sin antes darle una mirada rápida a la chica. Si recordaba todo al día siguiente, iría a pedirle su número de teléfono y tocaría esos hermosos risos. Solo si lo recordaba.
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No tenia pensado hacer un fic paralelo a The deal pero la historia me llego en un momento de inspiración y pensé que seria un desperdicio no publicarla. Aqui podran ver algunas cosas de TD pero sera 100% gruvia.
Aclaración: Ur no sera la madre de Ultear en este fic.
Gracias por leer, espero sus opiniones.
Bye bye!
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