Los personajes en esta historia no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto. La historia si es mi propiedad.
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La Chica ojos de luna.
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El sol salía anunciando que la mañana había llegado a la ciudad de Tokyo, los rayos alumbraban todo a su paso y una habitación era alumbrada por los rayos del sol a través de la ventana dejando ver lo que en ella había, la habitación no era tan pequeña ni tan grande, un pequeño escritorio con muchos libros, un porta lápices y una lámpara. Un closet de madera que llegaba hasta el techo, un tocador con un espejo y varios cepillos en él, y en una esquina de la habitación había un bulto envuelto en sabanas blancas encima de una cama de madera, de este bulto sobresalían unos cabellos largos lacios de color marrón, eran tan largos que los mechones iban de la almohada y caían al suelo esparciéndose sobre él.
En la mesita que estaba al lado de la cama estaba un reloj de aguja el cual comenzó a sonar cuando el reloj marco las 6:00, El bulto que se encontraba en la cama comenzó a moverse y de este salió un brazo, la piel nívea que parecía porcelana, y las manos pequeñas, suaves y con uñas un poco largas dándole un toque femenino y elegante además de que estas están pintadas con un color azul oscuro.
Esa mano apago el aparato que sonaba sin cesar, lo hizo con cansancio y fastidio, ¡Como odiaba ir a la escuela!.
El bulto se quito la sabana de la cara dejando ver a una hermosa joven de piel tan blanca como la porcelana y suave, la chica abre los ojos dejando ver unos ojos de color perla sin pupila, extremadamente raros, únicos y hermosos.
La chica aun soñolienta se sienta en la cama colocando los pies en el frió suelo, abre su boca para dar un largo bostezo y estrujar su ojo adormilada, su cabello estaba un poco alborotado. El cabello de la chica era negro, lizo que llegaba casi a sus talones, ella amaba su cabello ya que su madre cuando era niña se lo acariciaba y la elogiaba por su cabello, pero en esos recuerdos y sueños jamás pudo ver el rostro de su madre, solo veía de los hombros para abajo, jamás su rostro; lo cual lo colocaba triste ya que no recuerda a su madre.
Su madre desapareció sin despedirse cuando ella tenía solo 4 años, ella solo recuerda haber despertado un día y su padre sin más le dijo que se había ido y que no volvería a verla nunca más, que su madre no la quería y que por eso se había ido. Aquella niña lloro como nunca durante semanas, con su corazón roto preguntándose que había hecho para que su madre se fuera. Con el tiempo se auto convenció de que lo dijo su padre era mentira, su madre seguro la amaba y la iba a buscar así tuviera que buscar en las mismas profundidades del mar y el infierno, se prometió que iba a encontrarla pero hasta ahora, no la había encontrado.
La joven de cabellera Negra se levanta de la cama y camina arrastrando sus pies hasta el baño que estaba en su habitación, se quita su pijama de short de color azul con flores y se mete en la Ducha, al sentir las frías gotas caer en su piel no evita dar un pequeño saltito y exclamar en voz baja "esta fría!" . Al terminar de ducharse sale del baño con una toalla cubriendo su cuerpo, dirigiéndose al closet sacando su uniforme escolar.
Ella comienza a vestirse ya con su ropa interior puesta, su uniforme costaba de una falda más arriba de las rodillas de color azul marino, una camisa manga corta de color blanca y una chaqueta manga larga de botones de azul marino con emblema de su instituto cosido a su bolsillo de chaqueta, unas medias que llegaban hasta sus rodillas de color blanco y sus zapatos eran de color negro.. Se mira al espejo y suelta un suspiro, como odiaba ese instituto, estaba rodeada de un montón de ricachones mimados que solo les importaba ellos y solamente ellos, no es que ella fuera pobre, claro que no, ella era catalogada y señalada como la primera estudiante más rica del instituto y hasta se podría decir de todo japón. Dio un suspiro cansado-
Aunque su vida estaba llena de lujos a ella le gustaba lo sencillo, tenia 4 tarjetas de crédito y todas estaban hasta el tope de dinero con muchos ceros en ellas, pero no las usaba mucho, si vestía ropa de marca, zapatos y carteras pero eso era porque su padre la obligaba diciéndole que debía vestirse al nivel de su apellido y que nunca debía vestir con trapos para pobres, cada semana iba al centro comercial a orden de su padre.
La oji-perla toma su bolso que estaba en la silla del escritorio metiendo sus libros de las materias que le tocaban. el bolso era de un color negro con un llavero de una media luna, cuando caminaba a la puerta para salir de esta dirige su mano a su pecho, para luego tocar desesperadamente como buscando algo que debería estar allí. Ella deja caer el bolso al suelo y corre a su cama levantando la almohada para luego suspirar aliviada y sonreír.
Debajo de la almohada estaba una gargantilla de plata, con una piedra azul en forma de media luna con unas letras gravadas en griego de color blanco, el único recuerdo de su madre, un regalo de ella al nacer, era su mas apreciado tesoro; jamás se lo quitaba. Su padre la regaño y grito muchas veces al verle usar esa gargantilla en las fiestas y reuniones importantes que tenia asistir como futura heredera de las empresas, diciendo que ese collar no era "Apropiado" para la ocasión, pero aun así no se lo quito. Su padre se canso de decirle, gritarle y regañarle porque siempre que la veía usar esa gargantilla, hasta que se dio por vencido dejándola usarla.
La oji-perla toma la gargantilla y se la coloca en su cuello aun sonriendo, camina hacia la puerta no sin antes tomar su bolso, Sale de su habitación y camina por los pasillos de la casa bajando por las escaleras hasta la cocina, su casa era una mansión, grande y espaciosa con muchos sirvientes en ella de aquí para allá.
—Buenos Dias—Dice la oji-perla llegando a la cocina mirando a la gran mesa que estaba en el comedor, 12 sillas en total y solo estaban siendo ocupadas 3.
Las sillas estaban ocupadas por tres personas, una era por un joven de cabellera negra lisa su cabello llegaba hasta sus hombros, y un mechón de cabello cubría su ojos, era extremadamente guapo aunque según sus compañeras de curso, pero para él no era nada más que un odioso, su nombre era Kenji, el estaba usando el uniforme masculino de su escuela que costaba con la misma chaqueta y camisa, y un pantalón azul marino y zapatos negros, sus ojos eran de un color ámbar oscuro. Frente a él estaba otra joven de cabello largo hasta la cintura, su cabello era castaño y también tenía los ojos de un bonito color ámbar oscuro, aunque sus ojos demostraban seriedad y frialdad, estaba usando el mismo uniforme que ella. La chica era Akari, hermana de Hinata.
En la punta de la mesa, un hombre de mirada seria y penetrante la miraba con desaprobación, también tenía el cabello largo hasta la cintura su cabello era de color negro, y ojos de color ambar oscuro, estaba usando un smoking de color negro. La oji-perla solo baja la cabeza ante la mirada del hombre.
—Buenos Días moco, ¿dormiste bien?—Dice el chico de cabellera negra sonriendo divertido mientras volteaba a verla.
—Siempre tarde Hinata, por tu culpa vamos a llegar tarde como siempre, ¿será que alguna vez en tu vida podrías hacer algo bien?—Decía la peli-castaña volteando a ver a su hermana de manera fría para luego entrecerrar la mirada.
—Lo Lamento…N-No volverá a pasar—De disculpaba mientras bajaba la cabeza apenada, aguantando las ganas de llorar ¿Qué había hecho para que su hermana la odiara tanto?
—Eso espero Hinata, Ahora siéntate y come—Decía su padre de forma fría sin decir más nada ya que su hija menor lo hizo por él, el volvía a comer dejando de ver a su hija que solo susurra un "Hai" y se sienta a desayunar en silencio.
En el comedor había absoluto silencio, solo se escuchaba el pegar de los tenedores y cuchillos en los platos, un silencio incomodo para la chica de cabellera negra. Ella odiaba ese silencio cuando comían, la hacía sentir incomoda. Los 4 terminaron su desayuno aun en silencio, se levantaron de la mesa y caminaron hasta salir de la casa.
—Volveré dentro de 2 días, Kenji estas a cargo—Decía el Hombre con un portafolios en su mano mirando al joven.
—Si Padre—Responde para luego sonreír divertido, Hinata ante escuchar esas palabras solo se muerde el labio inferior frustrada, cuando Kenji estaba a cargo nada bueno salía de eso.
—Akari Hija, Cuídate y demuéstrale a todos que significa llevar el apellido Toriyama. Hazme sentir orgulloso de ti— Decía el hombre mirando a su hija menor con orgullo.
—Hai Padre, cuídese —Respondió la menor dando una leve sonrisa.
—Hinata—La llamo mirándola de manera fría, la chica solo dio un pequeño salto en su sitio cuando su padre la había llamado, y ella levanta su mirada aun aguantando las ganas de llorar— Recuerda mantenerte al margen, no me hagas pasar vergüenza, no hagas nada estúpido como siempre. Cuando llegue en dos días no quiero escuchar que has hecho algo estúpido como las mayorías de las veces—Término de decir en forma de regaño alzando un poco la voz, la oji-perla solo asiente y su labio comienza a temblar levemente ante tales palabras y sus ojos comienzan a acumular agua pero aun así no deja escapar las lágrimas. Siempre era lo mismo, ella como siempre era señalada por su padre como un estorbo, durante toda su vida su padre jamás mostro cariño por ella siempre se preguntaba porque la repudiaba y odiaba tanto. ¿Qué había hecho malo para que su hermana y su padre la odiaran? ¿Nacer tal vez?
El hombre entra a la limosina dirigiéndose al aeropuerto a su jet privado, iba a New york por asuntos de su empresa, cada semana viajaba al extranjero por asuntos de trabajo dejando a sus dos hijas y a sus sobrinos solos.
—Es hora de irnos, vamos Moco apúrate o te dejo— Dijo el Kenji caminando hacia la limosina
—Sí, mi primera clase empieza en 30 minutos y no quiero llegar tarde, Si llego tarde será por tu culpa Hinata, andando—Dijo Akari caminando hacia la limosina entrando después de Kenji y esta es seguida por Hinata la cual solo miraba el suelo.
En la limosina había absoluto silencio, Hana miraba por la ventana al igual que Kenji, Akari estaba en la puerta de la derecha a una distancia prudente de Hinata, y Kenji estaba en el asiento que estaba frente a ella mirando por la misma ventana, Hinata también miraba por la ventana con su mano tomando la piedra azul de media luna, como extrañaba a su madre. ¿Dónde estaría ahora? ¿Estaría bien? Muchas preguntas se hacían cada día en cuanto a su madre, desde que ella tenía memoria su padre siempre la repudiaba y sus hermanos tampoco mostraron señales de cariño, Akari era muy fría y distante las únicas veces que ella le hablaba era para decirle "Estorbo" o "Estúpida" y uno que otro insulto. Y Kenji solo se burlaba de ella y le hacia la vida imposible siempre que podía, como un dia cuando eran niños y ellos apenas tenían 4 años unos días antes de que su madre se fuera, Kenji le dijo que en el sótano había dulces y ella como una niña inocente y amantes de los dulces le hizo caso y lo siguió al sótano; él le había dicho que en el armario estaban los dulces y que si quería tenerlos tenía que abrirlo, ella cayó en su trampa y abrió el amario luego sintió como alguien la había empujado y cayó de cabeza dentro del armario y luego todo se volvió oscuro y escucha algo cerrando y las palabras de Kenji: "¡Estúpida! Ahora no vas a poder salir de ahí, ¡niña tonta!", ella estuvo encerrada en ese armario del por 13 horas gritando y llorando que la sacaran, esa "bromita" por parte de su hermano le creo una fobia a los lugares cerrados y oscuros.
Ella tenía claro que sus hermanos y su padre no la querían desde que tenía memoria fue víctima de Bromas, insultos y de rechazos, los únicos momentos bonitos que tenia de su vida era cuando su padre la mando de campamento por 3 meses, donde convivió con la naturaleza y los animales, ella le agradeció a su padre aunque el solo le respondió que no "se alegrara mucho por eso porque solo lo hacía porque venían unos socios importantes a quedarse a su casa por esos meses y la necesitaba bien lejos para que no cometiera una estupidez y lo dejara en ridículo".
—"Prometo que te encontrare, madre"—Pensaba la oji-perla aun mirando por la ventana, las letras del collar brillan intensamente pero como la chica estaba apretando la piedra no se vio el brillo, este dejo de brillar.
Llegaron al instituto, era de 4 pisos con ventanas de cristal, fuentes, arboles, y todo estaba rodeado de pasto verde, flores y un pequeño lago con patos. Habían muchos estudiantes todos con bolsos carísimos y caminaban de forma elegante de aquí para allá,
Loes tres chicos bajaron de la limosina y se adentraron al instituto, Kenji y Akari caminaron hacia lugar distintos, Hinata se quedo mirando por donde se habían ido sus hermanos Ella suspira y sigue caminando subiendo las escaleras del instituto, Había cuadros por todos lados, copias de las pinturas de los museos de parís, había varias copias de la pintura de la mona-lisa en el instituto y muchos más pinturas de los más exitosos pinturas de todos los tiempos. Caminaba a paso lento, no quería entrar su salón de clases.
Se detiene frente a una puerta que se abría en el medio de madera con pequeñas incrustaciones de oro, ella abre la puerta, y ve al profesor que deja de leer su libro y la mira, tenía el cabello blanco y un mechón cubría su ojo derecho, tenía un tapabocas, El profesor Kakashi Hatake, profesor de literatura y lenguaje.
—Señorita Hyuga, llega tarde—dijo el profesor mirándola, al igual que sus compañeros.
—Lo-Lo lamento, se me hizo ta-tarde…No volverá a pa-pasar Ka-Kakashi-sensei—respondió un poco nerviosa alsentir la mirada de sus compañeros sobre ella, encogiéndose de hombre bajando la mirada.
—Eso espero, como castigo por su retraso tendrá que traerme tarea extra, ahora…vaya a su asiento—Dijo dejando de mirarlo volviendo a posar su mirada en su libro continuando con la lectura.
Hinata solo asiente con la cabeza y camina hasta su asiento, no sin antes ver como alguno chicas y chicas le sonríen divertidas y con burla. Se muerde el labio inferior, por eso odiaba la escuela. Llega a su asiento, que consistía en una mesa de madera y silla acolchada, luego presta atención a la clase dando un suspiro.
Pasan las horas y ya era la hora del almuerzo, después le tocaba Educación Física con el profesor Maito-Gay, ella era muy buena en deportes, era el número uno en el instituto en cuanto a deportes, ella no sabía cómo pero correr, moverse y saltar se le daba muy bien, era como si ella estuviera hecha para hacerlo.
Hinata llega al comedor, tomando una bandeja caminando hacia el mostrador donde se encontraba la comida, siempre había comida el nivel de los estudiantes, caviar, langostas, postres deliciosos, todo hecho por chefs profesionales. Ella toma un pedazo de Sándwich de pollo, pastel de chocolate con fresas y un jugo de fresa, después de tomar lo que pensaba comer mira a su alrededor buscando un lugar luego divisa una mesa que estaba sola y camina hacia ella, cuando estaba llegando alguien le mete el pie, ella cae al suelo cayendo arriba de la bandeja aplastando todo, ella se sienta en el suelo mirando como su uniforme estaba todo lleno de chocolate, de mayonesa y como el pan el tomate y la lechuga estaban pegados a su chaqueta, el jugo estaba derramado en el piso. Ella se mira el uniforme y luego siente un liquido caer en su cabello mojándola, era jugo de naranja.
Hinata alza la mirada encontrándose con una chica de cabello rojo, y lentes, ella sonreía divertida.
—Ups, creí que necesitabas agua para lavarte, pero creo que rocié el agua en donde no era—Dijo inocentemente colocando una mano en su boca, para luego sonreír divertida.
Hinata, miro a la chica y luego el lugar se lleno de carcajadas y palabras como "Que tonta" "es una estúpida" "que patética " y una que otra palabra hiriente, no aguanto más la humillación y sus ojos comenzaron a ponerse aguados y lagrimas comenzaron a brotar de ellos, se levanto lo más rápido que pudo y salió corriendo del lugar hacia el baño.
Hinata corría a todo lo que dabas su piernas, sus ojos estaban llenos de lagrimas que resbalaban por sus mejillas y caían al suelo, ella seguía corriendo sollozando su vista no era muy buena a causa de las lagrimas y por eso no vio por donde corría, no pudo notar cómo se dirigía hacia tres personas y choco su hombro en el pecho de uno de ellos el cual era un chico rubio, pero eso no le importo y siguió su camino aun soltando lagrimas. La persona con quien la había chocado voltea a mirarla viendo como seguía corriendo, el había visto como aquella chica lloraba pero lo que más le sorprendió fue ver esos ojos iguales a dos lunas.
—Oye Dobe…tu acabas de ver lo mismo que yo, ¿cierto?—Dijo seriamente el otro chico con la manos en sus bolsillos mirando al rubio.
—Sí, es ella—Respondió el rubio, para luego sonreír de forma zorruna.
—Bueno, al menos nos ah quitado la tarea de buscarla—Dijo una chica cruzándose de brazos para luego sonreír— aunque, debo decir que los estudiantes de esta escuela no me agradan, mira que hacerla llorar de esa forma, voy a volverlos trizas ya verán—alzaba su puño dispuesta a golpear a alguien.
—No te preocupes, ya tendremos tiempos de eso, vayamos a ver a la vieja Tsunade — Respondió el rubio con una sonrisa, también apoyando a su amiga.
Los tres jóvenes siguieron su camino hacia la dirección, ya al menos tenían un peso menos sobre la misión que tenían, los tres tenían el uniforme del instituto no habían asistido a clases ya que pensaban recorrer primero el lugar, ya mañana comenzarían con su verdadero propósito.
Hinata llego al baño, se sentó en la tapa del retrete y siguió sollozando, ella dejo de llorar calmándose un poco, salió del baño y fue directo al lavamanos y miro su rostro, tenía los ojos rojos de tanto llorar y su nariz estaba igual de roja, su cabello estaba seco pero estaba pegajoso y olía a jugo de fresa, su uniforme estaba hecho un desastre, estaba todavía mojada y su chaqueta estaba toda llena de chocolate y mayonesa.
Ella solo abre el lavamanos y se echa un poco de agua en su cara, luego se quita la chaqueta, por suerte su última clase era educación fisica, tenía que colocarse el uniforme de deportes así que la chaqueta era lo de menos. La campana había sonado eso significaba que era hora de su clase con Maito gay y tenía que apurarse para poder ir a cambiarse y llegar temprano a clases antes de que "El poder de la juventud" la castigara por llegar tarde.
Hinata salió del baño a toda prisa, fue a su salón dándose cuenta que no había nadie, lo único que estaba allí era su morral, seguro todos ya se habían ido a clases de Educación Física. Ella tomo su bolso y salió a toda prisa a los vestidores femeninos, guardo su morral en el casillero y se quito su uniforme para colocarse el de deportes.
El uniforme de deportes consistía en una licra tipo panty azul oscuro, una camisa blanca manga corta que iba afuera de la licra, medias pantis blancas que llegaban a medio muslo y zapatos de deporte, recogió su cabellera negra en una cola alta para que no le estorbara, como su cabello era muy largo era muy difícil hacer deporte con él. Salió de los vestidores femeninos a toda prisa y llego a la cancha techada, vio como todos sus compañeros de clase corrían por la pista, seguro apenas iban por la 2 vuelta ya que no se notaban cansados. Hinata camina hacia el profesor disculpándose por su retraso, el maestro Maito Gay tenía el cabello negro con un corte tipo "hongo" cejas encrespadas.
—Es la 7ma vez en el mes Hinata, ¡vemos 7 clases al mes!... como castigo tienes que dar 100 vueltas a la cancha, sin descanso. ¡Ahora!—Dijo el profesor mirando a la oji-perla.
—Hi Gai-sensei—Responde un poco desanimada.
Hinata corría por la pista de deportes a toda prisa apenas iba por la décima vuelta y ya estaba cansada, se paró un momento posando ambas manos en sus rodillas mientras respiraba agitadamente y con su mano derecha limpiaba el sudor de su frente el sonido del silbato del profesor hizo que diera un pequeño salto y voltea a mirarlo, ella pudo notar que el lo había usado para indicarle que siguiera. Y así lo hizo empezó de nuevo a correr por la pista, ella seguía mirando al frente tratando de seguir el paso pero estaba convencida de que en cualquier momento se cansaría de nuevo. Ella seguía corriendo pero sintió como alguien agarraba su tobillo haciéndola caer al piso pegando su frente al asfalto.
Hinata levanta un poco su rostro sintiendo dolor en su frente, ella voltea su rostro hacia sus pies pero no había nadie, ¿acaso había sido su imaginación? ¡Imposible! Ella podía haber jurado que alguien le había agarrado el tobillo pero, estaba ella sola en la pista, sus compañeros estaban haciendo otro tipo de ejercicios y su profesor estaba en la otra parte de la pista; ¿acaso se estaba volviendo loca?
El profesor Gai corre preocupado hacia ella al ver como gotas de sangre caían por el rostro de su alumna de ojos perlas, tenía una herida en su frente, los compañeros de Hinata deja de hacer sus ejercicios y también van a hacia ella entre ellos Karin la cual solo se ríe junto con sus amigas diciendo "siempre tan torpe".
—¡Hinata! ¿Estás bien? Como te has caído? Mira nada mas estas sangrando—Exclama el profesor un poco preocupado tomando a Hinata del brazo ayudándola a levantarse—Vamos a la enfermería para que puedan verte esa herida—Termino de decir jalando a la chica fuera de la cancha rumbo a la enfermería.
Hinata aun desconcertada y confundida se deja llevar por el profesor de cejas pobladas sintiendo un extraño liquido caliente resbalar por sus sienes, mejillas y nariz, ella dirige su dedo índice y medio a su frente. Luego los mira notando que había sangre en ellos, ella estaba acostumbrada a ver sangre y por eso mantuvo la calma ella sabía que nada ganaba alterándose así que se mantuvo tranquila y solo suelta un suspiro, ¿acaso había nacido con dos pies izquierdos y ella ni cuenta se ah dado?
El profesor gai llevo a Hinata a la enfermería donde fue atendida por la enfermera de la escuela, después de limpiarle el rostro y la herida no era nada más que una herida superficial muy pequeña, solo le coloco una curita y les dijo a Gai y a Hinata que no se alarmaran que era solo una herida pequeña, que no era grave y que la sangre se debía a que la cabeza era muy alborotadora en cuanto heridas.
—Bien, debo ir a hacer algo vuelvo enseguida—dijo la enfermera saliendo del lugar dejando a Gai-sensei y a Hinata solos.
—Bueno, al menos tu herida no es grave. Dejare pasar tu castigo pero para la próxima tendrás que hacer 100vueltas y 100 lagartijas—Dijo el profesor para luego rascarse la nuca—Aunque aun no entiendo cómo te caíste Hinata, se que eres un poco ehm…torpe con tus pies algunas veces pero en deportes nunca te había pasado además no había nada con que tropezarse en la pista—Explico un poco confundido.
—….—Hinata solo miraba sus pies los cuales no tocaban el suelo a causa de su estatura—Gai-sensei…esto sonara raro pero...yo habría jurado que alguien me había agarrado el tobillo derecho haciendo que me callera al suelo—Respondió posando su mirada en el profesor Gai para ver como este la miraba confundido con una ceja alzada.
— ¿Dices que alguien agarro tu tobillo? No lo creo Hinata seguro fue tu imaginación, tú eras la única en la pista además todos tus compañeros estaban muy lejos, seguro tropezaste con tu propio pie y te caíste—Explico para luego caminar a la puerta— La clase está por terminar, no es necesario que vuelvas a clases puedes irte directamente a tu casa, nos vemos en la próxima clase y ¡que la llama de la juventud fluya en ti!—Exclama haciendo una pose un tanto raro mientras mostraba su dedo pulgar y sonreía dejando que su dentadura brillara. Hinata solo parpadea y una gota resbala por su nuca.
El profesor Gai sale de la enfermería dejando a Hinata pensativa en cuanto al incidente pensando que si de verdad habría sido su imaginación y que ya se estaba volviendo paranoica.
—Pero…se sintió tan real, estoy segura que sentí una mano agarrar mi tobillo, pero…¿cómo es eso posible?—Sepreguntaba una y otra vez, para luego suspirar—Sera mejor dejar de pensar en eso—murmura para sí misma para luego escuchar como la campana de la escuela anunciaba el fin de las clases por el día de hoy.
Hinata salió de la enfermería 5 minutos después de que sonara la campana, no quería tropezarse con sus "compañeras" de clase en los vestidores y menos con Karin, odiaba que estuviera en su misma clase siempre le hacia la vida a cuadritos y ella por culpa de su timidez y miedo se dejaba maltratar por la peli-roja.
La oji-perla entra a los vestidores suspirando aliviada al notar que no había nadie, se dirige a su casillero para luego quitarse el uniforme de deportes para luego colocarse su uniforme de siempre pero esta vez sin la chaqueta, vuelve a suspirar. Vaya que iba a costarle quitar la mancha de chocolate la tela de la chaqueta era extremadamente delicada, le tocaría comprar una nueva por suerte mañana era viernes por lo cual le tocaba "el día del uniforme libre"
El día del uniforme libre siempre eran los viernes, ese día los estudiantes usaban lo que ellos querían, esa dia era algo sagrado para las chicas ya que ese podían venir a la escuela con sus mejores pintas, y con mejores pintas se referían a minis-faldas, maquillaje por exceso, tacones extremadamente altos, ropa con brillo, y sobre todo, ropa súper-cara.
La oji-perla sale de los vestidores ya con su uniforme puesto y con su mochila en sus hombros, camina hacia la entrada del colegio visualización dos siluetas, eran sus hermanos esperándola.
—Ya era hora moco, llevamos más de media hora esperándote. Ya estábamos por irnos—dice con cara de fastidio con la mano en sus bolsillos, el peli-negro luego nota el parche de curita que estaba en su frente y alza una ceja mirándola— ¿Qué te paso? —Pregunta mirándola un tanto…¿preocupado?
—Lo siento—Se disculpa y luego escucha la pregunta de su hermano y solo sonríe tiernamente para preocupar a sus hermanos—Tuve un pequeño accidente en educación física, pero no es nada grave—Responde colocando sus dedos en el parche aun sonriente.
Hinata pudo ver como Kenji se encontraba serio pero en sus mejillas había un leve…¿sonrojo?, el peli-negro solo se voltea con sus talones y entra a la limosina sin decir más nada, esta acción desconcertó a Hinata, ella habría podido jurar que su hermano se había sonrojado y lo que más le sorprendió fue que su hermano lo dijo algo como "Si que eres torpe" o cosas como "típico en ti moco, vives mas en el suelo que parada" como siempre se burlaba de ella cuando le decía que se había caído. ¿Acaso estaría enfermo?.
—Andando Hinata, quiero llegar temprano a casa porque tengo tarea que hacer—dijo de forma Fria Akari entrando a la limosina seguida de Hinata.
La limosina estaba en total silencio bueno, sin contar el sonido de las teclas del teléfono de Kenji, el cual estaba sumido en su teléfono celular mandando mensajes, Akari miraba por la ventana y Hinata también, ella estaba mirando los arboles. Su casa o mejor dicho Mansión quedaba a las afueras de la ciudad, todo estaba rodeado de arboles y mucha vida.
Lo único bueno de vivir en esa mansión era que estaba en una zona llena de arboles y vida silvestre, Hinata amaba a los animales y a la naturaleza desde pequeña siempre le encantaba sembrar flores, curar a los pajaritos que veía lastimados y les daba de comer a los animales del bosque, y al parecer ellos también amaban la compañía de la oji-perla; los animales no sentían miedo con ella, todo lo contrario se acercaban y se dejaban acariciar, tocar, alimentar y cuidar por la oji-perla.
Hinata miraba los arboles fijamente, pero sus ojos de abren de par en par al ver una animal o mejor dicho una espécimen terrorífico y algo que jamás había visto que estaba entre los árboles. El ser era de anatomía humano pero no era ni mujer ni hombre ya que no contaba con órganos de sexo femenino o masculino, toda la piel era de un color negro con escamas algunas eran moradas, media alrededor de 2 metros sus uñas eran largas, no tenia oídos ni cabello, su cabeza estaba totalmente pelada y en vez de dos ojos, tenía un enorme ojo de color rojo que brillaba con una pupila negra de su boca sobresalían dos colmillos que llegaban hasta su mandíbula. Hinata sintió un escalofrió y comenzó a temblar al notar que la bestia la estaba mirando fijamente, ella solo se separa de la ventana temblando mientras daba un gritillo y se empujaba para atrás tan fuerte que choca con Kenji tumbándole el teléfono, Akari al escuchar el gritillo voltea a ver a Hinata.
—¿¡Pero que te sucede Moco, estás loca!? ¡Acabas de tumbar mi teléfono!—La mira molesto un tanto confundido, pero luego nota como Hinata estaba temblando mientras miraba la ventana con los ojos abiertos como platos—¿Qué te pasa? ¿Por qué tiemblas?—Le pregunta sin poder evitar sonar preocupado tomando la mano de Hinata y luego la mira, estaba fría y se encontraba pálida—¿Hinata?…—murmura mirándola aun tomándole la mano preocupándose un poco
—¿Qué te pasa Hinata? Pareciera que hubieras visto un fantasma—Pregunta Akari mirándola un poco aburrida sin mostrar preocupación, Akari no pude evitar fruncir el seño al notar como Kenji tomaba la mano de su hermana.
—U-Un...e-era—No encontraba explicar lo que acaba de ver, ella solo se arrodilla en el asiento y mira por el espejo de atrás ya que se habían alejado de donde había visto la criatura—Vi, a alguien, no mejor dicho ¡parecía una persona era…era un monstruo! Era de 2 metros, toda su piel era negra con escamas, tenia 2 grandes colmillos, no tenia oídos, sus ojos eran rojos y brillaban, podría jurar que me estaba mirando—Explicaba mirando a sus hermanos alarmada aun temblando
—…Creo que esa caída te afecto el cerebro—Dice Akari seria mirando a Hinata, sin creerse nada de lo que dijo.
—¡Pero es enserio! ¡Yo lo vi! ¡Creanme!—Exclama mirándolos un poco preocupada.
—Hinata, es imposible que algo como eso exista, creo que deberías dejar de leer esas historias de fantasías que hay en la biblioteca de la casa o un día de estos nos dirás que viste a los 7 enanitos junto a blancanieves junto a un dragón—dice divertido Kenji mirando a su hermana arqueando las cejas.
—Kenji tiene razón, deberías dejar de ir a la biblioteca o te volverás una loca—dice Akari cruzándose de brazos volviendo a mirar por la ventana.
Hinata mira como Akari y Kenji volvían a lo suyo, Kenji volvió a mandar mensajes y Akari volvía a mirar poa la ventana, ella solo suspira resignada y un poco frustrada porque sus hermanos no le habían creído. Ella vuelve su vista hacia la carretera por el espejo de atrás. Ella estaba totalmente segura que lo había visto y no había sido su imaginación. Pero…¿Por qué la estaba mirando a ella?.
La limosina llega a la mansión y los tres jóvenes bajan de esta y entran para que cada uno suba sin decir más nada a su habitación.
Hinata deja su mochila en el escritorio y se tumba en la cama boca abajo ocultando su rostro en su almohada sintiendo como el aroma a lirios que desprendía su cabello entraba por sus fosas nasales, ella solo sonríe y aspira de nuevo ese aroma, ella amaba los lirios eran sus flores favoritas. El aroma a lirios le recordaba a su madre. Hinata cierra los ojos con pesadez, su frente aun le dolía y la verdad el día de hoy en su escuela no había sido muy bueno que digamos aunque todos sus días en la escuela eran horribles y esos días nefastos tenían nombre, Karin ¿Por qué la chica peli-roja le hacia la vida cuadritos? Esa misma pregunta se hacia la oji-perla una y otra vez aun sin encontrar respuesta
La oji-perla cayó rápidamente a brazos de Morfeo aun dejando que el aroma a lirios pasara por sus fosas Nasales.
A los minutos estaba en la oscuridad, pero luego en vez de sentir la almohada sentía que estaba acostada boca abajo sobre un charco de agua, su cabello caía en su cuerpo y a sus lados mojándose con el agua, ella abre sus ojos de golpe al sentir la humedad en su ropa, rostro, cuerpo y manos, levanta su cabeza mirando a su alrededor.
El piso estaba cubierto de agua, era un pequeño cuarto de paredes y pisos de color blanco, el agua era de un color azul oscuro no habían puertas ni ventanas por donde salir.
—¿Dónde estoy? ¿Cómo llegue aquí?—Se preguntaba la oji-perla muy confundida mirando todo a su alrededor levantándose del suelo el agua le cubría todo los pies llegaba más arriba de sus tobillos.
En el suelo ella pudo ver un dibujo de una luna de color amarillo, tenía la misma forma que su gargantilla, Hinata se preguntaba cómo había llegado a esa habitación, ella hace unos minutos habría jurado que estaba en su habitación durmiendo y de repente despertaba allí. Su ropa estaba mojada y su cabello se pegaba a su cuerpo y unos mechos a sus rostros, se abrazo a si misma confundida y asustada empezando a entrar en pánico ¿Qué hacía en ese lugar?. Sus pensamientos fueron interrumpidos por un temblor que se hizo presente haciéndola caer al suelo sentada mojándose más de lo que estaba.
Frente a la chica un montículo de agua se elevo, el agua fue cayendo lentamente dejando mostrar un espejo grande de bordes con madera de oro con incrustaciones de diamantes de muchos colores, arriba del espejo había una luna hecha de oro con muchos diamantes incrustados y tenía unas letras grabadas en griego lo cual no pudo leer, y no era porque no podía ¡para nada! Ella sabía hablar 3 idiomas y entre ellos estaba el griego; no podía leerlas porque el espejo era tan alto que las letras no se veían bien.
Hinata se levanto del suelo mojado, mirando el espejo y se acerco a él sorprendida ya que no se encontraba su reflejo; ella toca el espejo y al hacerlo mágicamente aparece su reflejo. La oji-perla se sobresalto y alejo su mano del espejo, allí estaba ella al otro lado su cara mostraba sorpresa pero no le había sorprendido que su reflejo apareciera lo que le sorprendió era la forma en que se reflejaba al espejo.
Su cabello se veía igual del largo pero el color era diferente, era como un azul casi llegando a negro brilloso y lacio; su uniforme ya no estaba, en vez de eso se veía vestido por una mini-falda blanca con bordes dorados, un top blanco que dejaba su abdomen y cintura a la vista con dos tiras gruesas que bajaban por sus hombros, las medias desaparecieron y aunque estuviera descalza en el espejo se reflejaban unas sandalias de sin tacón doradas que se amarraban hasta su tobillo formando un lazo atrás del pie y en su muslo tenía una especie como de pulsera de oro. En su cabello había una especie de tiara de oro la cual tenía una piedra en forma de luna de color azul colgando la misma piedra que su gargantilla, y en su cuello estaba su gargantilla, tenía una especie de guantes de tela en ambos brazos que llegaban hasta 5 dedos más arriba de su codo, sus dedos estaban a la vista y los guantes se agarraban a cada mano de su dedo medio.
Hinata desconcertada toma un mecho de cabello y mira, todavía estaba de color marron, vuelve su mirada el espejo pero en su reflejo aun tenía ese color azul tan peculiar y raro, al igual que la ropa ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué su reflejo tenía ese aspecto tan raro?
—En verdad soy yo, pero…mi cabello y ropa—Piensa confundida aun mirando su reflejo.
Hinata ve como sorpresivamente su reflejo le sonríe tiernamente haciendo que ella se asustara y diera un pequeño salto mientras daba un paso hacia atrás, ¡su reflejo le estaba sonriendo! Y ¡ella no estaba sonriendo!.
—Pe-Pero…¿qué?...—Se dijo con la boca entreabierta sin salir de su asombro aun sin creérselo ¡su reflejo la estaba mirando mientras sonreía!
—No te asustes, yo soy tu verdadero ser—Dijo su reflejo mirando aun sonriéndole tiernamente—Creo que tesorprendiste, veras estamos en tu mente, este es nuestro verdadero aspecto; cuando vayas a despertar tomaremos nuestro verdadero color de cabello tu poder ya está despertando Hinata—Explico aun sonriéndole a Hinata.
—¿Eh? ¿De qué hablas? ¿De qué poder me estás hablando?—Pregunta confundida mirando a su reflejo sin comprender ¿poder? ¿Acaso escucho bien?
Su reflejo solo sonríe divertida ladeando un poco la cabeza mirándola aun divertida.
—No te preocupes ya sabrás de lo que estoy hablando, pero solo te digo que debes tener cuidado, el mal ya está empezando a hacer sus sucias jugadas y van tras los semi-dioses y especialmente por ti. Cuídate de los "Nugles" ellos intentaran lastimarte—Termino de explicar con una mirada seria.
—¿Nugles?¿que son los Nugles?—Pregunto mirándola sin comprender nada de lo que estaba diciendo. ¿Semi-dioses? ¿el mal? ¿Iban a por ella? ¡¿Qué diablos estaba pasando?!
—Los Nugles son criaturas hechas de arcilla y piedras de la tierra negra del infierno, tiene cuerpo humano, poseen colmillos filosos, un ojo rojo con pupila de color morada, ellos son los secuaces del mal, ellos tienen la orden de capturas vivos o muertes a los semi-dioses, ten cuidado el mal necesita de tus poderes para formalizar su plan suerte Hinata y Adiós — Decía seria pero luego sonríe dulcemente.
—¡Espera!—Exclama mirando como el espejo comenzaba a desaparecer frente a sus narices
—Es Hora de despertar, cuidate y no dejes que el colgante caía en manos equivocas, Mucha suerte y hasta pronto—termino de decir su reflejo para luego desaparecer completamente con el espejo.
—Adios…y gracias—Murmura Hinata para luego sonreír no muy convencida y confundida.
El piso comienza a temblar de nuevo, Hinata miraba como se abría una grieta dejando que el agua callera por allí vaciándose la habitación, mas grietas aparecieron y el piso se rompió como si fuera un espejo haciendo que su cuerpo caiga a la oscuridad, todo estaba negra y mientras caía de espaldas mientras gritaba miraba como se iba a alejando de la habitación.
Abre sus ojos de golpe encontrándose con el techo de su habitación, estaba boca arriba con la sabana hasta su pecho, una mano al lado de su cabeza y la otra en su abdomen, su respiración estaba agitadamente y su frente estaba sudorosa haciendo que su flequillo se pegara a su frente y rostro. Hinata se sienta en la cama tratando de calmar su respiración y mira a su alrededor, estaba en su habitación había caído la noche y aunque todo estuviera oscuro la luz de la luna entraba por su ventana alumbrando todo, su ventana estaba abierta y las cortinas de seda blanca se movían por la brisa que entraba por ella.
Con su mano derecha se quita el sudor de su frente, y mira las sabanas ya con su corazón latiendo normalmente dirige su mirada al reloj que estaba en su mesita, eran las 3 de la madrugada, vuelve su vista al frente y baja un poco la cabeza mirando sus sabanas blancas nuevamente
—Fue…un sueño—susurra y luego mira su mano—se sintió…tan real—murmura aun mirando su mano.
Hinata coloca su mano en su gargantilla, que sueño más raro había tenido seguramente Kenji y Akari tenían razón, debía dejar de leer tantos libros de fantasía y los libros sobre los dioses del Olimpo, ella amaba todo la mitología griega sobre los dioses del Olimpo; su madre le regalo un libro sobre los dioses la cual estaba guardado en su gaveta, el libro y la gargantilla eran sus más grandes tesoros y recuerdos que tenia de su madre perdida.
—Madre…te extraño, me haces mucha falta…¿Dónde estarás en estos momentos? Te necesito y no sabes cuánto—Piensa la oji-perla dirigiendo su rostro hacia la ventana mirando la luna, se acuesta de lado sintiendo las lagrimas salir de sus ojos para luego caer arriba de la almohada, llorando en silencio logra quedarse dormida aun con lagrimas en los ojos. La gargantilla brilla no tan intensamente para luego dejar de brillar.
Una serpiente se deslizaba por las piedras de aquel lugar, era un pasillo iluminado solamente por antorchas, el fuego era de un color morado muy extraño, parecía un subterráneo, iba por un pasillo donde todo era rocas de color negro. Al final del pasillo había una puerta de madera. En el pasillo lograban escucharse gritos desgarradores de agonía, dolor y auxilio,
—Musica para mis oídos, lo único bueno del inframundo—Murmura aquella serpiente comenzando a transformase en un hombre, de cabello negro liso hasta su cintura, piel palida y ojos de color amarillo con un extraño delineador de color morado.
El hombre con cara de serpiente abre la puerta entrando por esta logrando divisar a un segundo en aquella habitación.
Era un joven de cabellos grises, que usaban la misma toca que aquel hombre de ojos de reptil, estaba usando lentes y su cabello era de un tono gris, sonreía mientras miraba el pequeño barco colocarse frente el hombre baja del bote y lo mira aun sonriendo.
—Bienvenido Orochimaru-sama—Responde haciendo una reverencia el de cabellos grises aun sonriendo, siguiendo al hombre que paso a su lado para pasar de largo hacia una puerta que estaba en la pared de piedras.
—Los encontraron—dijo Orochimaru
—Sí, hemos encontrado al hijo de Hermes, Cupido y unos de los hijos de Ares—Explico el peli-gris.
—Bien, y ¿qué hay de niña luna y el chico luna? ¿Los han encontrado?—Pregunto volteando a ver a su aprendiz.
—Todavía no Orochimaru-sama, no hemos encontrado a la niña y al chico con esas descripciones, pero un nugles nos informo de que vio a una tercera persona, una chica con los ojos de color perla, los mismos ojos que la niña y el chico luna señor.
—¿una chica con ojos perlas?...Uhm, Artemis Hana-chan nos esconde algo juju—se ríe divertido el hombre ojos de serpiente mientras que su lengua puntiaguda para por sus labios—quiero que ese Nugle vigile a esa chica de que me hablas—termino de decir abriendo la puerta entrando a esta, el lugar estaba alumbrando con antorchas y el piso era de piedras al igual que las paredes eran un largo pasillo y camina por el pasillo de la derecha llegando a una puerta, abriéndola y entrando en este.
En la habitación el piso era de madera, había una chimenea y en frente de esta había un sillón de color rojo y abajo una alfombra de del mismo color, habían estantes con libros de todos los tamaños, formas y colores, Orochimaru camina hacia el sillón sentándose en él y toma el libro que estaba en la mesita junto a él tratando de relajarse.
—Pronto todos caerán ante mi—Murmura divertido pasando su lengua por sus labios para luego comenzar a leer su libro.
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¡Hola a todos!
Bueno, primero que nada este un nuevo fic que me vino a la cabeza después de ver "Furia de Titanes" (amo esa película)
Bueno, esta Fanfic no tendrá la misma trama y a decir verdad no se como sera el final ni nada, la historia solo fluye y veremos como termina.
Espero les guste las historia, lamento los errores ortográficos que hay por allí, soy nueva en esto de los fics. :s
Nos vemos en el próximo Capitulo.
¿Review?
