Disclaimer: Obviamente no soy el dueño de los derechos de la franquicia Final Fantasy, así que todo esto no es más que un delirio sin fines de lucro con el único propósito de entretenerlos. ¡Ojalá que lo disfruten!


Capítulo 1: Primeros pasos


- ¡No vas a creer lo que acabo de comprar!

Zidane apenas prestó atención a la repentina llegada de su hermano mayor al departamento, absorto en el videojuego que jugaba en línea con sus amigos de la infancia.

- No puedo ahora. Partida competitiva. ¡Blank, cúbreme, voy a entrar! - respondió el jovencito rubio sin despegar la vista de la pantalla.

Kuja asomó la cabeza por encima del hombro de su hermano y arqueó una ceja al contemplar el festín de violencia sin sentido en el monitor de la computadora. Exhaló ruidosamente para mostrar su desaprobación. Todo aquello le parecía tan… cliché.

- ¿No te aburre jugar siempre a lo mismo? - preguntó con desdén. Odiaba que lo ignoraran cuando hablaba.

- ¡Hijo de..! ¡Blank! ¡¿Se puede saber qué estás haciendo?! ¡Se suponía que cuidarías mi espalda! - estalló Zidane al micrófono.

- ¡¿Estás ciego?! ¡Estaban directamente frente a tus narices! ¡No puedo jugar por los dos! - rugió Blank en respuesta.

Kuja puso los ojos en blanco, exasperado, y se dispuso a retirarse de la habitación.

- ¿Podrías pedir una pizza? Sé que me toca cocinar hoy pero… prioridades. - preguntó Zidane mientras esquivaba una ráfaga de balazos digitales.

- En tus sueños. Pediré unas ensaladas. Estoy harto de la comida chatarra.

- ¿Es en serio? ¡No me hagas esto, por favor! ¡Piedad! - imploró su hermano, súbitamente decidido a prestarle atención. Kuja respondió con una carcajada malévola desde el pasillo. Zidane suspiró, resignado. Marcus, Blank y Cinna, que habían oído toda la conversación a través de sus respectivos auriculares, explotaron de risa.


Kuja extrajo de su bandolera de cuero un grueso libro y comenzó a leerlo sentado a la mesa de la cocina. La ilustración de la tapa mostraba un conjunto de héroes de fantasía parados frente a un enorme cristal resplandeciente y el título rezaba "Final Fantasy, Novena Edición". Lo había comprado en un rapto de curiosidad al verlo en la vitrina de una casa de cómics y no se había arrepentido a pesar de su abultado precio. Era un manual que enseñaba a dirigir uno de los juegos de rol de tablero más populares del momento y él, que amaba la literatura y el teatro por igual, no pudo resistirse a algo que combinaba ambos placeres en una misma actividad.

- ¿Qué estás leyendo? - preguntó Zidane, recostado lánguidamente en el marco de la puerta con una lata de cerveza en la mano. Kuja giró la cabeza, entusiasmado.

- ¡Acércate! ¡Esto te encantará! - respondió efusivamente.

El joven rubio se aproximó y sonrió con interés al ver las coloridas imágenes que poblaban las páginas del libro. Le llamó particularmente la atención una que representaba a un grupo de guerreros enfrentando a un monstruoso dragón de escamas plateadas.

- ¡Tiene muy buena pinta! ¿Qué es?

- Es un juego de rol, hermanito. La idea es la siguiente: los jugadores interpretan personajes fantásticos y viven aventuras dirigidos por un narrador que describe el mundo en el que se mueven. ¿No es fascinante?

- ¿Rol? ¿Como esos videojuegos asiáticos donde la gente pelea con espadas enormes y peinados ridículos?

- ¡Mucho mejor! El único límite en este juego es nuestra imaginación, ¡Las oportunidades son infinitas!

- ¡Me gusta! ¿Cómo se juega? - preguntó Zidane, ansioso.

- Es lo que estoy intentando entender. - respondió Kuja, palmeando el grueso tomo de tapa dura.

- ¿Tengo que leer todo eso? - balbuceó Zidane con una mueca de horror.

- Quizás no sea necesario... - se atajó Kuja, tratando de retener el entusiasmo de su hermano - supongo que podré enseñarte a jugar una vez que conozca bien las reglas.

El portero eléctrico emitió un zumbido y ambos jóvenes se miraron entre sí.

- Kuja…

- ¿Qué pasa?

- Por favor, dime que lo de las ensaladas era una broma.


Kuja tardó un mes entero en sentirse preparado para dirigir su primera sesión de rol. Zidane había convencido a sus mejores amigos de servir como conejillos de indias de su hermano y ellos no tardarían en llegar al pequeño departamento que los dos compartían.

"Qué tarde es…" pensaba el joven de cabello color ceniza, mirando el reloj de pared constantemente.

Sobre la mesa de la cocina estaba prolijamente distribuida toda la parafernalia necesaria para jugar: dados de distinta cantidad de caras, fichas de personaje vacías, lápices, gomas de borrar, sacapuntas y un mapa cuidadosamente dibujado a mano que representaba lo que parecía ser la bodega de un barco de algún tipo.

Un murmullo de voces alegres acompañado por un ruido de llaves característico alertó a Kuja de que su hermano había vuelto a casa acompañado por sus amigos de toda la vida. El aspirante director de rol se acomodó nerviosamente el cuello de la camisa y se levantó del asiento para recibir a sus futuros jugadores. El primero que entró por la puerta fue Blank, inmediatamente reconocible por su cabello ferozmente rojo y la colección de cicatrices que había adquirido a lo largo de su tiempo como skater.

- ¡Kuja! ¡Tanto tiempo! - exclamó el pelirrojo, sacudiendo vigorosamente la mano del hermano de Zidane.

- Hola Blank, ¿Cómo has estado? - respondió Kuja, con un temblor apenas perceptible en la voz.

- ¡De maravillas, hermano! Oye, ¿No tienes por casualidad un poco de cerveza? Hace un calor insoportable afuera.

- Sí, claro, está en la cocina, sírvete lo que quieras.

- ¡Supongo que eso también vale para nosotros! - dijo un muchacho feo y de corta estatura que venía detrás de Blank.

- ¡Cinna! ¡No has cambiado en nada! - sonrió Kuja, aceptando el abrazo que el hombrecito le ofrecía.

- ¡No puedo decir lo mismo de tí! ¡Esa tintura gris hace que parezcas un anciano!

- Sí… intenté experimentar con el color pero el resultado no fue lo que esperaba. - respondió el joven, algo incómodo.

- Cinna, para ya con el bullying, estás molestando al señor. - dijo el tercer amigo de Zidane, un muchacho corpulento con los dientes torcidos y un pañuelo en la cabeza.

- ¡Marcus..! - titubeó Kuja al ver la montaña de músculos en que se había convertido el joven - ¡Qué bueno que hayas venido! Por favor ponte cómodo...

El angustiado anfitrión esperó a que todos los invitados se instalaran en la cocina para hablar a solas con su hermano mientras este último cerraba la puerta del departamento.

- ¡Nunca me dijiste que Marcus vendría! ¡No esperaba tener tanta gente en la mesa! - susurró, exasperado.

- ¡Yo tampoco lo sabía! - se defendió Zidane - ¡Al parecer estaba con Cinna y decidió acompañarlo sin avisarme!

Kuja se tapó el rostro con la mano y respiró hondo, pensando en cómo sobrellevar el imprevisto.

- Lo harás bien, relájate. - dijo Zidane, poniendo una mano sobre el hombro de su hermano - Comencemos a jugar pronto o nos dejarán sin bebidas.


¿Logrará Kuja sobrellevar con éxito su primera sesión como director? ¡No se pierdan el próximo capítulo de "Final Fantasy, Novena Edición"!