Una taza de té descansaba entre sus manos. El vapor de aquella bebida empañaba sus gafas, pero parecía no importarle. ¿Qué es un poco de vapor en las gafas? Nada.
1, 2, 3, 4, 5...6 cucharadas de azúcar fueron vertidas en esa pequeña taza. Mezcló la infusión descuidadamente, derramando algunas gotas en la mesa.
Llevó la taza a sus labios, bebió el té, no importándole lo tanto que quemaba. Demasiado dulce par su gusto, pero de nuevo, ¿Qué importaba. Bajó la taza después de vaciarla por completo y su atención volvió a la mesa.
No sabía exactamente cuanto tiempo llevaba ahí, minutos, horas. No importaba.
Se levantó de su asiento y recorrió el pequeño apartamento con la mirada. No había mucho que hacer ahí, la sala, el comedor, su cuarto y el baño. Decidió sentarse en el sillón cercano a la ventana para mirar por ella. Llovía. El sonido de la puerta la distrajo.
-¡Esta lloviendo a cantaros!.-Exclamó retirándose el saco que chorreaba agua por todas partes.-Lo siento, lo limpiaré.
Se acercó a la chica para besar suavemente sus labios.
-Me ascendieron.-Susurró sobre sus labios provocando que la chica abriera los ojos sorprendida.
-¿Enserio? ¡Muchas felicidades! Sabía que lo lograrías.-Exclamó abrazando al chico.-Definitivamente tenemos que celebrar.
-De hecho yo ya comencé hacerlo.-Dijo separándose de la chica para caminar hasta la puerta.-¿Recuerdas que te dije que quería un perro?
Abrió la puerta con una gran sonrisa para encontrarse con: Nada.
-¡Que alguien saque a este demonio de mi casa!.-Se escuchaba que gritaban.
-!Oh no! ¡En la casa de la señora Robinson no Tobby!.-Gritó el chico corriendo hacía el apartamento de aquella señora.
La chica se recargo en el marco de la puerta mirando como su chico discutía con esa señora tan amargada. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver como el chico miraba avergonzado a la señora. No importaba.
El claxon de varios coches se escuchaban detrás de ella. Manejaba a 20 Km/h y ya tenía 3 multas acumuladas gracias a eso. ¿Qué importaba?
Llegó a su destino, la bahía. Estacionó el auto en el aparcamiento, caminaría lo que faltaba por recorrer.
La brisa golpeaba contra su rostro, el viento alborotaba su cabello. Y sonreía. Sonreía porque ese era el día.
Ese día iba a morir.
Respiró por ultima vez y cerrando los ojos dejó que su cuerpo cayera al vacío.
La sonrisa no desapareció de su rostro.
Aun no decido quien es la protagonista de la historia ya que tanto Rachel como Quinn encajan perfecto para la idea que tengo. Solo pido que me ayuden a decidir.
De antemano gracias.
