Shingeki No Kyojin es propiedad de Isayama Hajime.
Pairing:
EREN X LEVI
Advertencias:
Contenido sexual explícito. Mordidas. Sangre. Sexo inter especie (Titan!Eren x Levi)
MORDIDAS.
PARTE I.
El equipo cayó al suelo con un golpe seco. El metal se quejó ante el maltrato, y alrededor, una ligera estela de tierra se elevó ante el impacto. Estaba seguro que Hanji, ni nadie en realidad, alcanzaron a parpadear más de una ocasión.
-¡Levi! –Escuchó que le llamaba, que le llamaba a gritos, mientras esa poderosa mano titánica le llevaba hacia arriba, hacia las nubes, hacia el cielo. – ¡Levi, no, no! ¡Eren, detén esto!
No alcanzó ni a intentar decirle que estaría bien. No hubo tiempo suficiente, porqué Eren estaba ansioso. Podía sentirlo en su agarre firme y en la manera en la que los ojos verdes del titán Atacante estaban fijos en su rostro. Dentro de su boca, hacia el calor de todos los infiernos. Su saliva ardía contra la piel de su rostro, y luego del malestar inicial que le causó suponer que Eren lo había introducido a su boca, un poderoso rubor cubrió las mejillas del capitán Ackerman. Jadeó, casi sin aliento, cuándo esa enorme lengua le recibió, húmeda, húmeda y ardiente cómo las brasas.
-E-Eren... –La voz le salió entrecortada. Sus manos palparon la carne trémula sobre la que yacía, y con un movimiento ondulante, supo entonces qué era exactamente lo que deseaba su titán. –Hazlo. –Jadeó, ardiendo de pronto también él, empapado en saliva y en sudor. Empapado en ansias animales de terminar con aquello que sabía, Eren deseaba. –Está bien, ha-hazlo…
Y Eren lo hizo.
La lengua bajo su cuerpo en ningún momento dejó de moverse. Con manos torpes, logró desabrochar el botón de su pantalón, y tras luchar a muerte contra las correas, la blanca piel de sus piernas se encontró por primera vez con el fuego húmedo que se deslizaba a través de sus poros. -¡Q-Quema! –Gimoteó cuándo Eren le empapó. La punta de la lengua del titán se hizo un lugar entre sus piernas dóciles, y le acarició. Acometió en contra de su sexo casi que con devoción, y su cabeza se perdió entre la bruma del placer. Se sentía tan bien, tan correcto, tan rico…
El vibrante miembro húmedo y rosado entre sus muslos serpenteó casi que con gracilidad, le hizo girar entre su abrazo fruncido, y le puso de espalda para arriba. Aquella punta pecaminosa le abrió, le hizo abrirse con una facilidad que a él mismo le abrumó. Eren estaba devorándole, pensó, a la deriva, mientras que con estremecimientos cabalgaba la lengua del titán que estaba complaciéndole. Eren estaba devorándole por completo y el mero pensamiento le hizo hincharse de excitación.
-¡Mgh...! –Gimió en voz alta. –S-Se siente… ¡b-bien!
Quería correrse, pensó el capitán empapado en saliva y en deseo. Quería que la lengua de aquel titán, de su titán, de su Eren le hiciera correrse. Un gruñido surgió desde el fondo de aquella colosal garganta, y fue cómo la demanda de Eren para que pusiese más esfuerzo en lograrlo. – ¿Q-Quieres probarme? –Preguntó con voz aguda y ojos nublados en pasión –P-Pruébame, Eren. Hazlo, hazlo, estoy aquí y soy tuyo…
La primera mordida llegó justo antes de alcanzar su primer clímax. Fue ligera, pero firme, Se hincó en la carne de sus muslos y les hizo sangrar y a él, bueno… a él le hizo gritar de placer. La blanca semilla se mezcló casi que al instante con la saliva del titán y el espectáculo penumbroso, primitivo y animal le hizo ponerse duro de nueva cuenta.
La segunda, fue cuándo sus muslos aprisionaron con fuerza la lengua sobre la cual yacía, y le cabalgó con desesperación corriéndole por las venas, hecha uno solo con su sangre que a ratos parecía querérsele evaporar. Fue más suave que la anterior, pero no menos placentera. Surcó su espalda cuándo sus gemidos aumentaron en decibeles, y eso hizo al capitán preguntarse, lleno de morbo y pura lujuria si acaso afuera de la boca del titán eran capaces de escucharse sus gritos.
Esperaba que sí, se dijo, escurriendo en lascivia, mientras el orgasmo comenzaba a formársele en el centro del vientre y a recorrerle perezoso las puntas de los dedos.
La tercera fue la que culpable de acabar una última ocasión, pues cómo adivinándole los pensamientos, Eren empujó su titánica lengua en contra de su entrada enrojecida con tanta fuerza que le empujó hacia adelante. La boca del titán se abrió sutilmente y permitió al mundo ver el rostro del Hombre más Fuerte de la Humanidad en el momento exacto que su orgasmo le azotaba. Mikasa abría de girar el rostro, abochornada ante aquella expresión tan sucia, y Eren, cómo que envidiándole a su hermana adoptiva el privilegio de haber visto aquella cara corrompida en el más brutal de los placeres le hincó los dientes una última ocasión.
Se sintió extraviado. Se sintió a la deriva, perdido entre un mar de fuego húmedo, roja sangre y blanca semilla. Estaba agotado, complacido y retorcidamente dichoso. –Justo ahora puedes matarme si quieres –Dijo casi sin pensarlo. El titán que le aprisionaba dentro de sus fauces ronroneó, y durante un instante que le pareció eterno se imaginó escondido dentro de los brazos del muchacho de ojos verdes que acababa de devorarle y eso… eso le hizo sonreír con verdadera dicha.
¿Cuán sucio sonaba aquello?
No quería ni imaginarlo.
Mikasa sería la que le sacaría de su paraíso penumbroso, y con rapidez digna de una Ackerman, le cubrió la insinuante desnudez con el verde de la Legión. Estaba ruborizada, habría de notar el capitán durante un instante de lucidez.
-¿Qué miras? –Preguntó, quizás más brusco de lo que fue su intención inicial.
-Está sangrando. Luce deplorable. –Todo él estaba escurriendo en sangre, en saliva y en semen. Mikasa, que le llevaba en los brazos –qué vergonzoso-, descendió con gracilidad, cómo protegida por unas alas invisibles que le hicieron danzar entre los aires con majestuosidad. –Y aun así hago que te brillen los ojos, mocosa.
La hermana de Eren no tuvo la decencia de negarlo. Menos mal, sería una mentira descarada y estaba prohibido mentir a los superiores.
Su consciencia cayó en picada cuándo un dolor punzante le atravesó los muslos, la espalda y el hombro, y justo antes de que la oscuridad se lo tragara, su mano alcanzó a alzarse en pos al titán que le había complacido, un titán, notó, que comenzaba a deshacerse en medio de un vaporoso pandemónium.
Continuará
Espero que esto os guste. Aún falta la parte final, en dónde prometo un sabroso lemon entre Eren y Levi ya ambos como humanos, pero que igual involucran al retorcido gusto del capitán por las mordidas y a un Eren ansioso por hincar sus dientes.
Elisa les ama.
Próximas actualizaciones:
Improbable Probabilidad.
In The Land Of The Gods.
Se viene la temporada de lemon, criaturas bellas.
Espero y les agrade la idea.
¡Muchos abrazos y besos!
Próximo Capítulo:
"Besos Amargos"
