Disclaimer: Los personajes de Haikyuu! son de Haruichi Furudate, yo sólo los utilizo para satisfacer mi imaginación.
Advertencia: Yaoi (chicoxchico)
N/A: Esta historia trata principalmente sobre Kageyama y Hinata, pero seguramente habrá indicios de otras tantas parejas (lean entre líneas). Desde ya disculpas por cualquier falta ortográfica y lo Ooc que puedan quedar los personajes. De spoilers prácticamente nada, no he leído el manga más allá del final de la última temporada del anime.
Este primer capítulo es más una introducción, pero igual de importante.
Sin más que decir, disfruten!
La curiosidad mató al cuervo
Capítulo 1
Hitoka Yachi podía ser considerada como una chica tranquila, alegre y muy, muy fácil de impresionar. Tal como se podía observar en ese preciso instante; su cara estaba tan roja y caliente que se sentía sofocada, las palabras habían quedado atoradas en su garganta y por un momento su mente quedó en blanco.
Claro, esa reacción fue dos minutos antes de que su cabeza conectara un sinfín de pistas que había almacenado en ella. El resultado era obvio.
Se pegó lo más que pudo a la pared tras ella, como si así pudieran mimetizarse. Miró el cuaderno que llevaba entre sus brazos, ahora apretujado, y respiró profundamente para calmar los latidos de su corazón. Aquella sí era una gran sorpresa. Tragó pesado.
Además de impresionable, Yachi se consideraba alguien muy curiosa. Por ello no pudo evitar acercarse al borde de la pared que la ocultaba para ver aquella escena otra vez. No quiso aceptar que sintió una pequeña decepción cuando vio a las dos figuras, las cuales conocía muy bien, caminando de espaldas a ella, ya varios metros alejados.
Por un momento se preguntó si aquello que había visto no habría sido una mala jugada de su mente. Se convenció de que no lo era, pues ella jamás podría haberse imaginado algo así.
Volviendo en el tiempo apenas diez minutos atrás, Yachi había caminado casi todo el trayecto de la escuela hasta su casa en compañía del dúo de raros (o par de idiotas, como prefería Tsukishima), Hinata y Kageyama. No era capaz de decirlo en voz alta pero todo el tiempo había habido una atmósfera por demás pesada entre ellos; Hinata se había forzado a mantener una conversación trivial con ella y Kageyama, por su lado, sólo había mirado cada objeto y persona que se les cruzaba como si fueran lo que más odiara del mundo. No era muy diferente de su mirada de siempre, pero vamos, el armador hacía tiempo que había abandonado esa actitud.
En más de un momento quiso decir algo, preguntar si podía ayudarles de alguna manera. Quizás estaban pasando por otra de sus peleas sobre vóley, pero el ambiente era tan distinto esta vez a cuando tuvieron aquella pelea, que simplemente no se animó. Creyó que lo mejor era que lo resolviesen ellos mismos, aunque deseaba con su corazón que esta vez no hubiesen golpes de por medio.
Cuando llegaron al cruce donde ella y Hinata dejaban a Kageyama para seguir por su lado, pues vivían a unas calles en la misma dirección, se sorprendió de ver que el pelirrojo se paraba al lado del otro chico y se despedía de ella con otra sonrisa forzada. Le preguntó al respecto, pues Kageyama mostraba la misma sorpresa que ella, pero Hinata sólo agrandó su sonrisa y dijo que habían quedado para jugar videojuegos esa noche.
Yachi sólo pudo pensar que su amigo era demasiado malo mintiendo. Pero se animaba al pensar que al fin resolverían sus problemas. Así que les sonrió a ambos y caminó en dirección a su hogar.
La cuestión era que, tan oportuno como era el destino, la rubia recordó que había prometido a Hinata prestarle sus notas de inglés ese mismo día. Notando que no había caminado más que un par de metros, y sin creer que los otros se hubiesen alejado mucho, Yachi se giró sobre sus pies, sacando el dichoso cuaderno de su mochila, y se dirigió con rapidez hasta el cruce una vez más.
Y allí fue que los vio, tornándose su rostro rojo en menos de un segundo.
Hinata tiraba de la chaqueta de Kageyama, haciendo que este se viera obligado a bajar su rostro hacia él. Por sus serias miradas, primero pensó que estaban en medio de una pelea. Pero entonces, Hinata se alzó sobre las puntas de sus pies un poco y acortó la distancia.
Sí, aquel par explosivo y raro de Karasuno, se estaban besando. Sólo tenían sus labios juntos y los ojos cerrados, pero vio cómo Kageyama también se aferraba a la chaqueta del más bajo, como queriendo acercarse a él.
Yachi simplemente no lo creía. Cuando vio que Hinata se despegaba apenas un poco de los labios de Kageyama, como si le hablara en susurros, Yachi se escondió tras una pared, con el corazón desbocado.
¿Qué demonios había sido eso?
¿Sus amigos estaban saliendo?
Por empezar ¿¡Desde cuándo ellos se tenían más que sentimientos de rivalidad?!
Se sintió mareada por todas las interrogante y decidió ir a casa. Ya le daría el cuaderno a Hinata la próxima semana.
Lo que la pequeña mánager de Karasuno no sabía, ni imaginaba, era que aquella situación tenía todo un trasfondo, el cual venía desarrollándose hacía ya varios meses.
Un trasfondo digno de indagar.
