Una noche tan apacible, que es algo sutil, algo efímero, tal vez es el echo de que es como muchas otra, o porque es la espera a algo a un día que irradia su luz desvelando los temores de los jóvenes que duermen, su tortura perpetua y lo que ven como algo normal en sus vidas, su soledad. Esta que es su sombra, la que le persigue, pero no escapan de esta, porque es parte de ellos. ¿no? De otra forma no seria su sombra, ¿cierto? Esta es la suya, es lo que merecen, lo que valen, lo que quieren, ¿¡no!?. Es su culpa que esta le persiga, que les pertenezca. ¿no?. Y aun sabiendo que les daña la prefieren a relacionarse, por que los otros los lastimanran les rechazaran cuando se abran con ellos, como sus padres.

Por eso las noches en las que no pueden ver sus sombras, son algo relajante, algo que les permite soñar en un abrazo tan que están reconfortante que es extraño, el abrazo de la oscuridad tranquila bajo la luz tenue y grisácea de la perla lunar. Es la ilusión de estos jóvenes solitarios, el no ver su sombra.

Pero cuando despierten y la vean, se esconden dentro de sus personalidades, la que es tanto su prisión como su armadura.

Y como otras tantas mañanas, el joven se levanta, se ducha y cocina para el y sus compañeras, ¿que es lo que esconde la rutina? Una sonrisa.

Desayunan y se despide de su tutora, para iniciar una caminata junto a la joven pelirroja, hacia su escuela.

En el camino silencioso, ninguno habla, ninguno se mira, ninguno se acerca al otro, solo mantienen su distancia, como si fueran cuercoespines que al acercase se dañaran con sus púas.

Pero una mirada calida, con una sonrisa sincera se mostraba en sus caras, como si caminar juntos de esta manera fuera... no lo sabían, pero estaban felices de estar lejos pero juntos, y tal vez solo fue un momento, pero uno donde sus sombras se volvieron una un momento donde su soledad no existía, porque se tenían el uno al otro.

Fin