Este es el verdadero final de"El flautista de Hamelin" no apta para niños
MUJERES DE HAMELIN
Se llevaron a los niños, se llevaron a los niños. El murmullo de dolor recorrió el empedrado de las calles para filtrarse en cada hogar; lloros gemidos y maldiciones se escucharon por todo Hamelin; para la llegada del amanecer tan sólo quedaba tristeza.
La desesperanza hacía eco en la Plaza Mayor donde todo el pueblo se había reunido esperando el milagro; el bosque se negaba a devolvernos a los niños, las montañas permanecían impasibles ante nuestras súplicas, el silencio era la única respuesta hasta que el Padre Wismer: loco, santo, devoto ávido de redención, la voz dormida de nuestras conciencias, se atrevió a revelar el verdadero nombre del flautista. El mismísimo demonio había tocado para nosotros y ahora exigía su pago.
El arrepentimiento pudo más que la codicia y pronto los hombres recubrieron de oro su culpabilidad, confundiendo una vez más valor con riquezas, pero nosotras: madres, hijas, hermanas… ,herederas del destino, comprendimos qué esperaba el diablo de nosotras y el terror se cubrió de aceptación. Al anochecer del segundo día las hijas de Lilith se reunirían para pagar su deuda con sangre y horror
El bosque es espeso a nuestro alrededor pero nuestra determinación se hace camino entre las sombras que nos rodean. Cargamos con el peso de nuestros pecados, con la avaricia y la mentira que nos los arrebataron pero ahora estamos aquí, mujeres de Hamelin, avanzando hacia el río Weser con las cabezas de nuestros hombres como ofrenda, dispuestas a recuperar aquello que era nuestro.
Nos aguarda la condenación eterna pero nada importa ahora que los niños duermen envueltos en nuestro cálido abrazo, que nada perturbe su descanso, mantendremos un pacto de silencio para que no escuchen las maldiciones de aquellas voces sin cuerpo que nos mantienen en vela en esta tierra sin hombres
