Noches de tormenta.

Disclaimer: Ouran es propiedad de Bisco Hatori, no mía.

Cuando estalla la tormenta él es el único que puede hacerla sentir protegida.

Drabble.

Acurrucada en la cama, temblorosa bajo la sábana, los ojos fuertemente cerrados y las manos tapando los oídos. Pánico. Siente pánico.

Los truenos resuenan con violencia, los relámpagos rasgan la oscuridad de la noche al otro lado de la ventana.

Tiembla descontroladamente. No puede evitarlo. El miedo es paralizador, intenso, desgarrador. Apenas puede respirar con normalidad. Se muerde el labio con tanta fuerza, tratando de ahogar los gemidos aterrados que pugnan por escapar de su garganta, que el sabor de la sangre inunda su boca.

De pronto el inmenso colchón de su cama de matrimonio se hunde tras ella y unos brazos se deslizan alrededor de su cintura, estrechándola con fuerza.

—Kyôya… —Ella se aprieta con fuerza contra él. Su espalda queda en contacto con el pecho del joven, cuyo cuerpo la envuelve por completo dándole calor. Así, junto a él, se siente más segura, completamente a salvo. Aunque fuera la tempestad arrecia estando entre sus brazos sabe que no puede ocurrirle nada malo.

—Perdóname por haber tardado tanto —murmura enterrando la nariz en el cabello de la chica. Suavemente besa su hombro. —Salí de la oficina al escuchar el primer trueno. Debería haber venido antes.

Haruhi niega con la cabeza, ligeramente más calmada. La sola presencia de Kyôya la tranquiliza.

—Deberías haberte quedado —susurra. Su voz aún suena un poco entrecortada. —Tienes mucho trabajo.

Él suspira.

—Ya lo acabaré otro día. —Una pequeña pausa. —Sabes que tú siempre eres lo primero. —Una minúscula sonrisa se extiende por el rostro de Haruhi, a pesar del pánico que la atenaza. Aunque sabe que Kyôya la quiere más que a nada, al igual que ella a él, no acostumbra a hacer ese tipo de comentarios.

El joven acaricia sus brazos, roza su mejilla con la punta de la nariz tratando de tranquilizarla todavía más. Muy poco a poco ella va calmándose, su cuerpo va relajándose y, al final, su respiración se hace más profunda.

Kyôya es el único que puede hacerla sentir así de protegida. Él es la única persona que puede hacerla sentir bien en los días, en las noches de tormenta. Porque Haruhi sabe que Kyôya, esté donde esté, sin importar lo que tenga que hacer, siempre acudirá a su lado cuando estalle la tempestad.

Y, así, sabiendo que esa noche él la cuidará, tal y como ha hecho durante años, se queda finalmente dormida entre sus brazos.

Fin.