La suave brisa de octubre, movía lentamente tus cabellos ya desordenados. No tienes la menor idea de que hora era ya ; realmente no es algo que sea importante.

Tus ojos arden, has llorado por tanto tiempo que estos ya no pueden producir más lágrimas.

Tus brazos sangran, serías tan feliz sí pudieras morir ahí mismo. Después de todo ¿Quién te extrañaría?

¿Tú padre?. Él sigue en depresión después del suicidio de tú madre. Tú sabes muy bien que eso no es cierto, tú estabas ahí, intentaste dar tú declaración pero nadie te hizo caso.

¿Tú hermano?. Podrán ser apenas un año más chicos de edad, pero tiene un humor de amargado a no más. Pero tú sabes que al menos es feliz. Es feliz cuando sale de casa, llega a la escuela y ve a todos sus amigos riendo y haciendo bromas con él.
Envidias su vida tan perfecta. Perfecta al menos para tus ojos.

Pero, tú. El hijo perfecto, las mejores calificaciones, el chico que cualquiera quisiera presentarle a sus padres como futuro yerno. Ese chico con una perfección tan imperfecta, el mismo al que le han roto el corazón más veces de las que ha podido tener amigos. El mismo que está en el lago, sentado a las dos de la mañana, con un cuter en brazos y estos desangrándose poco a poco.

Tú sólo querías que él te dijera un te quiero; por más hipócrita que fuese, aunque no supiera tú nombre… Realmente querías escucharlo.

Cierras los ojos, aún te duele recordarlo.

Desde que él chico Captor llego a la escuela se olvidó de ti. Te hiciste buenas ilusiones, pudiste incluso llamarlo amigo pero, poco a poco se fue alejando de ti. Eso te dolió más que nada. Cuando él quiso de nuevo volver, tu cambiaste, te pusiste a parlotear cosas que lo alejaran de ti. Lo más lejos posible, para que estar en él mismo edificio no te hiciera tanto daño.

No sabes cuando, ni como pero estaban los dos ahí, sudando en la habitación de mantenimiento.

Nadie podía escucharlos, estaban jadeando. Ahí te entregaste a la persona que más amabas. Él te hizo suyo, estabas feliz. Pero de que sirvió, te dejó ahí tirado en él piso, él sólo cogió su chaqueta, un cigarro y salió. No hubo caricias inocentes, no hubo besos calidos, no hubo un "te amo" al terminar.

Fue sólo sexo. Y eso fue la gota que derramó él vaso. Rompió tú corazón y por eso estabas ahí, sentado. Podrá parecer tonto, pues solamente habían pasado unas horas desde aquello, pero nadie podrá nunca saber como te sientes realmente.

Tus pies estaban helados, pero ya no sentías frío, tú suéter yacia tirado a unos metros de ti, sólo tenías puesto unos pantalones y una polera «blanca», entre comillas pues la sangre de tú brazo la había ensuciado.

Tomas él artículo punzo-cortante con fuerza. Ya no tenías esperanzas, ¿Para que vivir? Por más perfecto que seas para la mayoría de la gente, nunca podrás ser perfectos para los que te importan.

Subes él cuter hasta tú garganta, miras la carta que has dejado debajo de tú suéter. Pones él filo en él lugar exacto.

–¡Kankri!–

Puedes sentir él gélido metal en tú cuello.

–No lo hagas–

Las lágrimas salen de tus ojos, reconoces esa voz, es la misma por la que alguna vez pudiste darlo todo.

–Yo lo… siento–

Demasiado tarde para disculpas, es lo único que se te cruza por la mente y lo haces.

–Kankri no…–

Con tus últimos minutos de vida sientes como caes en sus brazos. –Yo te amo… perdóname, fui un imbécil–

Puedes sentir sus lágrimas caer por tú rostro, todo fue demasiado tarde.
Nunca sabrás que lo hizo cambiar de opinión, pero al menos pudiste escuchar lo que tanto anhelabas y eso te hizo morir feliz.


Holi, espero que les haya gustado, ya lo había publicado en tumblr hace meses, pero dije: Meh, quiero subirlo por aquí. Y poco más, gracias por leer.

{{KW.