Y ante ustedes les dejo un three-shot, o sea un fic que durará tres capítulos. Espero que les agrade, y que lean lo último que adjuntaré con la historia ^-^.

Disclaimer: 'Frozen' NO me pertenece a mí, sino que a Disney y sus asociados.

Tormenta

Capítulo I

Por E. Waters

Todos sabían que Elsa Doffer y Hans Southern eran la perfecta pareja del instituto de Arendelle, estando ellos saliendo desde inicios de aquel mismo año, consiguiendo una popularidad desmedida desde su comienzo, y cómo no considerando que ambos chicos eran guapos, talentosos y de buena familia.

Sin embargo, sólo una persona no estaba del todo contenta con aquella unión, y esa persona era Anna Summers, la mejor amiga de Elsa desde que prácticamente tenían uso de razón.

Realmente, ni la misma Anna lo comprendía del todo; se suponía que en su papel de mejor amiga ella debía de estar contenta por la situación actual de Elsa, pero en cada vez que los veía a ellos dos juntos, su pecho le dolía mucho… tal vez, demasiado.

¿Qué le pasaba? ¿Por qué se sentía de esa manera?

—¿Estás ahí, Anna?

Los ojos verde azulados de la joven se alzaron, y cuando lo hicieron se encontraron de lleno con los ojos azul hielo de la propia Elsa, y cosa rara, al momento de topárselos su pecoso rostro enrojeció de forma ligera.

—Claro que sí —y dicho esto, la muchacha de cabellos cobrizos trató de dibujar una de sus mejores sonrisas —, ¿nos vamos juntas a casa?

—Oh… —soltó la chica de cabellos rubios platinados, desviando por un instante sus ojos de los de su mejor amiga —, le dije a Hans que nos iríamos juntos hoy, ¿no te importa, cierto?

—Claro que no —y otra vez una sonrisa forzada en la cara de Anna.

Todo apestaba.

Antes de que Elsa y ese estúpido, al parecer de la chica, de Hans fuesen ya una pareja consolidada, Elsa era 'suya' todo el tiempo, siempre acompañándose una a la otra casi pareciendo hermanas, cosa que obviamente no lo era así.

A Anna jamás le gustó nadie, a Anna sólo le gustaba juntarse con Elsa, a Anna lo único que realmente le importaba en su vida era su mejor amiga… y lo peor de todo eso, era que ni ella sabía muy bien si era correspondida en ese aspecto.

No después de que ella y Hans comenzaron a salir.

Ellas dos, como ya se ha dicho, se conocieron casi desde siempre, naciendo incluso el mismo día, siendo a la vez vecinas y sus familias muy amigas y hasta a principios de año de que Anna estaba totalmente segura que Elsa era suya, y de nadie más.

Y es que si bien, Hans siempre anduvo detrás de Elsa, ella jamás le había prestado atención, hasta que un día para otro se convirtieron en pareja,

Anna lo recordaba muy bien.

Había sucedido después de esa fiesta que organizó Kristoff, cuando ella y Elsa habían bebido mucho, posiblemente en exceso, y habían terminado bailando frenéticamente en la pista de baile, en un momento en donde estaba bizarro, bizarro y borroso.

—Eres muy linda, Anna —le había susurrado Elsa al oído de su amiga, provocando interminables escalofríos en la espalda de esta.

El aliento de Elsa estaba más que alcoholizado, pero eso en vez de repeler a la chica de pecoso rostro, la hizo hacer incluso más atractiva que antes.

Cuando Anna ya le iba a responder a la que era su mejor amiga, Elsa de pronto la rodeó por el cuello, fijó esos ojos azul hielo que parecían más oscuros que nunca, y sin más acercó su rostro al de ella, posando sus labios muy cerca de su boca…

Muy cerca de su boca.

Algo aturdida y sorprendida, la muchacha quiso devolverle esa especie de beso, pero al intentar hacerlo, Elsa ya había desprendido sus brazos del cuello de Anna y ahora se había perdido en la pista.

Al día siguiente no se juntaron, debido a la resaca, y cuando Anna vio nuevamente a Elsa en el instituto ese día lunes, ella estaba de la mano con Hans.

—Estamos saliendo, Anna —fue lo que dijo la chica de piel pálida, mirando a su mejor amiga como nunca antes lo había hecho.

Y fue ahí cuando todo el mundo se derrumbó para ella.

No lo comprendía, no lo entendía, y tal vez ni siquiera ella deseaba entenderlo. Por un lado, se sentía algo traicionada, algo pasada a llevar, y es que antes de ese día Elsa no había dado atisbo alguno de que le gustase Hans, y por otro estaba dolida, aunque aún no entendía mucho el por qué.

Ella sabía en el fondo, con la popularidad de su amiga entre los chicos, que algún día Elsa tendría pareja, pero aunque ella pensaba que estaba preparada para eso, realmente no lo estaba y ni un solo poco.

Antes ellas eran Elsa y Anna, Anna y Elsa… pero ahora, nada.

Más desganada que nunca, la muchacha se lanzó a su cama y cuando fijó su rostro en la pared del frente de su pieza, se encontró con muchas fotografías tomadas entre las dos chicas.

¡Cómo dolía todo eso!

Con ganas de llorar, Anna aquel día ni siquiera quiso bajar a cenar, y se quedó toda aquella tarde y noche recluida en su habitación, tratando de encontrarle una razón esas ya inminentes lágrimas.

Sus padres, muy preocupados, sólo atinaron a llamar a Elsa, por lo cual cuando no eran más allá de las ocho de la noche, alguien tocó a la puerta del cuarto de Anna, y antes que ella pudiese decir algo esta se abrió.

—Hola, Anna.

Los ojos de la chica se abrieron mucho, al encontrarse cara a cara con la persona que precisamente había provocado esas lágrimas.

Sin pensárselo dos veces, la joven de ojos verdes azulados se lanzó a los brazos de su mejor amiga, y la envolvió por completo, apretándola lo más que pudo, casi al punto de hacerle daño.

Por alguna razón, que ni Anna se explicaba, muchas lágrimas comenzaron a emerger de sus ojos, humedeciendo de esta forma la zona del cuello de la camiseta de Elsa, quien solo pudo reaccionar correspondiendo el abrazo de la otra joven.

—Yo, yo… —balbuceaba la chica, sin poder contenerse.

—Tranquila, Anna, yo estoy aquí.

Entonces, Anna apegó su nariz a los hombros de Elsa y sin poder evitarlo aspiró lo más que pudo, como tratando de impregnarse del aroma de ella.

Del tóxico aroma de ella.

Después de un rato, en donde la joven de cabellos cobrizos lloró a mares y la otra chica no pudo hacer más que contenerla en sus brazos, las dos muchachas se alejaron lentamente, siempre manteniendo la mirada.

—Yo… no sé qué me pasa —tartamudeó Anna, desviando la mirada por un instante.

—Tranquilla, es normal.

—¿Tú… crees? —y es que la verdad era que la chica no encontraba para nada normal que sintiese tantas cosas juntas por Elsa, que aunque era todo para ella y esas cosas, ambas era muchachas… no podía haber atracción entre ellas.

—Sí — Elsa deslizó su mano por el pecoso rostro de la muchacha —, estás algo celosa porque yo tengo novio y tú no, ¿no es así?

Anna quiso creer con todas sus fuerzas que así era, que todo sus celos eran provocados por eso y no por otra cosa, esa maldita otra cosa, pero en el fondo ella no podía engañarse, simplemente no podía engañarse.

—Eres una joven guapa, Anna —la muchacha de ojos azul hielo esbozó una breve sonrisa —, no sé si te has dado cuenta, pero ya varios chicos te pretenden.

—¿Es… en serio? —Anna alzó curiosa la ceja, como no pudiendo creérselo.

—Claro que sí —la chica sonrió una vez más —, si yo fuese un chico yo obviamente saldría contigo.

La frase de Elsa quedó vagando de forma constante en la mente de Anna, sintiéndose de pronto algo molesta de que Elsa fuese una chica, porque si Elsa fuese un chico nada ni nadie podría separarlas.

Al día siguiente, Anna llegó al instituto con dos marcadas ojeras debajo de sus ojos, producto de una larga noche de insomnio, en donde en lo único que pudo pensar fue en su mejor amiga, y la últimas palabras de esta.

Antes de que Elsa y Hans comenzasen a salir, que ella y la otra chica siempre se iban juntas de sus casas al instituto… pero no, desde que ambos eran pareja que aquella especie de tradición quedó en el olvido, así como otras costumbres entras ellas dos.

Celos .Celos. Celos.

Ahora las únicas oportunidades que tenían para ellas estar a solas eran cuando sus padres se juntaban, y ellas quedaban en la habitación de la que le tocaba la casa, siendo este caso la alcoba de la propia Elsa.

—¿Quieres ir conmigo el fin de semana al cine? —fue lo que de pronto Elsa le preguntó a su mejor amiga, a lo que ella abrió mucho los ojos.

—¡Claro! —soltó la chica, creyendo que tal vez después de todo, ella podría compartir algo más de tiempo con la otra muchacha.

—Bien —Elsa sonrió de una peculiar forma —, se los diré a Hans y a Kristoff, él seguro que…

—Espera —y Anna de inmediato interrumpió a su amiga —, ¿qué tienen que ver Hans y Kristoff en todo esto? ¿No que saldríamos juntas como antes? —de pronto, la muchacha comenzó a ofuscarse.

—Las cosas ya no son como antes —aclaró Elsa, sonando tal vez demasiado fría —. Ahora yo salgo con Hans… sería bueno que tú también comenzaras a salir con chicos, y Kristoff es ideal. ¿No es eso lo que las muchachas de esta edad hacen?

Anna se sintió entonces algo desilusionada al respecto, a la vez de algo ingenua.

¿En qué momento fue que Elsa había cambiado de esa forma?

Aun así, la muchacha sentía que su amiga tenía razón; estaban en plena adolescencia y era normal, y hasta esperable, que siendo ella chicas comenzasen a salir con chicos…

—Chicas con chicos —se repitió la muchacha esa noche, cuando ya sus padres y ella habían salido de la casa de los Doffer, hacia su propio hogar.

Y ahora que lo pensaba, hasta ese momento Anna nunca se había cuestionado mucho el tema de las parejas, tal vez porque ella, en otra vez un ingenuo acto, creía que siempre serían ellas dos, sin muchachos de por medio.

¿O era acaso que quería a Elsa para ella sola…?

Y si ese fuese caso, ¿qué habría de malo en eso? Después de todo, eran las mejores amigas, así que no sería extraño que anduviesen siempre juntas… no, lo extraño aquí fue el repentino cambio de Elsa, de un día para otro.

Sin embargo, Anna deseaba complacer a Elsa, por lo cual ese fin de semana aceptó su propuesta, y con Hans y Kristoff ellas dos fueron al cine a ver una película algo romanticona.

Anna lo podía escuchar.

Estando sentada entre Elsa y Kristoff, ella podía percibir con claridad como Hans besaba a su amiga, y aunque ella igual notaba que Elsa trataba de mantener el recato, era casi imposible hacerlo.

Fue cuando Kristoff aparentemente se armó de valor, y posó su mano sobre la mano de Anna.

Anna no quería esto.

Anna no quería estar con nadie.

Anna no deseaba que él la besara.

Anna quería irse de ahí.

Anna sólo, y en un inocente sentimiento, ansiaba estar solamente con Elsa, y con nadie más.

De pronto, sintió como en medio de la película, Kristoff comenzó a apegarse incluso más a ella, y al hacerlo rodeaba sus hombros con sus anchos brazos, como en un intento de acercamiento.

Entonces, Anna no pudo más y rápidamente se levantó de su asiento, y aunque ella no lo esperó Elsa la siguió.

—¿Qué pasó, Anna? —le preguntó la chica a su amiga, cuando ya las dos se encontraban en el baño de mujeres, en el mismo cine.

—Yo… no puedo —y de pronto Anna comenzó a sollozar no pudiendo aguantar más esa especie de presión que sentía encima de ella —. No quiero a Kristoff.

—Ah… —Elsa se acercó lentamente a Anna, y tal cual como lo había hecho hace algunos días atrás, deslizó su mano sobre la pecosa mejilla de su amiga, quitando las lágrimas de ella en el acto —. Tal vez me apresuré mucho con él, de seguro que otro muchacho…

—No.

—¿Ah? —la joven alzó curiosa una ceja, como no comprendiendo del todo la reacción de Anna.

—Eso, yo… —la respiración de Anna cada vez era más y más agitada, al punto que su pecho comenzó a subir y a bajar, al mismo tiempo que desviaba su mirada hacia otro lado, no soportando ver los ojos de ella —, creo que no quiero conocer a ningún chico.

Elsa, aun manteniendo su mano sobre el rostro de su amiga, miró a Anna como tratando de entenderla.

—Está bien… tal vez aún no ha llegado tu momento.

—No me refiero a eso.

—¿Entonces…? —pero antes de que la joven de ojos azul hielo pudiese seguir hablando, su celular comenzó a sonar, a lo que ella contestó enseguida, desprendiendo ahora su mano de la mejilla de Anna. —¿Hans...? Sí, sí… vamos para allá.

Siendo así, Elsa guardó su teléfono celular, y cuando miró a Anna se dio cuenta que no era el momento apropiado como para hablar.

—¿Estás bien, Anna? —le preguntó Kristoff a la chica, mirándola a ella con una genuina preocupación, la cual aun así no logró calar del todo en la chica.

—Sí —respondió la muchacha cortante, al borde de la mala educación, mirando directamente a Elsa a los ojos —, con Elsa ahora nos tenemos que ir, ¿no es así?

—Oh, sí —y seguidamente la aludida miró a Hans y depositó un beso de lo más casto sobre sus labios, siempre sintiendo la mirada de su mejor amiga sobre ella —, nos vemos mañana —finalizó, mirando de reojo a Anna.

Y cuando Anna presenció eso horrible beso, supo lo que realmente quería…

Y ese algo, era Elsa.

Trataré de actualizar en marzo, y realmente cualquier review y crítica constructiva es muy, muy bienvenido, que así los espero (:.

Lo último:

1.- BUSCO DIBUJANTE para un par de guiones de cómic tengo en mente (algunos yuri), y quiero realizar. Interesadxs, envíe MP ;)

2.- Con Ookami Elsa estamos haciendo un cómic yuri, que MUY pronto estará en papel. Para más información sobre el cómic, buscar:

VIEJOS CONOCIDOS

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