When you were there
Capítulo 1: Heridas y sorpresas.
La guerra destruye, separa, hiere. Y para des fortuna de muchos reticentes de justicia, portadores de frescas heridas de la guerra, esta no hace excepciones. Niños, jóvenes, viejos…todos, tanto buenos como malos salen con marcas de batalla.
Sin embargo, al tener el dolor a flor de piel y el miedo invadiendo aun el juicio no nos damos cuenta de las penas sufridas ajenas a nosotros y menos aún si se tratan de aquellas pertenecientes a nuestro enemigo, el traidor.
Si tan solo alguien levantara la vista del suelo y mirara a su alrededor notaría que ambos grupos combatientes tienen muchas más cosas en común de las que se habrían imaginado.
Entre la imponente sombra de lo que alguna vez había sido Hogwarts la familia Weasley estaba enfrentándose al dolor de la ausencia de un ser querido. Los acompañaban en silencio como miembros ya de la familia Hermaione y Harry.
-Herm, démosles espacio.- Le susurró el niño que vivió a su amiga para que Ron no pudiera escucharlos más el susurro parecía innecesario entre tantos gritos y llantos.
La castaña asintió y trató suavemente de zafarse del agarre de Ron que se sostenía a ella como si sólo así pudiera mantenerse de pie. El pelirrojo al sentir el pequeño tirón se volvió a su mejor …¿amiga?, ya no lo sabía pero eso no le importaba ya que en esos momentos estaba sumido en un estado de nefelibato del que salía de vez en cuando solo para encontrase con la realidad de pérdida. Aun con la mirada algo perdida se quedó viendo la unión de su mano y la de Hermaione.
-Ron, tengo que salir por algo.-le dijo con tono duce y bajito al oído como si fuera un niño al que no quieren despertar.- Regreso un momento ¿si?, quédate con Ginny.-Se paró de puntillas y le besó la mejilla.
Aun sin decirle nada la soltó y se pegó más hacia Ginny que al sentir a su hermano cerca lo abrazó de la cintura y comenzó a llorar en silencio.
Harry y Hermaione salieron de ahí con los ojos clavados en el piso. Ninguno quería ver el bien sabido sufrimiento que había a su alrededor. Con paso rápido llegaron a lo que antes había sido uno de los jardines del castillo que daba vista al bosque prohibido.
-¿Qué harás ahora, herm?- Preguntó el ojiverde a su amiga, casi hermana, para alejar de la mente de ambos la tristeza de la muerte de Fred.
Hermaione se tensó un poco, cosa que Harry percibió. Antes de la pelea tenía claro lo que haría, buscaría a sus padres, les devolvería la memoria, trataría de terminar sus estudios y prepararse para ser medimaga, además estaba el tal vez tener un futuro con Ronald. Sin embargo, después de lo que pasó entre Ron y ella ya no sabía qué hacer. Si bien le había gustado el beso de Ron, no sintió esa chispa que esperaba. Quería al pelirrojo con todo su corazón pero faltaba algo en ese beso.
-Si te soy sincera…- se recargó de su hermano quien conociendo a la chica sabía que necesitaba de cariño en esos momentos por lo que la rodeo con sus brazos - no lo sé aun.
-Podrías quedarte conmigo. Ahora que todo acabó siento que tengo tiempo de sobra, además creo que me sentiré solo en Grimmauld Place ya que pienso darles su espacio a los Weasley.
-Y ¿Qué pasará con Ginny?-Hermaione se enderezó para verlo interrogativa.
El castaño le sonrió, pero el gesto no llegó hasta sus profundos ojos verdes. Tomo aire y con toda la calma que podía respondió un "todos necesitamos un tiempo de duelo, ¿no lo crees?" que sin querer se escuchó con un tono amargo.
La castaña no respondió. Ese pensamiento ya había rondado por su mente antes y le pareció que tenía razón. Todos necesitan ayuda, tiempo y reflexión para seguir adelante. Si se alejaba de Ron por un tiempo, ambos podrían curar sus heridas y aclarar sus sentimientos.
-Así que… ¿Qué dices?- Le pregunto Harry que se había puesto nervioso ante el silencio de su hermana, ella casi nunca tardaba en dar respuesta y menos a él.
-Me agradaría much….
-¡Señor Potter!-Interrumpió un Kingsley agitado pero serio, tan serio como nunca lo habían visto Harry y Hermaione.-Oh! Lamento interrumpir su conversación jóvenes.-se disculpó al ver a Hermaione ahí.
-Está bien-Dijo Harry levantándose junto con Hermaione.- ¿Para qué nos necesitas?
¿Por qué vendrá tan apurado Kingsley? ¿A caso pasará algo malo allá adentro? Pensaba la castaña.
-Muchacho, necesito…-Kingsley alternó su vista entre la pareja dudando en continuar.-Ahora que acabo esto necesitaré de ustedes durante un tiempo para aclarar cosas en los juicios siguientes. Los aurores han comenzado a atrapar a los mortífagos y comenzaré a poner orden dentro del magisterio… amm…
La pareja de jóvenes no se sorprendían de lo dicho por Kingsley, desde antes habían supuesto que a él se le daría el cargo de nuevo ministro y , aunque ambos tenían seguro que no querrían envolverse por un tiempo en los asuntos referentes a la posguerra, no podían dejar de lado la justicia que aún faltaba por aplicar.
-Creo que necesitaremos un tiempo de descanso si no te importa.-Dijo Harry al pensar en sus amigos y en los padres de Hermaione.
Tenía que encontrarlos antes de que su casi hermana se hundiera aún más en la tristeza. Había notado como desaparecía con lentitud aquella luz que antes llenaba los ojos de la ojimiel.
-Lo se chico pero en serio los necesito… bueno en realidad al que más necesito es a ti. Señorita Granger, si me disculpa.-Se dirigió el hombre a Hermaione lanzándole una mirada mezclada de pena, preocupación y ansiedad.-Tengo que hablar con el señor Potter sobre algunos asuntos que lastimosamente no puede escuchar usted por ahora.-Forzó una sonrisa fugaz.
Hermaione con duda se despidió de los dos hombres y le aviso a Harry que lo vería después en el gran comedor, o lo que quedaba de él. Dio un último vistazo al ojiverde y se adentró en el castillo.
Al menos la torre de astronomía seguía en pie. Ese lugar se había convertido en su segundo santuario para desahogarse de las penas y lugar de reflexión, claro está que el primer santuario de la cabello de arbusto era la biblioteca pero ya que ésta había sido ocupada por enfermeras y estudiantes caídos no era un buen lugar al que ir.
Al llegar a lo más alto, Hermaione se recargó en el barandal de piedra y observó el horizonte como tantas veces lo había hecho en los años anteriores a su viaje en busca de los horrocruxes.
Si tan solo pudiera regresar el tiempo… -pensaba la castaña- justo al momento donde comenzó todo, donde aún tenía unos padres esperando mi regreso del colegio, donde aún podía pasar tiempo con Harry, Ginny y Ron, donde Molly y Arthur regañaban con diversión a todos sus hijos…
Una lágrima resbaló por su mejilladejando un camino húmedo desde su ojo hasta la mandíbula. De repente enfocó su atención a unos gemidos que en un principio había pensado eran suyos.
Tomó con fuerza su varita antes de volverse sobre los talones lista para atacar a cualquiera que estuviera detrás de ella pero lo que vio en seguida la dejó helada.
-Granger, ayúdame.-Suplicó un muy malherido rubio que se cubría el estómago con la mano derecha y el brazo izquierdo emanando sangre.
