Repasa su reflejo en el espejo una última vez. Ukyo dio color a sus párpados, encrespado sus pestañas, delineado con negro el contorno bajo de sus ojos azul oscuro, tiñó de rojo sus labios y puso colorete a sus pómulos; peinó su cabellera pelirroja y la ató en un moño en lo alto de su cabeza, escogió para ella una mini falda oscura y una camiseta de escote un poco exagerado, le enseñó durante dos duras semanas a inventarse esa confianza única que un par de altos tacones obliga a destilar y unos cuantos movimientos de feminidad que le serían, según ella, bastante útiles.

¡Y rayos que su amiga hizo un buen trabajo con su imagen! ...

"Si la del espejo no fuera yo seguro me enamoraría de mí"; piensa el muchacho convertido ahora en una dulce mujercita de contextura aparentemente delicada, como cualquier chica de veintitrés que contara con poca estatura y un aire de inocencia enmarcando un rostro bonito.

La emperifollada pelirroja cree mentira que su amiga haya trabajado tanto en su imagen para una insignificante reunión con una chica...siendo él, superficialmente, de igual sexo.

Ella aludió a la necesidad de parecer una chica en toda su expresión, apuntando a sus gestos toscos y a la sobriedad de sus expresiones es que cualquiera creería que sostiene una inclinación sexual mal camuflada.

Tendo Akane...Ryoga le mostró una fotografía de ella, y se la mostró tantas veces que tiene el rostro sonriente de la chica tatuado en la memoria, hecho que le es bastante desagradable.

Al parecer su buen amigo no confiaba en que la distinguiría del resto, así que bien le gustaría saber, que apenas puso un pie en el bar la supo reconocer muy sentada en una mesa y con una jarra de cerveza delante.

Sin embargo, no fue a ella directamente sino que se dirigió al tocador a pasos apurados pero concentrada siempre en que no se le doblara un taco.

Está algo nerviosa, porque si un defecto tiene Saotome es su incapacidad para pensar lo que va a decir antes de decirlo...y es tal la magnitud de esta característica suya que la admite y la asume como propia, porque negarla sería muy descarado.

Ya se puede imaginar a Ukyo y a Ryoga paseándose nerviosos, comiéndose las uñas con mil escenas en mente de cómo Saotome puede estropear el plan que hace dos semanas habían ingeniado. ¡Pero es que no había otra opción! ...La chiquilla Tendo conoce a Ukyo y también a las amigas de ella que están disponibles esta noche, por tanto y como dice el dicho "Para situaciones desesperadas, soluciones desesperadas".

Respira hondo elevando su busto.

Por esta noche sería una chica en toda la regla.

Abandona el cuartito de baño, hediendo y sucio por igual cabe mencionar, para caminar hasta la famosa señorita Tendo. Evade mesas y personas a su paso, hasta que llega junto a ella.

La joven eleva el rostro y la mira con cierta curiosidad, antes de preguntar:

-¿Saotome Ranko?

-¿Tendo Akane? - le sonríe ladeando el rostro.

La chica hace un gesto con la mano, invitándola a sentarse frente a ella.

Ya sentadas la una frente a la otra, la de cabello azulado le confiesa algo insegura:

-Como tardabas pedí una cerveza para ti, ¿No te molesta, verdad?

-Claro que no - esboza una sonrisa algo temblorosa, y se fija en la jarra de ella cuyo contenido alcanza hasta algo mas bajo de la mitad, y piensa: "Si claro... para mí, seguro lo pidió para ella".

-Qué bueno...¿Y? ¿De qué querías hablarme, Ranko?

"¿Y desde cuando le permití llamarme por mi nombre?"; piensa la pelirroja, achicando la mirada.

Akane enarca la ceja derecha antes de dar un sorbo a su cerveza.

-Es...Es sobre Ryoga de quién quiero hablarte.

-¡Oh! Hibiky -pronuncia después de tragar y dejar la jarra sobre la mesa.

Ranma creyó que diría algo más pero no fue así. Tendo resulta ser una chica muy extraña.

Es linda, pero no la clase de chica por la que voltearía para echar un segundo vistazo si se la encontrase por la calle.

Tiene una larga cabellera azulada que lleva suelta, su rostro pálido apenas lleva maquillaje y su vestir es sencillo, lo cual le hace pensar que Ukyo exageró más de la cuenta con su imagen.

Pero hay algo distinto en esta chica, que sentada frente a ella, se entretiene viendo una discusión de borrachos un poco más lejos de ella. No puede adivinar de qué se trata, no por el momento.

-Supe que terminaron hace poco...- habló de nuevo, llamando su atención.

-No tan poco - se encoge de hombros y mirándola directo a los ojos, agrega -Todavía no comprendo el motivo de esta reunión, ¿Puedes ir directo al grano?

-Está bien - sonríe sintiéndose, de pronto, un poco incómoda.

Akane apunta a la mujer que trae su trago, el cual deposita delante de ella. Ranma musita un gracias y la mujer se va.

-Es que me gusta Hibiky Ryoga y... -comienza diciendo, sin saber bien como terminar la frase.

Había ensayado tantas veces lo que diría y adivinado sus respuestas, pero ahora nada de eso sirve. Pareciera como si todo aquello se hubiera borrado de su mente.

-No tenemos nada que nos una. Ve a por él - le dice dando a entender que le importa menos la vida sentimental del joven.

Ranko arruga el ceño y da un sorbo a su cerveza. Nunca le ha gustado beber, pero siente que debe consentir a su compañera. Se lame los labios antes de hablar, habiendo pensado mientras bebía las palabras que diría a continuación:

-Duraron mucho, así que pensé que tal vez...

-¿Te preocupas por los sentimientos de alguien que no conoces? -la interrumpe entornando la mirada.

Ranko abre la boca y vuelve a cerrarla, sin saber bien qué responder. Ya no sabía si es muy torpe al escoger las palabras a decir o ella es lo bastante lista para reparar en detalles verbales...finalmente, sostiene que es por un poco de ambas causas.

-¿Eres amiga de él? -suspira pesadamente, Akane -¿Te ha pedido que vinieras y actúes todo esto? -le pregunta, apoyando un codo encima de la mesa y su rostro en la palma de su mano.

-É-Él nunca haría eso. Para que lo sepas él ya te superó - le miente, creyendo defender la dignidad de su camarada.

-Oh sí... - desviando la mirada a su trago, añade enarcando ambas cejas -Por eso me llama cuando está borracho diciendo que me ama y choca continuamente conmigo en los pasillos de la universidad aún cuando me ha visto - aprieta los labios y hace una pausa.

La pelirroja parece tener algo que decir al respecto, y entonces la otra chica continúa.

-Escucha yo...- eleva la mirada para encontrarse con ese par de ojos azul oscuro que la observan con tristeza, una que no es capaz de apreciar - Hum...¿Ibas a decir algo?

-Oh, nada importante. Continúa por favor - cede con una sonrisa incómoda. La verdad es que le pican las ganas de levantarse, poner el dinero de su consumo sobre la mesa y marcharse cuánto antes de ahí, habiendo descubierto que se le sube el corazón a la garganta cada vez que la joven tiene algo que decir.

Es una chica bastante fría, a su parecer, y es obvio que no siente lo mismo que su amigo. Han transcurrido tres semanas desde su inesperada ruptura y ella parece completamente ajena a cualquier síntoma de sentimentalismo respecto al joven.

Y le es imposible no sentirse dolido por semejante hecho...porque es testigo de cuánto le está costando superar su relación.

Se hace una idea de cuánta la piensa, cuánto la extraña, porque le ha oído susurrar su nombre entre sueños, nombre que también se le escapa en suspiros inconscientes.

Y el muy idiota todavía guarda esperanzas de que la chica Tendo se arrepienta y vuelva a sus brazos llorando y suplicando su amor, aún cuando ni siquiera fue capaz de explicarle los motivos del por qué le abandonaba.

Ese idiota...¿Cómo pudo enamorarse de una mujer así?

-...y por eso, sería bueno que se lo dijeras...- termina de decir la chica, mirándola fijamente y sin ninguna expresión facial.

-¿Eh? ¿Perdón? ¿Qué decías? - cabecea, echándose hacia atrás en la silla. Se había perdido todo lo que ella había dicho.

Akane achica los ojos y se inclina un poco por sobre la mesa, mirándola inquisitiva.

-¿Q-Qué haces? - le dice la pelirroja, sintiéndose un poco intimidada por esa mirada castaña que la escudriña tan descaradamente.

La chica se acomoda en su asiento y sonriendo, sin dejar de mirarla a los ojos, le dice:

-Eres realmente muy bonita, Ranko. Seguro tienes a muchos chicos detrás tuyo.

-N-No es verdad - desvía la mirada, verdaderamente incómoda.

-¿Como que no? - ríe levemente, y apunta a una mesa cercana a la de ellas -¿Ves a esos chicos? No han dejado de mirarte.

La pelirroja con el corazón brincando vertiginosamente en su pecho echa un vistazo a la mesa indicada. Esos chicos debieran tener relativamente su edad, y sonrieron al verla devolver la mirada.

Un escalofrío le recorre la espalda y las ganas de salir de ahí son aún más fuertes que antes. Por ello es que se recuerda, de nuevo, por qué está en un bar compartiendo una mesa con una extraña chica que acaba de conocer.

...Oh Claro, Ryoga, su amigo, el mismo al que le debe cientos de favores. Puede aguantar un poco más, sólo un poco y entonces, antes de darse cuenta, ya se estarán despidiendo y cada uno se irá por su lado.

-¿Por qué no vamos con ellos? -le pregunta entusiasmada, la mujercita delante suyo- ¿Cómo sabes si esta noche no te vas habiendo conocido al amor de tu vida? - le sonríe, y cuando va a levantarse Ranko la sostiene por el brazo devolviéndola al asiento - ¿Qué ocurre?

-Ocurre que no me interesan - le responde más brusco de lo que hubiera querido, antes de dar un sorbo largo a su cerveza.

-Oh...¿Te parecen tan feos? -pregunta, mirándolos de nuevo - Son bastante apuestos, Ranko.

-Saotome - le dice con voz ronca, dejando la jarra sobre la mesa -Mi apellido es Saotome. Te pediría que por favor me llamaras por mi apellido. No creo que tengamos el suficiente grado de confianza, ¿Sabes?

-¿y por qué no? Tengamos más confianza - le sonríe -Tu puedes decirme Akane y yo a ti Ranko.

-Tu...Siempre te tomas estas libertades - le dice achicando un ojo, harto del comportamiento de la chica.

-Mm...- desvía la mirada antes de volver a enfocarla - No, no siempre...Espera, ¿Saotome? ¡Qué curioso!...Hay un chico de mi facultad que tiene ese mismo apellido, y...Ahora que me fijo se parecen bastante...

Probablemente en lo que llevan de convivencia, su compañera le habrá cortado el oxígeno más veces de las contadas en lo que lleva de vida.

-Q-Quizás sea algún primo o algo así, jeje - dice nerviosa, apretando con fuerza la jarra entre sus manos .-¿C-Cómo se llama? Tal vez lo conozca.

-Sí, puede ser -concede la chica -Saotome Ranma, ¿Te suena?

-Mm...Jeje, no, no me suena para nada - niega con la cabeza- ¡Vaya! Tal vez seamos familiares lejanos o algo así...

-Qué bueno - sonríe la chica -Ese chico es todo un idiota - y da el último sorbo de cerveza, acabando con su contenido.

La pelirroja arruga el ceño y traga con dificultad, sintiendo como si apretaran su estómago.

-¿P-Por qué un idiota?

-No me agrada -eleva los hombros y los encoge, arrastrándose un poco en su asiento hacia abajo.

"Pero si nunca hemos pasado de los saludos y esta chica me juzga como una persona desagradable, ¿Qué habrá visto Ryoga en ella?"; piensa la pelirroja, conteniendo las ganas de preguntar por el motivo porque sabe que, posiblemente, no toleraría la respuesta.

-¿Te vas a tomar eso? - pregunta Akane, apuntando a su cerveza.

Con una mano Ranko arrastra la jarra hacia ella, luego suspira y desvía la mirada.

-¿Por qué no me cuentas sobre tu relación con Ryoga? - insiste la pelirroja después de un rato, volviendo a enfocarla.

-Fue muy aburrida - contesta rápidamente después de tragar el líquido- No te ofendas porque hable así de él, pero...era muy manipulable.

-¿A qué te refieres? - le pregunta, aunque bien sabe la respuesta.

Hibiky Ryoga se desvivía por complacerla. Nunca le cuestionó nada. La seguía a donde ella quería ir y asentía a todo lo que decía.

-Sentía que podía hacer lo que quisiera con él - contesta mirándola fijamente, sin ninguna expresión facial - Él decía que sí a todo lo que dijera. Nunca me contradijo a nada...hasta que perdí el interés.

Ranko agacha la mirada hacia el cenicero ubicado en el centro de la mesa.

-Pareces triste... - opina Tendo después de un rato - No deberías. Pensé que Ryoga te gustaba, ¿No es por eso que estás aquí? Deberías estar contenta porque no siento nada por él.

-Él es un buen chico...-comienza diciendo, para luego enfrentarla mirándola a los ojos con tal sentimiento que provocó en ella un extraño escalofrío - Y me da pena que no lo hayas sabido valorar como se lo merece, eso es todo.

-Pensé que habías venido para saber cual era mi posición en la vida de Ryoga para que tú lo conquistes, ¿A qué viene todo esto entonces? - ríe entre dientes -¿Ves como tenía razón, Ranko? ...Ryoga te pidió que vinieras a recabar información. Pues bien, te repito lo que te dije antes cuando no me prestabas atención...- se inclina un poco sobre la mesa- No me interesa Ryoga en lo más mínimo. Dile que cuide de no volverme a llamar borracho, ni de chocar conmigo en la universidad. Dile que lo supere de una vez porque nosotros no volveremos...Nunca.


Ukyo se encuentra sentada en el sofá individual, inclinada hacia adelante y con sus manos entrelazadas entre sí.

Ryoga, un poco pálido, se encuentra apoyado en la pared con los brazos cruzados, y al igual que su amiga, con la mirada en un punto fijo sin saber muy bien cómo responder, siendo las palabras suplicas por silencios de lástima, una que Hibiki soporta apenas.

Ranma había relatado como por veinte minutos la reunión con Tendo Akane, intentando se lo más textual posible en la conversación que sostuvo con la chica. Pero quizás, ha juzgar por el semblante de su compañero, fue demasiado "textual".

Y es que, ¿cómo hacer que un idiota a cuyo primer amor sigue atado, por fin desista? ¿No es acaso mas sano que aferrarse a una ilusión marchita?

La claridad le parece ser negada a su buen amigo, casi tanto como la dignidad propia.

Debiera ser un crimen abusar del amor ajeno.

Cómo explicar que semejante sentimiento pudiera otorgarse así sin más, después de un tiempo viendo hacia otra persona...

Hasta que de pronto se descubre uno profundamente enamorado, a tal punto de que ni el mejor abogado puede defender lo contrario.

Detenerse a pensar en lo linda que es su sonrisa, en lo gracioso de sus gestos, en la simpatía con que se expresa, a tal punto de hallar a esa otra persona del todo perfecta, y aún si se filtrase por casualidad un defecto en la percepción del enamorado, éste bien podría disfrazarlo de virtud.

Porque Hibiki Ryoga , es un amante empedernido del amor. Y cree en él, así como cree en todo lo demás.

¿No es esto cruel? ...¿No es cruel el amor en sí? Exponiendo a su emisor del modo más peligroso; ¿No es acaso de ilusos dar, y esperar recibir más o por igual?

Amar se vuelve dolor cuando es respondido con ingratitud. Amar, es una daga clavada directo en el alma, cuando por idiota llegas a caer en aquella ilusión óptica del corazón.

...Y Hibiki Ryoga es la clara prueba de ello.

Ukyo es la primera en reaccionar. Esboza una triste sonrisa dirigiéndose a Ryoga.

-¿Ves? ...Te lo dije. Esa chica ya no piensa en ti.

El aludido expulsa el aire que había estado reteniendo desde que el oji-azul acabara de hablar.

Camina hasta el amplio sofá para sentarse junto a su amigo, y darle una palmada en el hombro en son de agradecimiento.

-Sé lo difícil que debió ser para ti vestirte de esa forma e ir hacia allá. Sé que odias tu maldición y aún así te utilicé para...- guarda silencio y quita la mano del hombro de su compañero, antes de levantarse enseñando un semblante ensombrecido -Quiero estar solo, lo siento. Nos vemos mañana, Ukyo. -y sin más, abandona a pasos lentos aunque firmes la sala, llevando su corazón a rastras.

Ranma y Ukyo se quedan viendo unos instantes, uno frente al otro. La pena que sienten por su compañero herido se trasluce en sus gestos afligidos.

-No debimos acceder a esto - comenta Ranma, sintiéndose culpable, en parte, por haberse rendido ante la insistencia del moreno.

-Yo pienso que era necesario, Ranma - responde la chica - Ryoga debe comprender de una vez por todas que él y esa chica no van a volver.

El chico se encoge de hombros, desviando la mirada imaginándose el dolor que debiera estar sintiendo el muchacho que acaba de irse.

-Además pudiste haber suavizado un poco las palabras - acota sonriendo de medio lado -Sigues siendo un locuaz muy torpe, Ranma.

-Puede ser, pero ¿Sabes? Aquella chica, Tendo, era muy extraña -arruga la nariz -No lo sé - cabecea, hace un buen rato que le da vueltas a esa reunión.

-Sí, lo es - asiente la chica al recordarla.

-Era... muy fría, Ukyo, es decir - se acomoda mejor en el sofá, pensando en los mejores términos para describirla - Era muy fría. Tú cuando acabaste tu relación con ese chico, Fuku, a las tres semanas todavía seguías sensible con el tema, pero ella parecía totalmente inmune al nombre de Ryoga. Sentí como si viviera en su propio mundo, como en una burbuja, y todo lo demás fuera sólo superficial.

-¡Vaya! - exclama sorprendida la castaña -¿Y desde cuando eres tan profundo para analizar a las personas? - bromea la chica, para luego enseriarse y agregar -Pero tienes razón, de hecho a mí me dio una impresión parecida cuando la conocí. Desde el principio supe que Akane no era para Ryoga.

-Ella me recordó a un robot - dijo Ranma, totalmente serio.

Ukyo asiente, dando la razón a su compañero.

Ambos guardan silencio unos segundos, la verdad, desde que la castaña se le confesara al muchacho hace algo más de un mes, el ambiente entre ambos al quedar solos es, por decir lo menos, bastante tenso cuando los temas se agotan.

-Esto...Yo...me voy, debo estudiar. Tengo examen pasado mañana y ... - no completa la frase, más se apura en buscar su cartera.

Ranma, maldiciendo su propia incapacidad por dominar la situación, asiente y corre a la puerta para abrírsela a la chica.

Sin embargo, pese a la tensión circundante, cuando la castaña llega hasta la puerta le dedica una mirada extraña junto a las siguientes palabras:

-No olvides que me gustas, Ranma - se sonroja furiosamente -Piensa... lo que te he dicho, por favor ¿Quieres? - para terminar le dedica una sonrisa de labios torcidos antes de marcharse.


Es un martes soleado y caluroso.

Akane corre apurada por los pasillos de su facultad. Estudia pedagogía y llega tarde a su primera clase de la mañana. Bastante tarde a decir verdad.

El derramar leche sobre su camisa favorita y enfrascarse irremediablemente en la tediosa labor consiguiente de buscar otra, le robó preciados minutos de su tiempo, convirtiendo el momento en que revisó el reloj cuando estuvo lista en un solo arrebato de nerviosismo y olvidada urgencia.

Este día parece ser, para la apurada joven, de aquellos en que nada resulta, en que todo parece ser un solo agujero negro que atrapa y absorbe en un azar de continuos infortunios.

Al doblar en una esquina choca con otro cuerpo. Mas grande, mas duro...y el impacto fue tal que la lleva de bruces al suelo.

-Auch...-se queja la mujercita de contextura atlética, incorporándose mientras se soba la nuca.

-Lo siento. No te vi - responde una voz masculina que ella reconoce al instante.

Enseguida la chica eleva el rostro y su mirada se enreda en otra de color similar.

Ryoga le sonríe enseñando su colmillo característico, mientras le tiende su mano para ayudarla a levantarse camuflando en su aire de benévolo indiscutible, la euforia que siente por habérsela topado.

"Este día no puede empezar mejor"; piensa el muchacho al chocar su tacto contra aquella mano suave y delicada que agarra la suya con una fuerza impensada.

-Gracias y, lo siento, ha sido mi culpa esta vez - se disculpa la chica en palabras rápidas, una atropellada oración que enseña su urgencia por seguir su camino...lo que, claro, el otro catalogaría -no sin cierta presunción- como 'nerviosismo'.

Achicando la mirada, aprovecha el buen hombre para incomodar un poco a la chica, sintiéndose repentinamente, con poder sobre ella.

-Sí, esta vez no he sido yo el que ha chocado contigo...

Akane tuerce los labios antes de decir:

-Claro. Ryoga, debo irme. Tengo clases y voy tarde -y al pasar por su lado, él la sujeta por el brazo y la devuelve de un movimiento al sitio que ocupaba delante suyo - ¿Sí? ¿tienes algo que decirme? - arruga el ceño, soltándose de su agarre y alejándose un par de pasos.

Puede percibir su rabia, su renuencia y el rechazo en su mirada, y esto lo descoloca, le caliente la sangre y le hiela el alma.

-¿Por qué?... -musita con voz dolorosa- Y-yo...

-No aquí - cabecea la chica, pasándose la mano por el cabello en un gesto de total frustración - Estoy ocupada.

-Pero...- insiste agarrándola por los hombros, pero ella se suelta de inmediato antes de fijar en él una mirada repleta de odio que le encoge el corazón.

Sin pensarlo demasiado, vacía lo que hay en su mente respecto al joven.

-¡Me molestas! ¿Qué no te das cuenta? Te estás convirtiendo en una verdaderamente molestia, Ryoga.

"Te estás convirtiendo en una verdadera molestia", "Te estás convirtiendo en una verdadera molestia", "Te estás convirtiendo en una verdadera molestia","Te estás convirtiendo en una verdadera molestia", "Te estás convirtiendo en una verdadera molestia".

Uno que otro estudiante se dirige a algún sitio sin prestarle demasiada atención al mortificado muchacho parado en mitad del pasillo, musitando una frase ininteligible.

Continuará...