Una pregunta… una respuesta: Victoria.

En la mansión hellsing.

Durante meses no se había presentado trabajo para Hellsing, no se había presentado rastro alguno de FREAKs ni gouls. Integra no comprendía lo que sucedía, supuestamente en Inglaterra, según los de la mesa redonda, el incremente de vampiros artificiales de mayor cantidad se presentaba en dicho lugar, pero… ¿por qué no había ningún avistamiento de ellos? Hacía dos meses que no había habido ningún ataque de vampiro ni nada por el estilo, ¿qué sucedía?

Mientras, en el subterráneo.

-Ah…-suspiró resignándose la pelirroja, al ver nuevamente frente a ella la sangre que tenía que beber todas las noches.-otra vez tú y yo…solos…-se decía al momento de tomar el paquetito de sangre entre sus manos, debatiéndose entre tomarla o no.

Sus ojos carmesí entristecieron repentinamente al abrir la bolsa y acercarla a su boca. Pronto recordó aquellos tiempos antes de convertirse en un ser incapaz de andar bajo la luz del sol… si, cuando aún podía dar largas caminatas mientras veía el amanecer, o tomar el sol en la playa. Cuando todavía vivía felizmente, y desconocía la existencia de vampiros, gouls y FREAKs… cuando aún no lo conocía a él…

Su rostro esbozó una sonrisa al pensar en su nombre, él era la única cosa que la mantenía más o menos feliz en esa institución, al menos se sentía acompañada.

-¿a qué se debe esa sonrisa, agente?-preguntó una voz que parecía resonar en toda la habitación.

-a-amoo, ¿qué sucede?-preguntó Victoria asustada al escuchar su voz, al momento de alejar la bolsa de sangre y colocarla de nuevo en la cubeta llena de hielo.

Pronto comenzó a dibujarse una sombra en la pared y de ella emergió Alucard.

Victoria se puso algo nerviosa al verlo en su cuarto y rápidamente se levantó de su asiento.

-¿necesita alguna cosa, amo?-preguntó la chica denotando cierto nerviosismo en su tono de voz y mirada.

El vampiro sólo sonrió y se dejó caer en la cama de su aprendiz. Se quitó el sombreo y a los pocos segundos los lentes. Victoria se sonrojó notablemente al verlo en su cama y al apreciar las facciones de su rostro.



-es aburrido estar encerrado aquí, no hemos tenido en que entretenernos, ¿no es así, agente?-comentó Alucard moviendo su cabeza para ver a Victoria.

-s-sí…-respondió la otra mirando en otra dirección.

-¿sucede algo agente?-preguntó notando el nerviosismo de la joven.

-no.-respondió mirándolo nuevamente, mientras disimulaba su evidente rubor.-…no sucede nada.

Su maestro rió sutilmente al ver lo linda que se veía su aprendiz con ese débil color rojo en sus mejillas.

-¿te incomoda mi presencia, agente?-preguntó mirándola directamente a los ojos, con ese tono medio seductor que lo caracterizaba.

Celas estaba a punto de responder, pero al fijarse en la mirada de su amo, comprendió que él lo decía en otro sentido.

-¿qué le hace pensar eso amo?-respondió con otra pregunta, mostrándose seria y eliminando aquel rubor que se había presentado en su rostro.

-me pareció que te molestaba que estuviese aquí.-respondió Alucard sonriendo como de costumbre.-en especial por que parecías sonro…

Pronto se abrió la puerta de la habitación y una voz que preguntaba por la chica.

-miss Celas, ¿ya se terminó su cena?-preguntó Walter entrando a la habitación. Al instante notó la presencia de Alucard y algo sorprendido y desconcertado se dirigió a él.

-Lord Alucard… creí que estaba en la oficina de lady Integra.-comentó con una gota de sudor deslizándose por su frente al verlo en el cuarto de Victoria y más aun en su cama.-pero parece que no.

-jo, no tenía muchas ganas de ir allá, a mi ama siempre la veo.-argumentó el vampiro cerrando los ojos momentáneamente para después abrirlos y mirar a Victoria.-hoy me tome la libertad de pasar un rato con la agente.

Aquel comentario hizo turbar a la joven.

-bien, en ese caso me retiró. Buenas noches Lord Alucard y miss Celas.-dijo despidiéndose de ambos y saliendo. Cerró la puerta y sonrió para sí al recordar la expresión de susto e incomodidad por parte de la chica.

Nuevamente se quedaron solos, aprendiz y maestro. Durante un rato hubo un silencio incomodo, pero fue interrumpido por…



-¿lo dijo en serio amo?-preguntó con temor la chica, pero con algo de emoción.

-¿qué cosa?-preguntó Alucard sonriendo, ignorando la pregunta.

-nada…-respondió Victoria mientras su mirada volvía ponerse triste.-no es que quiera correrlo amo, pero… me siento algo cansada.-dijo Victoria viéndolo mientras este jugaba con el control de la cama, haciendo subir y bajar la capucha.

-pues entonces acuéstate.-respondió Alucard sin siquiera moverse de su lugar y dejando de jugar con el control.- ¿qué esperas?-preguntó mirando hacia el techo.

Al escuchar la respuesta de su amo, se sonrojó aún más y todo su cuerpo comenzó a temblar.

-s-sí… pero no puedo.-dijo con la voz temblorosa, mientras todo su cuerpo se cubría por una película de sudor.-amo… usted esta en mi… cama.-murmuró sumamente apenada.

Pronto el vampiro comenzó a reír al verla en ese estado.

-agente...-mencionó levantándose y colocándose de nueva cuenta sus cosas.-no pensarás que creeré que estás cansada, ¿o sí?

-bueno, yo…-titubeó un poco al pensar en ello.-no estoy acostumbrada a que usted hable y pase tiempo conmigo, y mucho menos en mi habitación.-dijo recobrando su postura.

-entiendo…-reflexionó el vampiro con una gran sonrisa.-veo que aún no la has probado.-dijo mirando el paquete de sangre.- ¿aún no comprendes lo que significa para nosotros beber sangre?

-ah, sí, pero yo…

-¿pero qué?, ¿aún piensas que perderás tu humanidad por beberla?-comentó algo molesto.-creo que aún no has entendido que ya no eres un humano.

Victoria empuño sus manos y bajó la mirada.

-si lo entiendo, pero…

Alucard borró su sonrisa.

-entiende entonces que para seguir existiendo debes beberla.

-eso ya lo sé…-murmuró sin mirarlo.

-¿eres un vampiro o un humano?-preguntó seriamente su maestro.-respóndeme.



-yo… yo soy…-cerró fuertemente los ojos y respondió.-un vampiro.

-demuéstramelo.-dijo fríamente mientras tomaba asiento en la silla.-bébela.-ordenó mirando la sangre que se hallaba aun en la cubeta.

Victoria se sorprendió al ver a su maestro tan molesto por su actitud. Pero no lo culpaba, él sólo quería hacerla aceptar sus instintos de vampiro. Miró con cierto temor la sangre, tardó un poco en decidirse hasta que al final se decidió a tomar la bolsa. Observó el intenso color rojo que poseía el líquido y con algo de dificultad abrió el empaque. Hizo una mueca de disgusto al derramarse un poco del contenido en uno de sus guantes, que al contacto con esta se tiñeron levemente de rojo. Miró a Alucard durante unos segundos y poco después volvió su mirada al paquete. Respiró profundamente y llevó la boquilla de la bolsa a su boca. Sus labios sintieron la fría textura del plástico al principio y poco después sintió aquel sabor único, entre salado y dulce, una consistencia algo viscosa que se deslizaba por su garganta. A los pocos instantes retiró el paquetito de sus labios y con algo de esfuerzo se tragó el líquido restante que se hallaba en su boca.

Alucard sonrió satisfactoriamente. Había disfrutado aquella escena en la que su querida aprendiz se había armado de valor para beber un gran trago de su "vino".

-no fue tan malo.-comentó Alucard sonriendo placentero mientras dejaba ver sus blancos colmillos.-agente.

Victoria tardó en responder.

-…más tarde me tomare el resto.-anunció sin mirarlo y colocando la bolsita nuevamente en la cubeta llena de hielo.

El vampiro notó el enojo de la chica y sin pensarlo dos veces se levantó de su asiento y se le puso enfrente.

-¿acaso estás molesta?-preguntó mirándola de forma burlona.

Victoria lo miró fijamente y pronto agachó la cabeza.

-estaba muy fría.-dijo algo asqueada al sentir una pequeña gota carmesí en su labio inferior.-ah…-pronunció mientras comenzaba a palidecer un poco.

-por eso no hay que dejarla mucho tiempo dentro del balde.-aclaró Alucard caminando hacia una de las paredes.-sabe mucho mejor tibia.

-¿tibia?-preguntó sin comprender la joven ex-policía.- ¿a qué se refiere con eso?

-es verdad…-dijo Alucard deteniéndose.-jamás la has probado directamente de un humano.

Los ojos de Victoria se abrieron de forma exagerada al escucharlo.



-n-no.-respondió molesta Victoria.-y eso no pasará.

-pues entonces no te quejes.-replicó el vampiro con una sutil sonrisa.-hasta mañana por la noche, agente.

-¿se va tan pronto?-preguntó Victoria sin darse cuenta del tono que había empleado.

Aquella pregunta hizo voltear al vampiro.

-¿quieres que me quede?-preguntó sin lograr descifrar completamente el tono de voz de la joven.

Pronto Victoria reaccionó.

-ah, yo, quise decir que, si ya se iba, para que yo, yo me despidiera.-dijo nerviosa.

-sonó algo distinto.-dijo sonriendo con malicia.

-amo, no diga eso.-replicó la agente algo disgustada.

-es divertido hacerte enfadar, agente.-respondió su maestro sin borrar aquella sonrisa.

-pues a mí no me hace mucha gracia.-contestó cruzándose de brazos.-es bastante molesto.

-eso es lo divertido.-dijo antes de convertirse en una especie de sombra y atravesar la pared.

-adiós, amo.-murmuró con una dulce sonrisa Victoria. Al verse sola, sin nadie que la vigilara, rápidamente se quitó las botas y se tiró a la cama.

-¡ah!-suspiró alegremente.-ya me urgía recostarme.-dijo envolviéndose con la sabana.

Por un segundo se le ocurrió cambiarse de ropa, pero… ¿y qué tal que a su amo se le ocurriera volver nuevamente?, ¡qué vergüenza! No, definidamente se quedaba con el uniforme.

esto significa mientras tanto

-ama…-se escuchó en la oficina de Integra.

-Alucard.-nombró Integra mientras encendía su cigarrillo.-no esperaba que vinieras.

Pronto apareció en una de las esquinas de la habitación. Sus ojos rojos y su oscura cabellera eran delineados por la tenue luz de una lámpara.

-¿Qué deseas Alucard?-preguntó Integra sin prestarle mucha atención.



El vampiro sólo se limitó a sonreír.

-¿qué es lo gracioso?

-nada.-respondió acercándose a ella.-es extraño que no haya movimiento.

-sí. Tal parece que está apunto de suceder algo.-contestó Integra preocupada.

-será interesante.-comentó Alucard con una sonrisa perturbadora.

-hmm. Me enteré de que estabas ocupado con Victoria.-mencionó su ama con una sonrisa extraña.-Walter me dijo que estabas en su cuarto.

-"¿ocupado?".-dijo Alucard comprendiendo.-no lo creo.

-comienzo a creer que realmente te gusta morder a jovencitas para convertirlas en tus "amigas".-comentó Integra dejando salir una sonrisa maliciosa.

-ella decidió convertirse en vampiro.-recalcó como muchas otras veces.

-la has entrenado bien. Es una de las mejores. Debo felicitarte por eso pero…-Integra hizo una breve pausa y nuevamente volvió a poner aquel semblante serio.-… me parece que no es feliz aquí.-añadió mirándolo con frialdad.

-¿desde cuando importan los sentimientos de los "sirvientes"?-preguntó el otro con la misma expresión de siempre.

-Victoria es tu aprendiz…-dijo de forma fría.-debería preocuparte.

-¿y de que tengo que preocuparme?, ella es solo una simple sirvienta, es una… muñeca de trapo.-respondió sin darle la más mínima importancia a la Joven.

Integra guardó silencio y puso sus manos frente a su rostro.

-no te lo había preguntado pero…

-¿qué cosa?-preguntó el vampiro algo curioso.

-Alucard… desde que te liberé del calabozo, jamás he visto alguna otra emoción que no sea ansia por matar o enfado.-comentó la dueña de Hellsing pensando en lo próximo que diría.- ¿alguna vez tú…?... ¿has sentido alguna otra sensación?-preguntó desconfiada.

-los humanos y sus sentimientos… son tan confusos.-argumentó el vampiro dirigiendo su vista a uno de los cuadros que adornaban el cuarto.- ¿a que emoción se refiere ama?

Integra sonrió.



-¿te has enamorado?

Pronto, comenzó a reír.

-¿enamorarme?... en todas la épocas que he visto pasar, no ha había algo similar a eso.

-y en todas las épocas jamás habías convertido a nadie en tu aprendiz, ¿no es verdad?-nuevamente se volvió a recargar en el respaldo de su asiento y siguió con su interrogatorio.- ¿por qué a ella?, ¿por qué la convertiste en vampiro?-preguntó seriamente.-no me respondas que ella lo decidió, tú pudiste haberle negado la opción, ¿por qué accediste a convertirla?, ¿por qué?

Alucard se quedó callado.

-¿o es qué ni siquiera tú lo sabes?-preguntó desconfiando de su subordinado.

Él la miró con seriedad. Su ama tenía razón, pudo haberla matado, no era necesario convertirla, más sin embargo él lo había hecho, ¿por qué?, ella jamás se lo habría pedido, ¿Por qué le hizo esa propuesta? "¿quieres venir conmigo?"… aquellas palabras resonaron en su cabeza, fue él quien quiso hacerlo… ¿fue él?…sí… "¿quieres venir conmigo?", pero, ¿por qué?, ¿por qué?

-¿por qué Alucard?, respóndeme.-ordenó Integra seriamente.

Alucard la miró con seriedad para responder.

-porque ella lo decidió…

-espero que comprendas lo destructivo que puede ser para ti involucrarte sentimentalmente con alguien...-dijo la mujer acomodándose las gafas.- ¿lo entiendes?

El vampiro miró asombrado a su ama para luego recuperar su postura.

-¿involucrarme?-preguntó de forma juguetona.-eso es absurdo, nunca pensé que llegarías a hacerme preguntas tan ridículas, ama.

-Me parece perfecto que jamás hayas experimentado sentimientos absurdos, como tú los llamas, por nadie. Sólo espero que sigas así, de lo contrario ya no me servirás…, no vuelvas a hablar con Victoria a solas. A pesar de que seas vampiro, ante todo, eres "hombre".-aquella palabra hizo molestar al sujeto de gabardina roja.- Será tu aprendiz y tú su amo, pero si pasas mucho tiempo a su lado puede que comiences a verla de forma distinta,-hizo una breve pausa y viéndolo de forma poco confiable siguió.- a menos que ya la veas así y no te des cuenta… Alucard.

-qué cosas dice.-respondió molesto. ¿Cómo podía pensar eso su ama?, él jamás se fijaría en Victoria, nunca… nunca… ¿verdad?-buenas noches, ama.-se despidió apretando la quijada.



-piensa en lo que te dije.-murmuró Integra mirándolo con seriedad.

-no… será necesario.-recalcó indignado.

Hellsing, su trabajo siempre será la aniquilación total de los vampiros, erradicarlos por completo… pero hay ciertas cosas, que se salen de las manos de dicha institución… seres, que son algo más que simples… vampiros…

Un castillo… una silueta se logra ver en la inmensa oscuridad de un calabozo…. …Alguien atado con cadenas… han pasado miles de años desde que fue sellado… pero pronto… las ataduras comienzan a debilitarse… y… el prisionero es…. ¡libre!

Comienza a caminar y sale a la superficie…su figura es delineada por la luz de la luna, su oscura cabellera empieza a volverse castaña y su mirada ambarina se torna dorada. Se detiene frente a su palacio en ruinas y justo en ese instante siente un sutil aroma… el perfume de su amada… después de tanto tiempo, y ella ha vuelto a nacer. Sonríe al sentir su presencia, a pesar de estar a miles de kilómetros de ella. Miró en dirección de donde proviene su dulce perfume y comienza a llamarla por su nombre, suavemente, de forma delicada… y pronto entra en sus sueños…

-…Victoria…

-¿Quién me llama?

-…Victoria…

-¿quién eres?

-ven a mí…

-¿quién eres?

-Victoria… ven…

-¿quién eres?

-ven… sigue mi voz…

-no te veo… ¿quién eres?

-sigue mi voz… estoy cerca…

-¿en dónde?, no te veo…



-sólo sigue… mi… voz…

-¿en dónde?... no te veo…

-justo… aquí.

Todo comienza a ser más claro, la oscuridad comienza a desvanecerse y frente a ella, hay alguien que le sonríe misteriosamente… ¿quién es?

Pronto la oscuridad se disipa y Victoria puede ver con claridad a quien la había llamado con tanta insistencia. Un hombre de cabello castaño, de mirada seductora de color dorada, la miraba completamente sumergido en ella. Tenía que admitirlo, era muy atractivo, y tenía algo que la incitaba a caminar hacia él. Quedó completamente hipnotizada y pronto los brazos de aquel misterioso hombre rodearon su cuerpo. Su boca comenzó a acercarse lentamente a la de ella, y cuando estaba a punto de tocar sus labios, la voz de alguien conocido para ella la hizo despertar…su nombre fue pronunciado por alguien más…

-¡¿amo?!-exclamó levantándose de golpe. Al despertar pudo apreciar que se encontraba sola, no había absolutamente nadie en su habitación… estaba sola.-qué extraño sueño.-se dijo la pelirroja tallándose los ojos.-pero, ya es muy tarde.-exclamó asustada al ver el reloj.-tengo que ir a practicar… ¡rayos!

Con algo de dificultad se puso las botas y sin prestarle mucha atención a sus medias, no se dio cuenta de que una de ellas había quedado abajo, mostrando la tersa piel de la chica. Sin darse tiempo si quiera de peinarse salió a toda prisa de la habitación y corriendo por los pasillos de forma acelerada subió las escaleras del subterráneo.

-ya se me hizo tarde…jamás me había pasado.-pensaba la joven mientras se peinaba con los dedos.- ¿cómo pude dormir tanto tiempo?-se preguntaba para sus adentros al recordar lo tarde que era.

Se detuvo para respirar profundamente al estar frente a la puerta que daba a la sala de práctica. Se acomodó un poco el uniforme y sin aun percatarse de su media, entró.

-muy bien, Victoria… llegas tarde, y todos te miran…-murmuró para sí viendo discretamente como todas las miradas se posaban en ella.

Se dirigió al armario en donde guardaban las armas y tomó como de costumbre el mismo rifle para practicar tiro.

Trataba de no prestar mucha atención a algunos comentarios que hacían entre si los integrantes de su escuadrón, pero no podía evitarlo, no comprendía muy bien a lo que se referían.

-¿ya la viste?



-cielos…

-…jo, ¿será que tiene calor?

-…oh, por dios…

-mírala nada más…

Los murmullos de los soldados comenzaron a incomodar a Victoria. ¿Qué les causaba tanto asombro?, ¿qué tenía de malo ella? no soportó más y decidida a preguntar qué sucedía, su respuesta llegó. Uno de los tipos presentes la miró con morbo y de forma seductora bajó su mirada hasta las piernas de la joven. Pronto, Victoria se miró y pudo contemplar lo que había causado tanto alboroto, no lo pudo evitar y al instante se sonrojó al pensar en las cosas que pudieron haber dicho de ella. Rápidamente se inclinó y de un solo movimiento se acomodó la prenda. Levantó la mirada y miró fríamente a todos los presentes, le causaba coraje pensar que todos ellos después de haber visto lo que le pasaba, no le hubiesen dicho nada.

-¿qué es lo que están viendo?-preguntó molesta la pelirroja mientras se ponía nuevamente de pie y tomaba el rifle para comenzar a practicar.

significa tiempo después (hrs o minutos)

-Victoria.-la voz de uno de los jóvenes llamaba a la chica.

Esta se volteó hacia él después de haber practicado arduamente como el resto y devolvió su arma nuevamente al armario.

-¿qué?-preguntó de mala gana, aún molesta por lo sucedido.

El joven se detuvo al escucharla de esa manera, pero luego sonrió comprendiendo su enfado.

-perdón Victoria. No te enojes, recuerda que así es la… naturaleza.-dijo en tono juguetón.-los hombres, son hombres.

Aquella frase la hizo tranquilizarse un poco.

-así parece…

-¿qué piensas hacer hoy?-preguntó viéndola directamente a los ojos.

-¿por qué?-preguntó inocentemente, olvidando el incidente.

El otro adquiriendo una pose conquistadora le dijo.



-supongo, que no tienes nada que hacer, ¿no es así?

-pues…-hizo una breve pausa y pensó en si tenía algún compromiso con hellsing o con su maestro.-de hecho, no.-terminó respondiendo.

-bien.-articuló el joven.-no quiero ser atrevido, pero… bueno Victoria…

-¿qué sucede?-preguntó ya sospechando lo que planeaba.

-ambos llevamos mucho de conocernos, y yo pensé que, tú sabes…-se detuvo por un instante para tomar aire y continuó.- ¿qué te parece si salimos esta noche?

La propuesta no le hizo mucha gracia a la joven, se sintió un poco desconfiada con respecto al tipo, no sabía que contestarle. El otro, al notar su incertidumbre se adelantó a decir.

-como amigos, claro. No vayas a creer otra cosa.-"aclaró" con una sonrisa nerviosa.

Al ver de esa forma la invitación, la chica de ojos carmesí aceptó.

-de acuerdo.-asintió con una sonrisa inocente.

-¿te parece dentro de media hora?, digo, para que te de tiempo de cambiarte.-dijo algo acalorado al ver que había conseguido una cita con la joven agente.

-bien.-dijo dándose la media vuelta, disponiéndose salir del lugar.

-te espero al pie de la escalera.-añadió viéndola de forma coqueta.

Una vez vestida de civil, se dio algunos retoques, se puso un poco de brillo en los labios y algo de loción en el cuerpo. Se encontraba un poco nerviosa, no sabía si debía ir vestida de esa forma o cambiarse. Traía puesta una falda tipo escocesa, un par de botas negras con tacón de aguja y una blusa de tirantes negra, con unos toques de brillantina, se veía completamente preciosa, al igual que atractiva, sobra decir que el delineado de sus ajos, hacía juego con todo lo demás.

Al salir de su habitación se encontró con Walter, el cual no dudó ni por un segundo en preguntar a donde iba.

-¿piensa salir, miss Celas?

La pelirroja respondió con un leve rubor.

-sí… me invitó a salir un compañero de trabajo.-dijo algo nerviosa.



El mayordomo sonrió placentero.

-veo que por fin se dan cuenta de lo hermosa que es usted, miss Celas.

-claro que no.-intervino apenada.-sólo me invito como amiga, nada más.

-¿y quién es el afortunado?-preguntó ansioso.

-es Rick.-contestó mientras pensaba en lo apuesto que era.

-¿sucede algo, Lord Alucard?-preguntó Walter caminando hacia el vampiro que se encontraba sentado en la pequeña sala de estar del subterráneo.

-nada, Walter.-respondió recordando de mala gana la charla de la noche anterior con Integra.

El mayordomo sonrió suponiendo.

-¿qué le dijo Lady Integra?-preguntó tomando un trapo para limpiar la mesa.-he de suponer que está molesto por algo que mi Sra. haya dicho, ¿no es verdad?

Alucard lo miró sonriente, y pronto subió los pies a la mesa recién limpiada.

-eso es asunto mío.

-comprendo.-asintió resignado al ver como las botas del vampiro dejaban una que otra huella de polvo.-es una noche muy linda, ¿no cree?

-sí…

-¿no piensa salir a tomar aire fresco?-preguntó Walter acomodándose los guantes.

-¿no tienes otra cosa que hacer, Walter?-preguntó a manera de insulto.

El otro sólo sonrió, y notando el disgusto del vampiro, siguió.

-oh, no se moleste. Pensé que al igual que miss Celas usted también saldría a disfrutar la noche.-dijo con una sonrisa maliciosa.

-¿la agente?, ¿salir?... no lo creo… al menos no esta noche.-replicó sonriendo de forma burlona.

-oh.-exclamó fingiendo sorpresa.- ¿acaso no lo sabe?



-¿saber qué?-preguntó con el mismo tono de siempre.

-la Srta. Victoria tiene una cita.-respondió esperando la reacción del subordinado de Hellsing.-con uno de los soldados. Realmente hacen bonita pareja.

Decir que una cubeta de agua fría le cayó encima al vampiro fue poco.

-¿una… cita?-preguntó con una sonrisa menos brillante, la cual reflejaba desprecio y disgusto, por la persona que acompañaba a su aprendiz.

-sí. Me alegro por ella, ya era hora de que alguien se tomara un poco de tiempo en la institución para apreciar la evidente belleza de miss Celas.-comentó en tono paternal.

-¿con un… soldado?-se dijo haciendo una mueca de disgusto, aún en shock por la noticia. ¿Pero cómo?, ¡¿un soldado?! ¡Un soldado no era para ella!, Victoria era demasiado hermosa como para un simple humano, ella debía estar con alguien de su clase, alguien como, como…

-¿acaso no está feliz por miss Celas?-preguntó sonriente, percatándose del evidente disgusto del vampiro.

-¿feliz?, ella es un vampiro… tiene clase, y él sólo un simple humano.-dijo de forma "extraña", mientras sus manos se convertían en puños, llenos de ansias por golpear al tipo que estaba con Victoria.

-¿y con quien pretenda que salga?, ¿con un vampiro?-preguntó a Alucard, el otro asintió con la cabeza sin siquiera mirarlo.-en lo que a mi respecta, usted es el único vampiro que ella conoce, y dudo mucho que quiera ser algo más que su maestro, ¿o no?-dijo acomodándose su monóculo.

Alucard se levantó de golpe y salió furioso de la habitación. No podía evitarlo, era muy extraño para él. Nunca antes se había sentido así, ¿qué era esa extraña sensación?...

-¿A dónde va Lord Alucard?-preguntó sorprendido al ver la reacción de este.

-a tomar aire… y tal vez la sangre de algún… soldado idiota.-murmuró de último sumamente molesto. ¿Quién se creía ese tipo para invitar a salir a "su" aprendiz?, ¿eh?, ¿quién?

Pronto Walter se quedó solo. Sonrió satisfactoriamente al ver el "extraño comportamiento" del esclavo de hellsing.

-no puedo creer que aún no lo admita…-comentó para sí decepcionado, suspirando levemente mientras dejaba escapar una sutil sonrisa.-deberé esforzarme más para lograrlo, ya falta poco.



Mientras tanto.

-¿y a dónde te gustaría ir?-preguntó nervioso el joven mientras intentaba abrazar a la pelirroja de ojos carmesí.

-no lo sé…-respondió desganada la chica sin darse cuenta de las intenciones del soldado.-en mi condición, no creo que sea buena idea ir a cenar.-añadió desanimada.

Las calles de Londres estaban solitarias, había uno que otro restaurante abierto, y unos cuantos salones que podían a preciarse a lo lejos.

La joven sargento se detuvo para mirar a los alrededores en busca de alguna fuente de entretenimiento, colocó sus manos en su cintura y sin darse cuenta adquirió una pose sexy.

-ahh, no se me ocurre a donde ir… creo que comienzo a volverme aburrida…-comentó cruzándose de brazos, debido a una corriente de aire frío que comenzaba a apoderarse de las calles. Evidentemente parecía que iba a llover.-…creo que se arruina la noche.-dijo con un tono algo tembloroso.

-toma.-sugirió Rick quitándose su chamarra de forma caballerosa. Aquello era claramente galantería, con el fin de conseguir conquistar a la agente.

Victoria se sonrojó un poco, nadie nunca antes había sido tan atento con ella.

-gracias…-dijo casi en un murmullo, mientras el sujeto le colocaba delicadamente la aprenda.-no era necesario.

-por su puesto que sí.-respondió acercándose cada vez más a ella. Cuando sus bocas estuvieron a punto de tocarse sucedió algo.

-agente.-resonó en su mente.- ¿qué estás haciendo?

-¿amo?-murmuró débilmente alejándose del tipo.

-¿sucede algo?-preguntó sin entender la reacción de la pelirroja.

-no, no pasa nada.-respondió nerviosa.- ¿qué te parece si entramos ahí?-sugirió señalando un antro.

-me parece bien.-contestó el soldado tomándola del brazo de forma seductora.-eres muy divertida, Victoria.

-agente, ¿qué se supone que estás haciendo?-la voz de Alucard volvió a sonar dentro de su cabeza.-respóndeme.-ordenó molesto.



-es solo que…-murmuró la joven ex-policía cuidando que su acompañante no la escuchara.-yo…

-¿piensas involucrarte con él?-le dijo el vampiro en un tono desagradable.

-¡n-no!... ¡c-claro que no!-titubeó un poco al escuchar la pregunta de su maestro.

-¿de que estás hablando?-preguntó desconcertado al ver el comportamiento de la chica.- ¿qué te pasa?

-¿y entonces?, ¿por qué estuviste a punto de…besarlo?

-no pasa nada, es sólo que recordé algo que me tiene un poco disgustada, perdón por asustarte.-dijo convenciendo a Rick.-eso… fue sólo un descuido…-murmuró apenada volviendo a la conversación con su amo.

-bien, entremos.-anunció el joven tomando a la agente de la mano para entrar al antro.

En los jardines de la mansión de Hellsing, a la sombra de un árbol…

-¿un descuido?-preguntó empuñando las manos y apretando los dientes lleno de furia.- ¿a eso le llamas un descuido?, ¿y qué será un error?

-¡amo!, no sucederá nada de lo que piensa… él sólo es un amigo...-replicó nerviosa.

-¿acaso no lo entiendes agente?-dijo quitándose las gafas de manera brusca.-has dejado de ser humano…

-…eso ya lo sé…-respondió tristemente.

-¿y entonces que haces con uno de ellos?... yo sirvo a mi ama, por razones que no comprenderías, pero eso no significa que me simpaticen los humanos.-añadió fríamente.

-lo siento…-se disculpó con aquel tono triste pero dulce, que solía caracterizarla, y la hacía ver tan linda.

El vampiro tomó aire y continuó.

-eso espero, agente.-dijo de último para cortar la comunicación entre ellos dos.

En el antro…

-¿Qué sucede, victoria?-preguntó preocupado.- ¿no te sientes bien?

Celas sonrió débilmente y asintió con la cabeza.



-discúlpame por arruinar la salida...-dijo muy apenada, mientras recordaba las palabras de su amo.-por alguna razón siento que lo mejor será que regresemos, perdón.

-no hay problema.-respondió sonriendo dulcemente.-me conformó con haber pasado un rato a tu lado, no pido más.-dijo mirándola galantemente.

-esto…-articuló sumamente ruborizada.

-bien, aquí estamos.-dijo dejando a Victoria a la entrada de la mansión.-supongo que nos veremos mañana por la tarde, para practicar.-añadió mirándola fijamente.

-sí.-dijo sonriendo nerviosamente, y justo después de eso Rick se despidió de una forma muy romántica. Tomó la mano de la joven e inclinándose hacía ella le beso la mano, como si fuese su dama y él su caballero.

-¡es un imbécil!-gritó furioso Alucard destruyendo de un solo puñetazo la mesa de estar que solía utilizar, mientras estaba en el subterráneo.

Justo en ese instante Walter entró, lo miró asombrado y algo extrañado.

-¿le sucede algo Lord Alucard?-preguntó asustado al verlo en el estado en el que se encontraba.

-¿cómo…?-se preguntaba lleno de furia.- ¿cómo se atreve?

No resistía más, tenía que arreglárselas con ese tipo, nadie le ponía una mano encima a Victoria sin su autorización, el era su amo.

Pronto Walter comprendió lo que sucedía.

-¿es miss Celas acaso?-preguntó sonriente. Al escuchar aquella frase, Alucard reaccionó.

-por su puesto que no, sólo practicaba.-dijo recuperando su postura.- ¿no me digas que piensas lo mismo que mi ama?-preguntó sonriente pero ligeramente molesto.

Walter asintió con una sutil sonrisa.

-debo admitir que sí, pero yo no lo dudo.-respondió cambiando su semblante por uno serio.

-no digas tonterías.-contestó Alucard viéndolo con desprecio.



-no lo son, y usted lo sabe.-replicó el mayordomo manteniendo su distancia.-tal vez con el tiempo lo admita.

-¡deja de decir estupideces!-exclamó enfadado el vampiro al escucharlo.-en años jamás me había sucedido, ¿y tú crees que ahora será diferente?-complementó sonriendo de forma burlona.-Victoria es una simple sirvienta.

Walter lo vio fríamente.

-patético…

-¿eh?-pronunció sin comprender.

- su comportamiento lo es. Decir que miss Celas es eso es patético, ella es sumamente preciosa y adorable. Realmente me decepciona su comportamiento tan inmaduro lord Alucard, después de tanto tiempo que lleva con vida y aún no comprende.-dijo indignado el mayordomo, dando la media vuelta para dejarlo solo.

-¿inmaduro?-se preguntó para sí el vampiro, caminando por los pasillos de subterráneo. Al darse cuenta terminó frente a la puerta de su aprendiz.- ¿qué sucede conmigo?-se preguntó sin comprender lo que le pasaba en esos momentos al recordar la imagen de su joven sirvienta.-Victoria…-murmuró sin comprender.