Ellle: bueno, esto es un pequeño, pequeñisimo ONESHOT dedicado a todas aquellas que pensaron que mi historia INTERRUPTUS quedó corta (cosa que yo también pienso pero no hay argumento para más ahí), mientras que no llega (en unos días, tengo el primer cap a medias) el nuevo relato largo (y con argumento y todo)
Disfrutadlo.
La cosa mas dulce
Hacía demasiado calor aquella mañana.
Echó las sabanas a un lado a patadas y acto seguido se arrepintió ya que el súbito cansancio del gesto brusco se sumó a su desgastado estado.
Un mechón de cabello negro le caía sobre los ojos; sopló tratando de apartarlo ahorrándose separar los brazos del colchón.
-Menuda estampa, madre mía- el rubio se apoyaba en la puerta, rastas envueltas en una toalla- si tus fans te vieran con ese gran glamour natural que tienes por las mañanas no volvías a follar en toda tu maldita vida.
Se frotó os ojos, aun sin incorporarse mirando fijamente sus dedos manchados de maquillaje negro después.
-Tengo resaca- murmuró con voz ronca y pastosa.
-Y yo también y no por eso parece que acaben de sacarme del cubo de la basura- se desenredó la toalla de entre su pelo y le dio un golpe seco en el estomago con ella al menor que se revolvió con un quejido insultando al guitarra.-¿Hacemos algo hoy?
-Estoy medio muerto, ten compasión- Tom se sentó en la cama junto a él reservándose una sonrisa.
-Si eres mal bebedor es tu problema- se aferró al estomago del moreno tratando de que se incorporara a base de cosquillas.
Bill se debatió entre carcajadas tratando de quitárselo de encima desesperadamente con gritos y patadas. A final lo logró de un empujón mandando a su gemelo casi a los pies de la cama presa también de un ataque de risa.
-Joder, peso ocho quilos menos que tú es normal que tu aguantes más, imbécil- y pateó, primero al cojín contra su hermano y después a su hermano de la cama.
-No me insultes o me enfadaré- lo cogió de los tobillos para evitar nuevos golpes y le miró fijamente a los ojos corridos de maquillaje negro.
-No me hagas cosquillas- se puso de morros el cantante sintiendo como su dolor de cabeza crecía por culpa de las estupideces de su hermano.
-Si vieras lo mono que estás ahora mismo- le cogió el rostro entre las manos tratando de que aquella dulce extensión de su cuerpo le mirara de nuevo- vamos ven aquí.
-Ya estoy bastante cerca- respondió el otro, deseoso de dejarse caer entre los brazos del mayor pero resuelto a no ponérselo tan fácil.
- Solo es bastante cerca cuando la distancia es cero- lo tomó suavemente de las muñecas y tiró hacia él sintiendo como Bill remoloneaba un instante para después apoyarse contra su pecho convertido en el ovillo humano mas adorable sobre la tierra- cuando te tengo así.
-Me duele mas la cabeza ahora- tomó los dedos del rubio entre las manos y apretó las puntas contra sus labios una y otra vez- por tu culpa.
Tom profirió un leve gruñido. Su piel era demasiado áspera, demasiado insensible...demasiados años apretando las cuerdas de su guitarra como para poder sentir los preciados besos de su hermano.
Le levantó el rostro para acariciárselo con la punta de su nariz, hasta encontrar a suya.
-Lo siento…pero tú también eres un buen dolor de cabeza para mi a veces.-
-No lo dices en serio- el menor acariciaba sus rastas húmedas esperando un beso que el guitarra parecía estarse divirtiendo al negarle.- Soy tu mitad…
-Mi mitad cabezota y egoísta
-No te burles de mi cuando estoy enfermo.- le besó entonces en la mejilla, deseando más, buscando llamar su atención, buscando un instante de flaqueza en su hermano que le permitiera llegar a él totalmente, algo que casi nunca conseguía.
El mayor cerró los ojos bajo el embrujo de aquel cosquilleo, bajo la sensación de verse rodeado por los brazos de su hermano sintiendo un beso tras otro, cada vez mas húmedos y cercanos a su oreja.
-No pares- murmuró inclinando la cabeza, dejando su cuello al descubierto como regalo para el cantante. Porque sabía que e encantaba; tanto como a él.
-Estas bajo mi control absoluto- se lo susurró en la oreja como lo habría hecho el mejor hipnotizador del mundo haciéndole reír y asentir un par de veces.
-¿Sabes que te quiero mucho, me pequeña bola resacosa?
Le besó al fin de la forma más suave que le permitieron sus ansias de devorarle como si se tratara de la mismísima caperucita roja.
Y así pasaron un rato, hasta que los labios dolieron, y un rato mas hasta que se quedaron sin aire.
-¿A dónde querías ir hoy?- con aquella frase el rubio salió de su ensoñación, pasando suavemente a mano por el muslo de su gemelo.
-Ahora a ningún sitio…quedémonos aquí todo el día.
-Cierra la puerta y atráncala con algo anda- Bill ni siquiera se planteó el discutirle- no queremos que mamá vuelva de improviso y sufra un ataque.
Sin decir nada más, Tom le bajó de su regazo y fue a emprender la dura batalla contra la puerta mientras el cantante trataba de acicalarse aceleradamente aprovechando el momento de distracción, pasando la camiseta por su cara para que se llevara todo el maquillaje, maldiciéndose por haberse pintado aún sabiendo que iba a una fiesta a beber y probablemente acabaría lo bastante borracho como para recordar que siquiera existían las cremas desmaquilladoras.
Al volverse el guitarra con un gesto de orgullo por haber logrado que la puerta no se moviera de sitio le miró un instante con los ojos como platos y comenzó a reir.
-¿Qué? ¿estoy peor?- el mayor era incapaz de hablar, y casi de respirar. Solo acertó a hacerle un gesto que dejaba bien claro que ahora toda la pintura estaba irremediablemente corrida.- maldición…-Escondió la cara entre sus manos rojo de vergüenza, con las risas del rubio resonando por la habitación- te odio…no…no me mires- y mas risas, y el mayor que ya yacía doblado en el suelo apunto de ahogarse mientras el moreno se defendía inútilmente.
Y al final no pudo más. Y la risa de su hermano se contagió. Y le vio allí, en el suelo, con sus pantalones 5 tallas más grandes riendo como un niño que juega a ponerse la ropa de su padre. Con las rastas caídas sobre la cara roja.
Le susurró un "ven" cuando se hubo calmado y él fue. Sonriente, dulce, cálido y seductor. Lo estrechó entre sus brazos dejando que su cuerpo cayera hacia atrás, para que nadie se lo quitara. Los dos sobre el colchón.
Él, Bill la mitad cabezota y egoísta, y su hermano Tom la cosa más dulce del mundo entero.
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